viernes, 22 de marzo de 2013

EAU DE KARENINA




Sentada en la concurrida estación de tren, considerando lo doloroso y aciago de su existencia, Anna Karenina escucha la conversación de un matrimonio francés. La dama le sirve de inspiración cuando dice “La razón ha sido dada al hombre para librarle de todo lo que le inquieta”. Casi al mismo tiempo pero en otro lugar apartado del bullicioso San Petesburgo, Levine “a quien la vida le había parecido más terrible aun que la muerte, escrutaba en todo el arsenal de sus convicciones”. Y para ello “volvió a leer en el campo a Platón, a Spinoza, a Kant, a Schelling a Hegel y a Schopenhauer”. La aparición de una nueva adaptación de la novela de Tolstoi invita a hacer algunas consideraciones previas de carácter paradójico. En primer lugar, asumir de entrada la absoluta imposibilidad de conciliar las infinitas expectativas que ofrece la obra literaria con los límites que impone toda adaptación.
“Anna Karenina” como novela, supone un superlativo ejercicio de narrativa imposible de ser adaptado en toda su complejidad. Estamos hablando de un extenso mosaico, de un tapiz muy complejo y tremendamente sinuoso en el que se aúnan el riquísimo retrato de una sociedad en decadencia y el incipiente advenimiento revolucionario de otra. Una obra magna repleta de apasionantes sugerencias y rotundo lirismo. Y todo ello a través de un estudio metafísico, ético, social, psicológico, emocional y político insuperable en sus formas narrativas y en sus propuestas de fondo. Estas últimas absolutamente revolucionarias y que apuntan en diversas direcciones.



La novela de Tolstoi, va muchísimo más allá del tradicional relato sobre un adulterio romántico en el marco de la caduca aristocracia rusa. Si bien es cierto que todas sus adaptaciones (ya sean en el marco de la ópera, el ballet, el teatro o el cine) se centran sobremanera en el romance entre Anna Karenina y el conde Wornsky como eje, tocando de pasada el resto como elemento secundario o paisaje de fondo.
Los interrogantes pre partido, por tanto se multiplican. Cabe preguntarse por un lado, si el espectador del año 2013, ante una nueva adaptación, ve cumplidas sus expectativas con una nueva narración apasionada del adulterio o aspira a algo más. En segundo lugar, no está de más cuestionarse sobre las libertades que puede o debe tomarse el adaptador. Al respecto se produce una nueva conjetura. O se opta por el puritanismo a ultranza o se abre el abanico sin reservas. Si se escoge la opción menos purista permitiendo mayor libertad a la hora de trasladar la novela, habrá quien lo aplauda hablando de relectura, pero siempre puede surgir la eterna cuestión: Si el adaptador desea tomarse demasiadas libertades ¿por qué no las toma todas, hace un guión original y se olvida del referente literario? Y otra añadida, por la vía del reduccionismo, pues siempre cabe la posibilidad de que el arquetipo “karenina” sea usado como tirón comercial de mil formas distintas para ahondar en cuestiones ajenas al texto, y muy relacionadas con lo crematístico. Y quien dice Karenina, dice Jane Eyre, Emma Bovary o Madame Renal.



Lo que resulta incuestionable es que los clásicos siempre serán adaptados, y que incluso se puede ver la adaptación sin haber leído la novela. Agarrarse a la tesis de que son intocables buscando un mimetismo imposible y un rigor cartesiano puede resultar tan excesivo como la del adulterio flagrante del espíritu de la obra intentando hacer caja usando su nombre.
En el caso de Joe Wright, director de esta versión, la cuestión adquiere matices muy atractivos. Este director, en el romo panorama cinematográfico actual, se encuentra en una tesitura cuanto menos curiosa. Considerado actualmente el adaptador oficial de novelas clásicas de éxito, personalmente se encuentra en pleno repliegue hacia territorio conocido tras haber entregado dos fallidas películas fuera de la adaptación literaria de postín como fueron “El solista” y “Hanna”. A caballo entre la expiación de sus pecados fílmicos y el orgullo y la falta de prejuicios que le son propias.       



Por otro lado, plantea su versión fílmica de “Anna Karenina” como un ejercicio personal en el que trata de capturar la esencia de la novela a través del artificio teatral y del frenesí romántico a ultranza. Podría decirse (sin ser cierto) que el espectador asiste a una recreación cinematográfica de una falsa representación teatral de la novela de tintes pictóricos. Aboliendo el concepto de cuarta pared, Joe Wright, con la participación de Tom Stoppard, fabrica una mixtura entre teatro filmado y cine teatralizado a la que no se le puede negar un ejemplar virtuosismo técnico, pero que no es ni una cosa ni otra. No obstante, es una apuesta formal que aunque parece rompedora es más conservadora y acomodaticia de lo que aparenta, debido a que está contaminada por un estilo de raíz publicitario.
La aparatosidad y la exuberancia del andamiaje formal y el lujo escenográfico permiten un disfrute estético epidérmico que no obstante soslaya en gran parte los aspectos más íntimos y profundos de la historia. Todo ello afecta negativamente al fondo, al desarrollo del discurso y a la temperatura emocional del relato, el cual cuenta con subidas y bajadas de tono, con acertados e inspirados momentos álgidos junto con numerosos errores de bulto casi sin solución de continuidad.



Un ejemplo servirá para explicarlo: Oblonsky y Levine tras charlar en casa del primero quedan para cenar en un restaurante. Joe Wright monta un espectacular despliegue en el que cambia en un solo plano secuencia todo el decorado sin mover a los personajes, a los que vemos ya sentados a la mesa del restaurante tras redecorar completamente la escena. El efecto óptico es ciertamente virtuoso y atractivo. La cuestión es si toda esa parafernalia tiene algún sentido dramático en la historia más allá de epatar al espectador. El argumento de que ello es una muestra de la fragilidad de las apariencias no cuaja, pues ese efecto puede obtenerse por otros métodos más afines a la historia y menos deudores de la narrativa postmoderna.
Este tipo de alambiques entre Lumière, Talía y un anuncio de colonia, agitado todo con toques de raíz expresionista son muy comunes. Resultando que junto a ciertos logros estéticos el film termina seriamente dañado en su conjunto. Joe Wright no se priva de encadenar un plano majestuoso seguido de otro con influencias pictóricas. Lo lamentable es que a esos le siguen otros muchos que parecen recién sacados de un anuncio de perfume o de un video clip. Hay demasiados momentos “eau de Karenina” propios de un spot de esos que protagonizan hoy las estrellas de cine anunciando fragancias. Y ello afecta a la armonía de la propuesta, a la fluidez en la narración y a la sustancia del texto.



Es el caso de la famosa escena del baile, que comienza muy bien y Joe Wright se encarga de que termine fatal, la del picnic campestre o la de la carrera de caballos. Por no mencionar la del momento de parada del tren y aparición entre las brumas del amado, escena que constituye un spot en si misma. Se Combinan en una fusión influencias de ballet, ópera, teatro, video-clip, spot y cine. Pero la suma estilística va en contra de lo que ciertas escenas requieren, ya que son los corazones y los impulsos los que laten desbocados, sin existir necesidad alguna de marear al espectador con cabriolas vía steadycam. Estamos por tanto mucho más cerca del “Drácula” de Coppola que del “Senso” de Visconti. A dos pasos de “Moulin Rouge” y lejos de “Carta de una desconocida” de Ophüls. Y eso no es precisamente una buena noticia.
Aunque a decir verdad, lo cierto es que no estamos ante una sosa, académica y pulcra adaptación (como la que realizó Bernard Rose con Sophie Marceau) y que sus altibajos permiten allegros con brío. Pero la personal apuesta estética se salda con una irregularidad a la que no salvan aislados momentos inspirados. Los responsables de la adaptación, y duele decirlo, parecen haber dedicado mucho más esfuerzo en construir un complejo imaginario visual de innegable pero intermitente atractivo, lastrado por influencias ajenas, que a profundizar en los muchos recovecos de la novela. Y es una lástima ya que se dispone de una partitura riquísima y de unos personajes de una psicología y envergadura poco común.



En la versión Joe Wright, la historia de amor truncada de Anna queda afectada por una pareja descompensada. Un conde Wronsky guaperas de tendencias high school y una Keira Knigthley con sobredosis de divismo. Si al director alguien debiera recordarle que no es ni mucho menos lo mismo adaptar a Jane Austen, a Ian Mcewan y a Tolstoy, otro tanto sucede con su protagonista femenina. Keira Knigthley convierte su interpretación en un auténtico festival de si misma. Su enésima ración de sobreactuación y divismo muy mal entendido. Si incorporando a la heroína de Jane Austen cumplió, aquí el personaje se la come literalmente entre sus sonrisas marca de la casa, mohines y lágrimas furtivas, similar todo a lo ya visto en “Seda” o “Vidas al límite” ofreciendo el mismo repertorio, idéntico semblante, recursos repetidos, las mismas muecas e idéntico frenesí operístico cargado de tics.
Le sucede, salvando las obvias distancias, lo que le sucedió a Greta Garbo (tanto en la versión muda como en la sonora del personaje):el espectador ve en todo momento a la divina en todo su esplendor desplegando sus innegables dotes, pero muy poco a Anna Karenina, personaje complejísimo atrapado en las redes sociales, confundida por su amor desenfrenado, entregada al arrojo de vivir su propia vida más allá de las convenciones, profundamente femenina y solidaria, ligada estrechamente a su hijo y en última instancia atrapada en una tela de araña sin remisión. Como se dice en la propia novela “inmersa en un doloroso laberinto en el que ninguna de las salidas es ni inocente, ni fácil”.
Conste que no es un reproche particular a esta actriz. Creo que ni Greta Garbo, ni Vivien Leigh, ni Jacqueline Bissett, ni Sophie Marceau pudieron previamente con un personaje clave en la literatura y muy profundo, más allá de las convenciones del género. Del mismo modo que el envaramiento de Jude Law es similar al tópico pero más ingenioso Basil Rathbone en la versión de Clarence Brown.



Lo que si hay que agradecerles a Joe Wright y a Tom Stoppard es que no olviden (aunque sea de pasada) los aspectos sociopolíticos de la historia, y sobretodo, las tramas paralelas, unas con más acierto que otras. Y si hay que dejar constancia del bochornoso papelón de Mathew Macfayden ridiculizando en extremo a Oblonsky, sí que se debe remarcar el papel que juega Kostia Levine (excelente Domhall Gleason). Uno de los personajes más ricos de la literatura rusa, de importancia capital en la novela, tanto o más que la propia Anna. Un hombre de campo, romántico y soñador, que busca respuestas cosmogónicas, filosóficas, sociales y políticas a la existencia, sin descartar explorar la fe. Desubicado y fuera de lugar en la decadente y frívola aristocracia moscovita, rechazado en primera instancia por la mujer que ama, sirve a Tolstoi para realizar un dibujo afilado de la futura lucha de clases que se avecina. Y Joe Wright y Tom Stoppard aprovechan para insertar ciertas pinceladas que apuntalen las profundas diferencias de clase y condición ética con el resto, mostrando el trabajo acompasado en el campo.
Y no se olvida ese carácter taciturno y soñador de Levine, espejo clarividente de su hermano con tendencias políticas, creador de una cooperativa y que en cierto sentido en el marco de una sociedad en descomposición recuerda y mucho en sus divagaciones y tormentos a Hamlet. De hecho, siempre se ha pensado que Kostia Levine no deja de ser un trasunto del autor. En la novela, el carácter emotivo y las pulsiones románticas no excluyen el análisis social, político y religioso de la sociedad rusa. Algo huele a podrido en Rusia parece estar diciéndonos Tolstoi por boca de Kostia Levine, quien finalmente se convertirá en némesis de una sociedad ociosa y putrefacta. La lástima es que estas cuestiones, capitales en la novela, simplemente se adivinan en la película, que solo permite intuirlas.



El resultado es un híbrido atractivo pero insuficiente. Y desde luego a mucha distancia de la novela a todos los niveles. Joe Wright y Tom Stoppard prefieren jugar a convertir su film en un exuberante “transformer” formal, pictórico y con aromas de spot. El peaje que se paga es que aunque no se desee renunciar a la carga sensual y dramática, no se profundiza a fondo en ella. Los sentimientos no se palpan ni se sienten en toda su dimensión, simplemente se publicitan. Es una opción respetable pero nada armónica ni profunda. La honda carga sociopolítica, dramática, filosófica y psicológica de la novela hay que cazarla al vuelo, entre travelling y travelling. Y es precisamente entre las bambalinas y los juegos malabares por donde se escapa la auténtica y arrebatadora emoción. Esa que ha convertido “Anna Karenina” en una novela irrepetible.    


52 comentarios:

  1. Sabes?
    Creo que jamás debiéramos ver una adaptación cinematográfica de una novela singular e irrepetible como ésta y tantas otras.
    Me ha pasado en más de una ocasión y jamás he salido satisfecha del contacto visual de lo que mi imaginación abarcó leyendo.
    Me ha ocurrido parte de lo mismo con esta película que precisamente fui a ver hace dos días.
    Me fascinó el juego de artificios, esa propensión a teatralizar la vida que rodaba en aquella época y sin embargo, al mismo tiempo me dejaba un regusto rancio tanto echar mano de la escenificación excesiva,que a mi pobre entender, era innecesaria.
    El trasfondo que en la novela es la base prima, aquí casi pasa desapercibido si no agudizas la mente en su búsqueda.
    Como apuntas y comparto, la historia adyacente de Gleason, y muy de puntillas su hermano revolucionario, compañero de una mujer sacada de un burdel,todo un estigma difícil de superar entre tanta hipocresía aristocrática, es algo que merece la pena de entre los muchos errores que se advierten.
    Keira es Keira y resulta cada vez más difícil verla transformada en otra que no sea ella misma,y conste que es una actriz que me encandiló en Orgullo y prejuicio y alguna otra, pero que aquí, como de nuevo, muy acertadamente comentas,es excesivamente ella.
    No obstante, a pesar de los pesares, las dos horas y casi diez minutos que dura se me pasaron velozmente y eso quiere decir,en mi opinión, dos cosas:
    Que me gusta el cine sea lo que sea o que en el fondo me gustó más de lo que creo.
    :)
    Besos.

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  2. Mi queridísimo Victor, ¡texto brillante! ¡Lo he disfrutado un montón y me alegro tanto de haberlo leído...!¡Qué grande eres! y cómo me gustaría leerte mucho, mucho más...

    Me río porque ya sabes que yo he caído totalmente sucumbida y subyugada al "eau de Karenina". Totalmente.

    Y fíjate que te digo: volvería otra vez a pagar mi entrada para verla de nuevo (y terminaré haciéndolo) si dura en cartelera...

    Por supuesto que estoy de acuerdo en que llevar el universo de Tolstoi y su Anna Karerina es prácticamente misión imposible, sí que creo que es posible hacer llegar una mirada (en este caso la de Whright y el guionista y dramaturgo Stoppard) determinada. Y esa mirada dejando ver el artificio y la representación del amor romántico (dejando muchos otros aspectos y sólo sugiriendo otros) en un escenario absolutamente imposible... a mí me convenció.

    Sí, te doy la razón en que no es Senso de Visconti (¿sabes? La vi este fin de semana en BR porque el DVD que tenía la última escena era tan, tan oscura que no podía apreciar en todo su esplendor ese final estremecedor y genial). Y tampoco es Max Ophüls en Lola Montes. Sí, es otra cosa distinta. Pero es John Whright y su apuesta... y creo que acierta en ese acercamiento a Anna Karerina. En esa exaltación rozando el rococó fílmico del amor romántico... en un escenario que finalmente quedará vacío.

    Fíjate hasta donde llega mi delirio... que muchos son los frentes en los que se opina que el Vronsky de Aaron Taylor Johnson es un horrible error de casting... ¡yo también le salvo! porque en ese delirio de 'representación', Vronsky es como un hombre sueño-ideal. Vestido impecablemente, de formas muy elegantes casi femeninas, con rizos dorados, y cuerpo escultural... (¡mira que soy exagerada...!).

    Todo parte, a mi parecer, de la frase que pronuncia casi al principio de la película el hermano de Levin... algo así como que el amor romántico es el último vestigio del viejo orden capitalista... ¿Y cómo llevarlo a pantalla?

    Ahhh, mi querido Victor, vaya rollo que me he marcado...

    Besos con esencia y gotas de "eau de Karenina" cubierto mi rostro con un velo negro

    Hildy

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  3. Bien sabes que estoy aún afectado por la lectura de Guerra y Paz: Tolstoi era, para mi vergüenza, una asignatura pendiente hasta hace unos meses, y cualquier expectativa que tuviera respecto a su obra quedó superada de un modo muy difícil de adjetivar. Karenina es mi siguiente estación tolstoiana. Parto de la certeza de que no podrá haber nunca una versión satisfactoria de este tipo de obra, pero en tu magnífico análisis detecto, a pesar de esa sensación de insuficiencia que te produce, muchas más virtudes de las que yo podría esperar. No la veré, no obstante, en tanto no lea -¿este verano?- la novela: Garbo y Leight están muy lejanas en mi memoria, y no soportaría ver los morritos fruncidos de la señorita Knightley en cada párrafo. Abrazos.

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  4. Me encanta el emsamblaje de las tres partes del híbrido...
    Las novelas siempre tendrán sobre el cine que la imaginación en cuanto a decorados y bellezas es gratis y que la complejidad de una novela de ese tipo nunca podrá esquematizarse en dos horas, sin amputar esencias.

    Me encantan tus conclusiones.

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  5. Víctor; un texto indisoluble, puro, limpio y certero. Has hecho una lectura de un cineasta que me tiene seducido. Su cine, sus virtudes y defectos. Se podrá decir esto o lo otro sobre la obra del ínclito ruso. Que Wright ha sido arrogante (me gusta la gente valiente), tal y pascual... Cómo bien has dicho-eso he interpretado o igual lo digo yo- si, JW es el cineasta — que en este siglo tan tecnológico— puede acercar a la gente más joven a descubrir clásicos; bienvenido Don Joe. Yo le preguntaría a Marianelli lo siguiente ¿Qué te dijo Wright para componer esas notas musicales? Y Mc Garvey, ¿fotografía o pinta?, qué operador de cámara. Por cierto, si no lo digo reviento; me gusta más Keira Knightley que la Hepburn. Esta criatura y K. Winslet han hecho algo grande por cine del UK. Un lujo,—mientras suena el genio de Pisa con pasaporte británico— para los sentidos. Abrazos

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  6. Aún no he pasado por taquilla porque dudo.
    Comparar la obra literaria de Tolstoy no es una buena idea, a mi entender, por todas esas razones que expones, por su complejidad. Las expectativas no se cumplen., ahora si la miras como una obra separada de la novela puede que le encuentres más virtudes. No sé si es el caso, porque pareces darle un 40-50.
    Precisamente al saber que estrenaban ésta versión me decidí a ver la de Vivian Leigh del 48- ¡ qué ya ha llovido !- y he de decir que no me pareció mala. Ella cumple y es una hermosura. Los secundarios están bastante bien ( no me resultan en absoluto conocidos ) salvo Karenin, Ralph Richardson y tambien resulta creible.
    Seguramente no resistiré la tentación de ver ésta versión teatralizada pero intentaré separarla del texto literario..a ver si lo consigo.

    Un abrazo

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  7. Estoy absolutamente de acuerdo contigo en que es muy difícil, por no decir imposible, realizar una adaptación fidedigna de una novela como esta. El cine narra, como la literatura; pero el cine tiene una determinada duración temporal y un determinado número de personajes que no se adecua en ocasiones a una obra magna de literatura. He visto alguna película anterior y, como casi con todas las que son adaptación de grandes obras, se me quedó corta, incompleta.
    Anna Karenina, como nuestra Ana Ozores, como Emma Bovary, son mujeres complejas y caleidoscopicas. Difícil encorsetarlas en unos planos, tanto a ellas como a su entorno.
    Pero ocurre en general. Leí previamente "El tambor de hojalata" y cuando fui al cine, Óscar Matzerath se me quedó corto, en nada equiparable al Oscarcito de la novela.
    Conclusión: en ocasiones se dan la mano estas dos maneras de narrar, cine y literatura; pero en otras muchas el cine da una visión esquemática de personajes muy complejos. No me gustan esas esquematizaciones, claro.
    Lo mejor: ver una película sin haber leído el libro y, por ella, leerlo y descubrir infinidad de matices nuevos.
    Lógicamente está hablando una que es más proclive a la lectura y a la imaginación. Eso sí: respeto profundamente la narración cinematográfica y me ha hecho pasar momentos inolvidables. Una buena película es un acontecimiento espiritual.
    Un abrazo, querido Víctor.

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  8. Hay obras que nacieron para ser leídas y poco más. Y poco menos. Abrazos

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  9. No la he visto, y añade el cuarto de los éxitos que me atribuiste.
    mmm... Todavía no he he leído nada de Tolstoi, así que, no sé, pero yo creo que todo puede ser adaptado, y mejor o peor, más o menos fiel, las comparaciones entre obras de medios distintos no valen. Sí, vale. La novela puede gustarte más, pero eso no quiere decir que la película tenga por qué ser mala, o gustar a alguien que no ha leído la novela.
    En ese sentido, aunque no he leído Madame Bovary, mi peli favorita de David Lean es "La hija de Ryan", que ya sabes que es más o menos una libre adaptación.
    Un saludito.

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  10. Marinel. Gracias por tu comentario. En principio no tengo nada contra las adaptaciones literarias. La paradoja es que el espectador puede intentar buscar en la película todo el caudal de la novela, que en este caso es enorme.
    Es el riesgo que se corre cuando se adapta. Pero se puede ver la película de forma autónoma. Sin haber leido la novela,lo que sucede en muchos casos.
    Tal vez aquí, pese al largo comentario, no termino de dejar claro que aunque se vea de forma autónoma y sin conocer la novela, la película, pese a sus atractivos, es desigual. Existe cierta mecánica a la hora de tratar la pasión amorosa que hace que esta no termine de cuajar. O al menos yo no la vivo de forma desaforada.Lo cual no impide que otros aspectos me parezcan muy válidos.
    Marinel, la afición lleva en ocasiones a que si el año que viene existiese otra adaptación, repetiría.Un abrazo.

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  11. Hildy.Muchas gracias. Pese a la discrepancia, podría decirte que hay fragancias exquisitas y que a todo el mundo no le gusta el mismo perfume...
    Si este te embriaga entiendo que repitas.
    Respecto del conde Vlonsky, no es que me produzca decepción su aspecto blandito y guapito de cara. Es que estamos ante otro personaje muy complejo, que vive en una encrucijada entre la influencia de su madre, su vocación militar, y los impulsos emocionales, que como bien sabrás le llevcan incluso a bordear la idea del suicidio. Y yo eso no lo veo plasmado en toda su profundidad...
    He puesto el ejemplo de "Senso" ya que me parece muy oportuno a la hora de abordar un tema similar con un rigor y una elegancia extremas.
    De todas formas, cada uno aporta su visión, ya que cada uno tiene su recuerdo de la novela. Pero aun olvidándome de la novela, la película me parece atractiva pero muy muy irregular. Me alegro de que disfrutes de tu próxima sesión de fragancia,jaja...Un abrazo

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  12. Juan. Como dice la frase tan de moda estos días "me consta", pero de verguenza nada. Si yo te contase los libros que aun no he leido y tal vez no lea nunca...
    Aunque la verdad, te envidio ante tu perspectiva deenfrentarte por primera vez a esta novela extraordinaria. Tu decisión la comparto, en tu caso yo me abstendría de ver nada si tengo intención de leer la novela en breve.
    Pero corriendo cierto riesgo, te voy a dar un pequeño disgusto. Como trailers de esta película pusieron los de "grandes esperanzas" y "el gran gastby".Y la verdad, solo los trailers parecen nuevas entregas de "eau de...". Espero equivocarme. Un abrazo

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  13. Paradela. Conste que en parte yo también disfruté. Sobre lo demás, son lenguajes y medios distintos. Con códigos y medios de expresión distintos.Aunque por lo que a mi respecta hay películas con un poder de sugerencia y emoción equiparable a un buen libro, y viceversa.Aunque te entiendo. Un abrazo.

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  14. JC Alonso. Muchas gracias. A mi me parece un director interesante, no cabe duda. Creo que se plantea verdaderamente en serio las adaptaciones.Y eso se nota. Los resultados luego pueden ser más o menos afortunados, pero hay personalidad, sobre todo cuando hay un gran texto detrás.
    Queda más al descubierto en sus películas fuera de la adaptación de clásicos. La anterior a esta, por ejemplo,en fin...Keira me parece una buena actriz que corre un serio riesgo. Explota demasiado idénticos recursos y hace demasiado de Keira. Hasta el punto de que se podría decir que en este caso es Anna Karenina quien se adapta a Keira y no al revés. Un abrazo

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  15. Abril. Durante mucho tiempo defendí esa opción. Que una cosa era el material literario y que no se debía comparar. Sobretodo ya que son dos lenguajes distintos.
    Con el tiempo voy cambiando de opinión. No soy yo quien hace una adaptación de Tolstoi. No soy yo quien toma prestados unos personajes legendarios para hacer una película. Es inevitable pensar en la novela, si se ha leido.
    Lo que no entiendo es esa manía de las adaptaciones libres.
    Escriba usted un guión original y asunto resuelto.
    Lo que no puede ser es que se pretenda que me olvide de "el quijote" libro si mañana se adapta. Y que diga que es imposible alcanzar su magnitud.
    No puede ser esa doble manera de medir. Al menos yo cada vez la comparto menos. Adapto el Quijote, lo llamo el quijote pero es una versión libre y con un lenguaje distinto y por tanto olvídese usted del libro...eso cada vez me chirría más.Haga usted un guión original y así no tendré que comparar nada. Y por lo demás no dudes. Tienes razón,la película tiene cosas que merecen la pena, pese a todo. Un abrazo

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  16. Isabel. Pues que decir. Estamos de acuerdo. Se seamás proclive a la literatura o al cine. O al teatro o a la danza o a la ópera.
    Entendiendo que son medios de expresión distintos, todos son válidos, excepto tomar en vano ciertas obras para fabricar otras al gusto y manera del adaptador.
    Cada persona tien su imagen de todos estos personajes, y su idea de la novela.
    Curiosamente, esta adptación es contradistoria por un aspecto capital y que no he dicho. Tolstoi radiografía de forma crítica la aristocracia rusa. La película juega una de sus bazas precisamente en aquello que Tolstoi censura: la exuberancia, el exceso de oropel, la estética recargada. La ambientación y el lujoso diseño de vestuario son en la película reclamos. En tolstoi es decadencia censurable. Por lo demás, que no quede la idea de que estoy contra las adptaciones en general.pero es que este caso en concreto...es muy dificil. Un abrazo.

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  17. Jose Luis. Para ser leidas y varias veces. Es una empresa muy complicada adaptar esta novela, que es mucho más que una novela. Pero si llega otra, la afición me llevará a verla, no lo dudes. Un abrazo

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  18. David. Pues planteas una situación muy interesante. Al no haber leido la novela puedes disfrutar o no de la película en si misma. Y hablando solo de cine, apartando que está ami juicio lejos de la novela, creo que es irregular. Con planteamientos eideas atractivas que se desinflan al querer montar un coctel menos explosivo y complejo de lo que parece. El título de la entrada ya avisa de por donde van sus defectos.
    De todas formas, que no quede la idea de que aquí somos unos puristas y que se rechaza toda adaptación. Para nada. Creo que ese integrismo a ultranza que considera los clásicos intocables tampoco es el camino.
    Lo que ocurre es que hay novelas y novelas. Esta es muy compleja, muy rica y muy dificil de llevar a la pantalla en toda su magnitud.
    Yo tengo dos o tres películas favoritas de David Lean. Y "la hija de Ryan" podrá inspirarse más o menos,pero no sepresenta como una adptación de nada ni de nadie. Por cierto, grandísima película. Un abrazo

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  19. Victor, de ésta película poco tengo que decir porque esperaba una adaptación mucho mejor, pero ciertamente queda floja en su desarrollo y a Keyra el papel de Anna le ha quedado grande.
    La puesta en escena (dirección de arte, vestuario), más la banda sonora y fotografía es lo más rescatable del film.
    El transportar una novela tan compleja y rica en matices como Anna Karenina debe ser un esfuerzo monumental, pero ha quedado insuficiente, de acuerdo en tus apreciaciones.

    Saludos!

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  20. Hay que tener mucho cuidado con los sentimientos, saber interpretarlos, como si de música se trataran. La de la reciente adaptación de Anna Karenina, sobre el clásico de Tolstoi, a menudo suena demasiado exagerada y vacía. Me quieres, no me quieres. Eso sí, la puesta en escena es grandiosa y original, en particular las escenas de baile, te dejas llevar imaginándote que si uno fuera tan gracilmente liviano... Un saludo!!!

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  21. Excelente análisis, V.
    Resulta que, no sé cómo ni por qué, antes que saliera a las carteleras esta película, y antes de que supiera incluso que se iba a rodar una nueva versión del clásico ruso, yo me compré el libro y volví a releerlo (lo había leído hacía 1000 años y me apetecía repasarlo).
    Después de leero y comprobar de nuevo la complejidad del personaje y ver asombrada que se trata de mucho más que un libro sobre el adulterio y sobre la frustración de la mujer de la sociedad aristocrática de la época, me entero que sale a la luz esta nueva película. Resulta que también hay una versión en teatro que se está representando aquí en Viena. Pensaba hacer una entrada después de ver la nueva película, repasar las versiones con Vivien Leigh y con Sophie Marceau y ver la obra de teatro. Pero ahora no sé si esa entrada llegará a ser publicada nunca, porque al ritmo que voy...
    Tu entrada, sin embargo, me ha vuelto a recordar todos los sentimientos que experimenté al releer el libro, o sea: que la novela apunta ya el embrión de la Revolución rusa y la lucha de clases de que tan bien hablas (celebro que la película actual también haga hincapié en ello), que el Anna Karénina es un personaje altamente complejo y que Tolstoi supo mostrarlo como tal, o sea que no me extraña que ninguna actriz ni director hayan sido capaces de trasladar eso a la gran pantalla, y que no solo existe esa historia de amor en el libro sinó también otras paralelas casi igual de importantes.
    Bueno, tu entrada me anima a ver la película y a no dejar de lado la idea de escribir algo sobre ello!
    Gracias, un abrazo!

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  22. Ni se me ocurre ir a verla, yo soy como la cabra de aquel chiste que contaba W.Allen , creo que en Annie Hall. Una cabra le pregunta a otra si le gustó más la película o el libro, la otra le contesta, mientras mastica: dónde va a parar, mucho más el libro.
    Es que de Tolstoi se puede hacer videoclips y óperas con cualquier capítulo de sus novelas, pero de cualquiera de ellas, entera, incluso de la mínima -por tamaño- La sonata a kreutzer, es un esfuerzo inútil porque saldrá cualquier cosa menos la novela. Esto es como los Diez mandamiento ¿se parece a la Biblia? Pues en la vara de Moisés.
    La Karenina es una mujer arrebatada, contradictoria, adúltera con remordimiento, madre amante desquiciada, esposa de un hombre en apariencia plano, pero que tiene muchos pliegues y en el que se advierte la inteligencia domada de quien sabe y atina más de lo que aparenta.
    En fin, seguiré rumiando las hojas tolstoianas, son más alimenticias y se llora más.

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  23. Creo que hay un punto de influencia negativa en el aprecio previo a la novela, lo que suele ocurrir siempre, Víctor, porque tu imaginación al recrear el texto siempre será mejor o por lo menos más cercano a tu gusto.

    Aunque supongo que no habiendo leído la novela también será uno capaz de percibir algunos de esos detalles que te dejaron un pelín decepcionado: no sé si la van a exhibir cerca, aunque me temo que no, porque no he visto siquiera el tráiler.

    Me quedo bien avisado gracias a tu detallada reseña: gracias.

    Un abrazo.

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  24. Daniel. Desde luego el esfuerzo de ambientación, vestuario y decoración es estupendo. Otra cosa es penetrar en el fascinante mundo de Tolstoi sin salir de ciertos tópicos. Hay textos y textos. Y esta empresa es ciertamente dificil.Un abrazo.

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  25. carnet manipulador de alimentos. No estoy de acuerdo en que la puesta en escena sea grandiosa. Original si, pero de ahí a la sensación de cierto esteticismo vacuo hay un paso. De todas formas, olvidándome de la novela, la película me sigue pareciendo irregular. Saludos

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  26. Dona Invisible. Yo no descartaría esa entrada que tienes prevista, sobretodo debdo a que puedes comentar una adaptación teatral inédita y que puede arrojar mucha luz. S e han realizado muchas, pero normalmente se han quedado en la superficie del adulterio romántico. El libro, como bien señalas es una obra monumental que aporta muchísimo más. Y no se trata de querer desear que cada página esté en la película u obra de teatro, pero si calar su esencia y su sustancia con intensidad. Un abrazo.

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  27. Amaltea. Desde luego esa anécdota viene muy al caso. Podriamos decir que se adaptan muchas novelas, con mayor o menor fortuna. Pero es que hay novelas y novelas. Y este es un monumento demasiado grande, complejo y rico.
    Tu descripción de Karenina la comparto. El problema es que estas películas se dedican a publicitar los sentimientos como en un spot. Y el asunto es demucho mayor enjundia. Por tanto, entiendo que mastiques esas finas hierbas con deleite.
    Yo también lo hago, aunque la afición por el cine tb me puede. Un abrazo.

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  28. Josep. Pues puede ser. Es inevitable en casos como este no acordarse de la monumental y extraordinaria novela. Se podría decir que habitualmente vemos películas basadas en novelas, y que no realizamos todos los días la comparación, y sería cierto.
    Tal vez aquí, dado que la novela es una auténtica joya, y además se presenta la película comom tal...
    De todas formas como mera película pese aciertos atractivos es muy irregular.Un abrazo.

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  29. No es que me sienta muy orgullosa por ello, pero durante mi época de instituto comencé a leer Anna Karénina, después de empezar y llegar a la mitad de Guerra y paz, solo recuerdo que no conseguí terminar el primero (A.Karenina). Después he leído muchos párrafos y hasta capítulos de A. Karénina y me he arrepentido de no leerlo en su tiempo, y te preguntarás "¿por qué no lo has leído ahora?" te contesto: porque encuentro capítulos y páginas sueltas en internet... sé que esto no tiene excusa.
    Con respecto a ver esta película, me ha apetecido visionarla más que nada para encontrar todas las observaciones que he leído en tu post, aunque la actriz protagonista Keira Knigthley no es una interpréte que me guste especialmente, no es muy expresiva, es bonita pero no demuestra ninguna emoción, resulta bastante flemática. Pero leer tus post siempre es un placer, sobre todo por la inmensa variedad de detalles que ofreces y presentas en tu blog.

    Un abrazo :)

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  30. Esilleviana. Puedes sentirte orgullosa. A todos nos faltan por leer tantos libros. Es imposible llegar a todo. A mi no me disgusta la actriz, pero corre el riesgo de repetir las mismas poses y gestos sea cual sea el papel que haga. Las emociones están un tanto publicitadas. No hay mucha diferencia entre la´s que muestra en la película y en el anuncio de agua de colonia que ponen en tv. Ese es el problema...Por lo demás,gracias, se hacelo que se puede.

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  31. "Orgullo y Prejuicio" y "Expiación" eran dos películas que estaban francamiente bien. Joe Wright se nos destapaba como un continuador de los grandes clásicos.
    Creo que el problema de "Anna Kakerina" es su comparación con la gran obra de Tolstoi. Como es lógico lo hacemos y la película sale perdiendo por mucho.
    Pero si la consideramos aparte, y la vemos con otros ojos, comprobamos que la película funciona en muchos momentos de su metraje. Wright utiliza la fuerza visual, y su película es más comparable al Moulin Rouge de Luhurmann, que a los grandes clásicos.
    Los actores cumplen, aunque no me creo alguno de ellos, como el que interpreta Aaron Johnson, y si me apuran el de Jude Law.
    En definitiva un interesante drama lleno de amor y romance, para un director que alterna el buen hacer con otro no tanto. No hace falta recordar la muy floja Hana.

    Excelente comentario, un abrazo.

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  32. C Noodles. Se puede optar por evitar las comparaciones. Es dificil si se ha leido la novela y se la admira, pero aun así se puede intentar el ejercicio, aunque Joe Wright, apela a la novela.
    Como puro cine me sigue pareciendo irregular. Con momentos de ingenio visual y otros que no cuajan, tal y como señalas rerspecto dela historia de amor.
    A mi la comparación con Moulin Rouge no me parece precisamente un elogio,pero si algo hay. Gracias y un abrazo.

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  33. Seguro que no la veré, pero no por tu crítica, lúcida siempre y muy ecuánime, sino porque me he llevado unso cuantos chascos con adaptaciones de libros.
    Me viene ahora a la mente una película que figura en el ranking de mis preferidas: El amigo americano. Pues es de las pocas que valoro tanto el film como la excelente novela de Highsmit.
    Por lo que había sabido de ésta, la encontraba afectada, no sé, sería por esas fotos que, como bien dices, huelen a perfume (por cierto que título estupendo le has puesto al post) y la actriz tampoco es de mi interés, aunque la he visto poco.
    En fin, que cuando quiero ir al cine, me digo: a ver qué dice V.
    Lo que es indudable es el valor que ha tenido el director de meterse a adaptar a Tolstoi.¿O será arrogancia?
    Un fuerte abrazo

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  34. V,

    Creo que esta adaptación de AK del director británico JW es una apuesta arriesgada, muy moderna de la compleja obra de LT.

    Tendrá detractores y adeptos, lo que no se puede restar es el atractivo acabado desde la perpectiva artístico-musical.

    Es evidente que el personaje de AK, da para mucho más. Adorable Keira.

    Un abrazo, Ann@

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  35. Hay autores superlativos que además de manejar las figuras literarias con una magnífica destreza, disparan a la esencia misma del indivíduo y la colectividad y uno de esos autores es, sin duda, Tolstoi, por ello estoy de acuerdo contigo en que adaptar una novela suya es una tarea titánica y muy arriesgada. No he visto esta versión, pero yo, como espectadora del 2013, sí que aspiro a algo más que a ver la historia de un adulterio y un amor épico. Por lo que cuentas, en esta versión en concreto, la forma gana al contenido y la estética desluce la historia. Desluce lo que Tolstoi escribió. Pero creo que eso pasa mucho en el cine actual (y el cine es un reflejo de la sociedad), porque vivimos momentos en los que lo que se ve es más importante que lo que se piensa. Si el personaje de Anna Karenina desparece entre imágenes de spot televisivo y nuevas técnicas cinematográficas, deberían haber titulado la película de otra forma ¿no?

    ...

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  36. Virgi. La novela de Patricia es una maravilla, tienes razón. Te agradezco lo del título, que la verdad surgió solo. No creas que tiene mayor mérito.
    Te agradezco mucho esa confianza que no se si merezco.
    No se si existirá arrogancia o no. En principio no estoy en contra de las adaptaciones al cine por sistema. Lo que ocurre es que hay novelas y novelas. No es lo mismo adaptar una novela negra o una policiaca, que un monumental y tremendo fresco como este. Siendo dificil ambas cosas. Un abrazo

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  37. Anna Genovés. Me alegro mucho que te haya gustado. Igual tu opción es la correcta. Es decir, no pretender encontrar todo lo que aporta la novela en una película de dos horas.
    Keira me gusta pero está al borde del precipicio si sigue por la senda de auto diva. Un abrazo.

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  38. Sue. No puedo decir nada más que estoy absolutamente de acuerdo contigo. Completamente. Ese empeño de seducir visualmente sin penetrar en las entrañas deja la cosa a medias. Y tu pregunta final la hago mía,para este y para algún otro título que se avecina como "grandes esperanzas" de Dickens. Un abrazo.

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  39. Una vez mas me sorprendo con tu crítica lúcida sobre este clásico de la literatura llevado al cine. Como bien dices es difícil la adaptación para el cine por los límites que comporta.
    Me dejas con la curiosidad de ver la película con todos los datos que has aportado y que me han enriquecido. Muchas gracias.

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  40. A ti Maripaz. Ciertamente en ocasiones la curiosidad es buena. Prueba si te place. Aunque Tolstoi enriquece más. De eso no hay duda. Un abrazo

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  41. MARAVILLOSO EL RELATO TE FELICITO POR TU BLOG

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  42. Gracias por tu visita y comentario. Siempre es agradable leerte.

    un fuerte abrazo

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  43. Pasaba por aquí a releer...Un beso

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  44. Todavía no he podido ver esta película. Imagino que debe ser muy difícil plasmar semejante obra literaria de manera absolutamente convincente y satisfactoria en cine. Aunque sea "un híbrido atractivo pero insuficiente", confieso que me interesaría verla.

    Ha pasado mucha agua bajo el puente y ha entrado en mi propia casa. Pero te aseguro que te extraño más que a las películas que no he tenido tiempo ni energía, tanto de la vital como de la eléctrica, para poder ver últimamente. Me la agendo para cuando pueda.

    Un abrazo.

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  45. Has ido al cine últimamente?
    cada fin de semana los números que deja la taquilla son más desoladores...
    espero que poco a poco, todas las situaciones vayan mejorando y cambiando.

    Un abrazo :)

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  46. Helloooooo !!
    ¿Hay alguien en casaaaa..? Aquí no se actualiza o ¿qué..?
    Estamos de tecla caida o ¿qué?...


    Abrazos y ánimo.

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  47. Tengo ganas enormes de leerte...
    ¿Dónde te escondes?
    Besos
    Hildy

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  48. Esilleviana, abril en Paris y Hildy. Pues si que habrá que quitar las telarañas un dia de estos. Mientras simplemente decir que un par de películas se han librado del azote.Gracias

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  49. Vi la version de Greta Garbo, por mencionar la antiguedad. La historia que leia con el animo adolescente lo vi reflejado en lo visual. Hoy con esta nueva oleada de originalidad, invite a mi esposo a verla y luego debi explicar que esos arranques modernizados, que ese hombre sin personalidad, amanerado como para los Crepusculos, nada tenia que ver con el sello vital impreso en una novela eterna. Fue creativo formalmente hablando, me sorprendio la teatralidad, pero no se juega con Ana Karenina. No se disminuyen los personajes a un movimiento de muñecas o a una sonrisita por encima del hombro

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  50. Amè la versiòn que la Garbo logrò de un personaje eterno. Detesto la actual, con esos personajes hechos como para solazarse ante la càmara, como de pasarela. Una Ana que sonrìe sobre el hombro, que se le aflojan los muslos a la primera, que se desdibuja y se pierde como se perderà en el olvido esta versiòn

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  51. V algo pasa hoy con este aparato, primero no pone acentos y despuès no puedo conectarme bien. Soy Belkys y el primer comentario quedó en el aire, te confirmo que prefiero a una Garbo mujer entera, inmensa en su proyecciòn del dolor, quebrada ante el hijo, digna ante su propia debilidad que a esta versiòn desvariando entre escenografìas moviditas y actores sin personalidad. Prefiero un cisne desnucado que a una escuàlida mariposa

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