El sol sale igual de radiante para los justos que para los injustos, para los menesterosos que para los desalmados. Aunque lo parezca no es ningún sermón, lo dice Simone Weil. Incluso para el ser más diabólico y amoral, aquel que inconsciente de las consecuencias de sus actos, cree que sólo está gastando una broma ilusionando con promesas vanas a una señorita. La mujer de la foto es Isabel. O mejor dicho Betsy Blair. Es ese plano tremendo en el que tras tomar conciencia saca su orgullo tras ser objeto de una descomunal mascarada que arrasa con todo y con todos. No todo el mundo es como Ernest Borgnine en “Marty”. Y ante eso hay que ir prevenido. Habla el detective privado Patrick Kenzie, creación del novelista Dennis Lehane “de pequeño le pregunté al cura cómo se podía ir al cielo viviendo en este barrio sin morir en el intento, y me respondió: sois ovejas entre lobos, sed sagaces como serpientes e ingenuos como palomas”.
Aunque uno nunca terminará de tener la certeza de si Isabel en “Calle Mayor”, film de Juan Antonio Bardem, es un exponente claro del pensamiento Alicia según Gustavo Bueno o en realidad su actitud es la de una suicida y firme toma de postura en una ciudad de provincias que, aun consciente del peligro que corre, se autoengaña y decide vivir el último aliento de una ensoñación fantasiosa. Aunque su amor esté condenado al fracaso. Ya saben: soñar, dormir, tal vez morir. No sabemos si Isabel tuvo tiempo de leer “Nada” de Carmen Laforet, ni “vindicación de los derechos de la mujer” de Mary Stonewallcraft, pudiera ser que no. Y como aficionada al séptimo arte, no llegó a ver por ejemplo “la mujer indomable”. Se le escapó el recital de Liz Taylor (la gata) dando vida a la heroína de Shakespeare como fiera. Lástima. Lo que sí intuimos es que Bardem sí tuvo tiempo de ver “Los inútiles” de Fellini, aunque él fuera por libre.
El ejemplo de Isabel, ilusionada con un falso noviazgo y una falsa boda confeccionada por los graciosos del pueblo para divertirse y humillarla sin compasión, permite traer a colación tres cosas: la primera, esto sobre el papel, no le hubiera pasado ni a Carole Lombard ni a Lauren Bacall, por poner dos ejemplos clásicos. Tal vez sí a Irene Dunne o a Greta Garbo, acostumbradas a sufrir sin límite. La segunda, permite cuestionarse ese sexto sentido, esa innata habilidad para la guerra de sexos tan propicia para la victoria femenina. Tercera, la broma masculina termina pasando factura muy seria al alma sin conciencia que sufrirá de forma severa las consecuencias. En “Calle mayor” es el hombre-cazador quien cruza una puerta y se introduce en una versión realista y muy negra de fantasía. Para el lobo estepario a la española el mundo de Oz se transmuta en un laberinto del que no sabe salir, convirtiéndose en otro corredor sin retorno.
Y ello pese al consejo tanto femenino como intelectual que recibe José Suárez. Curiosamente, uno de los problemas de Betsy Blair en la película de Bardem es lo mal aconsejada que está por otras mujeres que no hacen sino contribuir a su desgracia y meterla aún más si cabe en un pozo sin fondo. Lástima que Isabel no dispusiese a su lado de un personaje como el de Lillian Gish en “La noche del cazador” que tras una conversación de treinta segundos detecta al falso profeta, a la alimaña con piel de cordero: “usted ni es sacerdote ni es el padre de estos niños, lárguese de mi casa”.
Curioso resulta recordar como Isabel está rodeada de un elenco femenino pernicioso idéntico al que padece Shelley Winters en la película de Laughton. Y a esta ya sabemos como le va y como termina. Lilliam Gish hace una referencia en el pueblo a la ingenuidad de ciertas mujeres que se dejan engatusar muy fácilmente por las palabras candorosas del primer truhán que se les acerca. A que en ocasiones las jovencitas no tienen muy claro dónde se están metiendo y caen en telas de araña muy tupidas.
A ello, pero de forma oblicua y bien distinta, se refiere Ana María Matute en una entrevista en la que le preguntaron las razones de que no le gustase el cuento de Caperucita. “Porque es idiota. Porque una se puede acostar con el lobo, pero no confundirlo con su abuelita. Es lo que yo digo siempre, las mujeres no somos tan tontas. Cuando nos acostamos con lobos sabemos que nos acostamos con lobos. Después, ay ay ay que tonta fuí. Pero nos acostamos con el lobo y lo sabemos. No tiene que venir un leñador a salvarnos y sacarnos de la panza”. Lo curioso del asunto, y dramático, es que quien conozca mínimamente la biografía de la autora de “La torre vigía”, sabe que ella misma se enamoró, se casó y se acostó con un lobo de incluso mayor envergadura y vileza del interpretado por Robert Mitchum en el film de Laughton. De tal crudeza, según su versión, que espanta.
Son muchas por tanto las caras de Eva, como bien sabe Joanne Woodward, que incorporó a tres en un mismo film. El comentario de Ana María Matute, trasladado al cine, sirve por tanto para todas aquellas que han manejado con mano maestra los hilos de la comedia o del noir. Desde Mirna Loy hasta Kate Hepburn, pasando por las más tenebrosas y escurridizas, esas que hicieron considerar cierta misoginia en la confección de ciertos tipos femeninos. Están en la mente de todos, son las que tienen carita de angel, las que el cielo juzgará, las que llevan a los agentes de seguros a la perdición, las del fuego en el cuerpo, las que hacen llamar al cartero dos veces, por no hablar de las que jugando el papel de verdugo y víctima, son presas de su propia ambición desmedida.
Particular mención merece aquella que fue capaz en dos ocasiones de poner contra las cuerdas incluso al que no hace tanto sembraba el terror en las calles a punta de pistola, en un particular duelo en el que Edward G Robinson es el cervatillo y Joan Bennett la perversa loba insaciable. Los títulos “Perversidad” y “La mujer del cuadro”.
Sin embargo, existen otros modelos. Y muy variados. Dejando de lado a las que sufren en silencio por amor y a las que las asola el terror, uno de los que se repite es el de la mujer de buen corazón, calidez humana, amable y comprensiva que se ve sometida al yugo y a los manejos de lobos esteparios que intentan por la vía del arribismo llevarlas a los abismos de la anulación e incluso a la locura. El cine clásico contiene muchas de ellas, frágiles, sometidas psicológicamente, engañadas y saboteadas. Sin ánimo de hacer un top five, pueden preguntar a Claudette Colbert en “Pacto Tenebroso” de Douglas Sirk, amenazada y confundida por su intrigante marido (Don Ameche) y por una fatal Hazel Brooks. El mismo trauma de engaños y acechantes hombres siniestros sufre Anne Baxter en “Gardenia azul” de Fritz Lang. Vera Cluzot en “las diabólicas”. O Dorothy Mcguire en “la escalera de caracol” de Robert Siodmack.
Aunque en este terreno de prototipo dramático de mujer a la que se intenta desquiciar y hacer pasar por desequilibrada, quien se lleva la palma es Ingrid Bergman. Sería larga la lista. Citaremos “Atormentada” de Hitchcock y por supuesto “Stromboli” de Rossellini, desquiciada aquí por todo un ecosistema opresivo no muy distinto al descrito por Bardem. Aunque tal vez el film por el que más recordada sea en este sentido sea “Luz que agoniza”, en la que debe enfrentarse a un pérfido Charles Boyer que literalmente intenta que pierda el juicio y la razón.
Curiosamente, existe una construcción dramática de mujer que lejos de la sufridora nata por amor, demuestra intuición e inteligencia y se mueve en el terreno de la sospecha, en la sombra de una duda, por escoger dos filmes de Hitchcock en los que la heroína femenina sin salir del rol tradicional de mujer que arrastra un excesivo buenismo, intuye, observa y sabe reaccionar frente al arribista masculino. Al mal hecho carne. Es el caso de Olivia de Havilland ante Monty Clift en “la heredera” o el expuesto de Teresa Wright con el tío Charlie. O Mía Farrow en la semilla de Polansky. E incluso Elsa Pataky con Romasanta.
Hay quien entiende que todo ese carrusel de mujeres en principio dóciles a las que se quiere enloquecer y anular, supone en el fondo una muestra del aburguesamiento reduccionista propio de la sociedad que se trata de reimplantar en los años 40 y 50. Y ello, pese a que muchos casos citados respondan a adaptaciones literarias. Esa mujer que tan bien retrata Clint Eastwood en “Los puentes de Madison” es un ejemplo paradigmático. Consagrada a la misión de procrear, hacer tartas de manzana y cuidar la casa. Alejada de todo compromiso intelectual. Y lejos en principio de tomar la iniciativa fuera de toda moral sexual impuesta.
Fue Betty Friedan quien en los años 60 puso sobre el tapete que esa mística de la feminidad, ese retorno al puritanismo, no solo debía ser cuestionado, sino que suponía un retroceso en la consideración de la mujer como ser autónomo y libre. Meryl Streep tan solo disfruta de un fin de semana de lo que reclama a gritos Betty Friedan. Y lo reclama para todas las mujeres, incluidas Isabel, la “tía Tula” y regentas varias.
Esa efímera revolución contracultural tuvo sus efectos. Llegamos a un punto en el que la plasmación de la mujer en la pantalla, por tanto, tiende a no etiquetarse sólo en dos modelos: el de la malvada femme fatale que paga por sus pecados por un lado, y la virtuosa y sufridora ama de casa, esposa y al cuidado del hogar. El resultado fue la reaparición fugaz de mujeres solas como Ellen Burstyn en “Alicia ya no vive aquí” o Vanessa Redgrave y Jane Fonda en "Julia". Un espejismo de vuelta a los libres años 30, pues pronto llegaron las atracciones fatales y los instíntos básicos.
En la actualidad, inmersos en la quiebra del mundo del fitness women, la profesional liberada y el smartphone, ello no evita que ciertos roles y esquemas se repitan. Si antes era Edward G Robinson el que caía en las redes de la encantadora perversión de Joan Bennett, ahora es el hombre del nexpresso, el prototipo de la sofisticación masculina el que pierde la partida “up in the air”. Viendo la foto, que cada cual adivine que rol juega cada cual en un contexto en el que los roles parecen haberse difuminado.
Ahora, como en los tiempos de Mae West, las conjugaciones verbales ángel o diablo han dado tantas vueltas que resulta difícil situar la brújula pese a varias revoluciones sexuales y de costumbres. Es una partida que no terminará jamás. Los juegos de dominación psicológico-sexual y la lucha de sexos al parecer perviven y hasta se fomentan. Y aunque se proclame que ciertas especies están en vías de extinción, que nadie se fíe. Los lobos y las malas hierbas perviven.
Tiene razón Ana María Matute. Diane Lane sabe dónde se mete y con qué lobo se acuesta en “Infiel”. A George Clooney, le pasa otro tanto con Vera Farmiga. Es el encuentro con la parte indómita de nosotros mismos. Esa, sobre la que advierte Lillian Gish escopeta en mano para espantar a las malas bestias, por muy seductoras que sean. Otra cosa es que ahora la publicidad más sexista nos invite en cada anuncio de perfume a caer en la tentación.
Las fotos corresponden a Betsy Blair en “Calle Mayor”, Joan Fontaine y Cary Grant en “Sospecha”, a Dorothy McGuire y Rhonda Fleming en “la escalera de caracol”, Shelley Winters, Robert Mitchum en “la noche del cazador”, Joanne Woodward en “Las tres caras de Eva”, Joan Bennett y Edward G. Robinson en “Perversidad”, Olivia de Havilland y Montgomery Clift en “la heredera”, Charles Boyer e Ingrid Bergman en “luz que agoniza” y George Clooney y Vera Farmiga en “up in the air”.
No he visto Up in the air, pero buena entrada.
ResponderEliminarA mi me gustan las malas, malas.
ResponderEliminarPorque sé que no existen.
Tampoco existen las buenas buenas, pero son menos interesantes.
DAVID qué comentario más breve para tan largo e intersante texto.:-P
ResponderEliminarY ahora voy al lio. amigo Victor ¡ qué gran repaso! poco que añadir salvo que las mujeres (como los hombres) somos TODO eso y más, es decir buenas y malas, pequeñas y regulares.
La femme fatale ya no existe como tal y solo la encontramos en el noir ¡qué divinas ellas..! y las buenas buenas tampoco porque estoy con Matute, nos acostamos con el lobo ( si se da el caso) y lo sabemos..hay gente que no lo entiende pero pasa. La seducción amigos, el encanto del 'malote'.
Sea o no sea, hablamos de cine ¿no? y ahí desde luego vale todo o casi todo.
¡Qué grande !..y como se ha dicho mil veces el interesante femenino o masculino siempre es el ambiguo el misterioso se lleva a caperucita...
Un abrazo
P.d. a mí me gustan los que "están buenos "(perdón por la frivolidad)
Excelente recorrido, Víctor, de esos que saboreo a conciencia.
ResponderEliminarNos lleva de la mano por los prototipos cinematográficos y asiento con ganas, con la sonrisa que no me abandona (esa cita de la Matute es impagable), con el recuerdo de tantas y tantas películas que citas, Cuando te has referido a “Perversidad” y “La mujer del cuadro” casi te aplaudo con ambas manos, pues son películas que me fascinaron siendo muy joven, con ese Edward G. Robinson en estado de gracia. La antítesis a la atractiva y atrayente Joan Bennett sería Olivia de Havilland. ¿Porqué me atraerá más la primera? Bueno..., tal vez es por aquello que decía Mae West: "Cuando soy buena, soy muy buena; pero cuando soy mala, soy mejor".
Abrazos, maestro.
David.Muchas gracias. He estado a punto de discrepar de la segunda parte del comentario, pero mejor lo dejamos tal cual. La película me gusta. Un abrazo
ResponderEliminarParadela. Te aseguro que existe gente mala. Muy mala. Es una mala noticia que no conviene olvidar. Pero también la hay muy buena...Cinematográficamente hablando, se supone que el mal atrae más. De ahí el éxito del cine de terror. Uno compra una entrada para pasar miedo dos horas. Con las mujeres fatales inalcanzables pasa otro tanto. Tal vez por eso seducen más. Por eso Gilda es tan tan famosa. Un abrazo.
ResponderEliminarAbril. Sobre lo de David, él mismo te explicará. Además no hay peros... Ni lo toques ja ja.
ResponderEliminarGracias. No se si existe hoy en día la femme fatale. En los anuncios de colonia parece que sí pero no me fío de ellos...que explotan demasiado esa seducción del mal.
Lo de "buenas buenas tampoco" consta en acta y por escrito. Pobre Belinda....pero entiendo a lo que te refieres. El caso claro es por ejemplo Jane Wyman en "pánico en la escena" que parece prima hermana del cervatillo de "El despertar" y no. O anne Baxter como Eva al desnudo.
Y la frivolidad está permitida. Pero cuidado, no vaya a pensar alguien que el marido del de las tres caras de eva era solo un kinder sorpresa o un bollicao...
Y que al del nexpresso le sientan muy bien los trajes y es sólo otra palmera de chocolate, por decirlo suave...
Bromas aparte, estoy de acuerdo en lo del atractivo de la ambigüedad y como algunos y algunas han sacado excelente partido de ello. Un abrazo.
Sí, todo aclarado :-D ( me gustan esos encuentros tan fructíferos )
EliminarVolviendo al tema. Completamente en serio. Uno puede ser buenisimo/a y las circunstancias "te obligan" a sacar las uñas..
Lo de los anuncios está muy bien estéticamente pero solo eso.. todo mentira.
Y en cuanto a lo del kinder de chocolate..¡si vale !.. a ver si va a ser que a usté le gustan feas, feísimas creo.
Otra cosa es lo de la personalidad, eso que siempre se dice y el talento, no olvidemos el talento. Lo de sacarle partido a lo que uno tiene lo veo incluso mejor, más positivo. De ahí, volviendo al cine, que nos encandile gente como Marvin o Edwart G. Robinson.
Otro abrazo
Isabel. Gracias, que amable eres...En realidad la idea no era contraponer malas y buenas. Sino como algunas buenas se enfrentaban al mal, incluso dándole un portazo, como hace Olivia en "la heredera".
ResponderEliminarOcurre que al describir el mal en las relaciones humanas y de pareja, por lógica este en ocasiones lo encarna también la mujer, lo que sucede en las películas que te gustan con Edwar G Robinson. Ahí se plantea una situación inversa.
La frase de Mae West define en un solo párrafo la capacidad de maniobra que se le supone a ciertas mujeres.
La entrada trata de describir que esa prestancia no vale para todas. Muchas sucumben bajo muchos yugos, y otras terminan venciéndolos. Losa ejemplos de una actitud u otra son tantos que el texto he tenido que cortarlo. Se hacía demasiado largo.
Además me interesaba exponer que incluso un siglo antes de la revolución femenina que proclama Betty Friedan otras, incluso sin conocer el sufragismo, ya dieron el correspondiente portazo.
El ejemplo claro es el de Meryl Streep en Madison. Esa escena final de abrir o no abrir la puerta la vive exactamente igual aunque en otro contexto Isabel en en la película de Bardem. Y ese paso, no solo tiene un contenido poético y liríco, sino metafórico sobre la consideración femenina como tal.
Meryl no abre la puerta del coche. Esa vuelta a la mística de la feminidad mal entendida es lo que denuncia Betty Friedan o Susan Sontag. Mis disculpas por la extensión. Un abrazo
Cualquier mujer sabía que convenía encasquetarse la capucha roja para que el lobo se sintiera a sus anchas. ¡Benditas mujeres! Cuántas se reían para su adentros cuando veían a ese idiota haciéndose pasar por la abuelita. En fin, los modelos cinematográficos, los cuentos infantiles y las leyendas han sabido reflejar muy bien la norma social.
ResponderEliminarPasarse de lista era perjudicial para la salud mental, cuántas valientes no fueron confinadas en instituciones psiquiátricas por no someterse al molde; y castigos peores.
Por fortuna en Occidente, las mujeres podemos irnos con un cordero y dejar plantado al lobo o irnos con otro lobo, porque sí, porque nos da la real gana, una actitud libre que en países islámicos significa la muerte. Así que, por desgracia, quedan millones de mujeres que para sobrevivir han de cerrar esa puerta, pesada como una losa.
Un abrazo
Las malas me encantan, será porque me gustaría tener algo más de ellas. Y las buenas me repatean bastante, me dan un tufillo poco fiable.
ResponderEliminarEn cuanto al lobo, efectivamente lo sabemos, pero qué mujer no le gusta creer que podrá someter, sus garras y sus colmillos? ¡Ay, qué ingenuidad, las batallas son complicadas y nuestras contradicciones inmensas.
No sé si te he leído muy rápido pero extraño a Marlene Dietrich en Testigo de cargo, qué personaje genial y qué cacho de actriz.
Me chifló Julia (que ahora ni recuerdo), La mujer del cuadro, La escalera de caracol y algunas otras que nombras .Y una que ya te he nombrado alguna otra vez: Johnny Guitar con una espléndida Joan Crawford.
Debías editar estas entradas, yo te compraría seguro un ejemplar, admirado Maestro.
Mi aplauso, mi abrazo, un par de besos.
Es que el cine, más que nada el de la "industria" presenta modelos sociales a copiar, repetir. Porsupuesto que los guionistas y directores, hacían y hacen sus malabarismos para salirse un poco del molde. Ni muy muy, ni tan tan...será que la realidad supera la ficción y hay más diversidad,no?. Pero, volviendo a la pantalla grande, en la ficción claro está, los personajes "malos" tienen y dan más juego.
ResponderEliminarMe encanta leerte, disfruto mucho tu posts, como te dice Virgi, "Maestro". Un beso
Jo, querido VIctor, me ha interesado mucho leerte. Despacio. Saboreando. Y luego los comentarios y las contestaciones, buenísimos también.
ResponderEliminarEl reflejo de la mujer en el cine, de lo femenino, partiendo de la representación de las buenas mujeres y presentando los diferentes tipos... y poniendo los modelos frente a frente con otras representaciones femeninas como las femme fatales o las simplemente malas.
Y pasando por ese ensayo (que no he leído pero un poquito sé de lo que trata) de Betty Friedan... y su mística de la feminidad. Así me acerco al personaje de Francesca en Los puentes... pero también enseguida he visto a la protagonista de REVOLUTIONARY ROAD (una adaptación a mi gusto maravillosa de la novela de Richard Yates. Ahora se acerca la adaptación de otras de sus novelas que a mí me ha fascinado también, Las hermanas Grimes... y que trata sobre algunas mujeres buenas). Ahí he visto el drama de esa 'mística' y el daño que provoca. También he recordado a las heroínas que tanto me gustan de los melodramas de Douglas Sirk...
También me viene a la cabeza otro pensamiento, cómo un personaje malo es más fácil que resulte atractivo (tanto mujer o hombre)... y lo difícil que es abordar bien un personaje bueno que no quiere decir falto de complejidad o sin matices... y hacerlo atractivo.
En el caso de esta representación de la mujer: una 'mala' y otra 'buena'... me gusta hablar de Lo que el viento se llevó. Porque tanta Scarlata como Melanie (sin el doblaje nuestro) son dos personajes femeninos muy bien planteados. Las dos tienen la complejidad de la ambigüedad y las dos a su manera (de nuevo todo depende de cómo se las mire), son rebeldes, luchadoras y con una personalidad construida. A ninguna le influye la opinión de los otros o la sociedad en la que viven para ser como son... Por eso conectan y por eso son amigas... Como ves es otra lectura más de Lo que el viento se llevó.
Besos
Hildy
Vaaaya ensalada tan suculenta y repleta de papeles cinematográficos de féminas nos has preparado VICTOR, la verdad es que no sé hacia donde mirar.
ResponderEliminarMe ha hecho gracia ver que comienzas la horquilla con la pobre Isabel de calle Mayor y la terminaras con otra encasillada en papeles de vírgenes, sumisas e ingenuas como era Lillian Gis, solo que en una de las pocas pelis que la pusieron de armas tomar, escopeta en ristre jajaja así que despejando la X de la ecuación mi conclusión no puede ser otra que si la mamá de Caperucita además de tostadas y miel, el hubiera metido una repetidora de cañones recortados en la cesta, otro gallo le hubiera cantado al lobo, porque a ver ¿es que siempre tenemos que ser pécoras o idiotas de solemnidad? fifty fifty mejor:))
Si Francesca en los puentes hubiera tenido un poquito del papel que hacía en la diablesa de Parda, no nos hubiera hecho sufrir tantísimo con la manilla de la puerta de la camioneta ( que si sí, que si no) y hubiera salido disparada a los brazos de Clint Eastwood, xD!! no se lo perdonaré nunca en la vida jajaja Porque verás, a mi en el cine y en la vida, ni me gustan las malas, ni las buenas ( que en realidad al 100% no creo que existen... las de los perfumes sí, al menos el envoltorio que se ve:-) me gustan las que tienen coraje...por ejemplo, por ejemplo.. ya que la tienes aquí abajo alguien al estilo de Maggie /Cate Blanchett en The Missing gracias por recomendarla, meeencantó:))
Muuchos besos y feliz finde.
El cine, como la literatura o el arte, ha tenido esa capacidad de reflejar en las múltiples caras del espejo las diversas posibilidades que la mujer tenía para enfrentarse a un mundo de hombres en los que las pautas las fijaban ellos. Unas veces pautas violentas, otras sutiles, incluso comprensivas.
ResponderEliminarLa mujer ha tenido que buscar su lugar moviéndose con inteligencia puesto que el hombre no es el "enemigo", es el padre, el compañero, el amante, el hijo.
El recorrido que has hecho es muy completo. Algunas películas las he visto aunque las que hace mucho que vi se me entremezclan a veces (soy un desastre con el cine, me muevo mejor en la literatura).
Una muestra de la gran complejidad en la que las mujeres han tenido que vivir es la propia vida de esa mujer de nombre endiablado: Mary Wollstonecraft. Su obra, Vindicación de los derechos de la mujer, toda una proeza temprana en el razonamiento de la igualdad de hombres y mujeres.
También es una proeza cómo te manejas leyendo tantas películas en horizontal, vertical y diagonal :))
Un abrazo!!
Abril. Vaya decepción, que ya me temía lo de los anuncios...veremos con que nos deleitan durante estas navidades con las actrices (y actores) de moda.
ResponderEliminarLa verdad, aunque sé que las habrá, me cuesta encontrar una mujer fea, a todas les termino encontrando algo...
Y es muy cierto lo del talento, independientemente del género, influye mucho. Un abrazo
Amaltea. Muy interesante tu comentario aunque no estoy tan seguro de que cualquier mujer sabía...Algunas sí. Y lo que expones es muy cierto. Otras no tanto. Y desde luego otras y otros no terminan de saber por dónde les viene el viento. El comentario de Ana María Matute, le comparto pero no lo hago extensivo al 100%.
ResponderEliminarPor eso pongo el ejemplo tanto de mujeres como de hombres a los que se la dan con queso. Por desgracia, es así. Y algunas otras que ven venir al ogro y lo espantan. Gracias y un abrazo.
Virgi. Gracias aunque no soy maestro de nada. No se si tu comentario se refiere al cine, a la vida real o ambas cosas. Si te refieres en general, veo por donde vas. Es cierto que hay mosquitas muertas y corderillos con mucho peligro. Pero te aseguro que la gente mala de la vida real...no le veo yo el atractivo de Marlene...que no está ya que bastante largo es el texto. Que le he tenido que cortar...De todos modos te entiendo y te agradezco que te haya gustado el paseo. Un abrazo
ResponderEliminarFiorella. Estoy de acuerdo contigo. En principio el cine refleja como tu dices ciertos roles, sean masculinos o femeninos. Otra cuestión es que lo haga con mayor o menor sutileza o profundidad. Más variedad en la vida real...supongo que sí...cadfa persona es un mundo. y hay más personas que películas. Gracias por pasar y disfrutar del texto, poeta de Montevideo. Un abrazo
ResponderEliminarHildy. Muy agradecido. En realidad no pretendía algo tan ambicioso e imposible en un solo texto como abordar lo femenino en el cine. Pero una cosa llevó a otra. La idea no era confrontar mujeres buenas contra mujeres fatales. No. El objetivo era la mujer frente al mal y como algunas lo superan y otras no. Lo que sucede es que al final me di cuenta de que también había malvadas y todo se complicó.
ResponderEliminarMe gusta mucho la película de Sam Mendes. Es dura pero me parece excelente. Como excelente es el ejemplo que pones de lo que el viento se llevó, película que no concibo ver sin el añejo doblaje de toda la vida. Un abrazo
Lo imprimo. Lo guardo en la cartera. Lo llevo conmigo. ¡Cuánto cine hay aquí!
ResponderEliminarPD... No esperaba menos de la Matute. Un abrazo
María. Puede ser que tengas mucha razón y el texto al final haya quedado como una ensalada o macedonia.
ResponderEliminarEl personaje de Francesca está excelentemente dibujado. Y la película es aun más soberbia por cuanto ejemplifica un modelo femenino en un contexto que se sale un fin de semana de los patrones marcados.
Y esa duda final, se produce en esa generación y en ese ambiente ético y de costumbres muy arraigadas. Tal vez sus hijos, como muestra la película, hubieran sido de otra manera. Es una generación la de Francesca que valora mucho el rol de la familia. Y a sus hijos y a su marido que es un buen hombre. La decisión no es nada facil, por eso es una película extraordinaria. Por que para Francesca tomar una limonada con un extraño que la atrae sexualmente le provoca cierto sentimiento de culpa. Como de pecado. Por eso le cuesta muchísimo dar cada paso que da.
El personaje de Lillian Gish está muy bien elegido. Detecta el mal a millas de distancia. Ella hubiese captado al instante que Robert Kinkaid y el Robert Mitchum de la noche del cazador no tienen nada que ver. Gracias y un abrazo.
No califiqué esta entrada de ensalada por desordenada, si no por densa, quería que lo supeiras, igual que creo tienes mucha razón que el personaje de Francesca es uno de los más sinceros que he visto en la pantalla y sí tienes razón, el valor de cada uno de sus pasos tiene ese plus de ser dado por alguien que se siente culpable por cada uno de ellos y aun así los va dando... lo que no sé si su personaje se da cuenta es que el amor a la familia, el respeto por ella, por todos y cada uno de los miembros que la componen merecen que alguien renuncie a la vida a la que todo ser humano tiene derecho y si su marido de verdad fuera esa buena persona que parece se intuye en esa magistral película y viera a su mujer tan infeliz como seguro lo fue después de ese fin de semana y él no es capaz de darle lo que le dio Clint Eastwood, le pediría se fuera con él o bueno... quizá eso sea demasiado, le dejaría irse con él...eso es lo que debería hacer alguien que ama de de verdad a otra persona y quiere su felicidad... si no puede darle la felicidad, permitirle ser feliz con quien se la de... Francesca siendo como era solo podría ser feliz así... porque es su propia generosidad hacia su familia, la que le impide pensar en ella misma...
EliminarTu entrada es una ensalda densa porque todos los seres humanos somos tan complejos y densos cono todos los prismas de personajes que has dibujado aquí y sí... todo sería mucho más fácil si tuviéramos la capacidad de discernimiento que tuvo Lilian Gish en la noche del cazador... gracias a ti, me gusta lo que intuyo te importa de lo que ves, solo que ves tanto que me es muy difícil seguirte... seguiré intentándolo, aunque nunca lo consiga:))
Otro abrazo grande.
Perdón por pesada, olvidé un NO... aquí:
Eliminarlo que no sé si su personaje se da cuenta es que el amor a la familia, el respeto por ella, por todos y cada uno de los miembros que la componen NO merecen que alguien renuncie a la vida a la que todo ser humano tiene derecho" ;)) solo eso...nadie debería ser infeliz para que otros sean felices en silencio... ese silencio de ella, es el que devaluaría el valor de su sacrificio porque a lo mejor si fuera capaz de hablar, permitiría o que su marido despertara o que la dejara despertar a ella... ya no te molesto más, gracias otra vez.
Laura Uve. Pues fíjate hasta que punto estoy de acuerdo que te adelanto que la entrada la corté por demasiado larga. Pero que uno de los temas que no han entrado en esa evolución que señalas era precisamente el de la mujer "en tierra de hombres". Desde Cimarrón, Pasando por 40 pistolas hasta la propia película que se tirtula así con Charlize Theron. Para otra ocasión será.
ResponderEliminarY tienes razón. No hubiese estado mal ver esa evolución desde el la relación con el hombre a lo bella -bestia o Jane Eyre, hasta la del hombre como amigo y compañero. No creas que me conozco la vida de la Stonwalllcraft...ya buscaré. Hoy ha tocado oblícuo creo...Gracias. Un abrazo.
Jose Luis. Muchas gracias. la Matute es harina de no se sabe que maravilloso costal...en cualquier caso siempre da en la diana. Esa sí que es un auténtico pozo sin fondo para aprender y no parar....Un abrazo
ResponderEliminarMaria. Aqui nadie es pesado y tu tampoco. Yo no tengo inconveniente en decir que esto ha quedado como una macedonia. O ensalada vale. El grado densidad...pues no se...me alegro si te gustó.
ResponderEliminarCoincidimos en que el personaje de Francesca esta muy trabajado. Y la interpretacion de Meryl lo convierte en una delicia.
Hasta tal punto que la mujer de campo arraigada a las costumbres rurales y morales de su pueblo termina siendo mas avanzada por ejemplo que su propop hijo, al que un posible affaire de su madre le escandaliza y le averguenza llegando incluso a juzgarla.
El paso que Francesca no termina de dar supone en cambio una enseñanza para sus hijos que terminan valorando su sacrificio.
No es facil quedarse. Mas cuando la familia vuelve y uno ve a que rutina se ve abocada. Mas que esposa es la madre de todos, incluido el marido.
Es una pelicula extraordinaria. El marido no se empana de las necesidades de su mujer como mujer. Es verdad. Pero de ahi a que la deje marchar con Clint...es pedirle demasiado. Aqui no molesta nadie. Un abrazo
V, excelente post. Lamentablemente ya no hay ni mujeres buenas ni mujeres malas. Los personajes que citas son de otra clase de cine. En pocas películas vemos un personaje que nos atrape, nos guste o le cojamos la mayor de las manías como los que indicas.
ResponderEliminarAnda que no he sufrido con Betsy Blair, que mal cuerpo se nos quedaba con Calle Mayor.
Tambien otro recuerdo a Olivia de Havilland y sus películas con Mitchell Leisen, que grandes.
Pero es que hay tantas.
Lo dicho excelente texto que nos engancha de nuevo con el buen cine.
Un abrazo.
Realmente es un curioso grupo de mujeres el que reúnes en tu sala oscura a través de tan magnífico y concentrado texto, y aunque uno está tentado de aportar un nombre (el imposible de la segunda y apocada señora De Winter, for example), lo cierto es que se trata de tu juego cinematográfico -brillante, como es costumbre en la casa-, y son tus criterios de elección. Y es casi posible ver a todas esas mujeres ocupando cada cual su sitio en la sala y mirándose extrañadas, sin atreverse, pobres, a recelar unas de otras, pero recelando de todos modos en su fuero interno. Mi simpatía está con la Isabel de Calle Mayor, algo aislada de las otras, hasta que llega, volcánica, la tía Tula para ponerse a su lado y protegerla… Magnífica Aurora Bautista.
ResponderEliminarAnbrazos
C Noodles. Gracias. Ahora todos los roles se han difuminado tanto que es dificil encontrar, salvo algunos casos, gente como Ingrid Bergman en "las campanas de Santa María" o por el otro lado la loba de Bette Davis. Hoy se juega más a la ambiguedad. Lo que le hacen y se hace a si misma Betsy Blair no tiene nombre, es verdad. Un abrazo
ResponderEliminarJuan. Te aseguro que ha sido complicado escoger. Es más he tenido que amputar la entrada ya que quedaba eterna. Han existido descartes muy dolorosos, como el que citas de Joan Fontaine, ahí o en Rebeca. Finalmente la coloqué en Sospecha, ya que me parecía un ejemplo muy bueno de la mujer de gran humanidad que no sabe si su marido es un lobo o no quiere saberlo. Ese vaso de leche....
ResponderEliminarEs imposible no sentir simpatía por la peripecia de Betsy Blair, tan prima hermana de la tía tula, tienes razón. Gracias por tus palabras. Un abrazo
Marty genial, con un Borgnine que nos deja con un muy mal cuerpo. Él, creo recordar, también vive su relación con las mujeres (en la peli creo que se fijaban más bien en una en concreto, ahora no me acuerdo) de un modo más bien ingenuo.
ResponderEliminarGran película de Bardem, Calle mayor. Es dura, sobre todo para Isabel quien es engañada para la diversión de unos tíos bastante desalmados que no son del todo conscientes del daño que están haciendo. ¿Es ingenuo su modo de actuar, el de Isabael? Puede, pero es que se engancha por un hombre que la camela (como dejas caer en el post, una especie de lobo sin escrúpulos). Nada que ver con las famme fatales de las pelis de cine negro. Muestras una amplia galería de mujeres engañadas en el cine. En Up in the air (peli que no me gustó demasiado a pesar de las, más bien, buenas críticas) sin embargo el engañado es él… pero eso tanto tiene ya que en estos casos todo está envuelto en esa guerra de sexos atemporal y que forma parte de la cultura del ser humano. Supongo que quien se siente más fuerte, o quien es más fuerte, y con más capacidad para manipular es quien mejor engaña cuando entra en el juego. La seducción del poder es otro arma que puede tener cabida en esto de seducir o ser seducido, engañar o ser engañado.
Un saludo, V. Estupendo post.
Javier Simpson. Gracias. En mi opinión ambos se engañan a si mismos. Creo que Isabel sabe que es su último tren y lo quiere vivir aunque intuya el final. Y él, que es advertido desde varios frentes de la canallada y de donde se está metiendo,se convieerte en víctima de su propia trampa, de la que no sabe salir.
ResponderEliminarNo siempre el lobo es tan lobo y la inocencia de ella tiene mucha fuerza. Se ha intentado poner ejemplos a la inversa como el de Robinson y el Clooney. ellos también caen en las redes. Un abrazo
Es cierto, ahora recuerdo mejor. Él no es tan lobo. Se mete en algo de lo que luego es difícil salir; ve venir el daño y lo pasa mal cuando es más consciente de las consecuencias (creo que iba por ahí). Está muy bien. El guión es magistral. Gracias por la aclaración, V.
EliminarSiempre te leo con libreta en mano, han quedado en conseguirme dos películas de tu entrada anterior. A Vera Farmiga la estamos disfrutando por acá, en una serie Bates Motel, la verdad es una excelente actriz y aunque la historia no ha tomado los vuelos deseados, siempre ella se encarga de matizar el guión.
ResponderEliminarExquisita entrada Victor :) De este repaso debo ver algunos títulos todavía, que por supuesto están apuntados a futuros visionados. El rol de la mujer buena ha quedado muy opacado por esos seres malvados disfrazados de ángeles (nótese Eva al desnudo xD). Nah, lo cierto es que hay para todo, y me alegra mucho la inclusion del personaje de Vera Farmiga en "Up in the air" aquí. De Fontaine en "Sospecha" es otro interesante ejemplo, como siempre Hitchcock dando tanta vidilla con un personaje tan bueno lleno de inseguridades.
ResponderEliminarLa madre Pierce es otro personaje que queda grabado en la retina (impresionante Crawford), y cómo olvidar a Mrs. Miniver. Un abrazo!
Belkys Pulido. Gracias. Pero he de hacerte una consideración. Se trata en ambos casos de películas que considero interesantes pero no obras mayores. Son películas que creo merecen salir del olvido. Espero que te gusten, no quisiera decepcionarte. Gracias de todos modos. Un abrazo
ResponderEliminarDaniel. Muchas gracias. La verdad es que la lista sería tan extensa que ocuparía una tesis o un libro. He tenido que cortar y meter la tijera y aun así ha quedado largo. Existen muchos ejemplos pero ese que pones de Hitchcock es interesante por la duda constante que plantea sobre el caracter de Cary Grant. Un abrazo
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