“¡Así pues, estáis decidido a recorrer el mundo; a perseguir vuestro sueño, a ver lo invisible y a encontrar lo inencontrable! (…) Mi joven y galante amigo, poneos el casco si aún os ocupan ideas de viaje; íd con honor a luchar contra los partos, o a sofocar la reputación de Alejandro y construir trofeos sobre el Indo, para al fin ser un día pisoteado por las suelas del salvaje, que empleará las ruinas de vuestro mausoleo para instalar en ellas su marmita y celebrar sobre vuestros ilustres huesos la inauguración de su morada”.
No se puede saber con certeza si el doctor Andrew Manson (Robert Donat) había leído el relato “el joven hechicero” de Baudelaire cuando emprende su viaje a un mísero pueblo minero de Gales para ejercer como médico rural. Se desconoce igualmente si llegó a saborear el diario de Jonathan Harker a su llegada a los Cárpatos en la inmortal novela Bram Stoker. No le hubiese venido mal.
El caso es que su determinación le coloca apeándose del tren una noche lluviosa y desapacible. Joven e impetuoso, pleno de entusiasmo, cargado de ilusiones y con la ética y el rigor del principiante por bandera, el doctor se planta en un lugar desconocido, sombrío y oscuro. Le espera algo peor que el príncipe de las tinieblas. Nada menos que la más cruda realidad. El mundo sin aditivos. Allí donde cuesta mucho ganar el pan nuestro de cada día, pero también donde ronda el inframundo parasitario. La obra de arte se titula “La ciudadela”, dirigida por King Vidor, año 1938.
El caso es que su determinación le coloca apeándose del tren una noche lluviosa y desapacible. Joven e impetuoso, pleno de entusiasmo, cargado de ilusiones y con la ética y el rigor del principiante por bandera, el doctor se planta en un lugar desconocido, sombrío y oscuro. Le espera algo peor que el príncipe de las tinieblas. Nada menos que la más cruda realidad. El mundo sin aditivos. Allí donde cuesta mucho ganar el pan nuestro de cada día, pero también donde ronda el inframundo parasitario. La obra de arte se titula “La ciudadela”, dirigida por King Vidor, año 1938.
El recibimiento es más bien frío. Pronto le ponen al corriente de que no dispondrá de aparatos médicos, que las operaciones se realizan encima de una mesa, y que la superstición local y la carencia de medios se dan la mano con cierto laissez faire que nuestro héroe no está dispuesto a consentir.
Su dedicación y entusiasmo le impulsan a ponerse manos a la obra nada más llegar. Y su concepto de la entrega sin fisuras y de la virtud, de clara raíz aristotélica, le llevará a un cumplimiento de su misión hasta las últimas consecuencias, luchando contra las adversidades hasta lo que se ha venido en llamar el finisterre humano. Es decir, hasta lo que su capacidad y su dedicación le permiten.
Afortunadamente, en su titánica lucha contra los innumerables molinos de viento que se le presentan encontrará dos aliados. Un farmacéutico pragmático, parlanchín y bebedor (Ralph Richardson). Y la maestra de la escuela local (maravillosa Rosalind Russell) portadora de un sentido común, una sutileza, una paciencia y una mirada que hacen recordar a dos colegas, la maestra de Josefina Aldecoa y mi propia maestra en séptimo curso, que casualmente también se llamaba Josefina.
King Vidor vuelve a plantear en “La ciudadela” con su maestría habitual uno de sus temas recurrentes: el ciudadano que desea abrirse paso en el mundo y sobre todo ayudar a mejorarle, pero que encuentra trabas de todo tipo. En este caso, al abordar el tema desde el punto de vista médico, la cuestión se vuelve vital. A la lucha contra las enfermedades hay que unir la lucha contra la ignorancia, el miedo, la superstición y la burocracia.
La batalla por la salud, su profesionalidad por amor al pueblo nunca es fácil. Es la épica de lo cotidiano. Y King Vidor pronto nos lo hace saber en una larga escena memorable y grandiosa en la que tras salvar a un recién nacido de una muerte segura, el médico satisfecho y sonriente sale a la calle. Y dando un paseo escucha en otra casa unos murmullos. Son otros vecinos que rezan en un velatorio. Momento de gran potencia que retrata la vida en toda su esencia como pocos.
Su afán por descubrir los orígenes de la afección pulmonar que todos los mineros padecen regala al espectador escenas sublimes. Robert Donat y Rosalind Russell, médico e improvisada enfermera, etiquetan muestras en un pequeño cuarto sin medios que utilizan como laboratorio. Aunando lo público (la lucha por desvelar un avance científico que beneficiaría a todos) con lo privado (la hermosa compenetración emocional de la pareja ante un proyecto de vida en común).
Ello da lugar a escenas rodadas de esa manera fluida tan absolutamente arrolladora y lírica de la que sólo King Vidor y algunos pocos más son capaces. El doctor Manson lo mismo rescata a un minero atrapado que atiende a ancianos y niños en un ambiente muy desfavorable. Sin solución de continuidad y sin perder el ánimo. Como si fuese una nueva versión galesa del clásico chamán indio. El hombre medicina del pueblo minero.
Ello da lugar a escenas rodadas de esa manera fluida tan absolutamente arrolladora y lírica de la que sólo King Vidor y algunos pocos más son capaces. El doctor Manson lo mismo rescata a un minero atrapado que atiende a ancianos y niños en un ambiente muy desfavorable. Sin solución de continuidad y sin perder el ánimo. Como si fuese una nueva versión galesa del clásico chamán indio. El hombre medicina del pueblo minero.
No obstante sus problemas no son sólo médicos. La burocracia y las costumbres arraigadas no permiten desarrollar al nuevo médico su labor. Existe cierto paganismo aprovechado por los burócratas que prefieren dejar las cosas como están abandonando al pueblo a su suerte. Y es entonces cuando el doctor decide alzar la voz, subirse al pedestal de la dignidad y tratar de imponer sus principios médicos, éticos y morales ante un sistema que prefiere el inmovilismo a costa de las desgracias ajenas.
Y si hasta entonces habíamos presenciado un emotivo catálogo de vivencias a flor de piel, King Vidor decide apostar también por un elaborado y consistente film de tesis. Su misión: hacer valer como la omnipotencia del aparato, la coacción del sistema, incluso de la sociedad en su conjunto, posee tal fuerza que puede llegar a vencer al individuo más predispuesto e idealista. Es el concepto de civilización devorando a sus propios hijos.
Es lo que Adorno denominó la debilidad del yo. Y dónde y cuando aparece el punto de ruptura que vence la voluntad del hombre. Ese momento en el que tras haberlo intentado todo, el individuo se ve impotente frente a la maquinaria de un sistema elefantiásico que lo oprime. Un sistema que por otra parte presenta a su vez una cara atractiva que invita a no pensar y que pone al inconformista un zumo de naranja frente a sus narices difícil de evitar. Para que la rendición no parezca tal, sino una elección.
Y por supuesto, el doctor Manson cae en la trampa materialista con trasfondo ético. Ante la imposibilidad de concluir sus investigaciones y rechazado por el pueblo por su idealismo irredento, se traslada hacia la ciudad, dónde conocerá otro tipo de medicina (que en realidad no lo es). Aplastado por la seducción del sistema y deseoso de progresar, irá olvidando su férrea fe en sus principios y se dejará seducir por las clínicas privadas de diseño, el lujo, los trajes caros y los nuevos modelos de coche, asistiendo a lo más granado de la frívola sociedad londinense. No conviene dejar dormir la siesta a la esencia de nuestro ser, decía Ortega, puede que se desvanezca y la conciencia no desee despertar.
Aparentemente, estamos ante un modelo inverso al de “El manantial”, en la que Gary Cooper llevaba su individualismo por bandera frente a cualquier sugerencia o imposición. Robert Donat en “La ciudadela” comienza de igual modo, volcado en la consecución de objetivos, en este caso muy nobles. Aunque a mitad de partida parece rendirse para alinearse en un egoísmo sordo olvidando todo lo que fue.
Afortunadamente, el doctor siempre dispuso de dos camaradas fieles que le recordarán quien era. Y que le ayudan a pensar contra esa forma educada y sibilina de barbarie. Y King Vidor vuelve a mostrarse lírico y majestuoso en momentos insuperables como ese en el que, superados todos los conflictos internos, el doctor va (¡por fin!) a visitar a una pobre niña enferma, desahuciada médicamente por desatención, desoyendo todos los protocolos médicos y siendo incluso procesado por ello. Y es que estamos ante una cinta de urgente actualidad ahora que se debate sobre el “modelo sanitario”, concepto o “palabro” que en sí mismo repugna y da nauseas.
El film de tesis cobra entonces una fuerza imposible de parar. Un mercancías impulsado no por carbón, sino por toneladas de sangre bombeada delante y detrás de la cámara por auténticos corazones indomables. Resucita por fín con energía una recobrada ética humanista que si por un momento se quedó dormida, renace con nuevos impulsos. King Vidor hace una apuesta por el individuo consciente en toda su complejidad y su compromiso con el ser humano, pero ojo, no tanto con la sociedad institucional como ente abstracto.
La distinción citada es muy importante en la película, que denuncia la burocracia institucional y las fisuras de la sociedad que la ampara, pero que no duda en apostar por el ser humano y sus derechos en un análisis contundente. El debate sobre la mayor o menor validez de los títulos colgados en una pared a favor de la competencia y la dedicación a la hora de salvar vidas humanas lo resuelve Vidor de forma tajante.
A todo ello hay que añadir que estamos ante una película de gran carga emotiva, tierna, romántica, valiente e incluso revolucionaria. Y que en determinados pasajes encoje el corazón fruto de una narrativa espléndida. Si como film de tesis resulta redondo, sobresale también en su minuciosa atención a los detalles. Así como en lo relativo a la maravillosa relación que mantienen Robert Donat y una Rosalind Russell en estado de gracia (sí, una vez más).
Una preciosa historia de amor que comienza con un encontronazo, pero que vive la ilusión, la pobreza compartida, los sueños rotos, la lucha por los ideales y la esperanza conjunta. Y todo ello apelando a las raíces más nobles del melodrama y de la comedia, pues Vidor es capaz de meter fogonazos con un sutil sentido del humor impensable en principio en un film que incluye alegatos contundentes plenos de emotividad. Es lo que tienen las obras de esta envergadura.
Una preciosa historia de amor que comienza con un encontronazo, pero que vive la ilusión, la pobreza compartida, los sueños rotos, la lucha por los ideales y la esperanza conjunta. Y todo ello apelando a las raíces más nobles del melodrama y de la comedia, pues Vidor es capaz de meter fogonazos con un sutil sentido del humor impensable en principio en un film que incluye alegatos contundentes plenos de emotividad. Es lo que tienen las obras de esta envergadura.
De más está decir que no es esta una de las películas más reconocidas del director. Cotizan más los films con mayor carga de glamour. King Vidor, a su manera vuelve a demostrar que es un autor con mayúsculas, en eterna reivindicación. Poseedor de un campo de visión difícil de igualar.
Particularmente, las peripecias médicas y éticas del doctor Andrew Manson me llevan a pensar en Robert Louis Stevenson. Aquel que pese a su delicado estado de salud, ajeno a la cita del personaje de Baudelaire, no dejó de viajar cuanto pudo. Y que antes de morir escribió aquella carta demoledora en la que afirmaba que en los últimos catorce años de su existencia no había conocido un día de salud. Y que había escrito con todas las enfermedades posibles. Desde hemorragias y fiebres a ataques de tos, bronquitis y asma. Seguramente le habría encantado esta maravillosa película.
Hace unos cuantos años (bastantes) que la tengo sin revisar... Y si no la veo hoy (porque mi mujer dice que ya la hemos visto), la reviso mañana.
ResponderEliminarDe mi recuerdo (igual en la revisión de mañana cambio de parecer)
Peliculón... La parte rural no tiene nada que envidiar a ¡Qué verde era mi valle! en recreación (me dio por pensar que Vidor hubiera hecho también una estupenda peli). Tengo por aquí la novela de Cronin, pero no la he leído.
Recuerdo que la diferencia pueblo-compromiso-solidaridad/ciudad-egoísmo-dejación estaba demasiado marcada...y claro, me gustó mucho más la parte "rural" con diferencia. Ese momento del alcantarillado es buenísimo... Y el final con... bueno, no destripo... También está bien. Una gran gran película...
Y tienes un mail ;-)
Un saludito.
V, mientras te leía iba recordando la película, ya casi olvidada.
ResponderEliminarRosalind Russell estaba perfecta para el papel de enfermera abnegada y Donat no podía estar mejor.
La historia es tan buena porque muestra, un poco a la manera chejoviana, la clase de materia con la que estamos hechos los seres humanos. El combate siempre se produce en la misma arena: nuestros deseos y emociones, muchas veces abyectos o simplemente egoístas contra la razón ética: aquello que sabemos que es un bien para el otro pero que conlleva un perjuicio personal, sea social, económico o sentimental.
Es así desde los tiempos homéricos, nos interesa el personaje que representa la medida de lo que somos cuando hay que enfrentar un conflicto de intereses.
Un abrazo
A mí también me gustará verla, seguro.
ResponderEliminarLamentablemente, tiene trazas de actualidad apabullante, lo que viene a confirmar, que el hombre desde siempre, ha renegado de manera persistente de su humanidad en pos del materialismo insensato e innecesario, pero de sobrada fuerza, tanta que nos hace retrotraernos a las eras en las que caminar de pie aún nos costaba y teníamos el mundo por descubrir.
El conflicto interno del protagonista es harto comprensible ante tanta aversión de una masa "acomodada" a la penuria, a la escasez y el ninguneo de los gobernantes.
Tal es hoy el panorama, tan igual a pesar de la distancia.
Por tanto, repito, se entiende su flaqueza, ese venirse abajo ascendiendo otras cimas de blandura y olvido. Y sin embargo, leo que el director lo encamina de nuevo hacia ese su yo auténtico, unitario, no solo del todo pero casi, a sus raíces de honestidad y eso me atrapa.
Creo que debe ser una grandísima película, aunque verla, remueva la conciencia a causa de la más que similitud con nuestros días.
Besos.
Me encanta que hayas tenido una maestra así.
ResponderEliminarEl tema es de rabiosa actualidad.
Solo los grandes vencen al tiempo.
Conforme te iba leyendo y me dejaba arrastrar por tu pasión por esta historia, iba recordando escenas. Estoy casi convencida que la he visto, pero hace mucho.
ResponderEliminar¿Cuántas veces la capacidad individual de lucha, de creatividad, de justicia, de libertad de criterio y de honradez, han salvado al ser humano de perecer en en caos?
Y lo dice una convencida de que solo actuando colectivamente, por ejemplo para salvar la sanidad y la educación pública de las garras privatizadoras del neoliberalismo, podremos conseguir algo. Pero lo colectivo empieza siempre por tomar una posición individual como ese Doctor Manson que sumadas a otras forman el colectivo.
¿No crees que es el amor, cuando se apodera del alma, el motor de la vida? Quizás pareciera utópica esa lucha contra la ignorancia y la burocracia sin ese amor que une a la pareja...
Excelente reseña.
Un abrazo
Qué buen texto. Y cómo lo he disfrutado. Te confesaré que amando el cine de King Vidor (y siendo super fan, como sabes, de Rosalind Russel)... ¡no he visto La ciudadela! Así que imaginarás cómo se me han ido poniendo los dientes largos y las ansías que me han entrado de encontrarla y verla.
ResponderEliminarSi hay algo que me fascina del cine de Vidor y de muchas de sus películas (entre ellas ... Y el mundo marcha) es un concepto que has explicado maravillosamente en una sola frase, su reflejo de " la épica de lo cotidiano" que hace que sus historias sean modernas.
Y otra cosa que valoro es cómo sabe 'mirar el mundo' y cómo con su mirada en La ciudadela se puede seguir mirando el mundo actual...
Ay... Victor, que se la voy a pedir a los reyes...
Besos
Hildy
No la he visto y bien que lo siento porque el tema y tu descripción es de los que enganchan.
ResponderEliminarEl cine de King Vidor siendo como es un gran director con pelis estupendas me parece que está un poco olvidado salvo las más conocidas Duelo al sol o El Manantial (peliculones desde luego), sobre todo el cine social que hizo un poco en el lado opuesto de Frank Capra ( menos optimista) siendo los dos unos tipos honestos comprometidos con la sociedad y el deseo de mejorarla al menos denunciando através de sus historias, deberia estudiarse y reponerse en cine o en ciclos televisivos. Si ésto no parece interesar a las autoridades competentes al menos nos quedarán los blogs y la búsqueda de éstas joyas imperdibles.
¡Bien por tu sala oscura! en ella siempre encuentro algún folleto o cartel de cine que me falta en mi carpeta de pendientes.
Un abrazo
Aclaro por si no se entiende. Frank Capra nos cuenta sus historias sociales, conmovedoras(que me encantan) y nos lleva de la mano a ese final feliz y King Vidor ( al menos lo que he visto, tampoco mucho) es menos optimista a la hora de plantear el desenlace, quizás más realista que Capra.
ResponderEliminarTambien tendré que darle un repaso despues de visitar Bedford Falls. :-)
Otro saludito
David. Yo tb hacia unos años que no la veia y bueno...me ha vuelto a encantar. La novela ni la tengo ni la he leido. Es verdad que hay dos partes muy claras. Y lo de las cañerias es autenticamente subversivo y revolucionario. Y maravilloso.
ResponderEliminarAhora yo disfruto muchisimo tb de la segunda parte. Llegan a la ciudad con toda la ilusion y tiene momentos como cuando tiene que vender el microscopio por que no tienen nada...tremendo.
Esa parte es tb muy emotiva.Rosalind cuando la regala las pieles o ve el coche o escucha la propuesta del antiguo amigo esta genial. Esa idea de no pienso abandonarte aunque no te reconozca...es que es muy buena.
No se lo que hubiera hecho Ford con esto o Vidor con aquello. Pero si que tiene relacion ese ambiente. Ambos lo hubieran bordado. Ford le hubiese dado su particular toque irlandes supongo. Gracias por el mail que aun no he visto pero me imagino.
Pd: a punto he estado de enlazar tu aproximacion exterior a Vidor...si no lo he hecho es x que creo que la entrada va sobre otros temas. Pero ahi ya sabia yo que esta te gustaba. Un abrazo
Amaltea. Gracias. Rosalind esta maravillosa. Su forma de sufrir casi en silencio es portentosa. Y alterna toques de comedia con momentos conmovedores como el del picnic increibles.
ResponderEliminarEsa sorda batalla del individuo examinandose a si mismo y valorando su propio interes y el de la colectividad se trata aqui. Y tienes razon es un conflicto eterno. Y malo es cuando ni siquiera se produce. Un abrazo
Marinel. Muchas gracias. No andas nada equivocada. Existe en el ultimo tercio una toma de conciencia. Y eso que las condiciones son mas favorables que al comienzo cuando la lucha es muy dificil y adversa.
ResponderEliminarLa pelicula es muy actual. Da mucho que pensar sobre lo que vivimos hoy. Pero el hecho de que sea un film de tesis muy rotundas no evita que estemos ante una pelicula conmovedora y muy emotiva. Un abrazo
Paradela. Bueno no si tan tan guapa como Rosalind pero si que fue de las que dejan huella. El afortunado, en estos casos es el alumno. De eso si que estoy seguro. Un autentico ejemplo.
ResponderEliminarY el tema no debiera pero si, esta de actualidad. Ignoro que pelis vera la señora Mato y cia...no tengo ni idea.un abrazo
Laura uve. Si es lo que pasa. Unas veces uno se apasiona y otras saca el machete. Hablando en serio. Estoy muy de acuerdo con lo de la suma de voluntades.
ResponderEliminarLo que ocurre es que esa suma es mas compleja de lo que parece. Mira lo que sucede en rebelion en la granja.
Aunque es verdad. En muchas ocasiones la voluntad de uno hace sumarse a otros. Supongo que por eso hoy en dia anda todo el mundo a la busca de liderazgos que en realidad son solo marketing.
El amor como motor. Por supuesto. Una lastima que vivamos en una telaraña de intereses creados. Un abrazo
La revisé ayer a la noche con mi mujer. Ella no la recordaba apenas. Yo la recordaba bastante bien (quitando que me había olvidado de la madre italiana y su hija; que son importantes).
ResponderEliminarA ver... recién revisada.
Para mí, sigue siendo un peliculón. Y sí, las dos partes están bien.
El caso es que ayer me pasó una cosa... no sé cómo llamarlo.. .igual es un poco personal. Te lo cuento por mail.
Hildy. No me lo puedo creer. Y yo que pensé que por ser vos quien sois la habrias visto siete veces jaja....
ResponderEliminarNo pasa nada. A mi me faltan cientos. Sobre la pelicula no voy a añadir mas pero que sepas que Rosalind Russell esta inmensa. Irradia una serenidad y un sentido comun adrables. Y se embarca con pasion en la defensa del proyecto de su marido.
Suyo es en mi opinion el alegato mas hermoso de la pelicula cuando se refiere al titulo de la pelicula. Es un regalo de Reyes fantastico. Y ademas como tu has sido buena.....un abrazo
Abril. Pues con esta me parece que no vaa ver debate. Esta es de las tuyas si o si.
ResponderEliminarY aunque yo me he ido por las ramas de la tesis aqui hay personajes muy humanos de carne y hueso.y una historia de amor preciosa y tan viva como la vida misma.
Y hasta un Rex Harrison haciendo de pigmalion al reves
te va a encantar.
Sobre Capra Vidor y Ford que cito David. Es que los tres tienen una enorme personalidad y un talento...
Y no creas. Capra suele finalizar bien es verdad en plan happy ending. Pero no creas...x poner un ejemplo. A mi el desarrollo de Bedford Falls me parece mas duro que el de x ejemplo el hombre tranquilo. Siendo ambas excelentes. Yo eso de que Capra hace fabulas amables pues no creas. Pero te entiendo. Gracias y un abrazo
David. De acuerdo. Es una maravilla. A lo otro te contestare como mereces esta noche que ya vamos tarde a un bautizo. Un abrazo
ResponderEliminarPues vaya..qué no hay debate joo..(jeje) :-D
ResponderEliminarDesde luego apuntada queda; pero solo por puntualizar. Yo no digo que Capra plantee historias edulcoradas así sin más, no, para nada. son dramas la mayoria de ellos, gente sin trabajo, explotadores, desahucios, injusticias y otros desastres. Lo que decia es que sus finales sí son totalmente happys y ejemplarizantes y de Vidor no lo tengo yo tan claro. Igual es que he visto poco.
Y de esa maravilla que es El Hombre Tranquilo..¿qué decir..? que sí, que es una historia de amor y costumbrismo, de regreso y tradiciones pero tambien hay un drama detrás, él, Sean Thornton viene huyendo de su pasado pugilístivo y antes de conquistarla tiene que vivir su "calvario"..vale, es mucho más amable y el final..¡delicioso!
Insisto, en Bedford Falls hay gente maravillosa y gente muy malvada pero triunfan los buenos o ¿no?
Para mí esos dramas pareciendome maravillosos, y llorando un poquito, te dejan buen cuerpo. Otras historias además de su oscuridad no te presentan ninguna salida..o al menos te dejan con la duda. La cruda realidad, vamos.
Lo que importa, no obstante y en eso te dio totalmente la razón es la brillantez y el desarrollo de un guión que nos conmueve. Y esos tres que citas son casi la santisima trinidad (aunque yo incluiria a otros tambien ).
Gracias por permirtirnos explayarnos a gusto.
Otro abrazo
1ªP.D.Por cierto, entre los dos ( David y tu ) nos dejais muchos spoilers sissssh !! :-D
ResponderEliminar2ªP.D. Perdona los bailes de letras.. pugilístico te doy totalmente la razón
Me ha resultado delicioso recuperar en la memoria cine añejo. Nada más y nada menos que King Vidor, uno de los antiguos maestros.
ResponderEliminarLa película la vi hace muchos, muchísimos años. No conservo demasiados detalles de ella en el recuerdo, pero sí se me quedó grabado el personaje del médico, el luchador idealista que ansía mejores condiciones para el pueblo. Me gustaban mucho este tipo de personajes que iban contra corriente y estaban tocados por un aura especial que los elevaba a mis ojos de soñadora irredenta. Eran ese tipo de seres que me atraían: carismáticos, llenos de fe, humanos y humanitarios y un largo etcétera.
Me gustaba aquel cine que tanto decía. Hoy, en general, vemos imágenes de héroes más descafeinados, menos comprometidos, más reales quizá, o lo que somos de una u otra forma todos: seres terriblemente individualistas y con escaso interés por lo público.
Por cierto, la película citada por Abril: "El hombre tranquilo" es una de esas que no me canso de ver. Un John Ford, un John Wayne y una Maureen O'Hara en estado de gracia y unos actores secundarios absolutamente sublimes.
Quizá en este tipo de películas el mensaje queda anticuado, pero de ellas se sigue extrayendo una savia bien jugosa: alegría de vivir, confianza en los propios sueños, sacrificio en pos de los ideales, nobleza de carácter y mucho más.
Habría que preguntarse qué sacamos del cine más reciente.
No es que sea moralista, pero siempre hay una moral escondida en todo producto artístico, nos guste o no nos guste. Hasta de lo más aséptico se desprende un
sistema de valores.
Y, bueno, corto porque me enrollo de más. Como siempre, enhorabuena por tu mirada sobre la película, por tu forma de contarla.
Un abrazo.
Abril. Estamos de acuerdo. En relación a Capra, no me refería a que lo dijeses tu, que no lo has dicho nunca, que yo recuerde. Me refiero a ese sanbenito que durante décadas sufrió sobre la idea de que no llegaba a ser tanm grande como los otros debido a que siempre planteaba fábulas amables con final feliz. Y eso de ha dicho durante años. Y eso no lo comparto.
ResponderEliminarPero no es tu caso, como el propio comentario que acabas de hacer deja claro. He puesto ese ejemplo de dos películas muy conocidas consideradas amables, cuando ambas tienen como muy bien dices mucho trasfondo detrás. Y puestos a calibrar, me parece mucho más duro todo lo que pasa en la de Capra. Aun pareciéndome excelentes las dos y admitiendo que la otra tb tiene lo suyo.
Tienes razón, igual he contado más de la cuenta. Y usted explayese cuanto desee. Aquí simplemente se pone el taquígrafo y se cobra por letras, como en los telegramas. Te llegará la facturta.Un abrazo
Isabel. Conociéndote supongo y deseo que lo de añejo es un elogio, estoy seguro.
ResponderEliminarPero una cosa tedigo. Se puede conjugar en presente. A mi ese cine me gustaba y me gusta. Y estoy seguro que si te la pusieses hoy mismo a tí también. Cosa que te sucede con el hombre tranquilo.La veras veinte veces y veinte te emocionará.
Los héroes cotidianos o no del cine clasico poco tienen que ver con los actuales, es verdad. Sobre todo debido a que como muy bien apuntas estaban muy bien perfilados, había muchísimos etceteras...Hoy casi todo está más simplificado,con menos aristas, aunque alguna excepción hay.
Yo del cine reciente saco...en ocasiones alguna grata sorpresa (pocas) y en más de una ocasión un cabreo de mil demonios, ya que encima pago por verle. Pero bueno, sigo insistiendo. En ocasiones cuando menos te lo esperas surge una excelente película. Antes eso era lo habitual. Hoy es la excepción, esa es la diferencia, creo.
Puedes enrollarte cuanto quieras, un placer y muchas gracias por tus palabras. Un abrazo
Aún quedan en casa de mi madre muchos de aquellos programas de mano que daban antes (antes, pero bastante antes) junto con la entrada. Pues cuando los manipulaba junto a mi madre (que los coleccionaba y luego mis hermanas y más tarde mi hermano y yo) siempre me llamaba la atención esta mujer, tan guapa y refinada y que creo haber visto en una o dos películas solamente (quizá Mujeres, de G Cukor). Me la traes ahora acompañando a un médico y en medio de una tan hermosa historia, que nos rendimos a sus pies, a los del doctor, a los de King Vidor y por supuesto, a los tuyos.
ResponderEliminarNo tengo vídeo en casa, pero tendré que ir pensando en ello, aunque sea para regodearme en las escenas que, como buen maestro, nos señalas.
Esas películas que siempre nos mantienen pegados al asiento, ah, qué placer y que conformaron una parte de nosotros.
Como es un placer leerte y aprender contigo.
Gracias.
Un beso
Virgi. Es verdad. Que recuerdos de aquellos folletos. Mi madre tb conservaba alguno en muy mal estado.
ResponderEliminarRosalind Russell trabajaba en las mujeres de Cukor. Su papel era delicioso como amiga cotilla.
Su papel mas famoso es en luna nueva con Cary grant que seguro habras visto. Muy buena actriz..
Los meritos son en todo caso de la pelicula. Sin ella yo poco podria hacer. Mucchas gracias de todos modos Virgi. Un abrazo
Chapeau, amigo Victor. No se puede escribir mejor sobre cine. Ya estoy rebuscando en la videoteca. Un abrazo
ResponderEliminarVidor provoca sensaciones como las que transmites, una pasión que quita la respiración y te la restituye al final más limpia, más idealizada, más convencida de que el cine mereció un día ser llamado arte. Si además de la belleza que es marca de su estilo le unimos ese mensaje o tesis nos encontramos películas de las que siembran en quienes las ven ideas positivas, eso tan sobado ahora de “los valores”. El sistema, como bien dices, tiende a devorar a sus más nobles individualidades, les tienta con sus oropeles y les destruye si no los aceptan. Muy de vez en cuando surge un ser de cualidades tan extraordinarias que logra sobreponerse al sistema, y entonces, como han hecho todos los poderosos de la tierra a raíz de la muerte de Mandela, el sistema finge llorar amargamente una pérdida…
ResponderEliminarEn cualquier caso, no será fácil encontrar esta hermosa película.
Un abrazo.
No he visto la que dices, a ver si cuando sea más mayor me organizo...je je.
ResponderEliminarUn besote
Por cierto, en días pasados cerraron los Renoir de aquí, una pena, la última que vimos fue una muy linda, Una casa en Córcega.
Pues me han entrado muchas ganas de verla. Ya sabes que mis vacíos en cine clásico son clamorosos. Y poco a poco los voy llenando, pero entre tantas cosas en que me meto cuesta encontrar espacios. Creo que de King Vidor solo he visto sus dos películas mudas más conocidas Y "Duelo al sol". No recuerdo haber visto ninguna otra. Y la que hoy nos comentas seguro que no. Anotada está.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jose Luis. Desde luego que se puede escribir mejor. El mérito en todo caso es de la película, que no deja indiferente. Absolutamente recomendable. Un abrazo
ResponderEliminarJuan Herrezuelo. Muy buen apunte el de Mandela. Extraordinario director Vidor. Y eso que me faltan algunas por ver no creas, sobre todo del periodo mudo. Pero lo que he visto extraordinario.
ResponderEliminarSobre el individuo y la sociedad alienante habló mucho y muy bien. Y sobre la importancia de los valores y el humanismo también. Tienes razón. Un abrazo
Virgi. Me extraña que no hayas visto luna nueva. La han puesto muchas veces en tv. Es un clásico de toda la vida. Seguro que no la ubicas pero es dificil no haberla visto. Un abrazo
ResponderEliminarDavid Amoros. Yo tampoco las he visto todas, pero el puñado que he visto, extraordinarias todas. A la altura de los más grandes, sino el más grande. Aunque como me falta alguna no me lanzo a decirlo en voz alta.
ResponderEliminarA mi me falta mucho cine por ver. Por ejemplo del oriental que tanto ves y analizas her visto poco. Y de los festivales me pierdo muchas. Pero para entendernos, esta película, como alguna otra, motivan que use muy poco el término obra maestra sobre el que alguna vez hemos debatido amistosamente, y lo seguiremos haciendo. Un abrazo
Brillante como siempre, Victor. Me apasiona el cine clásico, pero no recuerdo haber visto esta película. Tengo que localizarla para poder verla con tu mirada de la que tanto aprendo.
ResponderEliminarMe ha encantado ese guiño a tu maestra recordándola en tu escrito.
Este tipo de cine es una escuela donde siempre se aprende algo valioso.
Un abrazo, querido amigo.
Es curioso que al final de este magistral y detallado relato de esta peli que sin duda te ha enamorado V, te haya venido a la mente el Jekyll y Hyde de Stevenson (o a lo mejor ha venido a la mía y no a la tuya al leer su nombre:) por lo que cuentas tuvo su momento Hyde... supongo que en la vida de todo hombre, incluso de los más grandes lo hay. No es fácil ver hoy películas que retraten vidas que no sean de colorines, el lirismo del blanco y negro pasó a mejor vida, como el altruismo, el idealismo y todos los ismos que merecen la pena.
ResponderEliminarSe te ve tan entusiasmado con ella que contagias... si la encuentro, la veré y si es la mitad de genial que has contado, me sabrá aun más rica después de leerte. Me gusta descubrir joyas clásicas perdidas... debe haber tantas, tantísimas que nos han pasado inadvertidas 9 al menos a mi) que esta labor casi arqueológica tuya merece un mil gracias.
Muchos besos Dr celuloide:))
Maripaz. Gracias por tu amabilidad. Yo la conseguí hace años a un precio ridículo en unos grandes almacenes. No se si será facil de obtener hoy. Son maestras que no se olvidan...Un abrazo
ResponderEliminarMaría. Muchas gracias.No creas que esta nada mal eso de dr caluloide. Me ha hecho mucha gracia, ya que uno intenta en la medida de sus posibilidades meter el bisturí a las películas...
ResponderEliminarPues es verdad, El protagonista tiene su momento digamos Hyde en lo moral. Ese que tenemos todos alguna vez.
Me alegra que te apetezca verla. Merece mucho la pena. Y sobre la arqueología...Yo esta la he visto dos veces en mi vida. Y la volveré a ver dentro de un tiempo. Otras de ahora mismo se convierten en fósiles al instante. Un abrazo
La he visto más de una vez, en esas reposiciones de tv, que a veces, te arreglan a gusto una tarde de aburrimiento, como es el caso. Aún así, me quedo con 'El Manantial' pero sobre todo con Duelo al sol, y que conste en acta, que no soy demasiado de western's...
ResponderEliminarClaro que ese 'pedazo de historia' hubiese triunfado incluso ambientada en el espacio.
Como siempre, tu forma de 'diseccionar' me alucina y me 'ilumina' a partes iguales... Perfecto, Víctor.