Enemigo de la guerra y
su reverso la medalla. Asi lo cuenta y asi lo canta Luis Eduardo Aute en su elegía
a la belleza. Pues bien tomemos la estrofa. Enemigo de las listas y su reverso
las clamorosas injusticias vamos por una vez a saltarnos nuestras propias
reglas. Y navegando contra la propia costumbre vamos a intentar elegir las
(mis) cinco canciones del año, como si el asunto fuese fàcil. Por supuesto, los
temas se amontonan y llegan en avalancha. La tarea pronto se antoja tan
seductora como imposible. En mitad de una autentica marejada musical, pronto me
doy cuenta de que hay que acotar de alguna manera. Lo primero que se me ocurre
es borrar de un plumazo todos los clàsicos. Aun asì el montòn de notas sueltas
danzando dispersas es enorme.
Para no caer en un
absurdo sinsentido, descartando y encartando temas en un bucle sin fín, he
optado finalmente por una solucion sencilla y aparentemente infalible. Colocar
por orden los discos que màs he escuchado a lo largo del ultimo año y elegir un
tema de cada uno de ellos. Muchos se
han quedado fuera en una dura pugna en la que, debo admitirlo, he cambiado
varias veces de opinión y de opción.
No voy a ocultar que
una vez se entra en semejante delirio, el proceso tiene un extraño atractivo no
exento de componentes adictivos. Tampoco voy a ocultar que he terminado
haciendo trampas al solitario, de modo que al final han sido seis los temas
escogidos y no cinco. El experimento tendrá su gracia sobre todo con vistas al
futuro. Y servirà como termómetro y testimonio de lo que uno escuchaba allà por
el año 2014. Vamos pues con el top five, que en realidad es un top seis. Y que
mucho me temo tiene muy poco de top.
El primer tema ni siquiera es de este año. Pertenece a un
disco, “Egyptology” de World Party que daba por perdido y que apareció dónde
menos lo esperaba. Razón por la que ha sonado mucho. Además viene muy bien ya
que comienza con ambiente propio de las fechas. Karl Wallinger absorbe y mete en su thermomix particular tantas
influencias que bien se podría decir que la sombra es alargada. Han pasado años, décadas, y aunque los músicos parezcan congelados, se diría que ciertos hechizos y algunas notas sólo hay que invocarlas.
El auténtico perfume número cinco. La delicatessen con sabor genuino. A Rebecca Ferguson
también la escuché de casualidad. Y, por supuesto, llegó para quedarse. Me gusta especialmente de su disco "Freedom" su sencillez y rotundidad. Y
que no se decante por esa faceta que se inclina hacia el divismo a grito pelado. Una chica que
se lo toma con calma en los tiempos medios que en su caso siempre son profundos. El tema suena en los míticos estudios air de Londres...glamour y leyenda que no falten...
Las cosas como son. Y si he de ser sincero, no soy
precisamente un amante de la música de los aclamados Keane. Si los ponemos en la balanza me
han dado más disgustos que alegrías. Aunque confieso que siempre me ha resultado curiosa la pinta de su líder,mezcla de sabelotodo de la clase y hooligan del Manchester. No sé que pensará Robbie Keane de su disolución. Cuando me regalaron su cuarto álbum pensé
que poco habría que rascar. Craso error.
Me parece el mejor de la banda. El más dinámico y sentido. Y me lo
parece ya que contiene temas como el que sigue.
Y llegamos al top tres. Nunca mejor dicho, la cosa se pone caliente. Todo el concierto de Beth Hart en
Amsterdam acompañada de una banda portentosa está entre lo más escuchado del
año. Absolutamente recomendable el dvd para verlos en acción. Había que escoger una canción. Aquí Beth no sólo desgarra su garganta como acostumbra en un despliegue sensual y contagioso. Atención al solo de Joe Bonamassa a la
guitarra, que también dice cosas. Aguardiente y sudor. Y sí, creo que lo que se promete en la
alocución inicial se cumple con creces.
Pues sí. El chaval y su disco se colocan por méritos propios en
lugar de privilegio. Si tuviese que escoger el disco del año no dudaría
un instante. Sería el mágico, inspirado y esplendoroso debut de Tom Odell. Mucho he tardado en escoger una canción
de un disco en el que todos sus temas me parecen portentosos. Al final, me quedo con una
versión a palo seco que demuestra que el talento de este chico no es ni mucho menos flor de un día. Al tiempo.
Y
sin embargo, el tema que se situa en lo más alto de este repaso no está en el disco de Odell. El lugar de
honor lo ocupa Sara Bareilles. Artista irregular e impredecible, de
vez en cuando es capaz de sacarse de la manga temas como este. No me voy a detener en explicar las razones de que esté aquí y a esta altura, pero así es. Y habiendo dejado reposar esto una semana, no he decido cambiarlo. Por algo será. De los cementerios del odio al abrigo de la esperanza intentando
salir a flote cada día. Si ella lo canta me fío. Y al final va a resultar que sí, que hay luz al final del famoso túnel. Sirvan todos ellos para desear salud y viento favorable en la
travesía del año que se inicia.