La
Reina Blanca en “Alicia en el país de las
maravillas” afirmaba que es muy pobre la memoria que sólo funciona hacia
atrás. Peor aún es cuando la memoria muta no en silencio sino en injusta
transfiguración. Hay casos en los que el ejercicio del olvido se torna hasta
generoso, menos punzante, vistos los restos del naufragio. ¿Qué hacer cuando el recuerdo
obligado por una efemérides se muestra ajeno a la veritá majestuosa? Surgen dos
rápidas reflexiones. La primera sirve para constatar la
futilidad de ciertas leyendas y mitos que apenas tienen tiempo de florecer y
que se distorsionan con rápida avidez en el imaginario colectivo. La segunda
permite atisbar la relatividad de las reputaciones, que no siempre se ajustan
al esperado equilibrio instalándose en tópicos forjados en un pasado
desajustado por una memoria que derrapa e incluso apuñala sin piedad.
El
pasado 4 de marzo fallecía Valerie Carter. Y francamente, hubiese sido mejor el
piadoso silencio que leer artículos como el titulado “muere la corista más
guapa del mundo”. Las breves referencias se
centran en su labor como corista y vocalista trabajando para James Taylor,
Jackson Browne, Linda Ronstadt, Randy Mewman o Christopher Cross en diversos álbumes.
“A la sombra de”, faltó decir. Citar sólo de pasada su labor como compositora y
solista es tremendamente injusto. Valerie Carter, artista de largo recorrido,cultivó de forma notable
practicamente todos los géneros: el rock más genuino, blues, pop, country, soul.
Y lo más importante, desplegó su versatilidad sobrada de calidad. Su labor como
compositora le llevó a escribir grandes temas para multitud de artistas, desde los
citados hasta algunos tan alejados aparentemente de su estilo como Earth Wind &
Fire. Y los duetos con algunos de los citados son memorables.
Me
ha resultado francamente difícil escoger un tema en el que quede constancia de la
música de “la corista”. De modo que, ya que la memoria la despacha mal y de dos
brochazos he decidido escoger dos, lo cual no ha sido fácil. El primero resume
la rotunda energía setentera en la que se movía Valerie Carter en su faceta rock. Y su título es perfecto
para el tema que nos ocupa: Lady in the dark. Incluido en el disco "wild child" producido nada menos que por James Newton Howard y contando con varios músicos de Toto en la grabación.
El
segundo, de tonos blues, nos descubre a una artista capaz de hacer temas que hoy escasean. Sirva
este modesto recuerdo para hacer justicia, ahora sí y que conste en acta, a una
gran compositora, instrumentista y cantante con cuatro excelentes discos como
solista y que trabajó mano a mano en los setenta con muchos grandes de la época.
Contra la desmemoria, nada como su música y su voz.