Es una especie de máxima muy antigua la que dice que la belleza acecha continuamente, que ignoramos desde donde nos vigila, y que cuando uno menos se lo espera pasa a la ofensiva, nos invade y arrebata. Y resulta hasta un placer que nos coja con la guardia baja, ya que de ese modo la experiencia es aun más intensa. En ocasiones es hasta una cuestión de percepción, de no perder nunca las ganas de indagar y mantener la curiosidad intacta y despierta. Por eso muchas veces no es que la belleza nos sorprenda por que acuda de forma imprevista. Es que está ahí, delante de nuestras narices y no nos hemos dado ni cuenta. Igual hemos pasado a su lado miles de veces y ni nos hemos fijado. Vamos con un ejemplo. Imagínense que les digo que la belleza en estado puro está muchos días en la boca del metro de Legazpi, en Madrid, de 7 de la mañana a 9 de la noche. Pues el primer sorprendido soy yo, que estuve en Madrid en el puente de la Constitución , pasé por ahí, creo, y ni me enteré. Lástima me digo. Ahora sin embargo ya estoy enterado.
No soy de los que acostumbra a hacer listas con lo mejor del año. Supongo que por que como hasta el gusto y la valoración varía, uno se ve incapaz. Tampoco me atrevo con las quinielas de los Goya o de los Oscars. No obstante, en el presente caso voy a hacer una excepción, proclamando a que pieza y a quien le daría yo un Goya o un Oscar ahora mismo, aunque no se muy bien en que categoría ni en que apartado. Y es que estamos ante un caso en el que muchas emociones se concentran dando lugar a algo que realmente merece la pena.
En más de una ocasión olvidamos, por mera inercia, que el mundo tiene las fronteras que nosotros mismos le queramos poner. Es por eso que lo mejor que yo he visto en los últimos tiempos lo he encontrado donde menos esperaba. Nada menos que en un programa de televisión. ¿Mejor que “the artist” la sensación del momento? preguntará más de uno. Pues miren ustedes, para mi, sí. Infinitamente. Las razones son muchas, pero se pueden resumir en unas pocas. Aquí vamos en ascenso, peldaño a peldaño en un viaje sin condición. Del pensamiento a la palabra. De la palabra a la acción. De la acción al sentimiento. Y del sentimiento a la emoción.
Pero centrémonos y pongámonos en contexto. Los hechos suceden hace un par de semanas. Ahí es donde la belleza en estado puro me atrapa cuando más desprevenido estoy. Comiendo patatas fritas y viendo un programa de televisión, sobre el cual me parece que no puedo decir ni su título por esas cuestiones del copyright y los derechos. Es ese programa en el que personas muy variopintas, desconocidas todas, compiten mostrando cada una su particular número ante el público y un jurado. Allí se les dice si valen o no. Es un show de entretenimiento en el que lo mismo comparece un señor que hace equilibrismo, otro que hace un número de magia, o por ejemplo otro que es contorsionista, o un imitador de Michael Jackson o Madonna. En el último programa salió hasta uno que dormía a su caballo, y un chaval que tocaba la flauta a la vez que hacía hip hop. Todo muy variado para montar un show. A resaltar que las normas del programa otorgan dos votos a lo que ellos mismos denominan “jurado popular” (el público) y otros tres votos que emiten lo que ellos mismos denominan “jurado pro” (supongo que debe significar profesional) formado por un publicista, una cantante más bien mediocre, y un showman cómico-presentador-director de cine. Llama un tanto la atención el reparto “democrático” de los votos, pero en fin, esas son las reglas del programa.
En esa coyuntura y dentro de ese panorama, de pronto y sin avisar llega la sorpresa inesperada. Un tío que se llama Fran y se apellida Fernández. En la presentación previa a la actuación se muestra sencillo, llano, sin barniz y contundente: “Hago mis canciones y las canto”. En ese momento suelto las patatas por que detecto a una persona con una honestidad brutal. Y explica antes de actuar que “agradece y se siente afortunado por tener la oportunidad de tocar en los bares que le dejan”. Viene de Granada, y ha convertido su vida en una dura apuesta en la que confiesa se encuentra inmerso. Toca en el metro, atentos “para todos aquellos que quieran escuchar”. Su estación es Legazpi. Y ha recorrido kilómetros con su guitarra de la forma más modesta.
Inmediatamente se produce, al menos en mi caso, una empatía muy natural que llega a lo más hondo. Su intención al acudir al programa es tan sencilla como darse a conocer un poco más.
No creo que sea necesario repetir que según mi criterio, este señor practica uno de las artes que considero más difíciles en el plano musical. Voz, guitarra y sentimiento a la orilla del camino. En este caso en la boca del metro. Es el juglar en estado puro. El trovador del siglo veintiuno. No hay nada que me produzca mayor respeto y emoción musical. El equipaje parece sencillo pero no lo es en absoluto. Tal vez las mejores canciones, o al menos las que más adentro me llegan van en ese formato. Ahí es donde se esconde la mejor poesía, donde brotan los mejores y más inolvidables frutos, esos que se quedan incrustados para siempre en las entrañas.
Esto por supuesto hay que compartirlo. Lo he buscado y he dado con ello. Decir que el asunto consta de tres partes. Presentación del artista, actuación, y sobre todo, muy importante, posterior conversación con el mismo y valoración final. Por desgracia es cortito. El músico ha tenido que adaptar su canción pues solo se dispone de dos minutos y medio para demostrar esa supuesta valía. Son las normas. Vamos con ello y luego prosigo.
Si este pedazo de trozo de televisión me cautiva y emociona es por varias razones. Podría parecer que asistimos a una emotiva reedición de “Juan Nadie” en su versión 2012, y que el triunfo de Fran resulta emotivo y reconfortante. Todo ello es cierto, pero el asunto va mucho más allá, tiene mucho mayor calado. Estamos no solo ante un buen músico, sino ante una radiografía absolutamente precisa del momento y la sociedad que vivimos, donde en algunos casos el carro se ha puesto delante de los bueyes. Aquí tenemos la muestra de que vivimos momentos sin brújula, desnortados y a la deriva donde el poeta, el trovador, el artista con mayúsculas se ve en la obligación de acudir a un programa de televisión de colorines y ser evaluado.“Ha llegado el momento de ser evaluado” dice el presentador. Estamos ante la más pura escenificación en vivo del mundo al revés. Tres personajes mediocres y los focos han de juzgar y valorar a quien no debe ni necesita ser valorado en ningún caso y bajo ningún concepto.
Debiera ser un honor y un privilegio para ese programa que Fran tenga la deferencia de pasarse por allí y tocar un tema. Y que se le permita tocarlo entero. Pero en el mundo en que vivimos, prácticamente putrefacto y amoral, el poeta debe someterse a las preguntas del “jurado pro” y hasta agradecer la oportunidad.
Creo que algo de todo ello se palpa instintivamente en el ambiente. Existe una cierta vergüenza ajena que se diluye entre plano y plano que nos dice que algo en esta sociedad no va. Y al jurado no le queda otra que rendirse. Y no solo ante la canción.
La presencia de Fran en el plató se convierte entonces en una auténtica bofetada, un misil que impacta en la línea de flotación del programa, y por extensión en el sistema que lo sustenta. De pronto y cuando nadie se lo esperaba, un señor con su guitarra es capaz de irrumpir con voz propia, desnudar su alma, decir atronadoras verdades esenciales y poner en evidencia muchas cosas que nos obligan a mirarnos a nosotros mismos al espejo. Con una humildad apabullante, y con una rotundidad que desarma.
Pero por supuesto, algunos no se terminan de enterar. Puesto que Fran tiene una educación exquisita, por si acaso, ya me encargo de dejarlo claro yo que soy más bruto. A ver, no hay que matar al del acordeón. Fran ya te ha dado una soberana lección previa y ha dejado claro que todos son “una gran familia”. Y el del acordeón seguro es un muy buen amigo. Y esa es entre otras la verdadera madre del cordero. Que vivimos en un continuo escaparate donde lo superfluo rodea el reino de lo auténtico. Afortunadamente, aún queda un diminuto espacio, una rendija para que pasen cosas como esta. Y cuando estamos a punto de olvidar que aun todo es posible, florece la esperanza en el mástil de una guitarra. Una soberbia lección humana. Un recordatorio implacable de que en cada esquina hay gente amiga, solidaria, honesta. Y que te lo canta estupendamente al oido. Sobre todo gente que apuesta por el género humano y la palabra. Por cierto, su disco,ese que ha realizado con un par de amigos y que está junto a su funda cuando canta en el metro se titula "vorágine". Hasta en eso ha acertado.
No obstante,tengo muy claro que lo sucedido en el programa es una excepción con mayúsculas. Tanto es así que me apuesto algo con quien quiera a que Fran no gana en la final. En cualquier caso da igual, el misil ya impactó. Y pensar que un momento antes estuve a punto de hacer zapping. No me lo hubiera perdonado. Y es que ya se sabe, ante ciertas actitudes y sobre todo ante cierta música el vacío siempre acaba retrocediendo.
Me hizo recordar a un cantante peruano que empezó de abajo, tenía padres famosos pero él hizo su carrera a toda prueba por su propio esfuerzo, tiene la misma forma romántica y parecia bastante sencillo musicalmente y para "sorpresa" de muchos actualmente es de los más famosos de por aquí y escribe para otros músicos famosos, hasta ha ganado un Grammy. Creo que de que seas evaluado es normal, nadie empieza siendo gigante, por ejemplo Shakira venía al Perú en sus inicios y tocaba muy sencilla, ni siquiera tenía un cuerpo escultural aunque era sexy y segura de sí, salía y tocaba a guitarra en plan muy básico auqnue con una fuerza interior enorme, y ahora es la máxima estrella internacional. Me gustó lo que dijo el cantante que mencionas, que hay que dejarse ver y moverse, creo que si crees en lo tuyo debes seguir adelante. Muy bien escrito, les has puesto bastante sentimiento a tu admiración por éste músico nuevo. Un abrazo.
ResponderEliminarNo suelo ver estos programas,las más de las veces porque me carga el jurado,me oprime ver a alguien haciendo con la mejor de sus voluntades,lo uqe sabe y que luego lo ridiculicen.
ResponderEliminarPero acabas de sorprenderme tan gratamente como a esos mismos que suelen repudiar a otros.
Decirte que me he emocionado es poco.Decir que me ha llegado al alma esa sencillez,esa fuerza,esa voz y esa música,también es poco.
Decir que llegará lejos,es una intuición mía carente de mérito si se escucha y se ve,pero lo afirmo:
Fran llegará lejos y lo mejor es que debido a lo costoso,no cambiará su carácter endiosándolo hasta alejarlo del suelo.
Gracias por este mágico momento.
Besos.
Cuanta pasión al describir a Fran, un trovador auténtico, sí.
ResponderEliminarPero aún me ha gustado más tu manera de involucrarte en la defensa de alguien que no conoces pero que percibes honesto y verdadero.
Me gusta Fran y me gusta tu entrada.
Un abrazo!!
Me he emocionado viendo a este chico y oyendo su franqueza, su vida para lo que le gusta. Has hecho un relato magnífico.
ResponderEliminarCreo que tendrá más oportunidades. Ojalá sea así.
Un abrazo, tú sí que escribes!!!
Fue un momento de los que ya no se ven en tv. Si la tele fuese esto, probablemente la vería con más frecuencia y no sólo con la intención de dormirme. Saludos
ResponderEliminarNo conozco el programa pero conozco a Fran, bueno, de haberle visto cantar en una boca de Metro, claro. En realidad no le he conocido hasta ahora, me parece grandioso eso que dice: "no es fácil este mundo pero hay que confiar en lo que haces".
ResponderEliminarMuy bien traído este post y esta historia que, como pocas, animan al ser humano a seguir adelante y confiar en sí mismo. A salirse de esos cauces comerciales y caminos trillados que no a todos convencen.
Y está bien que haya salido en un programa de tv, porque es una forma de conocer a Fran que, por supuesto, ya vive como quiere y por tanto ha ganado para sí mismo el mejor de los premios: su sueño.
Un sueño que seguirá, por supuesto.
Me han gustado tus reflexiones producidas por la sensación que te transmite un artista; si Fran llegara a leerte, seguro que estaría feliz, porque da la sensación que, efectivamente, es su deseo compartir su arte y llegar a cuanta más gente, mejor.
ResponderEliminarPero creo que pecas de optimista si piensas que la presencia de un artista genuino puede alterar los planes de la mercadotecnia que se guarece tras programas de esa índole.
Claro que quizás yo, que apenas veo la tele, carezco de experiencia: lo último que ví fue algunos episodios del primer año de Operación Triunfo y ni recuerdo quien ganó....
Un abrazo.
¿Quién deciá que la tele era todo basura? Hay que saber buscar... y creo que tú eres alguien que sabe desgranar el grano de la paja.
ResponderEliminarSeguramente no habría visto el programa si viviera en España, o sea que te agradezco que compartas tu hallazgo. El cantante posee una cualidad que tu destacas y que para mí es importantísima en un ser humano (y tan poco valorada!), que es la humildad. Alguien que vale y que es humilde, para mí ya se ha ganado mi corazón. El hecho que tu también acentues esa cualidad dice mucho de ti además.
Un abrazo desde la fría Viena!
Víctor, también lo he reconocido al instante: por cómo habla, por el tiempo que lleva dedicado a cantar y componer y, sobre todo, por cómo lo hace de bien.
ResponderEliminarFran me ha ganado totalmente, como a ti.
Ellos lo evalúan desde una posición presuntamente superior, y hortera, ja. Fran se impondrá por la belleza de lo que hace, ni más ni menos, aunque tendrá que tragar sapos y culebras y aguantar opiniones y a tantos que le perdonarán la vida.
Gracias por el descubrimiento, Víctor. Siempre agradezco la belleza, esa belleza no vacía, sino llena de significado.
Me ha gustado tu entrada, y mucho, porque me ha gustado Fran. También, tu meditación sobre el empobrecimiento mental de esta sociedad de apariencias ridículas, donde a quienes más se ve son a aquellos sin dotes, a no ser las del "figureo".
Un abrazo agradecido siempre: por cómo escribes, por cómo lo transmites y por lo que supone o significa.
Mario.Puede ser que tengas parte de razón,y que la vida sea un examen continuo, aunque mantengo lo dicho.Es verdad que por youtube todavía se pueden ver algunos vídeos de Shakira en sus comienzos, guitarra en mano. Cuando mencionabas al cantante pensé que te referíasa Ricardo Arjona, pero no debe ser élpor que creo que no es peruano. De todas formas Fran tiene personalidad propia, y no seme va a ocurrir compararlo con nadie. Un saludo.
ResponderEliminarMarinel. Yo experimenté un torbellino de sensaciones. Muy positivas en lo que aFran se refiere. Una sensación de autenticidad poco común. No se si llegará lejos o no. Solo espero que la plataforma le haya impulsado. Yo también pienso que el momento es especial. Fran consigue dignificar el programa de forma bestial.Y esto había que compartirlo.Un saludo
ResponderEliminarLaura.Suponía que te gustaría. Pues tieners razón, si que es verdad que defiendo a alguien a quien no conozco de nada. Salvo ese trozo de tv. Pero no debe extrañarte. A ti,aunque no te he visto en mi vida, puedo decir que te conozco un poco, y te defendería con el mismo o mayor ardor. Puedes estar segura. Gracias por tus palabras. Un saludo.
ResponderEliminarVirgi. Vaya ¡que bonito! ¿Te imaginas un programa o algo con ese título? Que diese salida a gente que escribe. Efectivamente,su Fran-queza. A parte de buen músico detrás hay un tío que es un crack.O al menos eso intuyo. Un saludo.
ResponderEliminarJose Luis. Me pasa como a ti. Yo esto lo pillé en uno de esos momentos kit kat en los que estás haciendo zapping antes de apagar la tv por que no tiene nada decente.Pero ya ves...Había que compartirlo.
ResponderEliminarSue. Fíjate que cuando estaba escribiendo esto me he acordado de ti,no se por que, me daba que por fuerzate habrías tropezado con él.Y mira por donde así ha sido. Y claro que si,es como un balón de oxígeno, tanto la música como la persona. Sobre lo de la tv ya he dicho que Fran dignifica la parrilla,y como el mismo dice, si le sirve para ampliar su horizonte,pues no hay más que añadir. Otra cosa es que yo analize lo que me parece como síntoma de la sociedad actual.Eso ya es otro cantar. Un saludo
ResponderEliminarJosep. No creasque soy tan optimista. Es más dejo bien claro que esto me parece una gota de agua en mitad del desierto. Y voy más allá. Y tal y como digo en el último párrafo sigo apostandome algo a que no gana la final, que no se cuando será.Y no es por que no se lo desee. Estamos bastante de acuerdo. Un saludo.
ResponderEliminarDona Invisible. Mira, una de las cosas que más me alegran de hacer esta entrada es que se va a ver el vídeo en muchísimos sitios. En estos momentos, domingopor la mañana, te diré que esta entrada ha sido visitada por 104 personas. Desde México, hasta Chile, Italia, Noruega,Francia, Canadá,y por supuesto Viena.
ResponderEliminarHumildad, yo así lo veo. Mepoarecemuy grande este tio. Y una desus claves, a apartedesu buen hacer musical está ahí. Es alguien con quien me tomaría un café ahora mismo. Lo mismo que con otras personas invisibles en alguna cafetería vienesa.Un saludo.
Isabel. Como creo que ya he dicho todo lo bueno que podía decir de Fran,vamos con lo otro.La entrada se titula acordes y desacuerdos no por casualidad. Me alegra que te hayas detenido en la parte de los profundos e indignantes desacuerdos. Por que efectivamente, este vídeo tiene un lado bonito, pero otro muy oscuro que me interesaba mucho poner sobre el tapete. Me hierve la sangre cuando veo a este músico siendo juzgado desde no se que atalaya por esos tres y en ese formato de programa. Es la sociedad que vivimos. Y no me vale, usando el título del programa el discursito de Corbacho,sobre que esa es una muestra deque en tv también tiene cabida la calidad. De eso nada. Y de eso también va la entrada. Gracias por tus palabras.
ResponderEliminarAntes que nada,gracias por pasar por mi casa. No consumo casi tele, si conozco este tipo de instancias donde hay un talento y un jurado. Un formato caza talentos,los que concurren buscan una oportunidad, un momento de pantalla para ser vistos, al menos, reglas de mercado que se toman o se dejan. Lo que importa,de todas maneras, es que este chico crea en lo que hace y busque su sitio. Un beso
ResponderEliminarFiorella. Gracias a ti, faltaría más. Creo que has elegido muy bien el verbo respecto de la tv. "consumir". No se si se capata en el texto, espero que si,pero hay una empatía hacia el artista y otra muy distinta hacia el programa. Cada vez quelo pienso veo un paralelismo brutal con la película "Gladiator". El circo,la arena, el honesto juglar, y como siempre el pulgar hacia arriba o hacia abajo. Pero tienes razón son las reglas,y si se aceptan, y le sirve de trampolín, perfecto.Un abrazo.
ResponderEliminarNo tenia ni idea como casi todo de su existencia, tampoco del programa ( ya solo ver a ese de las gafas oscuras me da un poco de repelús :( uff )pero parece que al menos para cubrir "el expediente" acercan a las masas a éstos artistas que sueñan con ser descubiertos para el "gran público".
ResponderEliminarMe ha venido a la memoria un caso real una especie de "experimento", un músico creo que violinista profesional, un virtuoso.. tocó varios dias en el metro de N. York y nadie pero nadie se paró a escucharle..el caso inverso a éste chico que nos has "presentado".
Éste mundo está loco, bastante loco ¿ no crees ?
Un saludo
Abril. Apuntas una posibilidad que me parece muy atinada y que yo no había tenido en cuenta. Me refiero a que esto no sea una casualidad o una excepción como yo en principio pensé,sino que incorporar a este músico se trate de algo muy pensado para cubrir ese "expediente" que nos haga creer que el programa es mejor de lo que realmente es, y que no todo es un triste show multimedia. Podría ser.
ResponderEliminarRecuerdo haber oido lo del virtuoso. No se la gente que se pararía a escuchar a Fran. Supongo,y sobre todo le deseo que ahora las cosas le vayan mejor. Sobre todo por que creo que se desenvuelve muy bien con la guitarra.¿Que si elmundo esta loco? Pues un poco. Tal vez por eso algunos de vez en cuando buscamos refugio de todo ese sin sentido en hermosos apartamentos parisinos. Un abrazo.