El análisis de algunas películas debiera comenzar como y donde al comentarista le parezca o tenga a bien. En el caso de “Melancholía”, vamos a seguirle el juego a su director. Por cierto, no es que esté mal escrito, es que los distribuidores tienen por costumbre no traducir las obras de los autores de prestigio. Sus razones tendrán. Así pues, decía, este comentario fílmico estará también estructurado, pero en seis partes. Preludio, que va a ser breve, incidente, prólogo, primera parte (Justine), segunda parte (Claire), y una última que vamos a denominar Lars Von Trier.
Preludio: Que en realidad es un aviso. Las hamburguesas de El Corte Inglés no son ni mucho menos lo que eran. Me comí una justo antes de ver el film. Que yo sepa siempre hubo dos tamaños, el normal y el extra grande, que era enorme. Ahora, sin avisar y conservando la nomenclatura, resulta que han eliminado la supergrande y han introducido un tamaño mini, que es el que te dan cuando pides “la normal” de toda la vida, que ahora según ellos es la grande. Resumiendo, la hamburguesa normal es hoy una cosa minúscula y sin chicha. Y la grande es la que antes era de tamaño normal. Cuando se lo digo poco puedo hacer ¿Ah, usted ha pedido la normal, no? Pues eso le hemos traído. La discusión kafkiana se eterniza sin solución posible. Que cada cual saque sus conclusiones, pero conste que si incluyo estos detalles pre partido es por que creo que influyen en el estado de ánimo a la hora de ver un film. Otro tanto sucede con el apartado segundo.
El incidente: Sentados en la sala oigo gente hablando justo detrás cuando llevamos minuto y medio de metraje: ¿Esto es ya la película? Puesss será, contestan ¿seguro? ¿tu crees? “esa yo creo que es la que salía en spiderman 2 ¿no?”. Todo esto con música de Wagner de fondo. Como voy bien acompañado, la que se sienta conmigo presa de cierta ira se vuelve e interviene. A ver si lo reproduzco literal: “Vamos a ver si se dan ustedes cuenta de que sus comentarios de texto no aportan absolutamente nada a la trama. Están de más ¿les queda claro?”. Hasta yo me asusto. Fin del incidente.
Prólogo. En esas lamentables condiciones, y bajo los efectos de una cutre hamburguesa mini presencio uno de los arranques cinematográficos más poderosos y subyugantes que uno recuerda de un tiempo a esta parte. La armonía entre las sucesivas estampas y el acompañamiento musical, extraído del preludio de “Tristan e Isolda” de Wagner, suponen un impacto total que sumerge al espectador en un deleite difícil de describir. Son planos casi estáticos de clara raigambre pictórica en los que se despliega un poderío visual sin límites sobre la base de aparentes trozos vivos de naturaleza muerta. Es cierto que se pueden aventurar influencias, muchas, pero eso no resta un ápice de potencia al conjunto, que ya desde el comienzo tiende hacia el onirismo, la contemplación y lo operístico. Imágenes con auténtico nervio donde el constructivismo, Alain Resnais, el arte prerrafaelista, Brueghel, Carl Sagan y hasta ecos de Edward Hopper se dan la mano sin chirriar en absoluto. Insisto, ello no condiciona la entraña de un minucioso montaje que hipnotiza absolutamente fruto de una imaginería visual desconcertante, extraña y muy hermosa a un tiempo. Emotiva en todo caso. Un prologo que deslumbra por cuanto se eleva al más puro cine, el que reside en el poder intrínseco de la imagen como generadora de arte con mayúsculas. Una cosmovisión poblada de multiples texturas cargadas de fisicidad. La apuesta es alta y arriesgada. Decía Hitchcock que toda película debía comenzar generando un terremoto en el espectador, y de ahí ir hacia arriba. Áquí aun quedan 120 minutos de película. Veamos.
De forma demasiado abrupta el film cambia absolutamente de registro en su capítulo dedicado (aparentemente) a los episodios de Justine y Claire, los cuales se van a analizar conjuntamente. Y ahí es cuando hay que comenzar a hilar muy fino a la hora de comentar, ya que la cinta lo merece. En principio la trama se desarrolla al hilo de la boda que la primera celebra con sus familiares y amigos. Pero lo que en realidad nos narra es el lento pero inexorable, implacable camino hacia al cataclismo del escaso equilibrio emocional de la protagonista para elevarse y reconciliarse consigo misma cuando por fin reina el caos. “Hay algo terrible en la realidad, y no se lo que es” decía Monicca Vitti en “desierto rojo” de Antonioni. En este tramo, Lars Von Trier vuelve a sus tiempos cámara en mano, y como no, vuelve a darnos otro ejemplo de sus maravillosas virtudes y por desgracia de sus defectos de casi siempre. Dibuja con trazo fino y penetrante la relación entre las dos hermanas y el frágil equilibrio que preside todo el enlace, favorecido por dos interpretes entregadas a la causa. Se insinúa desde el comienzo que esa celebración nupcial es un trago incómodo que conviene digerir cuanto antes. Y se nos hace intuir de forma muy sutil que hay un soterrado y tenebroso mundo interior, malos augurios y un aura de fatalismo de consecuencias imprevisibles. Ese caballo que se niega a cruzar el puente actúa como ente revelador.
Todo ese cerrado microcosmos viciado no deja de tener un claro eco metafórico, y toda la comitiva nupcial, la orquesta completa, aunque se supone que se sabe la partitura, empieza a desordenarse y a desafinar, y su solista principal, la novia del mundo, no puede con semejante empeño. Tanto es así, que más que novia parece mártir que necesita liberarse de toda atadura ligada a la comunidad y a lo convencionalmente mundano. Poco a poco el espectador va impregnandose de esa tupida maleza donde el pavor y el vértigo convierten en doloroso trance ese amago de evento en el que se intentan guardar las apariencias. Esas que ocultan el ahogo, el desgarrador grito existencial que va adueñándose del clima.
Se llega a duras penas a cortar la tarta. Pero la eterna e infinita angustia en la que depositamos nuestro pesar no se va ni dando un lacerante y vertiginoso paseo a caballo. De forma estremecedora vuelve a sonar Wagner como leit motiv por tercera vez. Curioso, dado el tema podría haberse tirado de algún réquiem, el de Bizet por ejemplo, o de la Pasión según san Mateo de Bach, pero se ha preferido ir por el lado del romanticismo al más puro estilo germánico. Y es entonces, a la tercera audición, cuando comenzamos a detectar ciertos desajustes y entramos en el terreno de la redundancia innecesaria. Ya habíamos intuido perfectamente lo frágil y quebradizo del ambiente familiar y laboral. Sobran pues las gratuitas exhibiciones de Charlotte Rampling (que por cierto, a los que estaban sentados detrás les hizo mucha gracia) las de John Hurt robando cucharas, y por supuesto todo lo referente al jefe que pretende explotar a la débil novia incluso el día de su boda con miradas lascivas y proposiciones ridículas.
Todo ello arroja un bloque desequilibrado, con fascinantes momentos excelsos en los que el director sabe sacar petróleo de la evanescencia y del pánico en la escena. Esa cámara que se mueve entre los invitados permite al espectador extraer a través de la sugerencia mucha información sobre su estado de ánimo y sus miedos. Pero luego hay otros pasajes decididamente obvios, reiterativos y prescindibles, que solo pretenden despejar incógnitas que ya estaban resueltas. ¿O es que no sabíamos todos lo que no iba a suceder en el dormitorio y si en el jardin?.
En el segundo tramo (Claire) la ecuación se complica extraordinariamente. Se toman otros ángulos que arrojan nuevas perspectivas. No se trata ya solo del choque melancólico y brutal de Justine contra el mundo, ni de la confrontación (otro choque) cargada de mutua dependencia entre las dos hermanas. Ahora resulta que un planeta de nombre Melancholía se acerca peligrosamente a la tierra. Y Lars Von Trier nos impone de nuevo otro lento pero inexorable viaje hacia el Apocalipsis. Now, por supuesto. Es su particular y lírico argameddon, repleto de íntimos recovecos que afectan al espíritu. Un trance de nuevo con una fuerte carga operística en el que se contraponen dos formas de ver el final absoluto. Por un lado, la angustiosa de Claire, presa de una ansiedad progresiva y creciente, que se palpa a cada latido, en cada exhalación al respirar. Por otro, la de quien se siente cómoda inmersa en el caos (Justine) y de forma estoica mira de frente una realidad irrefrenable muy reconocible para ella. Hasta tal punto que incluso se ve con fuerzas para organizar el rito de la ceremonia final, correspondiendo así a su hermana, que organizó su boda. En todo caso, un seductor viaje contra reloj por las distintas caligrafías del yo cargado de fatalismo.
Dentro de ese éxtasis y progresivo delirio romántico cabe rescatar, una vez más, momentos de auténtica inspiración visual y emocional, junto con otros de afectada trascendencia operística, como ese que nos presenta a madre e hijo bajo un manto de nieve incapaces de avanzar. Estamos ante un catártico deep impact, una implosión demoledora que devuelve al hombre (en este caso la mujer) a su estadio más primitivo. Y las dos heroinas se convierten en una suerte de diosas griegas castigadas por una ignota mitología cósmica. No así el personaje masculino que adolece de menor definición. Asi pues, esa vuelta al origen resulta sugerente. Y Aunque se poseen complejos catalejos ultramodernos, se descartan y al final será un primitivo palo con una simple argolla de alambre el que marque el timming de la distancia a la tierra del planeta que se acerca, midiendo su circunferencia. Otro tanto cabe decir del final, que nos devuelve casi a Platon y su caverna. En última instancia, la auténtica inspiración se da la mano en todo momento con el plúmbeo esteticismo en un torbellino arrollador en su irregularidad, pero que pese a todo no defrauda.
El último apartado lo habíamos denominado Lars Von Trier. Y se incluye precisamente para dar gusto al director. Este decidió no terminar su película aquí. Pues bien, vamos a complacer al personaje y juguemos a su juego. Tras el pase de la cinta en el festival de Cannes decidió incluir un epílogo en forma de rueda de prensa de alto voltaje, declarándose ferviente admirador de Hitler y del movimiento nazi, del cual, según él, hay muchas enseñanzas positivas que extraer y cosas que aprender. También arremetió de forma furibunda y sin venir a cuento contra la directora Suzanne Bier, poniendo en tela de juicio la capacidad de las mujeres cineastas y vertiendo insultos sobre ella claramente machistas.
Hay quien le disculpa argumentando que los artistas de verdad tienen estas cosas y que no hay que prestar mayor atención, que una cosa es su obra y otra sus excéntricas salidas de pata de banco. En absoluto. Quiero pensar que esa rueda de prensa fue un premeditado acto deliberado, perfectamente calculado, milimetrado hasta el más mínimo detalle para conseguir sus efectos. Lo contrario sería sencillamente abominable,aunque no lo descarto. el esperpento incluyó incluso la participación estelar de Kirsten Dunst, que interviene en el acto e intenta aparentemente frenar la cadena de despropósitos de forma infructuosa. Por supuesto el citado epílogo termina muy bien. Dicen que “Melancholía” no fue premiada en el palmarés a excepción de la interpretación femenina. Grave error. Para un polemista y provocador nato como este, no hay mejor premio que el que Cannes le concedió este año emitiendo un solemne comunicado en el que se le declaraba persona non grata. Eso si, temporalmente, pues la vigencia del castigo termina a final de año, supongo que para que pueda presentar su próxima obra el año que viene.
Lars Von Trier es un buen cienasta, excelente en algunos casos, irregular y tedioso otros, no tan original como él cree. En ningún caso un autor mayor. Pero su vergonzoso y continuo marketing de si mismo a costa de procaces polémicas y su calculada, constante y vomitiva autopromoción es absolutamente injustificable, bochornosa y lamentable. Le define y no precisamente para bien. Claro que nunca se sabe, como va vendiendo por ahí que es una mezcla de genio e idiota inclasificable, y como nos cuenta que es un artista maldito que usa sus presuntas depresiones como inagotable fuente de inspiración, pues no sabemos cual será lo próximo que saldrá de su boca. En ocasiones se habla y diserta mucho sobre el concepto de inteligencia emocional. Muy pocas se hace sobre su reverso, la estupidez emocional.
Ahora bien, sus exégetas son numerosos, lo se. Este hombre que se considera y es considerado por muchos un artista total, cree muy iluso estar a la altura de los grandes maestros. Hay quien le considera el nuevo Dreyer, la resurrección de Bergman, el Antonioni de la nueva era. Por supuesto se considera y le consideran más allá de Tarkovski y tan complejo como Visconti o Bresson. O al menos a su altura. Pero no perdamos tiempo con comparaciones inútiles, es Lars Von Trier, el mismo que es capaz de rodar, es cierto, planos inspirados e historias sugerentes, pero que en mi opinión todavía a día de hoy no ha entregado esa majestuosa obra maestra absoluta que tanto se preconiza. El culpable no es otro que él mismo. Esta última película es ejemplo de ello. Tiene momentos sublimes pero analizada en su conjunto peca de un exceso de grandilocuencia.
Cabe por tanto hacerse la siguiente pregunta ¿Puede una obra ser víctima de un exceso de autoría? ¿Es posible ese supuesto? Pues si, este es el caso. Hay muchos que fracasan por defecto, por falta de inspiración o talento o por desconocimiento del medio. No es su caso. Lars Von Trier, cineasta ambicioso, siempre dispara por elevación y termina errando por exceso. Este es un autor que construye siempre limusinas hermosas pero hipertrofiadas, tan enormes que terminan teniendo problemas al encarar una simple curva. Y todo ello lleva a una reflexión final. Este señor muy capaz y dotado para el cine tiene un problema y acabo de dar con él. No es un planeta el que se dirige hacia la tierra para arrasarla, es el inmenso e inabarcable ego de su autor el que se nos viene encima, con todas sus virtudes y defectos. Ante ello, dos soluciones tiene el espectador. La primera es rendirse a su belleza indiscutible pero intermitente y postrarse desnudo a la luz de la luna como hace Kirsten Dunst a medio metraje reconfortándose ante la epicúrea belleza de lo que se avecina. La segunda es buscar desesperadamente refugio ante el posible empacho de una egolatría sin límites. No hay término medio. Lo digo por cuanto los de la fila de atrás se marcharon a los 45 minutos de metraje.
Nunca probé las hamburguesas del Corte Inglés, pero si son como las tortitas no me gustarán. Las tortitas no saben a tortitas, no sé con qué harán la masa.
ResponderEliminarA mi me pasa con el café del Vip (siempre digo que no vuelvo pero siempre hay alguien que quiere ir), que lo ponen frío así les supliques que quieres la leche "muy caliente". Pues nada. Es que desde que lo calientan hasta que lo traen se dan una vuelta por el Retiro o qué?
Jjaja muy buena la contestación de tu acompañante a los comentarios de los que estaban detrás. Hay veces que no queda de otra. Recuerdo unas viejecitas en la película "Brokenback Mountain" que se pasaron la peli diciendo susurrando (afortunadamente yo no las escuchaba) y que al final (ya había pasado la escena de la tienda de campaña) soltaron "anda, pero si eran maricones". Pá verlo.
Me gusta como describes el prólogo, me han dado ganas de ir al cine a ver la peli. Y como desentrañas la trama, que no he leído entera para no descubrir nada. Ese planeta Melancolía y esa belleza que tan bien describes.
Joder, tienes pinta de dedicarte a esto de verdad.
Un saludo.
Quise decir "Brokeback Mountain"
ResponderEliminarBueno, vayamos por pasos. Y para que no se diga (y como por otra parte intuyo que nuestros gustos no difieren tanto como últimamente ha parecido) quiero dejar constancia que suscribo gran parte de lo que dices en el aspecto cinematográfico de Trier. Hoy estamos bastante cerca. Ya sé que yo tildé a "Melancholia" de cercana a la obra maestra, y lo suscribo, pero también hablé de ciertas irregularidades en su tramo central. Sin embargo si creo que el ego enorme de Trier, a veces, sí le hace fracasar como bien dices tu, por exceso. Hay películas que considero impropias de él, como "Manderlay" o "El jefe de todo esto" o la serie "The Kingdom" e incluso me parece muy excesivo la segunda parte muy lacrimógena de la por otra parte magistral en su primera mitad "Bailar en la oscuridad". Creo que "Melancholia" pese a algún altibajo, se encuentra entre lo mejor de su cinematografía y tiene algunos momentos entre lo mejor del cine contemporaneo (creo que ésto incluso lo compartes). ¿Es un genio? Creo que sí, lo que no quiere decir que todo lo que haga sea bueno. Creo que los genios casi siempre lo son parcialmente. ¿Está a la altura de Bergman o Antonioni (abucheado en Cannes por "La aventura")o Tarkovsky (¿podría el ruso a veces ser víctima de su ego?)? No lo sé. Creo que la perspectiva, en estos menesteres, es la única que puede aportar lucidez. Seguro que nadie en su época podía asemejar al polémico Antonioni a directores más antiguos y en aquel momentos míticos (no merece la pena poner ejemplos, hay muchos). Como te digo no te desmiento, solo matizo que es difícil poner a alguien en la actualidad a la altura de nombres ya míticos, sino prueba (aunque seguro que con tus ideas claras tienes algún nombre, no me digas Eastwood, por favor). Yo me permito el beneficio de la duda, pero en cualqueir caso es y será opinable. Y solo falta comentar las declaraciones de Trier. Yo suelo perdonar a quien pide disculpas, la verdad, y Trier las pidió de inmediato, pero vayamos al grano. Yo no puedo evitar pensar que Trier es un tímido que se crece en público y mete la pata. ¿Qué las declaraciones son equivocadas y fuera de tono? Por supuesto. ¿Qué estás tu y el resto del mundo en vuestro derecho a condenarlas? Por supuesto. Yo, a parte de que el tema me cansa y me interesa poco, por lo fácil que es criticarle a él en contra de a otros más poderosos que sino declaran, actuan, le perdono. En fin, vaya rollo te he metido. Yo, tímido de naturaleza, y que me lo trago todo, necesitaría una compañera como la tuya cuando me toca un vecino molesto en el cine. Por cierto, que se fuesen a los 45 minutos, dice mucho en favor del director danés, ¿no cres? Un abrazo.
ResponderEliminarHola V, ¿Qué decirte? Comparto opinión en ciertos comentarios y argumentos que citas, pero en su mayoria a mí el film me dejó sabor a gloria. Como bien has escrito, el prólogo es excelso, de un poderio visual enorme. Luego el desarrollo de la historia tomando como eje a las hermanas me parecio perfecto. Existe un contraste entre las dos hermanas; Dunst y sus problemas emocionales y depresivos, arrojando melancolía, de una fuerza actoral irresistible, Gainsbourg, por su parte, al parecer valiente, pero en realidad fragil y temerosa. Es como si Trier a la final nos dijera "aquellos que más miedo o pavor sienten ante una inminente catástrofe son aquellos que tarde o temprano perderán el juego", porque podemos ver la reacción de Dunst cuando el planeta esta apunto de chocar con la Tierra, de una mirada serena, tranquila y resignada, al contrario de Gainsbourg que se atormenta por la idea de perecer.
ResponderEliminarLuego está la parte de lo "ambiciosa" o grandilocuencia del film, que en parte puede ser cierto, pero aun así, eso se queda corto porque en realidad la mision del film se cumple con creces, satisfaciendo de esa manera al espectador. Y de que Von Trier es un director que deja mucho que desear es LA PURA VERDAD, un tipo que crea un cine fantástico, pone su sello pero de una personalidad que es lamentable; para mi si tiene una obra maestra que es DOGVILLE, y eso que aun debo ver Los Idiotas y Bailar en la oscuridad. Pero me siento un seguidor de su cine, pese a sus comentarios tan deplorables. Es que el tio polemiza, y muy bien...
Saludos!!
El título me atrae muchísimo, de hecho le he dicho a mi calvo que a ver si vamos a verla, así que la lectura de esta crónica tuya es un empujoncito más. Eso sí, sin hamburguesas, que no me gustan nada de nada, sean de donde sean (jo, con la crisis: para no subir precios, disminuyen contenido, en qué país de pícaros vivimos).
ResponderEliminarAsí que espero verla y, como a mí me gusta, con palomitas.
Un beso bien grandote, maestro cinematográfico.
Como siempre no solo eres entretenido sino reflexivo, lo de mencionar un lugar al que acotumbramos ir me ha simpatizado como tus notables referencias artísticas, ya haré publicidad a Starbucks ya que no hay día que no me tome un frapuccino venti. Yo he visto poca grandilocuencia visual aunque estoy de acuerdo en que si está en la parte emocional pero creo que esa es la virtud de Trier, reflejar con intensidad los extremos emocionales, es siempre radical para la pasión, por ese lado no me molesta sino es algo que me acerca a su cine. Me gusta confieso que critiques a Trier justificando tu punto de vista, no debe haber autor intocable sino ver cada trabajo individualmente y Melancholia es algo nuevo fuera de infaltables constantes e influencias. A pesar de que yo si siento que es una figura a convertirse en un genio del arte con el tiempo, y es que nadie activo se corona inmeditamente o no cae en el lugar de la "ambiguedad". Los que has mencionado: Dreyer, Antonioni, Bergman o Tarkovsky ya estan muertos y siempre es así, el título de genio sin discusión llega post mortem pero como va Trier ya tiene casi ganado su lugar en mi apreciación que también por supuesto es discutible. A su vez como tú espero como es natural que llegue al máximo de su inteligencia, uno no va a esperar menos mientras se le considere en forma y eso apunta que estamos hablando de alguien con posibilidades de ir más lejos. Lo de su manera de actuar en público puede entenderse como una necesidad dentro de lo que él cree ya que esperar ineptitud de alguien como Trier se nos hace más díficil de creer aunque nadie es Zaratustra tampoco, pero comparto que en lugar de aportar disminuye su grandeza, es un recurso barato para atrapar la atención o errores que lo diminuyen, imagino que hasta envidia -o eso parece- le producirá que alguien como Bier que trabaja al ritmo del cine americano pero con calidad haya conseguido un Oscar antes que él, y ahí coincido contigo, el ego le gana y aunque gente como Tarkosvky a todo le ponía su identidad, todo eso también ha hecho que sea quien es en su arte, yo por mi parte separo ambas ya que tampoco estamos hablando de un criminal, a lo mucho de un tipo desacertado y algo ridículo, por ello yo también lo disculpo y acepto la promesa de que va a evitar dar declaraciones públicas, zanjando el problema. Y para terminar que me he extendido mucho -y es que tus escritos tienen esa magia- me pasa como a ti, mi dama no aguanta el ruido en el cine. Que sería de nosotros sin una mujer con caracter al lado para generar la paz necesaria que requiere ver cine y en nuestra vidas agrego. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
Como sólo soy peliculera diré que el prólogo me dejó atónita, me encantó.... esa angustiosa lentitud... Dust intentando caminar con la vegetación impidiéndole avanzar, Gainsbourg hundiéndose con su hijo en brazos... Son cuadros en si mismos, breves historias de lo que pesa o condiciona a las dos hermanas.
ResponderEliminarLas dos hermanas.......en la vida normal Dust se hunde, no acepta la realidad ni la mediocridad de las personas que la tironean hacia esa realidad. La escena de la bañera es letal. Su hermana está con ella incondicionalmente y su sobrino la libera de la pesadez de los convencionalismos sociales y la "normalidad". Gainsbourg no acepta el final, creo que su hijo la liga a la realidad y a la vida (volvamos al prólogo y ese intento desesperado de salvarlo), su hermana no está con ella de manera tan incondicional en ese trance aunque si al final. Dust se mueve bien en el abismo, ella ya ha estado allí muchas veces.
Hay muchas escenas bellas: el planeta emergiendo amenazante pero hermoso en su impresionante magnitud.Las cabalgadas a caballo, Dust desnuda bajo el influjo del planeta que creará el caos y la destrucción...
Sobre el director no puedo opinar porque no tengo el conocimiento de cinéfilo que tú tienes... me disgusta, si es falso, que juegue y banalice algo tan peligroso como el nazismo. Si fuera cierto... sería despreciable y abominable...
Gran comentario V....... ahhh.... y buenísima intervención de tu compañera, felicítala de mi parte...
Un abrazo!!
El mensaje es desolador, sí. Se nota que el director sabe lo que es la depresión... y al parecer la propia Dust...
Sue. Que va, nada de eso, soy un simple aficionado más. Aquí, al norte del norte ni siquiera tenemos Vip, de modo que hace tiempo que no se lo que es disfrutar de unas buenas tortitas con nata. Y el famoso sirope ni olerlo.
ResponderEliminarEsta película es para verla en pantalla grande. Aunque no se si recomendartela,el propio título ya avanza que estamos muy lejos de Happy y esa forma positiva de ver el día a día.Esto es hermoso pero como muy dramátco, allá tu.Un saludo
David. Desde luego la película tiene pasajes deslumbrantes,no cabe duda. Otra cosa es que el cómputo global arroje una obra maestra. En mi opinión no.Creo que abusa demasiadas veces del momento operístico que le proporciona Wagner. Y creo que se nota que hay un intento desesperado por lograr una trascendencia que se logra solo en ciertos momentos.
ResponderEliminarEs cuestión de opiniones pero no lo considero un genio. No melopareció ni en los tiempos de "Europa" ni me lo parece ahora.Tal vez la genialidad esté un tanto devaluada. Y te lo dice alguien a quien Tarkovski tampoco le parece un genio.
Respecto de sus declaraciones siempre quedaba la opción de pasar. Pero es que esta ya es la enésima vez, y puesto que busca un innecesario protagonismo,he decido complacerle. Por lo demás decirte que efectivamente, en esta ocasión no estamos tan en las antípodas, aunque insisto, creo que la metáfora de la limusina leviene perfecta a la película.Un saludo.
Daniel.Me alegro de que el film te dejase plenamente satisfecho. Iguales que yo voy buscando siempre tres pies al gato. No he colocado la anecdota de la hamburguesa solo para hacer sonreir al espectador. Es que este señor siemprepromete elno va más y la película empieza demoledora, pero luego no siempre es capaz de sostener ese ritmo,y hay altibajos y personajes flojos como eldeSutherland. Aun así todolo compensauna inspiración visual demoledora.Respecto del personaje,pues él mismo se califica.Un saludo
ResponderEliminarIsabel.¿De modo que la de las palomitas eres tu? ¿será posible?. Esta es una película para ver en pantalla grande. Creo que a ti te gustará especialmente. Lo de la hamburguesa, fue cosa de las prisas (ibamos un poco justos de tiempo) pero efectivamente, sacas la conclusión exacta.Un saludo
ResponderEliminarMario. Creo que en este caso había que diferenciar muy claramente los aciertos de la película y la actitud injustificable del personaje. Esta es una cinta que logra llegar lejos,pero a la cualle perjudica el propio ego trascendente de su autor, que cree estar haciendo la ópera definitiva sobre el fin de muchas cosas. Y en muchos casos acierta de pleno y está inspirado,pero en otros introduce un lirismo impostado y en ocasiones forzado a la búsquedadel frenesí operístico.
ResponderEliminarLaura.Ni tu eres peliculera( menos modestia)ni yo cinéfilo.A estas alturas supongo ya habrás detectado que no soy ningún amante de la mitomanía cinéfila. Es más el propio término cinéfilo me crea sarpullido, aunque respeto y mucho a todos los que asi se declaran. Tampoco soy hijo de la cultura cinematofgráfica,pero en fin...
ResponderEliminarTienes razón. Kristen Dunst sufrió una larga depresión propiciada por el fracaso de la película "María Antonieta" un proyecto que fracasó y que le llevó al convencimiento de que su carrera como actriz había acabado.
Respecto de lars me llama la atención que no hayas mencionado nada,no se si has reparado en ello, sobre las feroces críticas a Susanne Bier y las dudas que él tiene sobre el género femenino como poco apto o incapaz para ser director de cine. Lo de Hiotler llamómuchola atención,pero esto no tiene desperdicio.Aunque lo que revela es una necesidad constante de montar bulla y convertirse en personaje polémico a costa de lo que sea.Si es un montaje mal, y si es sincero,peor.
Sobrela película,te explicas estupendamente.Escierto, hay momentos muy hermosos. Un saludo.
He preferido no entrar en el tema del machismo, ya sabes que soy sensible a ese tema, pero me gustaría saber qué dijo y no lo he leído, igual que lo que dijo sobre Hitler. Intentaré encontrarlo.
ResponderEliminarMe gustó mucho lo que dijo David sobre la capacidad de las personas con algún trastorno depresivo de crear belleza... encaja muy bien con Lars en esta película, al igual que la melancolía que desprenden las personas depresivas.
Ahora te toca la de David Cronenberg... me encanta leeros y opinar humildemente... que síiiiii......... solo una peliculera...
Un abrazo!!
Pdt. odio las hamburguesas, no he comido nunca una fuera de casa igual que no he bebido nunca una coca-cola entera.............
Laura. Me estoy dando cuenta de que he cometido un error grave incluyendo todo lo referente a las declaraciones del director. Estoy contribuyendo a entrar en su juego. Pasa de sus declaraciones, que en mi opinión son un montaje.Yo te aconsejaría muy humildemente que disfrutes de su cine o leas un buen libro y no perdamos más tiempo con las declaraciones post partido. Solo sirven para avivar estériles polémicas. Y hoy utiliza a Hitler, mañana el machismo,pasado vete a saber...
ResponderEliminarLa teoría de David es interesante y cierta, pero en este caso particular parte de un supuesto que me mosquea, y es que en el caso de Trier, es él y solo él quien va proclamando a los cuatro vientos sus enfermedades varias que le sirven de inspiración,alimentando su fama de artista maldito. No se, dirigir un film como este es complejo y requiere tener la cabeza muy fría y en su sito durante al menos tres o cuatro meses.
Hacer un film no es un acto de inspiración espontánea como puede sucer en la poesía o en la música,donde llegan las musas y zas.
Por lo demás,bueno, yo es que soy más de pepsi,la cola de los pobres y de los niños, y lo de la hamburguesa es un recurso cuando uno va con prisas. Pero no te creas, he probado y bebido cosas aun peores...Un abrazo
Pues pasemos de esas declaraciones para llamar la atención.
ResponderEliminarRespecto al tema de la depresión, hay variedades de éstas en las que sería posible esa hiperactividad creativa....... aunque por lo que dices puede ser un montaje también.
Desde luego es todo un personaje.
Prefiero el cava y un plato con jamón y queso..., entiendo que casa mejor con un buen ribera del duero o un rioja o un cariñena... pero con cava también.
Voy con tanto retraso en el visionado de algunas pelis que tengo que pasar corriendo por tu reseña y por los estupendos comentaristas que por aqui te acompañan.
ResponderEliminarEntiendo que ésta vez la valoración es positiva pero quisiera descubrirla y maravillarme si ese es el caso aunque no sea happy happy.
Saludos Victor con helado de vainilla y chocolate negro :-)
La he visto. Por primera vez he visto una peli que comentas!
ResponderEliminarA ver.
1º No me dormí
2º Me ha gustado
3º No sé si entendí todos los matices
Es melancólica y lenta. No sé si en el mercado yanqui tendrá éxito. No sé si lo de Lars Von Trier es un exceso de autoría. No me ha encantado. No me ha hecho llorar ni reír, más bien me ha dejado muda en algunos momentos. Por alguna razón me he sentido algo identificada con la fragilidad emocional de la protagonista. Entiendo que se sienta triste, su enfermedad, su rechazo del mundo, su depresión (siempre entiendo a las personas deprimidas aunque yo no padezca depresión alguna... creo).
Hay ciertos movimientos de ella que resultan previsibles, al menos para mi, y personajes (en efecto) que sobran, pero visualmente es hermosa. La peli en general digo.
Tampoco sé muy bien qué más decir.
En ocasiones un prólogo tan accidentado puede influir en la forma de percibir una película y si es del ínclito Lars no te digo.
ResponderEliminarÚnicamente he visto dos películas de Trier y me pareció mejor guionista que director: desde luego el tipo sabe lo que se hace y esos montajes suyos lo dejan bien clarito.
Esta última, que ha sorprendido a más de uno por algunas escenas significativas, procuraré verla así me caiga cerca, porque reseñas como esta tuya me excitan la curiosidad.
Un abrazo.
Abril. Pues no. Esta película no es tan grandiosa como pretende hacernbos creer su director. Tiene su potencia,pero no es esa gran obra de la que algunos hablan. De todas formas teagradezco la visita aunque sea de puntillas. Si decides verla, eso si hazlo en el cine,esto merece pantalla grande. Un saludo.
ResponderEliminarNo he visto esta película,pero me apetece verla para discernir todos esos detalles de los que hablas, esa grandilocuencia,esos instantes sublimes,etc,etc,etc
ResponderEliminarEs un director que no me gusta mucho,la verdad y así como otros, cuando ruedan una nueva, estoy deseosa de verla,no me ocurre igual con Von Trier y no sé por qué realmente,ya que en verdad,sólo he visto de él Dancer in the Dark,y...no sé...me pareció una película controvertida,difícil de digerir y de seguir, algo excesiva en muchos momentos...sobre todo:
Sorprendente.
En fin,creo que merecerá la pena verla y formar mi propia opinión sobre Melancholía. Veré de buscar huecos.
Besos.
Sue. Por supuesto que has entendido absolutamente todo, ya que tal vez todo este perfectamente expuesto y no haya ningún mensaje oculto.
ResponderEliminarMe hacesentir especialmente bien el hecho de que hayas sentido curiosidad. Me alegro de que no te hayas dormido y que la hayas disfrutado, aunque veo que estamos en la misma onda respecto de su valoración. Un saludo.
Josep. Lo de la hamburguesa, ya lo he dicho más arriba es tan real como metafórico. Aquí también pretenden ofrecernos el no va más. Y se agradece que se intente. Otra cosa es que el resultado esté lejos de conseguirlo, aunque la cinta posea momentos de gran belleza. Mejor en pantalla de cine. Un saludo
ResponderEliminarMarinel. Coincido contigo al cien por cien. No se podría expresar mejor lo que al parecer ambos sentimos ante esa película excesiva y abigarrada que es bailar en la oscuridad. Esta es un tanto más compacta, y posee imágenes más hermosas, pero el resultado adolece de una irregularidad propia de todo el cine de este hombre. No es un film facil tampoco, aunque este sedigiere mejor. Aun así, conste que me parece interesante pero muy irregular.Un saludo
ResponderEliminarEs verdad que, en comparación con lo mejor de un pasado no tan lejano, lo que se anuncia como insuperable (Von Trier, pero también, por ejemplo, el Haneke de "La cinta blanca") no me lo parece tanto, comparativamente. Al mismo tiempo, creo que autores como los dos citados, o Malick, o Lynch, o Iñárritu, o Wong Kar-wai, o Kitano, son lo que quedará de estos decenios, desde el punto de vista del intento de renovación de las formas cinematográficas. Tal vez, si los más brillantes no lo son tanto como los del pasado, es que la época no da más de sí. Desde luego, nos falta perspectiva, pero, aun con lo que ahora yo mismo considero debilidades, imperfecciones, me parece que a Von Trier (un gran publicista por la vía del escándalo) hay que verlo, pensarlo, verlo otra vez... Por cierto, que aprovecho el comentario para hacer un poco de autopublicidad: http://www.nocierreslosojos.com/el-fin-del-mundo-segun-von-trier/ Saludos.
ResponderEliminarFrancisco. Es verdad que existe en todos esos autores un intento de innovar, de utilizar el lenguaje visual dotándolo de ciertas formas vanguardistas. Eltiempo nos dirácualesperduran y cuales caen en el olvido. Ahora visito lo tuyo.Un saludo
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