Ante una imagen como la que encabeza este texto pueden surgir al menos tres perspectivas. Ya se sabe que hay un viejo aserto que dice que la vida es más simple para todos aquellos que la contemplan bajo un solo punto de vista. Y más rica, compleja y arriesgada para los que la abordan desde varios ángulos. Probemos esta segunda senda un tanto inexplorada. Primera opción: el caballero meditabundo de la fotografía tiene un espíritu combativo, soñador, rebelde e indignado. Sí, todo a la vez. Y está meditando soluciones tras leer por ejemplo “Cómo cambiar el mundo”, un libro escrito por un señor nacido justamente el año de la revolución rusa y que responde al nombre de Eric Hobsbawn. Semejante empresa exige cierto análisis y reflexión, no cabe duda.
Segunda opción. Si nos fijamos bien en el sujeto, este tipo italiano puede estar meditando su propia predicción. Aquella en la que ya dijo vía celuloide con letra muy clarita que colocar a un filósofo, a un auténtico pensador al frente de determinado cargo, podría dar lugar a una profundización inédita en el eterno conflicto entre razón y fe con los resultados ya conocidos por todos. Primero en el cine y ahora en la vida real. Tercera opción. Ante la constatación de vivir una realidad exasperada, alucinada, ha decidido hacer un alto y seguir las enseñanzas de Mafalda. Por tanto esto se podría titular hombre bajándose del mundo.
Aunque lo importante es averiguar si esa actitud tiene algún significado. Joseph Heath y Andrew Potter en su ensayo “Rebelarse vende” elaboraron una lista de cosas que a lo largo de los últimos cincuenta años se habían considerado subversivas. Entre ellas estaban la música punk, el jazz, dejarse crecer el pelo los hombres, llevar el pelo muy corto las mujeres, el bikini, la minifalda, los grafitis, el nudismo, el piercing, la marihuana, el surf, la píldora…la lista es muy larga. Según ellos todas esas cosas habían terminado incorporándose sin problemas a la cultura popular.
Es curioso, pero en ningún momento se menciona como tal sentarse a meditar en un banco. Tal vez debido a que se considera muy normal reposar en un parque público, de la misma forma que se da por sentado que el mero hecho de pensar está prácticamente abolido en la actual sociedad de consumo. Y sin embargo Nanni Moretti opta por esta opción tras ciertos acontecimientos que le hacen replantearse la vida incluso a él, que no deja de vivir en un continuo debate interno en el que como en un torbellino se mezcla lo social, lo moral, lo político, lo sexual, lo maniático, lo ético y lo religioso.
En su última aventura cinematográfica “Caos Calmo”, Nanni Moretti debe enfrentarse a sus problemas y neurosis habituales y lidiar una vez más con su propia imagen cinematográfica. Aunque esta película no la dirige él, solo hay que ver el “making off” para darse cuenta de que estamos inmersos en su particular y genuina galaxia y que él lleva el timón del barco. En el fondo, puesto que nuestro hombre jamás se ha planteado demasiados problemas estéticos ni formales, ello le permite descargar las tareas de dirección en otra persona sin problemas. A Moretti no le preocupan demasiado los encuadres ni los tipos de plano, está mucho más interesado en los ingredientes que mete dentro, lo cual en “Caos calmo” no es una excepción.
Dos cuestiones se abordan con su singular y muy particular forma de analizar la sociedad y al hombre moderno. La primera apela a la construcción de un mundo particular y solidario partiendo de la más pura esencia del hombre. Tras sufrir dos trances que le llevan a vivir sin solución de continuidad la fragilidad de la vida y la delgada línea que la separa de la muerte, Pietro (Nanni Moretti) se toma un prolongado tiempo muerto. Tras la pérdida de su esposa decide conscientemente pasar el día en el parque situado junto al colegio de su hija. No vuelve al trabajo y con una serenidad desarmante baja las revoluciones de su vida, convirtiéndola en un aparente oasis. Y cuando todo parecería indicar que ante la tragedia la brújula se dispararía en todas direcciones sin rumbo fijo, Moretti se instala en ese caos calmo en el que no aparece el agudo dolor de “La habitación del hijo” sino un suave desorden anímicamente controlado. Un íntimo encuentro con el yo, pero no en una celda como Santa Teresa o San Agustín, sino en campo abierto.
Tras cierto desconcierto inicial, y con la idea de estar cerca de lo que más quiere, el parque junto al colegio pronto se convertirá en un microcosmos en el que ciertas rutinas se repiten y trazan complicidades con ese padre que está en permanente observación, hacia adentro y hacia afuera. Un chico con síndrome de down que cruza cada día, una chica que pasea a su perro, un vecino que le invita a espaguetis, el barman de la cafetería, las madres que van a recoger a los niños...Todos van construyendo una comunidad improvisada y cómplice, llena de códigos secretos de esos que no es necesario expresar.
Con gran sutilidad se dibuja un pequeño mundo en el que finalmente Moretti actúa como centro de gravedad permanente. Su atribulada cuñada (Valeria Golino), su primo y sus compañeros de trabajo, terminarán acercándose a quien supuestamente está en plena crisis vital como balsa a la que agarrarse. En el naufragio masivo, en el marco del actual desahucio anímico y moral, en ese particular banco también se conceden préstamos, pero de otro tipo y sin interés, en forma de cálida conversación y abrazos sinceros. No es el sacerdote ni el psicólogo, ni imparte lecciones. Pero su presencia , su palabra y su facilidad para escuchar ayudan en un entramado de conexiones invisibles dentro del nuevo habitat. Y como no, Moretti aprovecha para introducir su fina ironía. Por ejemplo, preguntándose qué es mejor, una fusión empresarial al estilo judío o al cristiano, teniendo muy en cuenta que las escrituras ya nos dicen como acaba por estos lares el hijo del creador de la gran empresa que es el mundo.
La segunda cuestión que se aborda en esta cinta supone un estudio sobre la figura de los límites del personaje de ficción. En este caso, del propio Moretti como arquetipo fílmico. Podemos preguntarnos hasta donde puede llegar Batman o Indiana Jones, que poderes les confiere la gran pantalla. James Bond es un caso claro. Cualquiera sabe que saldrá bien de cualquier apuro, se conoce su destreza en el combate, su agudeza y perspicacia e incluso su innata faceta de seductor. No sorprende cualquier hazaña suya ya que a lo largo de los años se ha construido una tipología que lo permite sin fisuras. Incluso ciertos héroes clásicos como Bogart, Brando o Marilyn poseen sus propios códigos muy pegados a su imgen. Lo que plantea aquí Moretti es muy interesante por cuanto somete al espectador a la visión del cuestionamiento de su propio arquetipo como figura de ficción. Y lo hace en dos sentidos inesperados. En la segunda escena de “Caos Calmo” Moretti ha de actuar casi como héroe de acción salvando a una bañista en una playa. Y más adelante, curiosamente con ese mismo personaje le somete a una escena erótica de alto voltaje.
En principio ello crea extrañeza. En realidad el personaje Moretti recuerda un poco a un Woody Allen a la europea. ¿Se imagina alguien a Woody acudiendo al rescate de una bañista, lanzándose en plancha en pleno mar abierto y nadando con destreza? Al tipo al que el espectador está acostumbrado ¿no le daría miedo simplemente mojarse los pies? ¿No temería que le comerían los tiburones? ¿No estaría aterrorizado ante un posible corte de digestión? Sucede igual con el segundo ejemplo. Ni siquiera en los más húmedos sueños de seductor fracasado el espectador puede imaginarse a Woody en plena faena como si fuese Michael Douglas resolviendo su instinto básico y dando rienda suelta a tensiones sexuales no resueltas. O si se lo imagina es en clave cómica o fracasada. Otro tanto sucede con Nanni Moretti, aficionado a charlar mucho, pensar, dar vueltas en vespa y cultivar sus neurosis socio políticas, pero poco dado a la acción física ni a revolcones con rubias enigmáticas.
La apuesta supone un ejercicio metalinguístico en el que vemos al arquetipo codificado en acciones que están fuera de su código. El experimento corre el serio riesgo de alterar el tono compacto de la película, aunque el director y Moretti lo resuelven de modo hábil. Y lo hacen destacando su torpeza, tanto en la escena marítima como en la sexual. Y para esta última, muy explícita, termina cortando en seco con un plano del propio personaje despertando en la cama junto a su hija, lo que permite aventurar que todo lo visto ha sido una ensoñación.
Exceptuando estos sobresaltos, al final “Caos Calmo” navega como su título, bajo esas formas tranquilas y anárquicas tan del gusto de su autor y sostén de la película, aunque aquí ceda los bártulos a otro. Y termina hablando sin altavoces y en voz baja de los grandes temas que siempre le han interesado a su protagonista: El lugar que ocupa el hombre en el mundo y lo complejo y curioso de las relaciones humanas. Y en ese terreno se mueve con soltura al igual que en el diagnóstico y radiografía de la sociedad moderna, el lugar que ocupa el hombre en ella y el que debiera ocupar. En definitiva, una solidaria ración de caótico humanismo.
Curiosamente, una de las cuestiones que avisaban de por dónde discurriría la última aventura italiana de Woody Allen, fue la elección de su supuesto alter ego romano. El de Manhattan prefirió decantarse por Roberto Benigni, más afín al slapstick y a la comedia bufa. Justo en ese momento uno se percata de que va a asistir a un Allen ligero y menor. Si hubiera deseado profundizar más y cuestionarse más cosas, hincar el diente como sólo él sabe hacer, el candidato idóneo estaba esperando en el banco. Por cierto, que el antihéroe no se ha bajado del mundo, simplemente practica otro tipo de revolución silenciosa.
No la he visto (no sé cuándo lo haré; tengo demasiadas en espera). Por cierto, tienes un mail ;-)
ResponderEliminarUn saludito.
Menos mal que podemos fiarnos del banco del parque. Sobre todo si en él hay un hombre que sabe escuchar. La mayor parte de las veces, ni siquiera se espera un consejo, solamente una oreja y una cara de atención.
ResponderEliminarY suele suceder que el que nos resuelve lo nuestro, no sabe resolver lo suyo...
Y si además llevara un perro las conversaciones serian interminables..jaja
ResponderEliminarEn serio, consigues que me interese por una película que no tenia muy localizada. Hay mucho solitario por ahí..
¡Gracias por el texto y por la recomendación !
abrazos
Muy buen texto, suena bien la película y no la conocía. Te gusta mucho Moretti, y se ha sentido bien leer al respecto. Yo creo que al final Allen no busca a Moretti porque como le dijo Simón Bolívar a San Martín, dos soles no pueden brillar bajo el mismo firmamento y pues Benigni siempre estará más que agradecido por la oportunidad. Y una banalidad, yo soy de los que tenían fantasías con Valeria Golino, pero por supuesto no soy el único. Un abrazo.
ResponderEliminarEs tan atrayente tu crítica, tan benévola,tan entusiasta, que me ha picado la curiosidad.
ResponderEliminarSiento que es de esas que me traspasan,que me va a gustar por el contenido y la calidad.
No puede ser menos viniendo de él.
Así pues, ya la estoy buscando.
:)
Besos.
... mi querido Victor.
ResponderEliminarTotalmente desconocida para mí Caos calmo.
Y como siempre tú la has hecho atractiva.
Me llama la atención ese banco donde todos terminan hablando.
Me llama la atención ese personaje que tras el dolor decide sentarse en un banco, mirar y escuchar con calma...
A veces no nos damos cuenta de la importancia de la calma.
De sentarse.
De mirar.
De escuchar al otro.
Y me resulta muy pero que muy interesante tu reflexión sobre la 'revolución' de un alter ego... y lo que le puede chocar a su público cuando transgrede su imagen.
Besos
Hildy
David. Me imagino que la lista será larga. Gracias y un saludo
ResponderEliminarParadela. Efectivamente, de este banco nos podemos fiar. No es un banco malo. No se regalan sartenes pero hay buen ambiente y calor humano. Un abrazo
ResponderEliminarMario. Gracias. A mi también me gusta Valeria, y no creo que seamos los únicos. La elección de Benigni que creo que tiene que ver con el tono del personaje y en realidad de toda la película. Muy ligera y light. Y ahí los gestos exagerados de Benigni casan mejor que la introspección natural de Moretti. Un abrazo
ResponderEliminarMarinel.La película, sin ser una obra cumbre, es muy agradable y además contiene varias cargas de profundidad, aunque exista cierto desorden natural muy propio del protagonista, que hasta se agradece.
ResponderEliminarSi has visto otras suyas ya sabes de que te hablo. Cuidado con la escena erótico festiva que pilla a todo el mundo con el pie cambiado. Aunque luego todo vuelve a su cauce típico. Gracias y un abrazo
Hildy.¡Que amable eres! Es verdad, todo el mundo termina visitando el banco por unas razones o por otras. El personaje es muy interesante, ya que él mismo se interroga sobre como está afrontando el dolor de forma tan peculiar. Y en más de una ocasión es el que echa una mano a los demás.
ResponderEliminarEl segundo aspecto me parece muy muy interesante. Y aunque se corren ciertos riesgos, incluso de cargarse la película, el experimento cinéfilo es muy sugerente y da que pensar sobre los límites del arquetipo.Gracias y un abrazo.
Abril. Que casi te salto. En realidad el perro lo lleva una chica monísima con la que se construye una relación preciosa sin palabras. Creo que lo has captado muy bien. En ese parque y alrededor de ese banco se forma como una especie de club de corazones solitarios improvisado.Cada uno con sus neuras, problemas y manías. Y Moretti saca su particular costumbrismo con unas gotas de humor y otras de amargura, bastante bien dosificadas. Gracias a ti por interesarte. Un abrazo
ResponderEliminarV,
ResponderEliminarTodavía no he visto este film de Moretti. Aunque siguiendo tu recomendación y recordando "La habitación del Hijo" -un tragedia bien dirigida e impactante-, me haré con ella.
Ann@
En cada época, lo subversivo sería renegar de las conquistas de la generación precedente.
ResponderEliminarAnoto el título.
También anoto el tirón de orejas a Allen. Qué magnífico Ciceron se están rifando en medio mundo.
Un abrazo
Creo que es la primera vez o tal vez la segunda ocasión que tengo la suerte de haber visto la película a la que se refiere tu post. Por casualidad me topé con Caos calmo y por supuesto me enganché hasta el final. Es una película que poco a poco te va atrapando porque el protagonista hace que te sientas interesado por su dolor y sufrimiento hasta comprobar de qué modo resuelve este trance: demostrar a su hija que no le fallará y que permanecerá en el parque que hay frente al colegio hasta que ella salga por la tarde y así, un día tras otro. La escena de sexo a la que te refieres -y a la que ciertos críticos encontraron ridícula y absurda- lo hizo aún más humano y próximo. La habitación del hijo me hizo llorar y mucho, la vi hace bastante tiempo y me causó una gran sensación, con la carta de aquella chica que deseaba poder volver a ver a su hijo.
ResponderEliminarMe gustaron mucho tus reflexiones y tu punto de vista.
un fuerte abrazo
Víctor, yo sigo pensando que la esencia de la comedia es el drama; una especia de antítesis entre la tragedia y lo puramente, cómico. Eso lo demostró el maestro Lubitsch, después Wilder y posiblemente Allen sea un digno heredero. El caso de Moretti es curioso—no he visto el film—pero tras tu lectura va a la agenda de deberes. Como director se ha movido en la delgada línea roja del drama cuasi llegando al paroxismo “La habitación del hijo” y la comedia, ahora me viene a bote pronto “Vaselina Roja” o la muy reciente “Habemus Papa” donde lo veo un admirador del maestro Rossi, con fogonazos de Fellini. Un postmoderno de la decadente Italia— nuestra prima hermana— que se acerca al Allen neoyorkino entre la interpretación y la dirección. Un cínico sublime como “el canalleo fino”; mi debilidad en la versión romana (Roma como metrópoli ImperialVsNY). Tengo el pálpito, que este film sin ser él, director: está su submundo. Abrazos
ResponderEliminarResulta que ver una peli de Moretti es, en mi caso, como ir de visita a casa de un amigo de quien conocemos todas sus filias y fobias- o tenemos la presunción de conocerlas-. Cualquiera de las películas citadas me han dejado la sensación de déjà vue.
ResponderEliminarEse recurso al pasmo, la mirada perdida, la desgracia en cámara lenta es parte de nuestra vida. En ese banco oficia de monje: be wather my friend.Sabemos en qué está pensando y por eso Moretti, como Allen, tiene un público de colegas que viven -vivimos- también ensoñados, que caminan con las manos en los bolsillos, sin intentar enderezar el junco.Puro Tao.
Saludos
Por lo que cuentas, ya mismo estoy viendo esa película. Seguro que me gusta, estoy convencida. Y me alegra, que no siempre hallo pelis que me interesen en el cine actual.
ResponderEliminarPor cierto, maravilloso narrador serías: tienes mirada.
Un abrazo.
No he visto la película Caos calmo, pero -tú también lo citas- me ha recordado mucho a Woody Allen. Los grandes temas: qué lugar ocupamos en el mundo, las relaciones humanas, la soledad... son tan universales que no es raro que haya diferentes directores que hayan puesto su atención en ello y los hayan llevado al cine.
ResponderEliminarPor lo que dices no faltan las referencias a lo perdidos que estamos como individuos en la coyuntura actual. El otro día veía una entrevista de Jordi Pigem (filósofo) en que analizaba la situación actual como algo insostenible y etiquetaba a los que controlan el mundo como psicópatas. Si lo piensas bien, así es... Y las consecuencias a nivel individual son nefastas.
Un abrazo!
Anna Genovés. El recuerdo de la película de la habitación es inevitable, aunque aquí el dolor se mezcla con la ironía dando paso al título de la película, muy bien escogido. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, V,
EliminarEstoy pendiente del visionado.
Este post es para decirte que por casi hago desaparecer tus palabras...
Lo siento, soy una patosa.
Gracias, Ann@
Jose Luis. Pues es auténtico. Allen anda un poco agobiado por la cantidad de ofertas que tiene desde los paises y lugares más variopintos para que ruede por allí. El tirón de orejas es pequeño, pero la verdad es que su viaggio in Italia es muy ligerito y suave. Sinceramente esperaba algo más allá de los tópicos.
ResponderEliminarLo que propones si que sería subversivo. Un abrazo.
Esivelliana. Me alegro. La verdad es que este sujeto, con su particular forma de ser, se hace cercano y hasta familiar. Identificas sus neuras y su sentido del humor soterrado.
ResponderEliminarLa relación con la hija es preciosa, tienes razón,y como la concluye también. Me alegro te haya gustado. Un abrazo.
JC Alonso.Tienes mucha razón. El drama y la comedia se nutren el uno del otro. En esta ocasión,más que nunca, ya que aquí no estamos ante una de sus comedias como "abril" ni en el drama de "la habitación del hijo". Pero hay ración de ambas cosas. Ese parque romano, se convierte en el nuevo ágora. Creo te gustará, y más si ya te gusta el personaje. Un abrazo.
ResponderEliminarAmaltea. En tu caso, y me temo que en el de mucho más. Moretti traza siempre un diálogo íntimo con el espectador, que podría decirse que te habla de tu a tu, en una confesión compartida. No se si se acerca al Tao, ya sabes que él se declara agnóstico muy preocupado por la religión. Un abrazo.
ResponderEliminarIsabel. Pues claro que tengo mirada, y sino pregúntalé al ojo, que no para de buscar cosas. Bromas a parte, gracias por tus palabras.Creo que te puede gustar, un abrazo.
ResponderEliminarDona Invisible. Pues estoy completamente de acuerdo. Existen esas referencias, que se van introduciendo gota a gota hasta dar una visión global a la que solo salva la necesidad humana de los demás y el sentido del humor.
ResponderEliminarEl diagnóstico pese a lo agridulce y desolador del panorama, según Moretti solo tiene solución partiendo del contacto y apoyo humano.Un abrazo
Estoooooooo...
ResponderEliminarno veo en la X de tus críticas la de Xanadu... ni en la g, la de Grease. Y veo por ahí a Mimi Rogers, a Brooke Shields, a Elisabeth Shue...pero ¿Olivia? ¿dónde está Olivia?
¿y te han permitido firmar en esa protesta...
Desde lueeeeeeego...
Si no arreglas eso pronto, dejo de venir por aquí ;-) (yo ni busco apoyos de firmas) (jajaja)
Un abrazo.
PD: "Let's get physical" no quiere decir en inglés que nos demos de hostias, ¿eh? Te lo digo por si acaso (jaja)
Me gusta mucho el cine de Nanni Moretti, me hace pensar, me identifico a veces con sus personajes.
ResponderEliminarEs todo un lujo para mi visitarte hoy y encontrarme con tu valiosa critica.
Muy interesante reseña V. La verdad es que no he visto la película de Moretti ni en principio pensaba hacerlo, aunque esa historia de micromundo alrededor de un banco me ha sugerido mucho y quizás la vea. Recuerdo que cuando se estrenó ya me llamó la atención, pero críticas no demasiado entusiastas y el hecho de que no la dirigiese Nani Moretti terminó por no animarme. En este caso seguramente, tu afán de recuperar peli va a surgir efecto conmigo. Y la verdad es que el tema Moretti heroe y fornicador, con perdón, también me llama mucho la atención. Muy interesante tu teoría metalingüística en ese aspecto.
ResponderEliminarPoco más. Amo profundamente "La habitación del hijo", para mí, la historia más sutil sobre la pérdida, el dolor y la capacidad del ser humano para superarlo más grande que he visto en una pantalla de cine en muchísimos años. No sé si en este caso podemos coicidir, ¿qué te parece? Y luego, las comedias de Moretti y su rollo entre Woddy Allen y cine político o reivindivativo (las que he visto, que no son muchas) no terminan de gustarme. Sí me gustó, sin entusiasmos, la última que vi, la del Papa que ahora mismo no recuerdo el nombre. Creo que en aquella ya discutimos un poco y era de las pocas veces que ambos estábamos en la misma lines, ja,ja. En fin, que me la apunto.
Un abrazo.
Sentarse en un banco y esperar que la vida fluya mientras esperas que tu hija salga del cole. Una idea tan sencilla que podría parecer tonta, y ahí, ahí, es donde brilla la gente que las saca adelante.
ResponderEliminarPor lo que cuentas me gustaría verla, cotidiana y humana, y el personaje siendo un aglutinante de los demás.
Que lo sepas una vez más: es un goce venir por aquí, me dejas siempre interrogantes acerca del cine, deseos de ir, ideas en las que me reafirmo, dudas que me aclaras o me haces más grandes...en fin, una interactuación (me repateaba esta palabra y ya ves, no he encontrado otra) muy gratificante.
Montañita de besos
David. Pues es verdad. Un día de estos y sin prisa se pondrá remedio. Saludos
ResponderEliminarMaripaz. Muy amable, muchas gracias por tu visita.
ResponderEliminarDavid Amorós. Muchas gracias. Tienes toda la razón, esta es otra de esas operaciones rescate encubiertas.
ResponderEliminarNo llega a los altos niveles de "la habitación del hijo",coincidimos gran película. Aquí se explora ese caos sin tanta contundencia para elaborar un mosaico curioso, desigual, pero a la postre interesante. Y luego está su propio análasis sobre su figura. La escena sexual resulta chocante en una primera visión, pero forma parte de las ensoñaciones y liberaciones del personaje.Además sirve para demostrar que ahí no está en su elemento. Un abrazo.
Virgi. La idea parece desconcertar a todo el mundo. Pero el tiene razones muy poderosas para hacerlo. No solo que su hija esté cerca, sino dar un nuevo sentido a su vida y abandonar todo lo anterior.
ResponderEliminarDe eso se trata Virgi, de generar inquietudes, dudas, debate, ese es el propósito. A mi también me pasa. Intento despejar las incógnitas con estos escritos. Muchas gracias y un abrazo.
Creo que hoy, siglo XXI, los comentarios son como los saludos que se intercambiaban los vecinos hace sesenta años¿??
ResponderEliminarun abrazo :)
Habrá que verla, por supuesto.
ResponderEliminarY otra cosa, casualmente estoy leyendo "Lucro sucio", de Joseph Heath. Como intenta contentar a todo el mundo, estoy de acuerdo con él en un 20% (o menos). No he leído "Rebelarse vende" pero, sobre la subversión, contracultura etc. recomiendo un ensayo muy interesante: "El puño invisible" de Carlos Granés. Hace un repaso desde las vanguardias hasta hoy, extrayendo conclusiones que merece la pena tener en cuenta.
Saludos
Esilleviana. Puede ser, como todo en esta vida, todo depende del vecino que te toque...Un abrazo
ResponderEliminarMolina de Tirso. Pues muchas gracias, bienvenido y anoto la recomendación. No he leido "lucro sucio",en rebelarse vende fabrica una ensalada en la que mete muchísimos ingredientes con un solo fin, poner en cuestión la contracultura como un ideal que forma parte de la economía de mercado y que cotiza como valor. Comparto ciertas apreciaciones, pero no toda su tesis que intenta demostrar que la contracultura es toda ella un negocio, incluso desde sus inicios. Y en este último apartado,discrepo. Gracias y u un saludo
ResponderEliminarSin duda el Woody Allen de “Manhattan”, de “Delitos y faltas”, de “Hannah y sus hermanas”, hubiera elegido a Moretti. He disfrutado horrores con tu introducción (y con todo el texto claro, pero es que esa idea de la meditación como acto subversivo…). El planteamiento argumental de “Caos calmo” es realmente atractivo –desde un punto de vista literario, claro está-, tanto que me condujo a leer las primeras páginas de la novela. Si tuviera conciencia de disponer de un tiempo ilimitado de vida sin duda la habría acabado, pero son tantos los libros que me quedan por leer que no puedo permitirme el lujo de persistir con páginas que no colman mis expectativas. De Nani Moretti me conmovió mucho “La habitación del hijo”, centrada también en la fragilidad de la vida, como dices aquí, en el inmenso vacío que sigue a la pérdida del ser más querido, ese desierto que uno está obligado a atravesar.
ResponderEliminarUna reseña muy muy jugosa.
Juan. Muchas gracias.No creas, en ocasiones tengo la sensación de estar escribiendo somniferos, de modo que tu comentario se agradece mucho.
ResponderEliminarNo he leido la novela. En la película, más que la premisa, que es verdad, es un buen punto de partida, lo que verdaderamente le interesa a Moretti es su evolución y el microcosmos que poco a poco se va creando.
Esta película no alcanza las cotas de "la habitación del hijo" aunque también hay que atravesar ese desierto.
Y por último, cuanta razón llevas en lo de los libros. Hasta el punto que he decidido no comprar uno más hasta que no termine lo que tengo pendiente. Un abrazo
Te tengo abandonao de comentario, pero no por falta de ganas, eh! es que voy poco al cine. Aunque ultimamente he visto dos pelis (a 9 euros cada una). La de Cesc Gay que creo ya te dije y "El lado bueno de las cosas" que me gustó, a pesar de los latigazos de Carlos Boyero (crítica que leí después de verla, como hago siempre con las críticas).
ResponderEliminarEsta cinta no la he visto, pero me gusta tu forma de contarlo y lo que cuentas de ella. Me atraen los micromundos.
Sí.
Un abrazo.
Sue. En provincias está a siete cincuenta. Nueve me parece muy caro. Haces muy bien en leer las críticas después. Así uno entra virgen al cine, que es lo mejor, como cuando uno tenía 16 años. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario. Espero que estés bien.
ResponderEliminarun abrazo :)