El grupo de rock alternativo “The White Stripes” se caracterizó siempre por su singularidad y su simbolismo. En su vestuario, en sus álbumes, en sus conciertos, solo aparecen tres colores, el rojo, el blanco y el negro. No es un capricho. En la tradición oral de los cuentos populares propios del centro y norte de Europa esos colores son el símbolo de la belleza. No es por tanto casualidad que el cuento de Blancanieves comience en algunas versiones en invierno y cuando la nieve cae como blancos ovillos. La reina está cosiendo junto a la ventana, decorada en color ébano. De pronto, se pincha en la mano y saca el dedo herido a través de la ventana, dejando caer tres gotas de sangre sobre la nieve. Es entonces cuando se prununcia: “Quiero tener una hija blanca como la nieve, con las mejillas rojas como la sangre y los cabellos negros como el ébano“. Carl G. Jung, en “El hombre y sus símbolos”, dice: “usamos constantemente términos simbólicos para representar conceptos que no podemos definir o comprender del todo. Esta es una de las razones por las cuales todas las religiones emplean lenguaje simbólico o imágenes. Pero esta utilización consciente de los símbolos es sólo un aspecto de un hecho psicológico de gran importancia: el hombre también produce símbolos inconscientes y espontáneamente en forma de sueños”. Por cierto, tampoco es casualidad que Sthendal eliminase el color de la pureza y escogiese de esos tres colores solo dos (el rojo y el negro) para dar título a una de las mejores novelas de todos los tiempos.
De hecho, la tradición de los cuentos populares ha dado lugar a una sorda batalla interpretativa entre simbolistas, psicoanalistas y mitológicos. Ello lleva a que toda la tradición oral de la leyenda y el cuento haya sido objeto de múltiples lecturas en diferentes sentidos. Tal y como recopila Víctor Montoya en su ensayo “lenguaje simbólico de los mitos populares”, en el campo simbólico podrían despejarse algunos enigmas. Por ejemplo todo lo referido al número siete, considerado número mágico en los cuentos populares. Caso de los siete enanitos en “Blancanieves”, quien se convierte en una preciosa niña a los siete años. Siete son los colores primarios, siete los días de la semana, siete los planetas de la antigüedad, siete son las virtudes, siete los pecados capitales, siete los misterios, siete las maravillas del mundo y, según el mito de la creación, el séptimo día es sagrado y dedicado al descanso.
Otro tanto ocurre con el número tres. En el cuento de “Blancanieves”, justo cuando esta yace en el ataúd que simboliza su muerte espiritual, tres pájaros acuden a llorar junto a los siete enanitos: la lechuza, el cuervo y la paloma. Los tres pájaros, aparte de constituir piezas claves de la trama, simbolizan un número mágico que también aparece en otros cuentos. Curiosamente, el genio también concede tres deseos a Aladino; y tres son casi siempre las pruebas que deben vencer los héroes de los cuentos fantásticos para liberar a la mujer amada y triunfar; Pero ya puestos y estirando la tesis simbolista, son tres las ocasiones en que la madrastra de Blancanieves visita la casa de los siete enanitos para tentarla. Primero disfrazada de una vieja buhonera. Más tarde hay una segunda visita en la que le da un peine envenenado. Y en la tercera visita, aparece disfrazada de campesina y le ofrece una manzana roja para que confíe.
Sin embargo las tesis simbolistas van mucho más allá de la cabalística nominal y numérica. Si la madrastra ofrece una manzana es debido a una poderosa razón. Se trata de la fruta prohibida que aparece en la Biblia , dónde Adán y Eva incurren en pecado por comer la fruta del árbol de la ciencia. Del mismo modo, el color rojo de la manzana simbolizaría la menstruación, la culminación del desarrollo y la maduración sexual, al igual que la caperuza roja en otro famoso cuento, Caperucita roja.
A ello se contrapone, o al menos han convivido con desigual armonía, las tesis que lejos del simbolismo se agarran al psicoanálisis. La obra cumbre que desarrolla en profundidad y desde el psicoanálisis la tradición oral de los cuentos es “Psicoanálisis de los cuentos de hadas” de Bruno Bettelheim, quien sostiene que “A través de los siglos, al ser repetidos una y otra vez, los cuentos se han ido refinando y han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos evidentes y ocultos; han llegado a dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana y a expresarse de un modo que alcanza tanto la mente no educada del niño, como la del adulto sofisticado. Aplicando el modelo psicoanalítico, los cuentos aportan importantes mensajes tanto al nivel consciente, al preconsciente y al subconsciente”.
De este modo tanto Blancanieves como La Bella Durmiente , Cenicienta o Caperucita Roja, se convierten en personajes rebeldes e insurgentes con un gran sentido de la subversión, muchachas que consiguen superar enormes dificultades reafirmando una y otra vez su identidad. A todo ello habría que añadir una reformulación constante del complejo de Electra y toda una aguda teoría sobre el narcisismo. Es curioso como la madrastra de Blancanieves lucha contra su competidora no por rivalidad para alzarse con el trofeo del elemento masculino, sino para satisfacer su propio narcisismo y seguir siendo la más bella de todas las mujeres. Se entrelaza una extraña relación entre belleza y poder de la cual parece depender el futuro del reino. Y un juego de apariencias. La reina debe esconder la maldad bajo una capa de belleza, la cual no debe marchitarse pues quedaría al descubierto. No importa que no sea hermosa, simplemente debe parecerlo para preservar el poder. Y en todo este entramado, la figura masculina queda en segundo plano. Tanto el príncipe como el cazador son siempre figuras secundarias sobrepasadas por la figura de los enanitos, en cuyo bosque se construirá una especie de matriarcado.
Por último están las tesis que relacionan los cuentos populares con la mitología. Assumpta Roura en “la mujer ante el espejo” marca la génesis cultural más remota en la mitología griega: concretamente en la historia de Psiquis, princesa amante de Eros y odiada por ello por la madre de este, Afrodita. La orgullosa suegra no se explica como ha de competir con una niñata y desea deshacerse de la bella mortal que ha osado alcanzar el amor de su hijo. Aunque la princesa será menospreciada y atormentada de mil formas, finalmente vencerá. Esta historia mitológica podría servir de marco genérico para la formación del mito, pero lo que ya resulta definitivo es el tratamiento que hace Apuleyo en “Las metamorfosis” sobre la historia de Eros y Psique. Apuleyo señala la belleza como causa definitiva que provoca el visceral odio de Venus, nombre romano de Afrodita. Podríamos continuar, por cuanto las tesis no se agotan aquí y se multiplican. Saber de cuantas fuentes bebieron los hermanos Grimm o si simplemente usaron su imaginación no es tarea fácil. Vayamos al cine.
Dos películas se acaban de estrenar a propósito de Blancanieves, “Mirror Mirror” del cineasta indú Tarsem Singh y que aquí se ha titulado simplemente “Blancanieves”, y “Blancanieves y la leyenda del cazador” dirigida por Rupert Sanders. Los sociólogos dicen que es muy propio de tiempos de crisis. Podríamos presentarlas al más puro estilo boxístico. Por tanto, en una esquina del ring Julia Roberts (antigua novia de América) Lili Collins y Nathan Lane, vestuario de la reputada Eiko Ishioka y música de Alan Menken. En el otro extremo del cuadrilátero bajo los auspicios de Universal, Charlize Theron, Kristen Stewart (la nueva novia de América) y Chris Hensworth (alias Thor), con música de James Newton Howard y diseño de producción de Dominic Watkins. Y sin más dilación comienza el combate. Reseñar ante todo que cada película ha preferido de antemano escoger su propio campo de juego y marcar distancias respecto de la otra y sobre todo respecto del cuento. Se supone que “Mirror Mirror” es la más modesta y juvenil, o infantil, la más colorista, la más ingenua y por que no decirlo la que juega sus bazas en un sentido del humor que está a un paso de la parodia. Mientras, la otra apela a un tratamiento tenebroso, oscuro, gótico y realista. En apariencia más adulto,siniestro y violento.
Las diferencias con el cuento llevan a “Mirror Mirror” a creerse muy original invirtiendo ciertos papeles. Aquí es el príncipe quien se atraganta con la manzana y es la princesa quien debe salvarle con un beso. Pero si eso se pretende que pase como avance feminista, no cuela. Lili Colins compone una Blancanieves rosa, de sonrisa angelical y mirada lánguida. No se debe confundir inocencia con cursilería kistch, y aquí sucede. Y Julia Roberts juega a cambiarse mil veces de traje y actuar de forma paródica, gesticulante y caprichosa. De hecho, creo que la elección de la Roberts es sobre el papel acertadísima, por cuanto ella misma vive en la actualidad el mismo drama de la reina. Otras chicas jóvenes le han comido el terreno y ya no es la sonrisa más seductora del celuloide (si es que alguna vez lo fue). Pero esa excelente elección está absolutamente desaprovechada a la vista de una interpretación histriónica y llena de tics. Y el tono general del film navega bajo mínimos entre el humor de carton piedra, la cursilería y lo anodino, convirtiendose en un mero pasatiempo light.
Mención especial para el insoportable Nathan Lane y su estomagante y vomitiva composición como meliffluo asesor real. El exotismo lleva a ideas tan peregrinas como que los enanitos viajan en unos zancos que les hacen parecer enormes. Y tal vez la única idea potable está desaprovechada. Julia ha de emerger de las aguas y verse en una sórdida cabaña enclavada en una isla con su otro yo encarcelado que hace las veces de espejo de si misma, con el que dialoga. Todo es absolutamente light, descafeinado y bajo en calorías. Y no procede hablar de simbolismos ni interpretaciones por cuanto este film tiene la curiosa idea de terminar con una macro fiesta y baile al más puro estilo Bolliwood, música moderna incluida. Lo peor es que no termina de funcionar ni como blanca película infantil sin pretensiones.
Justo lo contrario le sucede a “Blancanieves y la leyenda del cazador”. Si de algo puede presumir es de pretensiones. Película de aliento exacerbadamente épico y romántico, con un elaborado y muy potente diseño de producción, esta cinta está dotada de una intermitente atmósfera malsana y fatalista, fruto de una fotografía tenebrosa, de unos decorados espléndidos de raíz onírica y pesadillesca. Y posee soluciones visuales de gran fuerza dramática. James Newton Howard acompaña con una banda sonora gótica, telúrica y de gran fuerza. Charlize Theron compone a una madrastra mucho más compleja y pérfida, más trabajada en el guión y en la interpretación. Un personaje víctima cuya maldad malsana se palpa fruto de un trabajo en el que se mezcla lo implacable de sus decisiones con el patetismo que provoca el advenimiento progresivo de su derrota. Kristen Stewart es una Blancanieves atormentada y en constante agitación, perdida en parajes inhóspitos y tenebrosos, víctima de maleficios que afectan a un espíritu que jamás podrá ser ya puro. Todos los elementos externos (decorados, fotografía, diseño de vestuario, banda sonora) funcionan a la perfección. Lástima que esta película no disponga de un guión robusto y sobretodo de un director a la altura y con personalidad propia.
Lamentablemente, todos esos logros citados, comenzando por un bosque perturbador, se convierten en meros elementos decorativos y menguan el nivel de la propuesta cuando no tardamos en comprobar que este film prefiere resguardarse en fórmulas conocidas y no hace una apuesta propia y decidida con la fabulosa historia que tiene entre manos. Cuando vemos a la princesa con los enanos y el cazador en fila india tomados desde el aire en travelling circular mientras bordean una ladera como si fuesen la comunidad del anillo, uno siente lástima. Y cuando poco después aparece un enorme ciervo blanco que parece copiado del león de Narnia, las cosas se ponen peor. Y cuando Blancanieves se enfunda una armadura de plata como si fuera Juana de Arco y tras arengar a las tropas al más puro estilo “Elizabeth: la edad de oro” cabalga hacia la batalla a lo “Braveheart”, pues peor que peor. Y cuando entre los animalillos del bosque aparecen dos mini golums, pues ya ni les cuento.
Y es una lástima. Pero la batalla inicial está fotocopiada de la inicial en “la comunidad del anillo”, aunque peor rodada. Sus responsables lo saben. Como saben que en ese enigmático bosque oscuro dónde todo es posible también tiene cabida un troll tremendo que vaya, actúa casi como un orco. Y remontar todos estos sinsabores resulta complejo. Sobre todo cuando tienes un director que narra a trompicones, alternando imágenes muy hermosas de gran fuerza telúrica con plagios infames, caídas de tono y batallas insulsas y confusas. Incluso se dibuja a Blancanieves como un cruce imposible de su papel de Bella en la saga Crepúsculo (debatiéndose aquí entre el príncipe y el cazador) y Frodo Bolsom, al ser portadora como aquel de una pesada carga moral en una dura misión que la sobrepasa, para la cual contará con la ayuda de unos enanos que más bien parecen los medianos de la comarca. Salvo que pensemos que Tolkien tuvo en mente Blancanieves cuando escribió su trilogía, lo cual no sería descartable.
Estar más pendiente de plasmar una carpintería argumental y visual deudora de la estética de los films sobre Tolkien y Narnia revela la escasa confianza en el proyecto de sus autores. Incluso el cazador, es presentado sin descaro como si fuese la reencarnación de dos tipos previos: Aragorn y Madmartigan, el héroe de “Willow” (película de la que ésta tendría mucho que aprender). Solo que el cazador aquí carece de la densidad y de la profundidad dramática del primero, y por supuesto del sentido de la aventura del segundo. Por tanto, las en ocasiones espectaculares y crepusculares imágenes y los imponentes escenarios no impiden concluir que estamos ante un nuevo ejercicio de cine sobre cine. En el que eso sí, hay ciertas reminiscencias a los elementos simbólicos aludidos al comienzo. El balance total de las dos películas deja un cierto sabor agridulce que espero no afecte a la esencia del mito ni del cuento. Estoy a punto de decretar combate nulo. Y no debido a que ambas películas sean igual de malas, que no es así. Sino debido a que ninguna de las dos hace verdadera justicia a las expectativas que genera una historia sobresaliente y repleta de sugerencias. Justo lo que se encuentra marcado a fuego en la trastienda del cuento.
Ha sido un lujo para mi, leerte y recorrer tu blog.Lo he disfrutado Es buenísimo. Un abrazo. Te sigo.
ResponderEliminarEs bien difícil narrar un buen cuento, sea por escrito o en el cine, de ahí, quizá, tu falta de satisfacción con ambas películas. Aún cuando partan de cuentos clásicos, la atmósfera y el clima es muy importante y si no existe unidad estética en el manejo de imágenes, mala cosa.
ResponderEliminarMagnífica tu introducción sobre todo lo que subyace en los cuentos clásicos, simbología, aspectos psicoanalíticos y demás, como el significado de los colores. (Por cierto, estoy de acuerdo en que "Rojo y negro", de Stendhal, es una gran novela, absolutamente recomendable).
Un abrazo, Víctor.
Estoy seguro de que es mejor tu crítica que cualquiera de las dos películas. No tenía intención de ver ninguna de las dos, la verdad, pese a cierta curiosidad por el universo de Tarsem Sing, del que he visto alguna película. Creo que Julia Roberts siempre ha estado muy sobrevalorada y también creo que pese a un machismo de Hollywood evidente y del que siempre se habla para con sus estrellas a medida que envejecen, las buenas actrices tienen más posibilidades de pasar la cuarentena con éxito que las mediocres, como Roberts, que siempre ha tirado dddde encanto ( que para mí se agotó tras "Pretty Woman")y de interpretaciones más bien medidas y justitas. Estoy casi seguro de que no voy a ver ninguna de las dos. Un abarzo.
ResponderEliminarNo he visto ninguna de las dos... Pero más que nulo, podrías decir que el Campeón mundial imbatible sigue siendo el clásico de Disney.
ResponderEliminarHay una versión del cuento que colgué en Safari, extraída del libro de Bettelheim (¿has leído su biografía?; indaga un poco) que cuenta:
Un conde y una condesa pasaron por delante de tres montículos cubiertos de nieve, que hicieron exclamar al conde: "Desearía tener una niña tan blanca como esta nieve". Al poco rato, llegaron a un lugar donde había tres pozos de sangre roja, entonces el conde exclamó de nuevo: " Querría tener una niña con las mejillas tan rojas como esta sangre". Finalmente tres cuervos negros pasaron volando sobre sus cabezas, y, en aquel instante, volvió a desear "una niña con el cabello tan negro como estos cuervos". Al reemprender la marcha, se encontraron con una niña tan blanca como la nieve, tan roja como la sangre y con los cabellos tan negros como un cuervo: era Blancanieves. El conde la hizo subir inmediatamente a la carroza y le tomó cariño, cosa que no gustó en absoluto a la condesa, de modo que se puso a pensar en la manera de deshacerse de ella. Al fin, tiró uno de sus guantes y ordenó a Blancanieves que fuera a buscarlo; cuando ésta hubo descendido del carruaje, el cochero arrancó a toda velocidad.
The Fall tienes unos créditos muy bonitos, pero luego la peli decae (aunque tenía cosas que no estaban mal, pero el cuento dentro de la peli no era una de ellas).
No me interesan mucho ninguna de las dos como pelis...por el cuento de Blancanieves, sí.
Un saludito.
PD: La mejor madrastra para Blancanieves en imagen real es Jeannette Nolan (cógete el Macbeth de Welles)
Ah... siete son las cifras lo que Bankia... ah, no... que son unas cuantas más..
ResponderEliminarAlma, bienvenida y muchas gracias por la atención y por tus palabras. Se agradece. Haré otro tanto.Un saludo.
ResponderEliminarIsabel. Cada uno de nosotros pone su propia imaginería a cada cuento. E incluso cada uno habrá puesto su particular rostro a cada personaje. El clima es muy importante, tanto como respetar el espíritu de la obra, aunque se tomen ciertas licencias. Aquí una va sobrada de azucar y la otra está demasiado preocupada por parecerse a otras películas. Y eseo le hace perder personalidad. Madre mía, Habré leido esa novela tres veces al menos y voy y se la atribuyo a Balzac. A la hoguera conmigo. Un abrazo.
ResponderEliminarDavid Amorós. Pues a mi, que sabes que soy amigo de estos ejercicios de comparación,me pareció una idea muy atractiva visionar las dos y ver que pasaba. Otra cosa son los resultados, francamente irregulares en ambos casos. Julia hace de típica madrastra rotenmeyer. Tiene algún gag curioso,pero en general está un tanto sobreactuada. Charlize, mucho más tenebrosa,está mejor. De todas formas, no me arrepiento del experimento. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarDavid. Te entiendo, pero es que la de Disney no participaba en el combate, seguramente debido a que juega en otra liga. O siguiendo el símil, debido a que frente a estas es un peso pesado.
ResponderEliminarNo he leido la biografía de Bettleheim pero si cosas sobre la vida de Bettleheim, durísima. Para una película tremenda daría eso.
Es que en la versión alemana efectivamente es así, como el párrafo que tu pones. E incluso luego va más allá,llega a ser gore. Cuando el cazador le entrega a la reina el corazón de un jabalí haciéndolo pasar por el de la princesa, la reina se lo come.
Y al final obligan a la reina a calzarse unos zapatos de aceite hirviendo o algo así. Es muy fuerte la versión alemana.
Jeannete Nolan. No te falta razón. Y si que debería volver sobre Macbeth, hace mucho que no leo la obra ni veo la película.
Saurom, el del ojo, esesi que tiene siete letras. Aunque es verdad que todas esas cábalas numéricas tienen su punto, pero solo en el contexto simbólico de aquella época. De lo otro ni comento,menudo tomate.Un abrazo.
Sin haber visto ninguna (mi reciente paternidad me mantiene alejado de las salas de cine, bibliotecas, bares y otros templos del vicio que justifiquen la existencia), me decanto por la segunda, aunque en la primera figure mi musa (ex-novia de América, como bien apuntas). Le presiento una atmósfera más seria, más acorde con los gustos de un tipo poco amigo de las parodias facilonas (corren tiempos nefastos para la gran comedia americana).
ResponderEliminarPor otra parte, los simbolismos en literatura, en el cine, en cualquier actividad creativa del hombre, me ponen en guardia. Realmente, ¿todo eso sucede de forma consciente?, ¿es tal vez el subconsciente quien dirije el pensamiento de personas que se presuponen dueñas de su voluntad creadora?, ¿quién puede gobernar la capacidad simbólica del ser humano sino él mismo mediante la abstracción? En fin, he divagado mucho. Te dejo una anécdota para terminar. En una charla poética, un lector creyó descubrir en mis poemas numerosísimas referencias y simbolismos que yo incluso desconocía. No me esforcé en contradecirle. Revistió algunos de mis poemas con los ropajes de la herencia de siglos cuando, en realidad, sólo hablaban de un bar, una copa y dos personas que tienen poco que decirse. Abrazos simbólicos y cinéfilos
Jose Luis. Has cambiado los templos del vicio por otro altar mucho más jugoso e irrepetible, no hay duda. Es cierto que la segunda presenta una atmósfera más oscura, tenbrosa y adulta.Aunque al final se pierda por algún que otro vericueto.
ResponderEliminarHe tratado de condensar las múltiples interpretaciones, sinbólicas y de todo tipo que un cuento en apariencia sencillo ha generado. En ocasiones ni entre ellos se ponen de acuerdo. Y saber realmente si los Grimm escondían tantos enigmas y símbolos a propósito o no no es fácil. Bettelheim apuesta muy fuerte por el psicoanñalisis.Está convencido de que cuando en los cuentos un príncipe mata a un dragón, ello es una alusión directa al complejo de Edipo, y a la idea encubierta de matar al padre. Si realmente es así o no,no lo se. Yo simplemente lo expongo, no es que lo defienda ni haga mías esas tesis.
Muy curioso y muy cierto lo de llevar la interpretación hasta sus últimos extremos. A muchos creadores les pasa igual. Recuerdo una entrevista en tv con Cela en el mismo sentido. Le preguntaban por ciertos simbolismos en "mazurca para dos muertos" y él poní cara rara y contestaba "si usted lo dice..." Un abrazo.
Te has olvidado mencionar que hay una bandera rojinegra :))
ResponderEliminarUno de los movimientos que tiene un simbolismo más elaborado y sutil es la masonería.
Respecto a lo que dices de los cuentos no estoy del todo de acuerdo. Las figuras femeninas más irreverentes son malas, brujas y feas. Las buenas, modelo para las niñas, son bellas, dóciles y siempre se dejan salvar por el hombre que las despierta del sueño eterno, las encuentra y las redime.
Pero también pienso que los cuentos son reflejo de una época y que no hay que transformarlos siguiendo una absurda idea de lo "políticamente correcto"... Por tanto espero que nuestro momento produzca cuentos con otros planteamientos.
Me ha gustado tu ejercicio de comparación entre ambas películas. Muy interesante, la verdad.
Besos!!
Perdónate Víctor... es de humanos errar (lo digo por Balzac).
Laura. Es verdad, de humanos es errar.Pensé sobre ello el otro día mientras leía el Burlón de Góngora ja ja...Mira,considerando como considero esa novela precisamente una auténtica joya que encima he leido varias veces, no hay perdón que valga. Lo dicho,a la hoguera.
ResponderEliminarBanderas a parte,tediré que como sabes hay diferentes versiones delos cuentos que sefueron dulcificando. Las más remotas no creas que dibujan ese espíritu carmesí y algo ñoño que luego ha quedado. Para nada. Y tampoco existe ese componete del príncipe como macho alfa salvador tan claro de una indefensa damisela. Betleheim lo tiene muy claro. Incluso califica la comunidadde Blancanieves y los enanitos como un claro ejemplo de matriarcado,donde ella manda y ellos ya sabes a trabajar, por cuanto no sirven ni para procrear,según él.En el caso de Canicienta y Blancanieves el conflicto siempre es entre dos mujeres que luchan,una por conservar su jerarquía y otra por abrirse paso desde una posición adversa. No todo es como un cuento de Sssi. Por cierto, que lo de Sissi tampoco fue como nos lo contaron. Si es verdad que luego cada nueva versión va buscando adaptarse a las modas y a lo políticamente correcto. Me alegro te haya gustado.Un abrazo.
A mí siempre me pareció que los cuentos era paradigmas de ocultos mensajes donde lo simple era pura apariencia, y que indagando se podía vislumbrar algún que otro pensamiento particular del autor o autora de cara a los lectores.
ResponderEliminarSiempre me gustaron por el incansable afán de búsqueda mío. El hecho de encontrar un significado más allá de la simpleza que reflejaban.
Como bien apuntas respecto a los colores y lo que ellos representan acerca de la bondad,la maldad e incluso la perversión,por ejemplo.
Pero eso lo descubres con el tiempo y la edad. En la infancia son solo cuentos y no captas mensaje subliminal alguno.
De las películas que citas,sólo he visto por el momento la de Julia,una de mis actrices favoritas, y he de decir que no me gustó mucho.
Más bien salí defraudada(a mi hija le gustó,pero tampoco excesivamente)creo que por la abundancia de retoques que la desalojan del cuento de manera trágica,no con acierto.
Me gustan los cambios si son en beneficio de la historia original y aquí no lo consiguen.
La otra habrá que verla para opinar.
Besos.
Marinel. estoy completamente de acuerdo. Es verdad que cuando somos niños no apreciamos las posibles dobles lecturas. Pero sin embargo todo cuento tiene un efecto en el niño que creo que proviene entre el contacto entre lo inocente y racional, y algo extraño, atávico y animal que es lo que provoca un escalofrio.Me refiero sobretodo a esos bosques y a esos lobos.
ResponderEliminarJulia Roberts, guste más o menos y usando lenguaje taurino,podría decirse que no es esta una de sus mejores tardes. Me gusta cuando visita a su torturada alma gemela y en la última imagen cuando ofrece la manzana, pero luego hay otras escenas como la del baño que en fin...El resultado no termina de convencer. La otra es más gótica,muy en la línea épica de espada y brujería. Un abrazo.
Pues vaya faena me acabas de dar, Víctor: y no me refiero a ninguna de ambas películas, que ya tenía descartadas de antemano, no.
ResponderEliminarMe refiero a que has despertado la bestia maligna, ésa que me induce a tragarme cuentos sin cesar y me doy cuenta que en mi colección no está más que una versión de Blancanieves y por lo que leo tiene que haber una pléyade de versiones alcanzables.
Soy adicto a los cuentos y los clásicos me enloquecen, seguramente porque la mayoría provienen de la tradición oral y se han ido puliendo día a día.
Me han encantado todos los conceptos vertidos sobre Blancanieves en tu memorable texto que copio y guardo sin pudor y declaro que envidio profundamente los conocimientos de que haces gala.
Me va a faltar tiempo, ya lo veo...
¿Porqué resulta tan difícil encontrar en el cine buenas traslaciones de los mitos y tan fácil chocar con burdas maniobras que a la hora de la verdad ni se aproximan al fondo el concepto que la literatura expresa tan ricamente?
Un abrazo.
Josep.Pero el buen gusto por la lectura no es despertar ninguna bestia maligna hombre. Al contrario, salvo que seas un voraz lector. A mi también me gustan los cuentos atávicos que provienen de la tradición oral. Tienen algo muy especial. Y efectivamente, aciertas cuando aventuras diferentes versiones. David tiene publicado en Safari un cuento francés del XVIII sobre la abuela y la caperuza, breve pero muy intersante. Hay muchas variaciones, ya que en estos casos el boca oreja variaba aspectos y los relatos en ocasiones no son ni mucho menos iguales dependiendo de la comarca y no tedigo nada de cada pais.
ResponderEliminarY mi sabiduría no es tanta. Como la tradición oral, yo también bebo de ciertas fuentes que cito en el texto.
Estas dos últimas muestras son muy diferentes. Plasmar el espíritu de un cuento con tanta fuerza y simbología no es facil.La primera es cursi y se queda corta de miras. Más que infantil es infantiloide y un tanto ñoña.
La segunda tiene cosas que merecen la pena, como la recreación de una atmosfera y una imaginería potente, pero falla en lo esencial.El guión es deudor de cierto cine comercial de moda y sobre todo al director le faltan tablas. Es su primera película, pero ya que es una película de gran presupuesto, que hubiesen puesto a alguien más competente.Un abrazo.
Tu introducción al universo simbólico de los cuentos tradicionales me ha parecido absolutamente iluminadora. Naturalmente, dado el origen popular y, en casi todos los casos, remoto de todos ellos, lo que llegaba en forma de relato infantil era un texto con muchísima hondura. Es por ello que me encorajina tanto que le den la vuelta a estas historias que tenían una intencionalidad muy clara de explicar ciertos aspectos de la vida.
ResponderEliminarDe las versiones de Blancanieves de las que tan acerada y acertadamente hablas, no esperaba nada bueno: repeticiones de clisés que en otras cintas han logrado hacer una buena caja. Tampoco lo espero, por ejemplo, de esa “Isla del tesoro” que se anuncia dirigida por Guy Ritchi, que sin duda hará con John Silver, Jim, el hacendado Trelawney, Ben Gunn y todos los demás las mismas perrerías que con Holmes y Watson.
Abrazos.
He de decirte que fue precisamente ésta pelicula ( Blacanieves y la leyenda..) la que me inspiró en cierta modo el post de hoy en mi casa.
ResponderEliminarEsas imagenes de la joven Blancanieves huyendo por ese bosque siniestro y la recreación de un mundo fantástico donde no falta ( o sí) elementos para encandilar sin acabar de conseguirlo. Por lo tanto no puedo estar más de acuerdo con tu análisis.
De Mirror mirror solo decirte que me dormí a los diez minutos..era tarde desde luego pero es que no me enganchó lo más mínimo por mucho estilismo y lujerio en el vestuario. Las dos las ví un poco por la compañia y por aquello de " a ver que han hecho con ésto"..los cuentos clásicos son mucho más siniestros de lo que imaginamos, no sé cómo podian conciliar el sueño..más parecen historias de terror gótico pero en eso reside su misterio y su mérito..y está claro que la una no llega y la otra lo intenta y tampoco lo consigue. Se empeñan, se empeñan y las 'mutilan'.
Te leido textos muy interesantes pero con éste te has superado.
Un abrazo
P.D. De la de Disney solo puedo añadir a lo dicho por el amigo Deivi que es una obra de arte.( para mí perfecta,pero ya sabes que hay gustos para todo)
Interesante introducción la que haces: el simbolismo en los cuentos y cómo eso ha llevado a litros y litros de tinta e interpretaciones. Los clásicos por algo son clásicos y siguen dando juego incluso en la época post-post-moderna.
ResponderEliminarRespecto a las dos películas que nos analizas pormenorizadamente, parece que ninguna de las dos cumple las expectativas que se les podía haber puesto de antemano. Hay una cierta tendencia en los últimos años a realizar versiones modernizadas de los cuentos desde diferentes ópticas (la Caperucita feminista también existe), pero parece que se siguen repitiendo los tópicos mujer-pasiva//hombre-salvador... No sé, tendría que ver las dos películas para comprobar tu análisis. De todas formas, el áurea gótica-maliciosa de la segunda película me atrae jaja... A ver si puedo verlas.
Un abrazo!
Juan. Me acabas de dar el disgusto del fin de semana. Desconocía que Ritchie estuviese perpretando vete a saber que fechoría con la novela de Stevenson. Me temo lo peor,ya veo a Jim Hawkins suspendido en el aire y dando patadas de Kárate o cualquier otra barbaridad que él denominará licencia.
ResponderEliminarEs curioso que todos tengamos la misma precepción un tanto fatalista.Incluso para mi este ejercicio dever las dos pelis y compararlas ha supuesto una cierta sensación de que antes debía ver dos películas que me temía serían fallidas, como así ha sido. La infantilización y cursilería a que han llegado algunas actualizaciones de cuentos no es de recibo. Estoy de acuerdo. Y cuidado con Gloria, que va armada y es peligrosa. Un abrazo.
Estoy horrorizado: ese Ritchie y su amiguete Lionel Wigram no dejan cabeza inteligente por degollar.
EliminarEspero que los mayas tengan razón, porque esto es el acabóse.... :-)
Abril. Anda, que curioso. La verdad es que igual sepodría resumir así, diciendo que en pantalla una tiene muchísima mugre y por la otra ha pasado Don Limpio varias veces. Pero la verdad es que coincido contigo.
ResponderEliminarLa verdad es que no hay nada más contundente por mucho que uno escriba que responder "mira me dormí a los diez minutos". Lo resume todo. Y no es cuestión de horario.
La otra promete mucho de entrada con su escenografía y demás pero también se queda a mitad de camino. Y si que los cuentos clásicos pueden quitar el sueño a cualquiera, aunque luego los hayan ido dulcificando en sucesivas versiones.
Ya le dije a David que la de Disney no concursaba hoy, pero es verdad, estas dos no la descalzan. Un abrazo.
Dona Invisible.Es verdad la caperucita feminista. Yo creo que hay hasta chistes verdes sobre eso ¿no?. Me alegro te haya gustado la introducción. Las sucesivas reinterpretaciones de los mitos llevan a casos como los que tu mencionas. Poder encontrar una blancanieves post moderna. En realidad creo que son modas pasajeras fruto de cada contexto.Aunque en realidad al final creo que la moda pasa y el mito pervive. Prueba con la siniestra si te apetece, tiene su punto aunque no sea redonda.Un abrazo.
ResponderEliminarCon tu excelente análisis, ten por seguro que no iré a ver ninguna de las dos. Y no poque las hayas dejado malparadas, sino que ya me has hecho tener una idea mejor sobre la que yo ya tenía.
ResponderEliminarQuiero decir, que los cuentos tradicionales tienen, como bien dices al final, un lectura mucho más compleja que la aparente y sólo a medida que crecemos vamos siendo consciente de los ditintos niveles que esa lectura nos ofrece.
Si encima hemos leído a B. B. cuando se puso de moda, pues seguramente a cualquier película basada en un cuento tradicional le vamos a pedir (muchas veces de forma inconsciente, creo) más de lo que nos da.
Todos esos cuentos, tienen una carga tan grande que en un film difícilmente se podrá manifestar. Y luego está la que le ponemos nosotros, por lo que han representado a lo largo de nuestra vida.
Yo me asusto cuando oigo/leo que van a hacer alguna versión de cuentos o novelas que me chiflan, pienso en Robinsón Crusoe, por ejemplo.
Un abrazo, Víctor, es un placer venir por aquí.
Me ha encantado la forma de introducirnos en el apasionante mundo de los cuentos populares e infantiles. El origen de los cuentos son creencias paganas, derivadas de leyendas, mitos y creencias. Me has hecho recordar a B. Bettelheim y el libro que tú mencionas Psicología de los cuentos de hadas, que leí hace muchos años. Tal vez de aquello fruta, perdura en mí el simbolismo y el sistema de símbolos que representan ideas, sensaciones, conceptos y toda clase de sucesos que deseamos transmitir a los demás. Realmente, nuestra vida es puro simbolismo: nuestra forma de vestirnos, nuestas lecturas, nuestros hobby nos identifican y personalizan.
ResponderEliminarEn cuanto a las dos películas que tan bien analizas, no he visto ninguna y no me apetecía, pero después de leerte, aún me apetece menos jaja.
un post excelente, me gustó mucho.
un abrazo
Las historias de siempre, contadas desde otro ángulo.
ResponderEliminarFeliz domingo.
Virgi. Me da cierta cosa desanimar al personal de la idea de ver tal o cual película. Estas críticas hay que cogerlas con alfileres. Si pensabas verla que un comentario mio no te tire para atrás
ResponderEliminarEs verdad que plasmar toda la carga simbólica y las segundas lecturas de los cuentos no es facil.El caso de Robinsón Crusoe, es mucho más dificil de lo que parece. Se ha intentado muchas veces, pero en muchos casos se queda en la superficie.Un abrazo.
Esileviana. El libro realmente es muy bueno. Lo que no se es si yo lollevaría hasta las consecuencias que tu estableces. Y no creas que no lo he pensado en más de una ocasión. Sobre si somos y actuamos símbólicamente. Puede que a nivel inconsciente, a nivel consciente cada persona es un mundo, o un simbolo. No se, no es una cuestión que tenga resuleta.Pero tuu aportación me lleva a reflexionar si cabe más sobre ello. Un abrazo.
ResponderEliminarLa sonrisa de hiperion. Hay que tener cuidado con los ángulos muertos. Un saludo.
ResponderEliminarNi te preocupes, no pensaba verlas, tengo otras antes y tampoco sé si las podré ir a ver...¡imagínate!
ResponderEliminarTus textos son esclarecedores, pero don't worry, si alguna vez quiero ver alguna, no me importara que la pongas de horrible pa'rriba, seguro que iré a pesar de todo.
Y al revés.
Un abrazo.
No pensaba verla, aunque no paro de ver anunciada la de la leyenda del cazador, me quedo con Willow (que la he visto infinidad de veces).
ResponderEliminarNo tengo tiempo para tanto cine (ni dinero), pero da gusto pasar por aquí y ver cómo está el panorama. Además, lo cuentas y escribes tan bien, que casi es como ver la peli :)
Aunque, en muchos casos, deberían dejar los libros tranquilitos (porqué han de hacer película de todo?)
Un saludo.
Sue. Esa última frase tuya igual resume perfectamente todo. En ocasiones hay que saber comprimir o resumir,y eso no es lo mío. No son películas imprescindibles,por tanto puedes esperar mejores estrenos.
ResponderEliminarYo me lo plantee como ejercicio por ver que habían hecho uno y otro y comparar. Willow mucho mejor se mire por donde se mire. Gracias por pasar, un abrazo.
wwwwwwwwwwwwwo amo akristen stewart tanto en crepusculo y toda su saga tabn en zatura y ahora en blancanieven y el casador wooo esta chika es genial la adoro
ResponderEliminarBLANCANIEVES ES MI PRINCESA FAVORITA!
ResponderEliminarYO CONOZCO ESTAS BLANCANIEVES Y ESTAS MALVADAS MADRASTRAS DE BLANCANIEVES:
ResponderEliminarDISNEY(1937).
JETLAG PRODUCTIONS Y GOODTIMES ENTERTAINMENT(1995).
KRISTEN STEWART Y CHARLIZE THERON(2012).
LILY COLLINS Y JULIA ROBERTS(2012).
ELIZABETH MCGOVERN Y VANESSA REDGRAVE(1984).
KRISTIN KREUK Y MIRANDA RICHARDSON(2001).
SIGOURNEY WEAVER,TARYN DAVIS Y MONICA KEENA(1997).
DIANA RIGG,NICOLA STAPLETON Y SARAH PATTERSON(1987).
Anónimo. Efectivamente, hay multitud de adaptaciones. Aquí solo se comentaron esas dos películas debido a que su estreno fue simultáneo. Gracias por la aportación.
ResponderEliminar