viernes, 17 de enero de 2014

POR AMOR AL JUEGO



En la película “Una Historia del Bronx” Robert de Niro, conductor de autobús, ve cómo la afición que ha transmitido a su hijo por el béisbol se difumina por otra más a ras de suelo. Al chaval le atrae cada vez más el mundo de los mafiosos de su barrio. Y el bateador Mickey Mantle, el héroe mitológico por excelencia que ambos compartían, se ve sustituido por el atractivo de los trajes de diseño y la parafernalia de la mafia italiana con gatillo fácil.
Para entender la enorme decepción que ello supone para el padre hay que comprender lo que significa en su mentalidad la magia evanescente de los héroes del béisbol. Hay que impregnarse de lo que significa viajar a ese templo mitológico, esa liturgia, ese no-lugar con visos de edén en el que como en el antiguo olimpo, se pueden producir las hazañas más maravillosas fruto de una gracia natural. Esa que nace en el barbecho de las verdes praderas y se catapulta hasta el infinito.
Un espíritu legendario que se remonta a la lírica de Walt Whitman, quien en su epicúreo canto a la naturaleza y a lo universal escribió “En esta amplia tierra nuestra, en medio de la vulgaridad inmensurable y de la escoria, encerrada y segura dentro de su fuego central, se esconde la semilla de la perfección”.





Esa es la base de muchas de las premisas del a menudo menospreciado género “americana”. El desarrollo de una mitología en ese campo de sueños, que forma parte esencial del ideario del sueño americano.
El género nos regala momentos de pura fábula realmente sublimes. Para ello se puede viajar hasta el orgullo de los Yankees, pero no es necesario. Vamos con un ejemplo. Roy Hobss (Robert Redford) en “El mejor”. En el momento culminante del partido sufre un revés apocalíptico, de resonancias casi bíblicas. A la hora de batear, un rayo destroza el bate de béisbol con el que ha jugado toda su vida. Construido a mano a partir de la madera del roble de su granja. Un roble que otro rayo partió en dos. Como homenaje el bate tenía dibujado un rayo y llevaba una inscripción: Wonderboy. En ese momento en el que ese excalibur deportivo se hace añicos, se hace el silencio en un estadio que comparte y vive esa mitología ligada al superhéroe.
Pero cuando todo parece perdido, surge la magia. Redford se vuelve hacia Bobby Savoy, un crío de doce años que hace las veces de aguador, limpiabotas y chico para todo en el equipo. Y con la seguridad y el aplomo de quien tiene un don natural (no en vano el film se titula “The natural”) le dice: “Bobby, dame un bate para ganar”. Y el chico saca de un pequeño estuche uno que siguiendo la tradición del héroe, él mismo ha tallado a mano y que lleva la inscripción “savoy special”. Y por supuesto el golpe nos lleva directamente al olimpo a los compases de David Newman.



Solo así puede entenderse la conmoción nacional que supuso en 1919 y tras un larguísimo proceso judicial la expulsión de por vida de la liga de los ocho famosos jugadores de los White Sox que amañaron, al parecer, las series finales. Que se vendieron por unas monedas. John Sayles relata el trauma individual y colectivo estupendamente en su film “Eight men out”. Ese suceso supuso una quiebra en la fe del deporte soñado y sus ritos. Una profanación que era muy difícil asumir y que además nunca quedó del todo aclarada. Y el americano fanático del béisbol vivió con esa sombra durante décadas.
Recuperar la magia y el ritual de antaño no es fácil. El cine lo presenta casi como otro milagro fruto del espíritu contestatario de los 60, como bien se nos cuenta en “Campo de sueños”. Ahí un granjero (Kevin Costner) exorciza sus propios fantasmas construyendo un campo de béisbol en su granja para que los ocho expulsados y aquellos que jamás pudieron triunfar puedan hacer realidad ese sueño truncado.
Y cuando uno de los ocho, el mítico Joe “Shoeless” Jackson (Ray Liotta) aparece, le dice a Costner “sencillamente me encanta este deporte. El olor de los guantes y los vestuarios, los viajes en tren, el tacto de la bola, el césped, la gente…hubiera jugado gratis”.


El carácter mítico de esa arcadia perfecta y resucitada se resume en esa pregunta totem que recorre la película, en la que algunos jugadores al ver el campo en mitad de esa hermosa América profunda preguntan “¿es esto el cielo?”. A lo que Costner contesta una y otra vez “No, es Iowa”. Lo que perfila sus inequívocos aromas bíblicos. Desde luego el género es perfecto tanto para narrar el sueño, caso de “The rookie” como para explorar la ruptura y quiebra del mismo,la cara oculta y el fracaso, como en “Cuando me enamoro”.
No obstante, como bien nos cuenta Jerry Maguire, las cosas ya no son como antes. Ahora la mercadotecnia, los patrocinadores, el ruido mediático, la publicidad y las marcas han invadido como los mercaderes el templo sagrado del béisbol y su significado. Ahora ya nadie se plantea jugar gratis. Solo hay que ver las agrias discusiones entre Al Pacino y Cameron Díaz en “Un domingo cualquiera”, plagadas de alusiones económicas y pérdida de patrocinadores. Y la continua búsqueda de Pacino por hacer entender a la dueña convertida en tiburón financiero, que hubo un tiempo en que el deporte no era así de mezquino.



Brad Pitt en “Moneyball” prefiere no ver los partidos. Aunque no pueda reprimir encender la radio una y otra vez para conocer el tanteador. La película, basada en hechos reales, comienza con la dura derrota del equipo y la venta de sus principales jugadores. Un equipo pequeño que no se puede permitir lujos económicos. Ahora todo es mucho más prosaico y las cifras mandan. Los héroes de antaño no juegan como Kevin Costner “for love of the game”, sino que el mercado ha impuesto sus reglas. Y todo lo romántico e idealista, los rituales y la magia parecen haberse desvanecido.
En una jugada maestra de guión (y de interpretación) se nos dibuja un personaje memorable. El manager Brad Pitt, es un antiguo jugador al que los cazatalentos vendieron la moto de que iba a ser un dios del césped. La presunta nueva leyenda terminó saboreando la derrota y masticando el fracaso. Y su particular sueño terminó hundido en un pozo sin fondo. En este aspecto la película es magistral al mostrar la cara más amarga de esa mitología construida, el lado oscuro. Brad Pitt no tuvo jamás ese swing natural, ni fue un ídolo en el césped. Creyó en la magia y cosechó un fracaso sin paliativos.


Eso afecta a su comportamiento posterior. Si le pasó una vez como jugador, no piensa cometer los mismos errores como entrenador. Por eso en “Moneyball” nos le muestran como un tipo pragmático y con los pies en el suelo. Ahora su receta es otra. Para lograr objetivos hay que estar muy despierto, tener los ojos muy abiertos y cambiar de mentalidad.
Por tanto, decide operar en sentido inverso en una maniobra muy razonada pero en el fondo un tanto suicida y de clara raíz quijotesca. Como dejó dicho el ingenioso hidalgo “Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete”. Acompañado de su particular Sancho Panza (Jonah Hill) licenciado en económicas en Yale, combatirán contra los molinos de viento del mercado en su propio terreno. Intentarán dar la vuelta a las estadísticas y de paso a todas las teorías del darwinismo social de Herbert Spencer, a las que despreciarán olímpicamente.
Analizando a cada jugador meticulosamente, escogerán para recomponer al equipo a aquellos en principio menos aptos, los infravalorados que otros equipos descartan y menosprecian, incluso lesionados, pero que según sus estudios pueden ser útiles, o al menos pueden ayudar a componer el puzzle. Una auténtica lección social en la que el brillante guión de Steven Zaillian y Aaron Sorkin nos viene a decir que todos somos aptos, que en principio todo suma.


Todos podemos contribuir y ser válidos en un proyecto común y solidario para salir adelante. Como si hubiesen leído a.…sí, exacto, a  Withman: “de la nube más lóbrega de la imperfección surge como una saeta un rayo de luz que guía los corazones”.
Sin embargo toda la estructura planificada parece venirse abajo cuando comiencen a acumularse derrotas. Y ahí será cuando Brad Pitt necesitará dar respuestas que el ordenador no posee. Y la película deja asomar su lado más oscuro, en el momento en el que tenga que asimir su liderazgo y deshacerse de algunas egoístas manzanas podridas dentro del cesto. Decisiones muy duras en las que el director plasma el desagradable trago sobre la base de una interpretación sobresaliente.
En un símil que recuerda al coronel Kurtz, comenzará a navegar por las procelosas aguas de los tiburones del mercado tomando decisiones muy arriesgadas buscando equilibrar una nave en la que las viscerales tomas de postura emocionales a punto están de nublar la razón y el rumbo.
Curiosamente, la respuesta a tanto dilema la tiene una canción que le canta su hija, en la que se habla de las dudas e incertidumbres, los errores humanos, el miedo al fracaso, el pulso vital, el compromiso y la ilusión que jamás se debe perder. “Sigue perdiendo así, me gusta mientras disfrutes del juego” le dice.
Es el instante en el que percibe que hay algo que no recogían las estadísticas, los gráficos, ni los estudios de ordenador: el factor humano, la pasión por jugar, la ilusión por acariciar el bate y pisar el césped. En ese momento y en una escena de gran carga dramática, hermosa y emotiva Brad Pitt decide dos cosas: Implicarse totalmente a la hora de inocular el compromiso de los jugadores con el equipo. Y sobre todo, volver a pisar un campo y ver un partido. Sentir de nuevo el pálpito de la grada. Ahora sí se siente realmente preparado. Conciliando los números, la estadística y la recuperada pasión por el juego.
"Moneyball" como película, resulta además muy elegante visualmente y lejos de estridencias con la cámara. Se beneficia de unos diálogos agudos y punzantes y un ritmo narrativo propio de la casa. Además incorpora un discurso con un armazón dramático notable en el que los caballeros andantes no ganan el campeonato ni son perfectos. No se eluden sus sombras, pero terminan redescubriendo el placer de su oficio, y la sabrosa adrenalina que surge en una frenética negociación a varias bandas para que no te roben un jugador. Similar a ver el entusiasmo de un jugador tras un golpe perfecto.


Los partidos, según “Moneyball” puede que se ganen o se pierdan mucho antes de pisar el campo de juego, pero es ahí donde está la auténtica magia, lo intangible, lo que hace soñar al aficionado. Si el césped es el campo de sueños, el despacho es el campo de batalla. Al final les ofrecerán mucho dinero por ir a un equipo más grande. Pero cuando uno ha redescubierto su lugar, la ilusión por las bolas curvas y el placer del swing dentro y fuera del campo…
El béisbol es tan intrínseco a una forma de entender el deporte que en el cine americano aparece donde uno menos se lo espera.
Para los que lo odian y piensan que ese cine se basa en un ideario repetitivo, una mala noticia: En 1984 se hizo “2010:odisea dos”. Los astronautas Roy Scheider y John Lightgow flotan en el espacio en una nave esperando contacto, pasando horas muertas. Uno le pregunta al otro que hecha de menos en ese momento, en que lugar le gustaría estar en ese instante. “Ahora mismo, comiendo un perrito caliente en el estadio de los Yankees, son los mejores del mundo antes de entrar a ver un partido”. Parece que acertaron en la previsión futurista. En 2014 aun pervive.

Esta entrada está dedicada a la plantilla (jugadores y cuerpo técnico) del Racing de Santander. Una plantilla que lleva más de cinco meses sin cobrar, mientras los dueños dilapidan el club, que no tardará en desaparecer. Un club que acaba de cumplir 100 años en el más desastroso clima institucional. Los jugadores, siguen jugando. Y los aficionados siguen acudiendo a su particular campo de sueños. Las fotos corresponden a Joe “shoeless” Jackson, Robert Redford en “el mejor” y Ray Liotta en “Campo de sueños”. El resto pertenecen a imágenes de la película “Moneyball”.


36 comentarios:

  1. Mi enhorabuena a toda esa plantilla. De los más grandes hasta los que se encargan de llevar y traer balones y agua.
    La grandeza del juego está exactamente ahí. Y esas son las plantillas que demuestran que, efectivamente, a nivel social todos somos útiles.
    Aplauso y pena.

    ResponderEliminar
  2. ¿Sabes una cosa V? Esta es de las poquísimas entradas tuyas en la que a medida que te he ido leyendo iba diciendo para mi ( es verdad! qué increíble momento) vi las primeras películas de las que hablas, A Bronx Tale y Érase una vez en América son sin duda dos de mis pelis favoritas de De Niro.:))

    Y mira, como a mi me ha dado en el blog por el no ver, viendo bastante más que nosotros de los ciegos, me has recordado una peli “A Primera Vista” ( con Val Kilmer y Mira Sorvino) es probable que no la hayas visto, no es que sea nada especial pero justo porque pensé que iba a ser una completa estupidez me sorprendió, el protagonista es ciego y forofo perdido del hockey solo escuchándolo por la radio se pone cardiaco perdido, así que cuando consigue ver, justo antes de volver a quedarse ciego, lo que hace es ir a ver un partido de verdad en vivo...

    Sí, entiendo muy bien la sensación que describes aunque no sea forofa de ningún deporte. Es más, me horroriza que esa mezquindad de la que hablas lo haya contaminado todo. Yo jugué a baloncesto varios años, no era nada especial pero sí tuve la suerte de sentir esa emoción dentro de mi, no por el punto heroico de sentir la perfección de los buenos buenísimos, en absoluto, solo por el orgullo de jugar defiendo a tu equipo, solo porque lo sientes como una familia pequeñita para ti, eso es lo bonito del deporte en equipo, cuando vives eso mientras disfruta jugado. No sé si eso es posible cuando la pelota rueda entre miles y millones en primas, fichase y compraventas diversas, por eso ¿sabes qué? entendí muy bien que Sony le dijera a pequeñajo de De Niro que no se preocupara por su el eclipse de su estrella del béisbol, que con lo que ganaba no era en absoluto digno de ninguna preocupación y... en cierto modo es verdad ¿de verdad es medio normal que alguien por golpear una pelota me da igual con qué, gane más dinero que el más maravillosos de los científicos o sabios del mundo? algo anda mal, muy mal si se venden tan caros los sueños baratos y hay tantísima gente colgada y dispuesta a pagar tantísimo por ellos:-))

    Me quedo dos frases ¿puedo?
    “de la nube más lóbrega de la imperfección surge como una saeta un rayo de luz que guía los corazones”.

    “Sigue perdiendo así, me gusta mientras disfrutes del juego” .. creo que esta es la esencia del juego de la vida, disfrutarla con independencia del resultado final del partido:))

    Aaaah! y estoy contigo, enhorabuena y ánimo para los jugadores del Racing de Santander, son como los de mi Ponferradina ..sus jugadores fueron los único ídolos de mi padre, jamás dejó de verlos ni un solo domingo en el campo, él decía.. ¿ a quien le importa lo que hace el Barça o el Real Madrid? conocemos nosotros a alguien que juegue ahí:-)

    Muchos besos V, realmente emocionante... buscaré Moneyball:-)


    Muuy feliz finde.

    ResponderEliminar
  3. Lo de la plantilla del equipo es extrapolable a la ciudadanía en muchos lugares de este país. Y así nos va...
    De las pelis que mencionas, casi me quedo con la que no tiene que ver con el deporte. Una historia del Bronx me encantó en su día. Tengo que revisitarla. De deporte yanki me quedó tal vez con Rudy (tiene sus fallos, vale, pero a mí me gusta) y con Titanes, hicieron historia. Son de "fútbol americano" (bueno, no son de eso; eso es la excusa). La de Pitt me gustó, pero sin más. No la recuerdo mucho, ni esas cosas buenas o positivas que le mencionas, así que eso no es muy buena señal. De El orgullo de los yankees recuerdo el speec final y una imitación de la que hacía de mujer de Lou de Chaplin...y... de "si lo construyes, vendrán" que la dieron varias veces en el autobús que me llevaba a la Uni el primer año y que dejé de prestarle atención. La de Sayles no la he visto. Y la de Hanks con las chicas (aunque aquí no la mencionas) tampoco.
    Pasa buen fin de semana.
    Un saludito.

    ResponderEliminar
  4. Otra cosa. No he visto nunca un partido de béisbol, pero me han comentado que son superaburridos para los que no son de allí, pero que allí son como "actos sociales". La gente se reúne, charla, come, comenta las jugadas en partidos que pueden durar muchísimo... No lo sé, ¿eh? Sí vi un buen rato un partido de "fútbol americano" y se me hizo muy pesado. El juego se para cada dos por tres.

    ResponderEliminar
  5. Como siempre un gran texto exhaustivo.Hoy nos hablas de un deporte. Es curioso, excepto el boxeo y el béisbol, todos los demás deportes nunca se dejaron filmar en grandes películas. El fútbol, el deporte con más entusiastas y jamás una película buena. No sé, recuerdo Evasión o victoria de Huston bastante malilla. El atletismo tampoco. Carros de fuego me parece horrible a excepción de La soledad del corredor de fondo o Marathon Man, pero no son exclusivamente de este deporte. También el hockey sobre hielo en El castañazo con Paul Newman. Y seguro que me dejo muchas más. Recuerdo con cariño aquella escenas maravillosas de Buster Keaton en El cameraman donde se filma a él mismo en la soledad del campo de béisbol o ese maravilloso capitulo de la serie de Rod Serling The Twilight Zone titulado El gran Casey. En fin, podríamos estar hablando del tema horas y horas.

    Un fuerte abrazo,amigo.

    ResponderEliminar
  6. Paradela. Es triste ver morir tantas cosas, incluido el equipo al que te llevó tu padre de niño...Curiosamente el partido de mañana se juega a las doce del mediodía. Han fundido todo el dinero y se lo han llevado a paladas, y ahora resulta que no pueden jugar por la tarde ya que no hay para pagar la luz del estadio. Y por supuesto, el utillero, masajista y demás tampoco cobran...Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. María. Gracias. Si que he visto esa película con Val Kilmer, y es verdad lo que dices, una de sus aficiones era esa...No está mal la película, aunque hace tiempo que la ví.
    Yo creo que Sony hace trampa con el crío de Robert de Niro. En los años cincuenta los jugadores de beisnol no cobraban lo que un jugador de futbol hoy, ni mucho menos. Igual ganaba en un mes Sony con su actividad mafiosa más que Nicky Mantle en un año jugando. En aquellos tiempos se valoraba al jugador por lo que hacía en el campo y Mantle batió records. Hay una peli de Billy Cristil protagonizada por Thomas Jane, que se titula "61" que lo recoge...
    Hoy en día las cosas son diferentes y eso la película de Brad Pitt lo refleja muy bien.
    Pues un día jugamos unas canastas, que yo también jugué (más bien mal) al basquet.
    Las frases de Whitman don de él, puedes quedartelas siin problema, son de "hojas de hierba".
    Me alegro que te haya gustado el texto. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sabía que era de “Hojas de hierba” meencanta Whitman, fue uno de los jugadores más apasionados en letras del juego de la vida. Ok, un uno contra uno:-) aunque no soy nada buena bajo la canasta ( me falta altura y me embarullo con la gente encima:-) jaja bueno ahora me falta de todo, lo mío es la media distancia. Sony, sería un sinvergüenza pero su filosofía de vida salvando el hecho de que se saltara todas las reglas, me gustaba.. era bastante más generoso en el fondo de lo que pudiera parecer en la forma:) no digo que ganaran como hoy los jugadores, solo que entonces y ahora lo que hacen está sobrevalorado. Lo importante del juego, es disfrutar jugando:)) Gracias a ti y más besos.

      Eliminar
  8. David. Desde luego que si. Lo de la plantilla es un síntoma más de como es y como está la sociedad actual. Y de como nos va...
    Hay muchas películas. Sé lo de Rudy ya que he leido algo en Safari. La del bronx está muy bien.
    Tienes mucha razón en que muchas utilizan el deporte como marco para hablar de muchas otras cosas.
    La de los Titanes es una de ellas y creo que te recomendé una estupenda titulada "equipo Marshall" con Mathew Mc el nominado. Está muy bien. La de the rookie con Dennis Quaid también me gusta, un día igual las comento.
    Y la de Geena Davis, Lory Petty y Tom Hanks haciendo de hermanas rivales y entrenador amigo de la bebida está muuuy bien. Es bonita, me gusta.´"ellas dan el golpe" se titula.
    Aquí me he centrado más en el beisbol, aunque se podría hacer tb con el futbol americano. Comparten cosas pero no es lo mismo.
    Se que mucha gente piensa que son todas iguales y que todo es una matraca sobre la superación, el esfuerzo y la victoria final. No estoy de acuerdo. Hay algunas que sí, pero otras son muy buenas. La de Sam Raimi con Costner que da título a la entrada también me gusta y tiene una historia de amor con Kelly Preston con un sabor muy clásico.
    Sobre el deporte en sí. Creo que hay que conocerlo. Por lo visto es como tu dices el ambiente, pero claro, si no se conocen las reglas imagino que será aburrido. Gracias por el mail. Si que había s mandado antes a los Gurus. Tenías razón. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Francisco Machuca. Gracias. Es verdad, el deporte y el cine no creas que siempre funcionan. El boxeo y el beisbol sí, y alguna de futbol americano, pero el resto....
    a mi evasión o vistoria, hasta que comienza el partido me parece que no está mal, lo que ocurre es que el partido dura media hora...
    Estuve hace unos meses en una charla de Garci sobre cine y deporte y decía que era dificil filmar el futbol transmitiendo emoción. Que necesitas una historia muy potente. Y que le gustaría filmar el maracanazo en el mundial de Brasil, cuando Uruguay ganó la copa del mundo y todo Brasil cayó en depresión. Dice que es una historia preciosa en la que David vence a Goliat en su terreno. Pero que no sabía si podría llevarlo a cabo ya que sería una película costosa y ahora mismo pues...Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. No te voy a mentir...odio el fútbol, ya sea europeo, americano o de Sebastopol y a pesar de tener un hijo periodista deportivo, al que escucho cuando narra un partido de fútbol por amor maternal.
    Prefiero ver una peli de cualquier otro deporte, de baloncesto, que me chifla, por poner un ejemplo. Y si es de baile, todas!
    Pero no te voy a mentir tampoco, si te digo que he visto algunas de estas películas americanas donde hacen la magia de hacernos querer involucrarnos en ese deporte-dios.
    Y me he emocionado y todo, pero claro, si me conocieras y como dice la gente que sí me conoce...
    Yo me emociono con cualquier cosa, ja,ja,ja
    En fin, perdona si este comentario no se ciñe al estricto comentar tu genial exposición.
    :)
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. He visto Campo de sueños y El mejor y Moneyball y las de las chicas que dan el golpe, y algunas más (incluida el penalti más largo del mundo)el beísbol no le entiendo, no le sigo, me aburre pero me intriga esa "ceremonia y veneración" que sienten los americanos por él, bueno como aquí por el fútbol (aquí si entiendo algo más porque además mi padre era, mis hermanas y sobrinos son acérrimos cada cual con su equipo)pero las peliculas con el deporte de fondo o en primera fila..uff..todas ellas tienen algo más detrás o delante y parece que "sentir a tu equipo es como una religión" de ahí los cromos y colecciones de jugadores que pueden valer millones. A mí me cuesta entrar en esa historia, pero estoy de acuerdo en que la gente lo disfrute y lo sienta como algo que tiene que ver, principalmente con la superación , con la pasión y la necesidad de forman parte de algo, de un grupo, de una comunidad..no sé, hay mucho escrito sobre eso y por plumas mucho más entendidas que yo. La gente llora por su equipo aunque no sea capaz de hacerlo por otro acontecimiento u persona..es un misterio para mí.
    Estoy de acuerdo que la situación del Racing o de cualquier otro aquipo pequeño, o cualquier otro gremio que lucha por salir adelante con todo en su contra tiene muchisimo mérito. People for the people frente a los poderes económicos y politicos que van de la mano. David frente a Goliat.
    Creo que lo que nos saca de nuestro pertinaz
    individualismo es eso, la lucha por algo que nos afecta a todos.
    Un texto muy interesante (y no lo digo sólo para evitar decir que es un buen texto)(sonrio) siempre hay algo más que decir sobre lo aparente.

    Un abrazo

    P.d. No he mencionado El castañazo pues ya lo ha hecho Machuca, pero va un poco de lo mismo en el hockey. Equipo perdedor que va a ser vendido para ser más rentable. Allí no cuentan los buenos modales, hay sangre como en el circo romano, pero ya sabes de qué va..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El castañazo me encantó de crío. La revisé hace unos años yyy....bueno, no es una gran peli, pero está muy bien (no porque salga Pablito). El final con el baile del jugador me sigue pareciendo grandioso. Y todos dándose de tortas con el disco por ahí perdido. La verdad es que la peli está muy bien.

      Eliminar
  12. Creo que a estas alturas a ninguno de nosotros nos extraña leer en una bitácora amiga un texto sobre una cuestión a la que nosotros llevábamos tiempo dando vueltas, o que pensábamos tratar. Lo que resulta muy significativo, lo que evidencia hasta qué punto se llega a conectar con otro en este medio, es leer un texto casi en los mismos términos en que uno tenía pensado escribirlo, haciendo ya innecesario sentarse a escribir esa otra posible entrada. Este verano alguien muy querido me trajo de Estados Unidos un guante, pelotas, un bate y una gorra de los Yankees de Nueva York; hablamos de las películas sobre béisbol, peloteamos sueve, nos hicimos algunas fotos… La entrada que no escribí entonces (la película de Gary Cooper, esa homérica “The natural”, de Redford, el espiritual “si lo construyes él vendrá” de Costner (que tiene otro par de pelis sobre este extraño deporte)… En la de Brad Pitt me perdí por culpa de mi empreño de verla en versión original, de manera que buena parte del complicado asunto que se traen en ella entre manos se me escapó. Por cierto, hay una maravillosa novela de Don Delillo que se centra en una legendaria pelota de béisbol a lo largo de cincuenta años, “Submundo”… Y paro aquí, que ya me he ido de largo. Sencillamente, me ha encantado una barbaridad tu texto. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Leí "Cualquier otro día" de Dennis Lehane y hablaba de Babe Ruth, el icono que fue de este juego en EEUU. Hizo que me interesara por su vida, tan triste de pequeño y luego tan famoso. No he visto algunas que nombras pero si tengo en mi imaginario la importancia que tiene en la vida estadounidense y en sus películas. Montones de veces los personajes hablan de él, o van a entrenar o se citan en algún estadio o lo recuerdan insistentemente, como Dustin Hoffman: "¿Quién juega en la primera base?"
    Me impactó en aquella época Redford con su memorable trabajo, pero nunca le he puesto asunto a ese deporte. Y ya que hablas de Brad Pitt, me hubiera encantado verlo, me gusta ese chico y en este caso, no por más o menos guapo, sino porque me cautivó en el Club de la lucha y a partir de ahí lo ví de otra forma.
    Acabo de leer el comentario de Juan H. y me ha parecido delicioso que le hayan traído los aperos del beisbol...¡ah, lo que ha hecho el cine en nosotros!
    Un abrazo, querido Víctor

    ResponderEliminar
  14. Maria. Es verdad. La peli va de eso. De como Sony le enseña al chaval algunas lecciones para manejarse en la dura vida real. Es un chaval con dos padres y el final lo deja claro. Un abrazo

    ResponderEliminar
  15. Marinel. De acuerdo lo entiendo. Pero muchas veces no tratan de eso. Simplemente se desarrollan ahi.
    De todas formas si prefieres una de baile lo entiendo. Aunque ya te imagino cantando los goles con tu hijo x la radio. A mi algunas me gustan mas que otras. Pero como en cualquier genero las hay sensacionales. Un abrazo

    ResponderEliminar
  16. Abril. Es que el beisbol es un juego algo mas complejo que x ejemplo el futbol en el que solo hay que saber que hay que meter un balon en una porteria y que juegan once contra once. Sabiendo eso se puede seguir sin problemas. El beisbol es un poco mas complicado.
    Las peliculas...hay de todo. Pero creo que las de beisbol sufren un injusto descredito. Como que son todas iguales y al final tras mucho esfuerzo llega la victoria. No lo comparto al cien x cien. Es como los que afirman que en el fondo todas las pelis del oeste son iguales y que el caballo del malo corre menos que el del bueno. Pues no.
    Y a Paul no lo citas pero lo citas jaja que bueno. Tiene mucha retranca esa peli. Pablito es que hizo de todo. En la gatta se pasa toda la pelicula con la pierna rota x que hizo lo que hizo y era con su amigo una estrella deportiva.
    La entrada no es tan buena. Si lees el comentario siguiente veras x que. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. David. El castañazo esta bien pero yp pense que ibas a contraatacar con el tuyo. Es decir con jimmy Stewart haciendo de Stratton y perdiendo una pierna en la peli de Sam Wood.
    Pensaba empezar este texto ahi y terminarlo con la ultima de Eastwood en la que hace de veterano ojeador y que no es tan floja como se dijo. Golpe de efecto. Pero quedaba una vez mas muy largo y corte para hablar mas de la de Pitt. Otro abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa de Jimmy no la he visto, así que la apunto para verla en cuanto pueda. La de Eastwood tampoco la he visto (pero no tengo tantas ganas, la verdad).

      Eliminar
  18. Juan Herrezuelo. Muy emotivo amigo Juan. Para un crio como yo al que cuando el Racing jugaba en casa mi padre me llevaba al campo y cuando jugaba fuera mi madre al cine...pues sale lo que sale.
    No se que tienen las buenas peliculas de beisbol que enganchan. No me extraña que fuese un deporye que como el cine servia de evasion intensa en los tiempos de la gran depresion y tras la segunda guerra mundial.
    Veo que lo cpnoces mejor que yo. El detalle de este verano precioso.
    Ver moneyball en vo....complicado si tu ongles es como el mio. Los dialogos de Sorkin son en ocasiones vertiginosos. Un abrazo

    ResponderEliminar
  19. Virgi. Pues no he leido esa novela. En la mitologia del beisbol Babe Ruth es lo mas. El autentico bombardero. Luego creo que eataria Jackie Robinson. El primer negro en jugar en la liga y un jugador legendario. Hay una peli con Harrison Ford sobre lo de Robinson pero al menos x aqui no se estrenó.
    Y luego los ya citdados...Stratton, sholeses jackson y mickey mantle que batio los records de Babe Ruth.
    Esas glorias deportivas servian para generar ilusion en tiempos muy dificiles. Y no cobraban lo que cobran los de hoy que es escandaloso.
    Anoto las novelas de Lehane y delillo. Un abrazo

    ResponderEliminar
  20. Efectivamente, todo ha cambiado. En el césped, ya no descansan los sueños sino los egos. Se ha perdido esa devoción amateur por el deporte, ese amor por el esfuerzo y la superación que nada tiene que ver con el dinero. Y sí, a mí me emocionan los jugadores del Racing tanto como me espantan las mercantilistas lágrimas de Cristiano Ronaldo. Pero soñemos con un césped y cien mil personas en pos de un sueño de juventud. Abrazos

    ResponderEliminar
  21. Primero, que los jugadores del Racing sigan creando ese maravilloso precedente, contra todo pronóstico y alzándose frente al todo por la pasta.
    He visto algunas de las películas que citas y que sirven de armazón de esta excelente entrada; desde luego, el deporte de grupo fue y es -a pesar de lo empozoñado que está- una poderosa máquina de sueños y, sobre todo, es capaz de focalizar una ceremonia sagrada, donde la individualidad desaparece en favor del grupo de pertenencia.
    La reflexión sobre ese enorme poderío que desata un partido de fútbol ode béisbol -de cualquiera que aglutine el interés de millones de personas- es la prueba de que somos una especie que necesita lo Sagrado y cuando no lo hay, lo inventa, porque al fin somos criaturas que nos alimentamos de sueños, y algunas veces, si hay suerte y los dioses están de nuestro lado, podemos tocarlos.

    Un abrazo grande.

    ResponderEliminar
  22. Jose luis. Completamente de acuerdo. Estas peliculas reflejan otra forma de disfrutar del deporte. Lejos de los divismos y de los balones de oro. Y lejos de los cheques millonarios. Pero en fin...es lo que hay. Esas peliculas tienen um toque romantico que se ha perdido entre la publicidad y el marketing. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  23. Amaltea. Gracias. Los jugadores del racing saltaran hoy domingo una vez mas al campo. Como el club nacio en 1913, en el minuto 13 de cada partido la aficipn canta "pagarles pagarles" y fuera chorizos.
    Me parece extraordinario tu comentario. Esa forma que tiene el ser humano de crear sus propips dioses paganos o no. Su mitologia. Es asi. Y es cierto que mas alla del forofismo cuando uno ha convivido desde la infancia con unos colores habla inconscientemente de "su" equipo. Gracias y un abrazo.

    ResponderEliminar
  24. Primero voy a hacerte la pelota: ¡qué bueno volver a leerte! Tus textos son esperados, muy esperados.

    Después de haberte hecho la pelota descaradamente, reitero mi pelotismo... porque si hay un tema que me resulte menos atractivo (en cuanto a mis gustos) es la relación entre cine y deporte (siempre claro está con sus excepciones)... y sin embargo, logras un texto no solo atractivo sino también el que me plantee ver, por ejemplo, una película que no tenía en la cabecera de mi baúl de películas pendientes, como es Moneyball.

    Tu reflexión del sueño americano, o el sueño de un ser humano, a través del deporte (en este caso concreto El béisbol o fútbol americano y traes al recuerdo EL MEJOR, CAMPO DE SUEÑOS o CUANDO ME ENAMORO) y su futura evolución (presente) reflejada en Moneyball... brillante. Y es que son malos tiempos para la lírica... ya lo cantaba un ausente.

    A partir de este párrafo "la magia evanescente de los héroes del béisbol. Hay que impregnarse de lo que significa viajar a ese templo mitológico, esa liturgia, ese no-lugar con visos de edén en el que como en el antiguo olimpo, se pueden producir las hazañas más maravillosas fruto de una gracia natural. Esa que nace en el barbecho de las verdes praderas y se catapulta hasta el infinito"... ya no se puede parar de viajar por tu texto...

    Sigo boing, boing, boing... como una pelota que rebota (lo del deporte ha hecho mella en mi comentario), te pido que no nos dejes tanto tiempo sin poder leerte. Boing, boing, boing...

    Un beso que encesta en la canasta, toma
    Hildy

    ResponderEliminar
  25. Hildy. Muchas gracias ¡que se nos escapa la pelotaaaa! Eres muy amable. Lo que si te aseguro es que no hay que ser aficionado al beisbol. Se tratan muchas otras cosas. Creo que la pelicula ez excelente y ademas Brad Pitt creo que ezta extraprdonario. Forma un tandem con Jonah Hill sensacional.
    Y ademas el guion de Aaron Sorkin y Steven Zaillian me parece muy inteligente. Espero la disfrutes. Me voy a por la pelota. Gracias y un abrazo

    ResponderEliminar
  26. No entiendo el béisbol, ni la mayoría de los deportes (la excepción es el atletismo que practiqué y la natación que practico, pero son deportes individuales), así que estas películas suelen atraerme poco. Eii pero he visto "Una historia del Bronx".

    Ese fragmento de Whitman es muy certero.

    La América profunda es lo contrario al cielo, me parece. Por eso me horrorizan los mitos que refuerzan la unanimidad de la nación. Así que “Moneyball”, que no he visto, me atrae como a un oso la miel :)), por no hablar de lo que me gusta Brad Pitt.

    No te olvides del R. Zaragoza en tu dedicatoria :))

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  27. Laura. Esta pelicula no solo no esconde sino que muestra muchas de las lacras y vicios de la america profunda. Esa es una de sus virtudes. Por eso sus protagonistas buscan soluciones practicas y solidarias y no esperan a que ningun maná les llueva del cielo. Aqui hay muy poco de idilico ni se glorifica a la tierra de promision. Al cpntrario. Brad pitt y su ayudante han de moverse en un mundo mercantilizado atrapado por el valor economico. Por eso ellos diseñan otro tipo de estadisticas que permitan valorar al jugador cpmo jugador y como persona.
    Su proyecto les hace ver que a dia de hoy no se puede prescindir del individuo, del factor humano. Y por eso la pelicula tiene un toque social interesante.
    El mundo del beisbol es solo el marco. Podria desarrollarse la misma pelicula al margen del beisbol sin problemas.
    Y Brad Pitt interpreta a una victima de ese sistema pernicioso que cree que determinadas personas son los elegidos. A el de chaval se lo vendieron, él se lo creyó y el asunto salio rana. Y esos aspectos la pelicula los muestra. Por eso me gusta. Si fuese un panegírico no seria asi.
    Y Brad Pitt...pues creo que se mete en el papel. Pero si es un actor que no te gusta....lo entiendo. Un abrazo.
    El Zaragoza tb sufre con Agapito. Lo se. Dirigen los clubs lo mejor de cada casa. Algunos rebotados o colocados por politicos. En fin...

    ResponderEliminar
  28. Laura. Vuelvo a leer tu comentario y...la verdad es que como no se si a los osos les atrae la miel y tampoco me queda claro si te gusta Brad Pitt o no...pues no se si no te interesa o si en fin....un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja, conozco algún oso goloso y Pitt me gusta, digámoslo así.....BASTANTE!!

      Un abrazo!!

      Eliminar
  29. Un recuerdo muy merecido a los jugadores del Racing y su lucha por mantener viva la llama pura del deporte.
    No soy muy aficionada ni entiendo demasiado, pero cuando me atrevo a profundizar en ello, me contagio inmediatamente de ese espíritu porque soy muy apasionada y veo mucha pasión en ese mundo deportivo. Quizá el no haberlo vivido en primera persona hace entendible mi ignorancia. He visto alguna de las películas que nos muestras y estoy de acuerdo en lo que dices. Me queda probar suerte con la de Brad Pitt. Siempre un placer leerte.

    ResponderEliminar
  30. Certera reseña, de hecho tengo que volver a ver la peli.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  31. Maripaz. Muchas gracias por tu comentario. La de Brad Pitt merece la pena. Espero qwue te guste. Un abrazo

    ResponderEliminar
  32. Jorge Ampuero. Muchísimas gracias. Un saludo

    ResponderEliminar