De vez en cuando no está de más ventilar. Encender las luces de la sala y poner alguna melodía. Este verano no va a ser menos y quien pase por aquí no se va a librar de la macedonia musical de costumbre. Para los no avisados se recuerda que aquí no se van a escuchar bandas sonoras inolvidables, ni overturas clásicas, ni a divos/as de la canción, ni clásicos del soul ni del jazz. Al contrario, una vez más se va a bucear en los posibles nuevos talentos, caso de que lo sean, y en gente poco conocida que merece el rescate. El repaso servirá para ver si la música está medio muerta o en plena forma. Es ya conocido que por aquí no suelen aparecer los más reputados. Aunque si es cierto que dos pequeñas excepciones va a ver. El programa vendrá integrado por un caso de indignación que hará las veces de preludio y por un grupo de mujeres de ahora mismo, las cuales van a estar arropadas al comienzo y al final por dos caballeros, estos sí más conocidos y que no aparecen por casualidad.
Preludio: La soberana indignación. Mal empezamos. Esta apertura surge por razones que en realidad están casi fuera de lo musical. La culpa la tiene uno por tener televisión, por verla, por hacer zapping, y por toparse con ciertos programas de cuyo nombre mejor no acordarse. El caso es que en uno de ellos se trata el presunto caso de la cantante María Villalón. Tras conocer cierto éxito y triunfar entre el público más joven, según el programa acaban de descubrir un super scoop. Debido a que ya no se venden discos y la crisis aprieta, dicen haberla pillado trabajando en una hamburguesería. Parece ser que a estas alturas, la amoral desvergüenza televisiva dictamina que trabajar ya no dignifica sino que penaliza. Y con todo descaro lo cuentan como si fuese un grave delito. Abochornan especialmente los tintes clasistas, pues no dejan de repetir lo del burguer como si fuese una bajeza moral. Este ejemplo retrata no solo a una televisión putrefacta, sino que ejemplifica los síntomas graves de una sociedad enferma. María Villalón, muy digna, al parecer ha explicado lo que no necesita ni ser razonado: Que se considera una persona afortunada de tener trabajo en un país con más de cinco millones de parados y subiendo. Su honestidad está fuera de toda duda y nos obliga a mirarnos como sociedad a un espejo que arroja sombras tenebrosas. Para colmo al tratarla de juguete roto mienten, pues está grabando ahora mismo su segundo trabajo. Mejor olvidar episodios bochornosos, desear lo mejor a la cantante y quedarse simplemente con la música. Para combatir el sofocante calor dejo uno de sus temas que llama a la lluvia reparadora.
Como escoltas del grupo de chicas que prometen van a figurar dos artistas que es hora de colocar en su justo lugar. Uno abrirá y el otro cerrará el repaso. No importa provocar cierta polémica, pero tras haber escuchado mucho al padre y al hijo me encuentro en condiciones de afirmar sin problemas que Jakob Dylan nada tiene que envidiar musicalmente al señor Zimmerman, salvo su mítica. Tanto con “The Wallflowers” como posteriormente en solitario ha desarrollado una carrera muy notable. La cuestión es si estamos ante un escaneado de Bob Dylan o no. Sus discos se expresan por si mismos. Y aunque no puede negar sus orígenes, posee una personalidad que siempre le será negada precisamente por venir de donde viene. En la sorda batalla del hombre frente a la leyenda, hoy vamos a quedarnos con el hombre. Como muestra uno de sus temas en solitario.
Si todo el mundo sonríe y se está quieto Lisa Mitchell les saca una bonita foto nada más comenzar el vídeo entre pino y pino. Esta australiana afincada en el Reino Unido practica un estilo embriagador, naif, que invita al coro y al arrullo compartido. De formas muy suaves e indies que acaban conquistando. El tema que dejo, ideal para una acampada la define perfectamente.
¿Quien dijo que
De visita por el campo más asilvestrado, natural, espontáneo y autentico. Gabrielle Aplin es una de las muestras más radicalmente frescas del último panorama guitarra en mano. Uno de los géneros más complejos pero que cuando va unido al talento arroja resultados arrolladores. Lo mejor, que acaba de empezar y tiene toda una carrera por delante.
Ingrid Michaelson se situa en el campo aparentemente más comercial de la última hornada de chicas al volante. Sus temas contagiosos para todos los públicos tienen no obstante esa pequeña magia que les permite crecer y crecer conforme avanzan hasta pegarse al oido. Para tener en cuenta y no abandonar en las primeras notas.
Entramos en la zona potente. Si hay una heredera directa de los más grandes que lo intenta contra viento y marea invocando la pureza esa es Jesse Sykes. Brutal, áspera y sincera. Su música con sabor a ron puro de muchos grados no admite convencionalismos. Su apuesta no es fácil.Trasladar al oyente a los setenta más genuinos y a los garitos de madrugada , a los lugares en los que se destilaba el soul genuino. Janis Joplin estaría encantada de oírla. Al menos el intento de buscar las raices está ahí. No creo necesario añadir más. Autenticidad y kilates en estado puro y aun por explotar.
Otra virtuosa en varios apartados que merece ocupar lugares de honor es Regina Spektor. Compositora nata y singular resulta mucho mejor en vivo, como es el caso. Ahí se la puede ver desarrollar todo su potencial barroco y onírico. Seductor en todo caso.Musica de gran altura. La implosión al abrigo del piano.
Tras tanta fémina llamando a las puertas, dijimos que cerraría el baile otro caballero. Como sucede con todo tipo de etiquetas, en mi opinión dentro del moderno rock americano los títulos se adjudican muy a la ligera. Con todo respeto, nunca he creído que el boss sea realmente el boss. Me quedo con Eddie Vedder sin dudarlo un instante, aunque se que es una cuestión subjetiva. Un tipo tranquilo que no practica la iconografía de algunos mitos del grunge, y que no tiene inconveniente en citar a otro clásico y sacarse de la manga una versión perfecta para cerrar el repaso veraniego. Un tema glorioso e intemporal. Con estas notas se aprovecha para desear lo mejor del verano a todo el mundo. Y como decía muy habilmente el otro poeta guitarra en mano, nos vemos en los bares, o mejor aplicado al caso que nos ocupa, camino de las rutas salvajes.