miércoles, 1 de junio de 2011

VIKINGOS EN LA TERCERA FASE


















Uno de los rasgos que definen los movimientos culturales del último medio siglo viene marcado por el resurgir del héroe enmascarado como fenómeno imparable. El superhéroe se convierte de este modo en auténtico icono, primero de la contracultura y luego definitivamente de la cultura de masas. Tom Y Matt Morris escribieron hace un par de años un ensayo titulado “los superhéroes y la filosofía” en el que diferentes filósofos y autores de comics se interpelaban sobre esta realidad y sus significados. Las cuestiones que se plantean no tienen desperdicio:¿responde el superhéroe a un mecanismo inconsciente de reacción del individuo ante una sociedad de masas alienante y que busca respuestas? ¿supone otorgar confianza a un ente salvador una desconfianza implícita en el propio sistema democrático? ¿los valores de las sociedades avanzadas han decaido hasta tal extremo que es necesario un impulso exterior en forma de superpoderes? ¿es esto un rasgo de escasa fe en el humanismo y los valores naturales del hombre?.
A estos temas se añaden otros de indole ético, como por ejemplo, ¿porque el superhéroe positivo cuando conoce sus superpoderes se decanta por el bien? ¿Existe una lección moral tras todo ello? ¿El conjunto de superhéroes de fantasía conforman un sustituto prefabricado de Dios?.¿se está con ello matando una vez más al padre?.














Desde luego podríamos seguir, el tema tiene miga. Máxime cuando esta reseña trata sobre el último film de Kenneth Branagh “Thor”, el cual no solo es un superhéroe prefabricado producto de marvel sino que tiene sus propias raices y su propia mitología e historia, en este caso vikingas. Para los interesados Gwin Jones, catedrático emérito de la universidad de Oxford, tiene publicada una obra muy completa “a history of the vikings” aunque existe una amplísima y variada bibliografía de la que se puede destacar el tratado de M. Magnusond “vikings” así como otro estudio del mismo título escrito por Jonathan Clements, entre otros muchos.
Ahora bien, tal vez el primero y más importante transmisor de la cultura vikinga fue Snorri Sturluson (1179-1241) islandés que recopiló a través de crónicas toda la tradición oral que pudo. De él se deduce que Odin tal vez fuese, no solo el Dios vikingo por antonomasia, sino muy posiblemente un poderoso jefe tribal. Su esposa mitológica era Frigg y ambos eran padres de toda una saga: Frey Y Freya, los dioses gemelos de la fertilidad, Tyr, dios de la guerra, Ull dios de la arquería, Njdor, dios marino, Heimdal, guardian del reino, Loki, dios del fuego y Thor, dios del trueno, los cuales se reunían en el denominado Arbol del Mundo para dirimir sus numerosas cuestiones y disputas.














No vamos a realizar aquí un pormenorizado relato de las diferentes crónicas sobre la rica mitología vikinga, el significado del Valhalla y las valkirias. Sin embargo, todo ello ya nos pone sobre aviso de que a la hora de llevar “Thor” a la pantalla, comparecen muy diversos intereses en ocasiones contrapuestos y que es necesario conciliar: Dicho de otro modo, en “thor”, por imperativos lógicos y sobre el papel, han de confluir el film de superhéroes confeccionado por Marvel, que además pretende hacer una franquicia con todos sus héroes de comic. Pero ello sin perder de vista del todo el peso de la mitología vikinga y la historia en la que se basa. Aun así, se debe contentar también a los fans del cine de acción puro y duro. Pero aun hay más, ya que esta historia posee componentes de cine fantástico con extraterrestre, viajes en el tiempo y el espacio y científicos que buscan respuestas en el firmamento, al estilo de Jodie Foster en “contact”. Para que de todo ello no salga un film esquizofrénico se lo encargan a Kenneth Branagh, potente ilustrador de Shakespeare, del cual se espera que aporte su toque personal sobre la figura del superhéroe y coloque a la cinta en un punto medio equidistante entre su monumental y prodigiosa “hamlet” y un vulgar y anodino tebeo filmado tipo "Daredevil".
















¿Se puede satisfacer a la vez a los fanáticos del comic marvel , a los fervorosos de la mitología vikinga y a los de la ciencia ficción con extraterrestre? El reto es ciertamente difícil, pero lo cierto es que una vez lanzados los dados al aire Branagh se las ingenia para al menos conciliar todas esas facetas sin por ello dejar de hacer un film personal. Quienes vayan buscando las huellas del autor de “Henry V” o de “Hamlet” que se olviden. Aquí estamos ante otra faceta de Branagh que muchas veces se ignora, y es que el irlandés posee un notable sentido del humor. Nos movemos pues, mucho más cerca de esa estupenda e incomprendida pieza titulada “morir todavía” (dead again), donde también se mezclaban diversos géneros y se citaba a los clásicos con gran desenvoltura. Cuando todo hacía presagiar que la carpintería fílmica, el look y la escenografía estarían cerca de films como “el guerrero nº 13” de John Mactiernan, aquí se opta por otras variantes. El mundo onírico de los dioses y sus cuitas es tremendamente estilizado y con sobredosis de brillo y metal, aqui todo el mundo va muy bien afeitado. Y con cierta pompa irónica lo que asoman son ciertos aromas a Mordor y sus orcos. Pero aun así, la primera parte está resuelta, no obstante, con tanta grandilocuencia en cuanto a las intrigas palaciegas como ritmo y sentido de la imaginería, con travellings y movimientos de cámara particularmente acertados. Después llega el destierro y el aterrizaje en Nuevo Méjico casi en brazos de Natalie Portman (suerte que tienen algunos al caer).


















A partir de ahí el film cambia de tono y bebe de muchísimas fuentes. Ante todo la peripecia y la construcción de personajes recuerda a “Tarzan en Nueva York”. Thor se comporta de forma deliberadamente arquetípica como lo hacía Weismuller hace siete décadas, y Portman calca el papel de la comprensiva Jane de toda la vida. Pero como el film adopta un tramo fantaciéntífico, Branagh se permite momentos tan acertados como ese en el que miles de curiosos observan el enorme crater donde ha caido el martillo, lugar que acordonaran los militares y que prefigura pasajes que recuerdan a “encuentros en la tercera fase” y a otro film a recuperar, "starman" de John Carpenter.
Aun así, el irlandés fuerza aun más la máquina e introduce sin complejos un aliciente sabroso de indudable raigambre anglosajona que, lo admito, no se si aparece en los comics. Asi pues, se suma a la ecuación, y ojo, sin que moleste lo más mínimo, el ancestral mito artúrico de la espada Excalibur clavada en la piedra (aquí el martillo) y que solo el elegido podrá extraer de la misma, aunque sean muchos curiosos los que lo intenten. Y por si todo lo anterior fuese poco, conste que toda la relación entre Odin y sus hijos Thor y Locki, bebe también de raices judeocristianas y bíblicas, pues en ocasiones parece que estemos asistiendo a una versión libre de la parábola del hijo pródigo. Es más, la idea del hijo de Dios de visita a la tierra y su posterior resurrección es más que evidente. Y todo ello se incrusta de forma sutil en lo que de entrada era una operación comercial en principio pensada "para toda la familia", pero que termina aportando mucho más.   
















Todo lo anterior termina por conformar una propuesta poliédrica y con múltiples lecturas, un film digno, personal, juguetón y francamente entretenido. Una realización menos pactista de lo que aparenta con la industria, que lanza muchos guiños e ideas a los amantes de diferentes tipos de cine sin perder personalidad propia, y que el espectador puede tragarse de un suspiro o reflexionar si lo desea. Incluso el director se permite opinar sobre el papel cinematográfico del superhéroe y sus debilidades. Branagh, que al final  ha llevado el barco a su terreno puede estar satisfecho con el encargo entregado. Como suelen decir los superhéroes, misión cumplida. 

6 comentarios:

  1. Comparto que es una película entretenida pero no veo tanta virtud como tú, me parece un producto superficial aún rozando campos mayores que una vez utilizados estan desdibujados para convertirlos en material comercial, la cinta está llena de lugares comunes como es natural, no escapa el filme a la repetición aunque se mueve tratando de desligarse, creo eso sí que Branagh ha hecho algo bueno, mucho mejor a lo que se acostumbra pero igual está lejos de un director como el Nolan del "Caballero de la noche". Un abrazo.

    Mario.

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  2. No la he visto... y confieso que es un tipo de películas que me relaja y me gusta como entretenimiento estético. No podía imaginar tanto trasfondo, así que me has animado a verla.

    Víctor, una estupenda entrada, me ha encantado.

    Un abrazo.

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  3. Mario.Esta película en apariencia no va de importante, ni explora demasiado la delgada línea roja entre el bien y el mal entre dos antagonistas claros como sucede en el film de Nolan, ni trata sobre la pesada carga moral que implica la misión de limpiar la ciudad todos los días. Sus intereses son otros, entre ellos despojar al mito de sus poderes y colocarlo en tierra extraña. Parece mas naif, pero no por ello carente de interes. Saludos

    Laura. Gracias por tus palabras. Se pueden adoptar ambas posturas. Funciona como pasatiempo estético y con sentido del humor, y a la vez, entre plano y plano deja caer gotas que permiten otras lecturas más a fondo. Un saludo

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  4. De nuevo te has marcado una contextualización previa brillante y una crítica completa y compleja. Yo no he visto Thror (y he leído críticas más bien mediocres). No sé si Brannagh pretendía hacer la mitad de cosas que le atribuyes (de hecho Cervantes fliparía si leyese los estudios interpretativos del Quijote) pero sin duda me motivas a ver una película que tenía casi descartada, más teniendo en cuenat que fui fiel seguidor de Brannagh en su etapa shakesperian. Y para filosofías de superhéroes nada mejor que lerr "Watchmen", ¿lo has hecho? ¿No te parece que es la filosofía del superhéroe por excelencia? Un abrazo.

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  5. Yo tenía ganas de ver la película, pero el trailer me tiró un poco para atrás, porque odio estas películas que son un batiburrillo que empiezan a mezclar aquí y allí. Pensé que si Brannagh cogía este proyecto, que en principio no pega con él, sería porque pensaba que tenía un material especial. Un saludo.

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  6. David. Creo que Branagh ha disfrutado del encargo trufandolo de alusiones e influencias. Maneja un circo con muchas pistas y aun así el número no se viene abajo, básicamente por que este director sabe narrar.Pero esto no tiene nada que ver con esa rama del comic propia de Alan Moore, ni con Watchmen, donde se manejan códigos de cine negro, y una simbología más abstracta que explora el lado oscuro.Watchman, como matrix aspiran a convertirse en pura filosofía, otra cosa es que lo consigan. Tal vez esta película no ha triunfado precisamente por que no va por ahí. Si buscas los recovecos morales del héroe torturado, te decepcionará. Si te gustó "starman" la disfrutarás. Un saludo.

    Emilio.El trailer es un horror.Pero en contra de la opinión general, creo que Branagh, con su solvencia narrativa y su sentido del humor dignifica un producto que tenía con muchas papeletas para ser un fiasco en manos de otro director. Además sabe sacar partido de los actores. Un saludo

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