viernes, 14 de noviembre de 2014

OTROS FILOS, OTRAS NAVAJAS





De los demonios de la guerra a los abismos del amor. Del devorador íntimo que corroe las entrañas a la inflamación del corazón. Historia e intrahistoria en un mismo segundo. Dignidad, compromiso e infamia. El gozo y la frustración. La memoria y la conciencia. Un viaje dramático y caóticamente gozoso amenazado por la impronta de las sombras. La invasión de tremendas incógnitas. Dos personas inmersas en un viaje laberíntico e innovador.
Vamos primero con la dama. Exploradora en infiernos brumosos. Todo parte de una anécdota.  Resulta ser que Joan Fontaine tiene una amiga. Y esta amiga dice tener un novio soldado. Pero aun no hay compromiso y el tiempo apremia. Estamos en 1942, en plena guerra mundial y el joven está a punto de partir hacia el frente. El caso es que cuando el soldado llega no viene solo, sino que le acompaña un amigo. Y la señorita pretende que Prudence (Joan Fontaine) vaya con ella a la cita y distraiga al otro, dejando el camino libre para que ella pueda estar a solas con el soldado y así arrancarle la petición de mano.    
El caso es que Prudence, o sea Joan Fontaine, casi siempre dispuesta a hacer el bien (menos en algunos episodios de su vida real y en “Nacida para el mal”) acepta sumergirse en lo enigmático. Se encienden las alarmas. Curioso que en la película que nos ocupa “Sé fiel a ti mismo” se llame precisamente Prudence. Pero aún así, conociendo el trato y manejo de Hollywood con sus estrellas, conviene ojear el expediente de la Fontaine y ver su historial. Si nos atenemos al guión de “Mujeres” de George Cukor, al comienzo de la película, se asignaba de forma discutible un animal al carácter de cada dama. Norma Shearer era el cervatillo, Joan Crowford un leopardo, Paulette Godard un zorro, Rosalind Russell una gata….y ¿con que animal se equiparaba a Joan Fontaine?….un desvalido cordero. Lo menos indicado para una cita a ciegas con un desconocido.





Sus pasos por el celuloide, salvo excepciones, son para echarse a temblar. Predispuesta a enamorarse perdidamente a golpe de primer vistazo del primer galán que se le pone delante. Ahí están los casos “Sospecha” “Rebeca” “Alma rebelde” o “Carta de una desconocida”. Y en ocasiones cayendo rendida ante tipos caraduras y misteriosos de los que nada sabe. Luego llegan los sufrimientos, los accesos de melancolía y las bajadas de tensión.
Sin embargo, pese a la imagen que los estudios intentasen proyectar de la actriz, nada hay que temer con Prudence, señorita resuelta de clase alta que contra el parecer de casi toda su familia, se alista en el ejército como voluntaria y soldado raso. El comienzo de la película es estremecedor, pues pronto descubrimos que se libran dos batallas. Una en el frente y a cañonazos. Otra en el salón de casa y por principios. La familia de Prudence, londinenses de alta sociedad aún creen que cerrando las cortinas y apagando la radio que narra los bombardeos se conjuran y  espantan todos los peligros. Su política es no hablar de política. Están convencidos de que en su particular burbuja de sedas y tapices pueden seguir con sus cócteles brindando a la salud de su opulencia.


Todo iría de perlas para ellos si no fuese por Prudence, ese caprichoso espíritu libre. En un formidable alegato ético, Prudence deja de lado la prudencia y les acusa de vivir anclados en el pasado y estancados en sus privilegios, de espaldas a la realidad. Y les advierte que los soldados que combaten en el frente tal vez estén comenzando a tomar conciencia de que no lo hacen para sustentar los privilegios de clase de los que viven tomando brandy tras las cortinas. Su compromiso con la libertad le lleva a ponerse el uniforme ante el avance de las tropas nazis. Y en los barracones se hace amiga de una chica que nos conduce a la cita a ciegas. Al repentino encuentro con la sorpresa.
Vamos pues con el caballero misterioso. Invadido por una larva introspectiva producto de una nausea. De entrada, parece no dar la cara ocultándose bajo su sombrero y la oscuridad de la noche. Cuando por fin enciende un cigarrillo vemos a un Tyrone Power enigmático, carcomido por infiernos interiores. Un hombre que pareciera salido de la pluma de Erich María Remarque o Scott Fitzgerald y que nunca haría migas con John Milius o Kathryn Bigelow, ya que para él la violencia no genera adicción ni dispara la adrenalina. En su ética no cabe el elogio de la barbarie ni siquiera de forma estética.






Al contrario. Moralmente tocado ante lo que ha visto en el frente, hastiado de los uniformes y de los horrores de la guerra, va incluso más allá de la frustración moral resignada de John Gavin en “tiempo de amar tiempo de morir”. Clive (Tyrone Power) es el ser transfigurado en sus entrañas tras una experiencia traumática.  No sólo es que sin conocer a Mafalda haya dicho hasta aquí, paren el mundo que yo me bajo. Estamos ante el atormentado héroe de guerra que ha dicho adiós a las armas. La vileza de lo vivido ha tocado sus fibras más íntimas y tiene muy claro que de la guerra y el combate no puede salir nada bueno salvo dolor, miseria,  pérdidas y humillación moral.
Curiosamente, el personaje recuerda y mucho al que el mismo Tyrone Power interpreta en “El filo de la navaja”. Ambos buscan sin descanso una paz interior que la guerra les ha arrebatado. Ambos padecen de heridas morales que tratan de restituir incluso poniendo tierra de por medio. Y sobre todo ambos exhiben un posibilismo utópico de raíz profundamente humanista.  Los dos son transgresores y rupturistas. Creen que existe otro mundo posible, una posibilidad de escape hacia horizontes limpios.





Si recordamos, la situación que vive Tyrone Power al comienzo del film de Edmund Goulding es muy similar a la que vive Joan Fontaine al inicio de “Sé fiel a ti mismo”. De cierta condescendencia, humillación y menosprecio por parte de la sociedad.  El clasismo bienpensante abomina de una opción libre y distinta que se rechaza por no ser propia de la clase que cree imponer las normas de conducta. Las puñaladas constantes con lengua viperina del acomodado y lenguaraz Clifton Webb acusando a Power de vago, indecente y caradura por no seguir su patrón de clase son idénticas a las que le dedica la venenosa Gladys Cooper a Joan Fontaine en “Sé fiel a ti mismo”.
No obstante, la dramaturgia de uno y otro film opera en distinta dirección. “Al filo de la navaja” propone un viaje de conocimiento interior y exterior (no confundir con la experiencia tibetana de Julia Roberts en “Come, reza, ama”  ni tampoco con la búsqueda del horizonte virgen y natural de raíz entre psicodélica y new age de “Hacia rutas salvajes” de Sean Penn) al margen de los condicionantes sociales y sobre todo de clase.
“Sé fiel a ti mismo” ofrece un discurso que en principio podría parecer más plano pero que en el fondo es tan ambiguo y complejo como el anterior. La colisión entre la comprometida voluntaria que lucha por las libertades y el personaje que huye de la bestia de la guerra da mucho juego. No es una simple atracción entre opuestos. Podría haberse planteado de forma panfletaria abogando por el film de tesis a favor del compromiso idealista de la soldado voluntaria. Sin embargo, aunque así parece, el film discurre narrativamente por una serie de corrientes alternas que permiten al espectador reflexionar sobre ambas opciones y sus motivaciones.






Prudence (Joan Fontaine) entiende la guerra como un mal necesario para conservar todas las conquistas ciudadanas, el respeto a los derechos civiles, las libertades, la cultura y las artes. Y como un freno al totalitarismo. Es un argumento discutible que por cierto, ha utilizado de forma lastimosamente demagógica más de un presidente antes de bombardear algún que otro país. Pero claro, aquí no hay trampa ni falsa demagogia. Joan Fontaine lo expresa de forma sincera y además, lo usa como mecanismo de defensa, ya que los bombardeos sobre Londres son inminentes.
Clive Briggs (Tyrone Power) considera la guerra un mal en si mismo. El cáncer irreversible que corroe las entrañas humanas en su máxima expresión. Y aunque ha sido condecorado varias veces por acciones heroicas salvando a compañeros de trincheras, eso para él supone la glorificación de todo cuanto detesta en la lucha entre seres humanos. Aunque es precisamente su humanismo el que le impide no ayudar a un herido en combate
Su historia de amor por tanto alcanza dos niveles de los cuales la película se nutre con una elegancia romántica que permite también el ejercicio de una jugosa dialéctica y la reflexión. Así pues, el aspecto puramente romántico pleno de melancolía regala escenas deliciosas y pasajes intensos cargados de sensualidad. Por otro lado el film ofrece un segundo plano de lectura basado en esa vivencia truncada.Una visión en la que cada opción ética determina lo personal. Y en la que para avanzar como pareja hay que vencer diferentes obstáculos, barreras que trascienden lo amoroso para adentrarse en lo moral.
Los vasos comunicantes son inevitables y lamentablemente, el romance se ve una y otra vez interrumpido por el conflicto bélico y las distintas posturas éticas. Incluso cuando escapan a un balneario de la costa huyendo del clima bélico, el panorama es desolador. Una imagen de los dos amantes en el exterior del hotel contemplando una preciosa vista es estropeada por las vallas de alambre de espino y las sirenas de alarma. Pero hay más. Eso les lleva a un interrogante continuo sobre otras vallas invisibles fundadas en diferentes opciones morales y vitales sobre el ser que están por resolver. Y ahí están las grandes bazas que juega muy sabiamente el film, ya que la pelota queda siempre en el tejado del espectador, que sacará sus propias conclusiones.

En la actualidad, los eufemismos son muy variados. Hoy se habla mucho de los ejércitos como fuerzas de paz y de ayuda humanitaria, interviniendo en conflictos varios. Sin embargo, aún hay una delgada línea roja, que separa a Prudence (Joan Fontaine) de Meg Ryan en “En honor a la verdad”. Como también la hay entre Clive (Tyrone Power) y Charlie Sheen en “Platoon”.
También se habla mucho de las películas de propaganda. Que las hubo y las hay. Y en casos como el que nos ocupa, se puede caer en esa tentación. No obstante, la compleja ambigüedad de la propuesta de la cinta de Anatole Litvak le hace alejarse a distancia de otros ejemplos mucho más evidentes. Aquí la línea separadora con los films amigos de la apología de brocha gorda es más gruesa que delgada. Vamos, que esto no es en el amor y en la guerra, ni la recluta benjamín, ni amar en tiempos revueltos. De eso nada. Todo depende de lo afilada que esté cada navaja, léase guión. Y cuando el guión está bien afilado, el apurado queda sino perfecto, de notable alto.        

19 comentarios:

  1. Qué ganas de ver Nacida para el mal!!
    La verdad es que por la apariencia también podía pasar por un cervatillo.
    Power puede pasar por un buen icono de pacifismo, nobleza y compromiso. Da una imagen que podría semejarse a la de Gary Cooper, pero con un toque más atormentado (le va también ese rasgo). El filo de la navaja no es un mal drama, aunque se de demasiada importancia a sí mismo con ese toque existencial e incluso, creo recordar, místico.
    El contexto del que hablas en Sé fiel a ti mismo tiene su interés; la relación de la pareja protagonista debe dar mucho juego, por lo que cuentas. No la conocía. Anotada. De Litvak vi alguna y me gustó, como Un abismo entre los dos o Anastasia. El análisis está muy bien, muy interesante la lectura. Un saludo, V.

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    1. Nacida para el mal la vi hace tiempo....y en ella Joan explota su imgen de corderillo o cervatillo como prefieras.
      Tyrone Power....pues si que en ocasiones da esa imagen de heroe atormentado, caso de Johnny Apollo x ejemplo.
      Anatole Litvak tiene buenas cintas...me gusta Anastasia....y el tema si que da juego. Gracias y un abrazo.

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  2. Es el signo de distinción de esta película frente a las que cuentan una historia de amor con escenario bélico. No la recuerdo bien, pero tu entrada es suficiente para que pueda opinar. Está claro que el tema no es solo la historia cruzada de Prudence y Clive, se trata de seguirle la pista a dos visiones de la existencia, representada por una guerra entre el totalitarismo nazi y las democracias occidentales. Creo, incluso, que va más allá, es el conflicto de intereses permanente. Hemos de elegir siempre, y esa decisión marca el destino, sea en la guerra -caso extremo- o en las relaciones amorosas, o incluso en la decisión de ir a comprar el pan, puede determinar el resto de nuestra vida.
    Volveré a verla.
    Un abrazo.

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    1. Estoy de acuerdo. Cuando todo se prestaba para articular el tipico film de propaganda, la sorpresa està en que existe un respeto y una exposicion compleja sobre ambas posturas y sobre la dialectica que alimenta esas encrucijadas. Es verdad, tarde o temprano hemos de tomar decisiones, postura....un abrazo

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  3. De esta película, me ha gustado, porque lo siento así también, el calificativo de elegante que he leído entre tus líneas. A pesar de no ser uno de mis actores favoritos por aquello de que me resulta imposible ubicarlo por completo en conflicto alguno, en este papel encaja, aunque creo que lo hace, desde mi humilde opinión, por la compañera de reparto.
    Y, aunque el tema es bastante manido, la atmósfera conseguida tan lánguida como complicada a la par que romántica y típica de la época, entretiene y mantiene al espectador adherido a sendas posturas e intentando declinarse por una u otra. En ésta ocasión y como siempre, para mí la postura de él, es la acertada aunque admire la valentía y el arrojo de ella.
    Besos.

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    1. Me paso algo similar que la pelicula misma fue desmintiendo plano a plano. Y lo que podria parecer un tema manido no lo es en absoluto. Y es verdad, hay elegancia y tacto en la exposicion de la relacion amorosa....pero tambièn contundencia a la hora de exponer las razones de ambos. Y contar con estos actores desde luego ayuda.....un abrazo

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  4. Interesante propuesta ya en el título y dificil :Sé fiel a ti mismo.umm..¡como si fuera fácil eso de mantener tus principios en éstos tiempos! buscar el equilibrio sin contradecirnos continuamente, sin frivolizar ( o quizás sí citaria a Groucho pero..).
    No la he visto y parece que es de esas historias llevadas al cine con el afán moralizante de motivar a la gente ( encargado de esa misión el personaje de Olivia)lo digo por la fecha de su estreno, y porque es ella la que se emplea a fondo, supongo que utilizando sus encantos y su firme resolución para levantar la moral de ese hombre y devolverle al frente, que (con razones sobradas casi estoy segura está hecho polvo, había que estar allí..) ha perdido la fe, pero tu dices que no, que es mucho más, que juega a la ambigüedad..umm.. siendo así,tendría que verla.
    Me gusta ella (inolvidable en Rebeca y en Sospecha) y él, aparte de tener unos ojos profundos y un fisico aceptable ,podia ser el galán aventurero muy al estilo de Errol Flinn, como ese hombre atormentado de Testigo de Cargo, estupenda pelicula que algun dia me gustaría comentar.
    Pero me voy del tema que no es otro que ese filo de la navaja (novela que leí hace tiempo)a ver quién es el que puede decidir con cual quedarse. En teoría todo es sencillo y tajante..en la práctica..es otra historia.

    Estupenda reseña Victor, estupenda.

    Un abrazo

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    1. Pero bueno....de modo que un fìsico aceptable....a saber con quien le compararàs tu, que me hago una idea.
      No lo puedo constatar pero no me extrañaria nada que el proyecto en su origen fuese tal y como lo planteas. El del rearme moral en tiempos de guerra.
      Pero se da el caso de que no es que el amigo Power haya perdido la fe. Es que por el contrario hace uso de la razòn en todos sus argumentos.
      Ademas ambos se emplean a fondo...hasta el punto que es Joan Fontaine quien nos regala un momento màgico en el que abandona el uniforme para volver a vestir de civil...
      Y el final.....puede parecer que vncen las ideas de ella. No estoy de acuerdo. Mas bien concilian sus ideas. Y por cierto, ver como termina èl....en fin...que no creas...si que hay cierta ambiguedad soterrada. Me alegro te haya gustado el texto. Un abrazo

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  5. Mi querido Victor, me acabas de descubrir una película. Y con tu buen texto y tu mirada sobre ella... me has abierto mucho el apetito. Con ese planteamiento, ese dilema... y con mucha filosofía de la vida.

    De Anatole Litvak, lo poco que he visto me ha interesado bastante. Así que me apetece sumar una más (o varias). Mira si es poco lo que he visto que de una filmografía bastante amplia solo he conseguido 'mirar' cuatro: La noche eterna, Voces de muerte (que me encanta), Nido de víboras (con la hermana de Joan) y Anastasia...

    Sí, Joan Fontaine tenía una imagen fílmica instaurada, como bien explicas, la de ingenua inocente y enamorada. Y aunque varias veces trató de romper el estereotipo (y salió de la tarea estupendamente), es recordada sobre todo por los papeles de dama asustadiza (que por otra parte, es cierto, que los bordaba). Así que será un placer poder disfrutar de su versatilidad como actriz. Reconocer otras caras.

    Reconozco que a Tyrone Power no le consideraba mucho. Le tenía un poquito de manía. Pero poco a poco voy descubriendo nueva filmografía que me devuelve un actor inesperado..., cuando muestra su parte oscura es cuando más me gusta. Así me dejó noqueada en EL CALLEJÓN DE LAS ALMAS PERDIDAS..., otra de Edmund Goulding.

    En fin, que mil gracias por el descubrimiento y tus reflexiones.

    Beso
    Hildy

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    1. Pues me alegro Hildy....he decidido comentarla precisamente x que pensè (error) que verìa un film rutinario en cuanto al mensaje....y nada de eso....lo cual demuestra el nivel de los guiones medios en las pelìculas de genero. Muchos dilemas se plantean, efectivamente...
      Joan Fontaine hizo de todo, recuerdo ahora mismo Gunga Din....pero es verdad que en sus papeles mas recordados su papel es el de victima propiciatoria que se ha de sobreponer....
      Tyrone Power esta a mi juicio bien....da bien la medida del tipo corriente tan atormentado como idealista...
      Es verdad....voces de muerte, sensacional....yo tampoco he visto todas de Anatole Litvak....y la del callejòn hace mil que la vi....tendria que volvera verla, aunque guardo buen recuerdo. Gracias a ti...un abrazo

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  6. Vaya! me hubiera gustado que tal cual imaginé por el título esta entrada tratara a fondo la otra de Power "al filo de la navaja" solo porque egoístamente la he visto y la de ser fiel a ti mismo no... aun así, como las desmenuzas tan pequeñito y desde tantos ángulos distintos casi se tiene la sensación de verla a la vez que tu vas narrando todo sus vericuetos. Debo reconocer que tampoco yo le he encontrado nunca el punto a Power, siempre me ha parecido un actor insípido, seguramente porque no le pillo el punto pero no es un actor que me parezca transmita en pantalla al nivel que otros de su talla... no sé, desde luego entre él y Joan Fontaine me quedo con ella... aunque también me parece que esté cien veces mejor Gene Tierney en su papel, aunque a quien creo premiaron fue a Anne Baxter y para mi pasó sin pena ni gloria...digna en su papel pero es que era cortito y muy obvio y melodramático .. en fin, me voy del tema que en realidad no sé si es al búsqueda del verdadero sentido de la vida fuera de los marcajes impuestos por modelos sociales de supuesto éxito de cara a la galería, muy de cada época, frente al triunfo del fondo valioso ( que tu llamas humanista ) y en al filo de la navaja llaman "el poder de la bondad " encarnado en Power por lo que comentas en ambas pelis o quizá sobre la superficialidad y gratuito de todo lo violento o sin sentido de la guerra, o que en el amor y la guerra vale todo ( en al filo de la navaja Gene Tierne hizo esta máxima suya:-) lo que hace grande al cien es justo esto que como la literatura tenga múltiples lecturas.

    Sea como sea muchas gracias sin duda tu navaja está siempre súper afilada y el corte de tus análisis siempre es profundo ... creo que tu visión es tan extensa y pormenorizada como esos haces de rayos láser que se colocan para proteger una cámara acorazada lo abarcas toodo absolutamente, imposible pasar sin hacer saltar la alarmas ;-)

    Muchas gracias, muchos besos y feliz finde.

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  7. María, yo también entre Tyrone Power y Joan Fontaine me quedo con ella jaja no lo dudes.....es broma. Que digo, es serio...si metemos a Gene Tierney en la ecuación...ya me lo tengo pensar.
    He comentado esta y no la otra precisamente por ser menos conocida. No son iguales aunque las actitudes recuerdan un tanto a las de aquella.
    Sobre Anne Baxter....desde luego no pasa sin pena ni gloria, es uno delos grandes personajes de la película de Goulding....y una actriz soberbia...y si no pregunta a Bette Davis que la conoce muy bien. Gracias a ti por pasar y contribuir. Un abrazo

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  8. Una estupenda reseña como siempre, Victor. Desde que te leo he descubierto un mundo nuevo a la hora de ver cine. Como un buen cirujano diseccionas cada película con una precisión y una riqueza de análisis que me enriquece muchísimo. Además últimamente estoy viendo mucho cine clásico en blanco y negro y así voy enlazando películas que traes a tu rincón porque me gustan. Joan, me parece fascinante y Tyrone era el guapo de mis años jóvenes.
    Gracias, Victor.

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    1. Muchas gracias Maripaz....eres siempre tan amable....intentamos aplicar el bisturi, es verdad. Te agradezco mucho tus palabras y tu confianza....un abrazo

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  9. Vaya por delante que no he visto esta película, y que la sabia manera en que desenredas su argumento, analizas el carácter de los protagonistas y propones vasos comunicantes con otras cintas hace que la imposibilidad de verla (porque no creo posible encontrarla) me lleve directamente a la melancolía. Yo sí admiro mucho a Ty Power, curiosamente desde que vi en versión original “El filo de la navaja” (donde una perturbadora Gene Tierney se le mete a uno dentro para toda la vida); me gusta mucho su Jesse James, su Leonard Vole y el tipo aquel de West Point, pero por alguna razón, habiendo sido en su época una estrella de dimensiones abrumadoras, no parece haber superado el corte del tiempo, como Ronald Colman, por ejemplo. Nunca había pensado en él como personaje fitzgeraldiano, pero cuando te lo he leído ¡qué gran Richard Diver, de “Suave es la noche”, habría compuesto! Lo dicho: qué hago yo ahora con este hambre mortificante de ver “Ser fiel a ti mismo”...

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    1. Conste que a mi no me disgusta Tyrone Power, al contrario. Me ha sorprendido las pocas simpatias que despierta....a mi cuna de heroes me parece fenomenal, al igual que su Jesse o Johnny Apollo...tal vez sea que quede marcado por el film de Wilder como seductor de señoras maduras...
      La pelìcula recuerda en su actitud a el filo de la navaja....pelicula que siempre me ha encantado. Alli Gene Tierney le da una falsa tregua para que se valla a Paris, pensando que lo suyo es un capricho pasajero. Error.
      Aqui da con una entusiasta que no se resigna....y las dudas de èl y su misterio recuerdan en parte al de Gastby, salvando las distancias. Ambos se hubieran entendido perfectamente, aunque Clive no cargue con los mismos traumas....
      No es una obra maestra....pero si un film de mucho interes.
      Y por cierto, yo la adquirì a 5 euros en los grandes almacenes que ya te imaginas....no creo que te resulte difìcil. Un abrazo

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    2. Vaya con y...que no estamos saltando vallas...

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  10. No he visto la película, como no, sin embargo Joan Fontaine y sus papeles de víctima me gustaron cuando veía sus pelís de joven ;)

    Un abrazo!!

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  11. Casi se me escapa tu comentario....aquí Joan está muy resuelta y les dice cuatro verdades a más de uno...es una gran actriz...un abrazo

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