En 1759 Adam Smith en su “Teoría de los sentimientos morales” escribió “por más egoísta que se pueda suponer al hombre, existen en su naturaleza principios que le hacen interesarse por la suerte de otros, y que hacen que la felicidad de estos hasta le resulte necesaria, aunque quien así obre no saque provecho propio y de ello solo obtenga el placer de contemplarla”. Con similar espíritu, tras la segunda guerra mundial, Phillip Green (Gregory Peck) periodista con arraigado sentido humanista se planta en la ciudad de Nueva York. Viudo con un niño pequeño y acompañado de su madre enferma, pretende iniciar una nueva etapa en esos días que William Wyler definió con irónica amargura como los mejores años de nuestra vida. La película se titula “La barrera invisible” y aunque está dirigida por Elia Kazan, responde a un proyecto muy personal del Productor Darryl F. Zanuck para la Fox. Aun así, esto no debe entenderse en demérito del director, en absoluto.
Pronto descubriremos que el innato optimismo vitalista de Green, su innato buen humor y su honradez bien pudieran ser fruto de lecturas ilustradas como las de Smith. Su madre, que detecta su preocupación constante por el devenir de la sociedad que le ha tocado vivir le dice que “deje ya de cargar con el mundo sobre sus espaldas”. No estamos por tanto ante un americano impasible, sino comprometido. Sin embargo, el editor de la revista para la que trabaja le encarga un artículo en profundidad sobre un peliagudo asunto que antes de empezar a escribir ya le suena a fracaso. Nada menos que el creciente antisemitismo latente en la sociedad norteamericana. Su jefe le pide un artículo que remueva conciencias y Green no desea pergeñar algo sensacionalista. Bloqueado, no consigue dar con el tono del artículo e incluso está a punto de abandonar.
Sentado en la cocina con su hijo (Dean Stockwell en su primer film) este le pone en aprietos “papá pero ¿Qué es un judío exactamente? Y dime ¿Por qué al parecer hay gente que los odia? Atención a la tercera pregunta ya que es de esas que demuestran que los niños ponen muchas veces el dedo en la llaga: “Pero y a nosotros ¿nadie nos odia por ser estadounidenses?”. Esos interrogantes y el recuerdo de un amigo judío (John Garfield) a punto de volver del frente le hacen dudar. Tras mucho pensar da con el enfoque: “cuando hice la serie de artículos sobre los mineros, no le daba una palmada en el hombro al obrero para conseguir respuestas. Conseguí trabajo en la mina y viví en la oscuridad. Ahí estaban las respuestas. Y cuando hice el reportaje sobre la indigencia en las carreteras, no me senté junto a un pobre diablo asustado que mendigaba, ni preguntaba a los viajeros. Con lo poco que tenía me compré un viejo coche y yo mismo hice la ruta 66 sin un centavo”.
Por lo tanto el sistema ahora será el mismo. Durante ocho semanas, él y su familia serán judíos a todos los efectos. Según Green esa es la prueba del nueve. Vivir la circunstancia de ser judío en carne propia y en primera persona.
Con lo que no cuenta el optimista Gregory Peck es con la existencia de otros escritores que no vieron la vida tan apacible como Adam Smith. A la hora de poner en práctica y en plena calle su particular “ensayo sobre la tolerancia” de Locke, nuestro protagonista debió cargar también en la maleta con otros autores para ir sobre aviso. Ahora solo queda experimentar no desde la barrera, sino en el propio cuadrilátero los peligros de la sociedad abierta y sus muchos enemigos, según el clásico de Popper, así como las diversas variantes del miedo a la libertad versión Erich Fromm. Lo primero que comprobará son los muchos desajustes que se producen en la tierra de las oportunidades, una sociedad aparentemente plural y con una amplia carta de derechos, muchos de los cuales solo constan en un papel cada vez más arrugado y que no se ejercitan.
Los problemas no tardarán en surgir de forma natural, como caen las hojas en otoño. Pronto descubre que su secretaria obtuvo su trabajo tras ocultar en su curriculum el dato de que era judía. Y no tardará en apreciar que ella también es antisemita. Otro tanto ocurre con el doctor que atiende a su madre, o lo difícil que es alojarse en un hotel. Pero lo que menos podía sospechar es que este rasgo pudiera afectar incluso a su prometida Kathy (Dorothy Maguire), una chica amable y de buena familia y que realmente está enamorada del periodista. En una escena culminante y muy bien rodada, cuando el niño llega llorando del colegio debido a que le han llamado sucio judío, Kathy le dice que no se preocupe, que la gente que le quiere sabe muy bien que eso no es verdad, y que los niños se equivocan ya que no es judío. Y lógicamente el conflicto estalla.
Poco a poco y día a día Green va descubriendo la conspiración de silencio que abarca a gran parte de la sociedad bienpensante. Curiosamente la película tiene un demoledor y curioso título original “Gentlemans agreement”.O lo que es lo mismo pacto de caballeros. Al periodista y su amigo vuelto del frente se les caerá la venda de los ojos al descubrir un siniestro matrix en el que los enemigos ya no son los nazis contra los que lucharon en la 2ª Guerra Mundial. Ahora el veneno de la intolerancia de formas sutiles y corteses está inoculado en personas amables, educadas, buenos padres de familia y agradables vecinos. Pero cuyo sistema de exclusión se palpa en escenas como la de la fiesta, en la que Kathy disculpa ante su prometido a los numerosos ausentes que finalmente “no han podido” (en realidad no han querido) acudir. A ese pacto de caballeros, a esta nueva conspiración de silencio de raíz masónica señala la película de forma frontal.
Aunque esté interpretado por el mismo personaje, hay que reconocer que Phillip Green, aún no posee la templanza y la mano izquierda de Atticus Finch. Su juventud le lleva a sacar a pasear su temperamento ante las injusticias e hipocresías de diverso pelaje con firmeza, incluso ante su prometida Kathy, la cual no está dispuesta a que un artículo le amargue su relación ni a recibir clases baratas de tolerancia (sic). Esto supone un serio revés para Green que está enamorado pero ve que sus ideales y principios los distancian. Mayor aún es su desazón cuando el único apoyo profesional que recibe proviene de una compañera de trabajo abierta, simpática y liberal, y que considera que la labor de Green es pura dinamita, un necesario golpe a las conciencias hipócritas. Justo lo que el atribulado Gregory Peck le gustaría oir de labios de su prometida, la cual está deseando que acaben las ocho semanas de marras y que le recuerda una y otra vez que un artículo no va a cambiar el mundo.
Y lo que se presentaba como una aproximación ética y social, como un debate de ideas, se traslada al plano personal. Un tránsito de lo colectivo a lo individual que Elia Kazan resuelve de forma modélica. Por tanto a Green, aparte de su particular y titánica lucha frente al mundo, se le presentan dos opciones: su prometida Kathy, tierna, dulce, honesta y de buenos modales de la que está enamorado, pero atada a las convenciones y desconectada de sus ideas. Y Anne, la periodista valiente, atrevida y liberal, que odia toda convención e hipocresía y que rezuma vitalidad y un sentido del humor a prueba de bomba, enamorada más de las ideas que del corazón del hombre que las porta. Sirva este texto como homenaje a una actriz que acaba de fallecer y que ganó el oscar por este trabajo: Celeste Holm, espléndida. Cada una de sus deliciosas apariciones en pantalla sabe a burbujas de champagne. Dinámica, lúcida, corrosiva y mordaz. Y Green deberá resolver la eterna batalla entre corazón e intelecto. No se desvelará el desenlace pero sí que esta cuestión fue al parecer motivo de discrepancias varias entre Kazan y Zanuck, optándose al final por la versión que prefería el productor, eso si, acorde con la novela en la que se basa el guión.
Esta excelente película, muy bien rodada, elegante en sus formas y con buenas interpretaciones duerme el sueño de los justos, tanto dentro de la historia del cine como en la propia carrera del realizador Elia Kazan. Parece como si el propio título hubiese jugado contra ella y una barrera invisible hubiese impuesto sobre ella un manto de silencio que la ignorase. Ese pacto de caballeros al que alude. Tal vez su carácter coyuntural al apelar a un tema concreto influya. No obstante, el alegato firme contra toda forma de intolerancia es rotundo. Si entendemos que el antisemitismo es solo un ejemplo perfectamente sustituible la película gana mucho en alcance y profundidad de campo. Su amplitud global ampara perfectamente a otros términos: racismo, xenofobia, homofobia etc.
Para terminar una anécdota curiosa. Esta película compitió en 1947 en los oscars con otro film que trataba el mismo tema “Encrucijada de odios” de Edward Dmytryck. Y parece ser que esa ceremonia de los oscars fue una de las muchas gotas que colmaron el vaso de la paciencia de los guardianes del orden. Y fue en parte el germen que reactivó el comité de actividades antiamericanas y la paranoia subsiguiente. Ante el comité, ya se sabe que hubo de todo, desde quienes abrazaron sin reservas ese dominante “pacto de caballeros”, quienes resistieron cuanto pudieron pero finalmente se rindieron, hasta los que decidieron que jamás traspasarían esa barrera invisible y no serían cómplices, aunque les costase su carrera o el exilio. En el caso que nos ocupa, no es costumbre de esta casa a la hora de comentar un film confundir al hombre con su obra artística.
Efectivamente, la obra artística tiene vida independiente. Un artículo fascinante sobre un título que, es cierto, no goza del prestigio de otros. Creo que en el texto se responde a todas estas cuestiones paradójicas. Y, claro, qué necesario es leer de vez en cuando sobre cine para poder verlo con un mínimo criterio. Abrazos
ResponderEliminarSuscribo lo dicho por Jose Luis y te doy mi sincera felicitación por el análisis que haces de éste film que no recuerdo haber visto ( ¡Dios cuantas vidas he de vivir para ponerme al dia! ). Desde luego no hay que confundir al hombre con su obra. Es la eterna lucha entre las ideas y los actos siempre condicionados por el entorno y la presión que se ejerce sobre el individuo para que renuncie a ser o creer digamos X cuestiones.
ResponderEliminarUn tema de mucho calado para extendernos pero ganas me quedan..:-)
Me gusta muchisimo Celeste Holm, siempre perfecta.. la recuerdo en All About Eve y en Carta a tres esposas y la reportera de Alta sociedad. De Peck solo puedo decir que ¡le admiro tanto y ha interpretado personajes tan carismaticos que está entre mis preferidos all the times !.
Me apunto la peli.
P.D
ResponderEliminar¡ Ah y un abrazo que se me habia quedado enredado en la tecla ! upss ;-D
Jose Luis. Opiniamos igual entonces. Es curioso que esta película no goce de la mítica ni el prestigio de otras. Sobretodo si se tiene en cuenta que incluso ganó el oscar ese año, lo cual otorga al menos popularidad. Tal vez la razón sea que se centra más en ideas que en pasiones. Y que tal vez no tenga todo el glamour de otras películas de la época. Aunque elegancia no le falta, y buenos actores tampoco.Se agradecen tus palabras, saludos.
ResponderEliminarAbril. Gracias a ti por tus amables palabras. Efectivamente el tema es de mucho calado. Los convencionalismos sociales que condicionan la conducta están aquí muy presentes, lo has captado perfectamente.
ResponderEliminarY es verdad, hay todo un arsenal de buenas películas que están ahí y que parecen guardadas en no se sabe que cajón. Nunca es tarde, para eso sirven estas operaciones rescate.
Celeste era una actriz excelente. Esta claro que antes de ficharla para la película con Sinatra, vieron esta seguro. Su desparpajo es similar. Gregory Peck, bueno ya sabes que venía de recibir algún que otro palo acusándole de blandengue en sus comienzos, en Recuerda e incluso por Duelo al sol. En esta está como solía, muy bien.
Por lo demás, el saludo, abrazo o collejas se dan por entendidos y más si hay postre de por medio.
... Victor me quito el sombrero ante el análisis de LA BARRERA INVISIBLE. Me ha encantado. Una película que me gusta mucho como casi toda la filmografía de Elia Kazan. Y además también hablas de otro periodo en el que me encanta indagar y es el de la caza de brujas.
ResponderEliminarUno de los temas que me resultan más interesantes es el de cómo se ha juzgado la actuación de Elia Kazan en La Caza de Brujas. Como Elia Kazan actuaron muchos más e incluso peor pero sin embargo, debido a muchas circunstancias (entre otras no dejar de hacer buen cine), se le convirtió en el 'símbolo' de aquellos que no actuaron correctamente. Al igual que a John Garfield (al que amo con locura) se le transformó en la imagen de víctima de la caza de brujas cuando hubo muchos que lo pasaron igual o peor que él (pero a él le dio, desgraciadamente, un ataque de corazón durante dicho periodo que interrumpió su carrera...).
Señalar también que esta caza de brujas fue en muchos campos artísticos, culturales y de pensamiento (universidades, medios de comunicación)... pero que donde obtuvo más publicidad (que es lo que pretendían sus instigadores)y situaciones surrealistas fue en Hollywood, dando a conocer la cantidad de brechas y oscuridades que había en el sistema y la intolerancia existente (que curiosamente es uno de los temas de La barrera invisible)...
Que es que cuando me entusiasman los post y los temas, me salen unos rollos inmensos, perdona.
Besos
Hildy
La recuerdo, claro que la recuerdo. La vi hace mucho, pero que mucho tiempo, pero se me quedó en la memoria porque es una de esas películas que disfruté de principio a fin.
ResponderEliminarLlevas razón: es una lástima que haya caído en el olvido.
Con buenas películas como esta, pasa como con los buenos libros: uno reflexiona, cabecea y siente que el tiempo invertido en atenderla ha merecido la pena.
Como siempre, un placer pasar por esta casa.
Abrazos.
Esta película es una de esas cuya polémica viene de la mano de un argumento vibrante,más bien candente, teniendo en cuenta la época en la que se realizó.
ResponderEliminarUn tema hiriente para la mayoría de las mentalidades,aún sin quererlo,pero que no pueden despojarse de prejuicios y miedos.
Tratar en la gran pantalla el sufrimiento judío en el plano cotidiano,sin llegar al nivel de la guerra que comenzaba a librarse,fue toda una osadía no por todos compartida y/o comprendida.
A pesar de todo, se llevó a cabo en mi opinión de una manera valiente y con un reparto que supo ponerse en la piel de sus personajes de manera genial.
Gregory estaba en plena juventud y su sempiterna apariencia sufrida, benevolente y extremadamente sencilla,bordó el papel.
También es buenísimo ver a esas dos damas siendo el yin y el yan,las opciones corazón-mente para un hombre dubitativo y asombrado ante el cariz de los acontecimientos que se desarrollan en sus propias carnes.
Entender la vida de otros metiéndose de lleno en ellas,es algo a lo que no todo el mundo está dispuesto, y este personaje lo interioriza a la perfección hasta sentirlo profunda y realmente.
En mi opinión fue,es y seguirá siendo una de las grandes de Elia.
Besos.
Vaya por delante mi más sincero reconocimiento por tan magnífico análisis, que sin duda trasciende la mera crítica literaria (como por otro lado es lo habitual en esta sala oscura). Me siento muy próximo a esta película que, efectivamente, hace tiempo que no veo, pero de la que guardo un gran recuerdo. Ver a Peck y a Garfield juntos es todo un gozo, gozo aún mayor al tratarse de una historia tan contundente que obligó al pueblo americano a volver los ojos hacia sus propias fobias raciales. Sobre ese antisemitismo, en 2004 escribió Philip Roth la brillante ucronía “La conjura contra América”, donde se plantea la posibilidad de que el antisemita Charles Lindberg hubiera derrotado a Roosevelt en 1940 y la posterior persecución de los judíos en suelo estadounidense. Inquietante. Un abrazo.
ResponderEliminarAnte todo aclarar que leer tus sensaciones y reflexiones sobre las películas que nos presentas es un sincero interés, un auténtico agrado y un verdadero entretenimiento. NO he visto esta película pero sin duda el tema sigue estando de plena actualidad, solo hay que leer algo sobre el neoantisemitismo que recorre Norteamérica y Europa. Perdón :)), estoy leyendo el comentario de J. Herrezuelo y mis palabras guardan cierta relación con sus pensamientos.
ResponderEliminarPero tus consideraciones siempre son muy certeras y sensatas.
Un abrazo
Hildy. respecto delos sombreoros, más bien al contrario. Quien mejor que Hildy Johnson para comprender los avatares de la profesión periodística. Efectivamente no es una de las películas que más se recuerda de Kazan.
ResponderEliminarDude bastante sobre lo idoneo o no de tocar aunque fuera de pasada todo el episodio del comité, que en ocasiones ensombrece la obra del autor implicado.
Pero en este caso concreto, si que es cierto que Kazan ha quedado para la historia como símbolo de la delación. Muy curioso por cuanto el realizaria películas como esta o más concretamente "la ley del silencio" que trata específicamente ese tema.
Lo que te interrogas tal vez sea debido precisamente a la tipología de las películas de Kazan. Tanto esta, como la de Brando o Viva Zapata, o una muy recomendable con Dana Andrews titulada "el justiciero" no casan con lo que hizo ante el comité. Y eso tal vez llamó más la atención.
Tienes razón hubo de todo,desde la postura colaboracionista de de Mille, hasta la rotunda negativa de Ford o Dalton Trumbo, pasando por quienes como Dymyryck, se negharon a colaborar, sufieron prisión y terminaron por ceder. Daría para muchas entradas,pues el comité comenzó a funcionar como sabes en los años 30. Aquí a propósito de Norma Shearer ya se dedicó una entrada al periodo pre code y lo que significó. Y como el comitéjunto con el código Hays intervinieron.
En esta casa puedes extenderte cuanto te plazca. Gracias por tus palabras. Saludos
Isabel. Es que es de esas películas que aunque haga 15 años o más que la has visto no la olvidas. Justo lo contrario de lo que sucede hoy, que las películas, y también algunos libros (eso lo sabes tu mejor que nadie) son productos para consumir y olvidar. A esta película no le falta elegancia y cierto glamour, lógico estando Zanuck detrás, pero sin embargo, es verdad que no tiene la carga mítica de otras
ResponderEliminarEl placer es mio,faltaría más.Saludos.
Estoy de acuerdo, Marinel. La historia es vibrante y los actores están muy bien. Los tres vértices del triángulo tienen sus razones y no están mostrados bajo el prisma del arquetipo en ningún momento. Y el guión es solido, te hace reflexionar sobre la sociedad en la que vives sin ser un film de tesis al uso. Un abrazo.
ResponderEliminarJuan.Muchísimas gracias. Es verdad que en ocasiones me voy de la pura crítica de cine y entro en otras veredas. Pero la ocasión lo merece.
ResponderEliminarPeck y Garfield están como tu dices, excelentes. Pero el resto no se queda atrás. Eslo que tenían las producciones de Zanuck, hasta el secundario con dos frases está perfecto. Seguramente también debido a que Kazan siempre fue un excelente director de actores.
Me dasuna gran alegría que pone la perfecta guinda a esta entrada. Si señor, excelente aportación. "La conjura conta America" deja bien claro a través de la política fición (que no es tan ficción) que el film está de plena actualidad y que hay asuntos que aun no están resueltos. Aprovechemos para recomendar también el libro. Un abrazo.
Esilleviana.No sabes cuanto agradezco esas palabras, en realidad las de todos, por cuanto en más de una ocasión pienso si con estos textos tan largos y enrevesados no aburriré a las ovejas.
ResponderEliminarLa película es absolutamente recomendable. Lo que es una lástima es que no se reponga en tv.Yo la adquirí casio a precio de saldo en un quiosko.Merece la pena. Gracias y un abrazo.
Víctor,
ResponderEliminarSiempre me ha encantado que en las Constituciones liberales, inspiradas en la Ilustración, constara ese objetivo de lograr la felicidad. Me parece tan maravillosamente ingenuo...
Por otro lado ese planteamiento generoso es la base de la fraternidad, uno de los principios de la Revolución Francesa y de otras posteriores.
Estos valores requieren siempre un compromiso al margen del éxito o del fracaso de la empresa que llevas a cabo (en este caso la escritura de ese artículo sobre el antisemitismo), es un compromiso ético, un compromiso con la dignidad propia. De esta manera, como bien vive el protagonista, una cosa es la realidad y la otra los derechos recogidos en las leyes. Algo de plena actualidad hoy.
"Conspiración de silencio", "techo de cristal"... hay muchas maneras de denominar a las barreras invisibles pero existentes.
Has acabado el post como un caballero...
Un abrazo!!
Pdt: no he visto la peli, la apunto a ver si logro verla, me interesa.
No conocía esta película, Víctor, ya te digo que visitarte es aprender siempre. Y disfrutando, sueño que cualquier enseñante (como yo misma) desearía para si.
ResponderEliminarGregory Peck me chifla, es otro de mis hombres atractivos. Por lo que cuentas, se mete totalmente en el personaje, así que entendería bastante el problema del antisemitismo.
Ahora mismo podría parecer que esas cosas han cambiado a mejor, pero en realidad evolucionar es cuestión de un largo tiempo y lo de los judíos, pues según y dónde.
América presume de enseñar libertad al mundo y sabemos lo que significa para ellos...¡tremendo historial que tienen!
Lo que no alcanzo a comprender bien es cómo Kazan hizo esta peli y otras (recuerdo El compromiso, que me gustó mucho, aunque no la entendiera en aquellos años jóvenes), cuando, si mal no recuerdo, declaró en contra de gente de izquierdas que conocía...bueno, lo mismo no tiene mucho que ver.
Creo que me estoy yendo por las ramas.
Un fuerte abrazo
(a quién tampoco recuerdo ahora mismo es a Celeste Holm?)
Pues me encanta cuando rescatas películas y actrices, pues la mayoría de las veces (y esta vez no es la excepcón) las desconozco. Y he visto varias de Kazan pero tienes razón al señalar que esta es menos conocida de lo habitual. recuerdo el debate entre director y obra a raiz de Lars von Trier, al que rajaste por los dos lados, pero de forma independiente, ja,ja. En fin, una vez más, aprendiendd de tos muy buenos posts. Un abrazo.
ResponderEliminarLaura. A mi también me encanta esa dulce ingenuidad cargada de buenas intenciones. En este caso existe un compromiso muy claro por parte del protagonista, que pasa de considerar el asunto algo demagógico y sensacionalista a implicarse totalmente. La expresión utilizada conspiración de silencio se hace en referencia a otra película mítica del mismo título dirigida por John Sturges y protagonizada por Spencer Tracy que igual has visto.
ResponderEliminarGracias por tus amables palabras. Un abrazo.
Virgi. Gracias. Por supuesto que esas cosas yu otras peores no han desaparecido.Mutan, se transforman, pero están ahí muy incrustadas en la sociedad.
ResponderEliminarResulta una tentación tratar el tema de la caza de brujas. La paradoja humana está ahí. Resulta complicado pensar que efectivamente el autor de esta y otras películas estuviese inmerso en ese fregado. Pero creo que eso merecería un texto propio. Aquí he preferido centrarme en la película. Un abrazo.
David. En realidad se trata de un caso extraño por cuanto esta película llegó incluso a ganar el oscar ese año y Celeste Holm también. Y la película me parece muy intersante y por supuesto rescatable.
ResponderEliminarReitero lo dicho en el texto "no es costumbre". No obstante, cuando un director se coloca en el centro de la diana buscando publicidad y notoriedad innecesaria y deseando ser el centro de la noticia, otra vez, de forma innecesaria, pues si, en ocasiones así se hace una excepción, se da gusto al realizador y se comenta también la rueda de prensa posterior al estreno. Estreno de una película muy buena que él solito se encargó de estropear.
De ahí la excepción.Eso no excluye que un día se haga una entrada sobre todo el episodio del comité y la participación de unos y otros. Simplemente creo que este no es el tema de hoy, que se centraba en la película exclusivamente.Saludos.
:))
ResponderEliminargracias
(con una sonrisa de oreja a oreja).
un abrazo
Me ha encantado esta reseña Víctor, porque me ha refrescado de forma admirable una película que ví en la tele hace mucho tiempo y apenas recordaba, con lo que presto la apunto para darle un nuevo vistazo.
ResponderEliminarResulta curioso que en el bloguerío cinéfilo independiente, los cuatro chalados, vaya, nos esté dando últimamente por recuperar clásicos que se dedicaron a poner en la palestra temas sociales relacionados directamente con el racismo y la xenofobia.
¿Porqué crees que será?
Un abrazo.
Josep. Estoy convencido de que no es casualidad. Responde a que estas películas están de plena actualidad. No han envejecido absolutamente nada y si hoy existiese el programa "la clave" ilustrarían perfectamente temas muy candentes de ahora mismo. Te aseguro que cuando escribí esto aludí al término conspiración de silencio por asociación de ideas, y luego tres días después me encuentro la oportuna entrada.
ResponderEliminarAmbas son para apuntar, retener y revisar. Saludos.
Qué bien lo cuentas.
ResponderEliminarNo he visto la película, pero ya la tengo apuntada para verla en cuanto pueda. Es posible que mi padre la tenga por ahí, es muy de cine clásico y tiene una verdadera colección de dvd.
El tema que trata la película no solo es actual sino que la forma de tratarlo aprieta las tuercas. En este caso trata de la sociedad americana, pero el antisemitismo (xenofobia, racismo) se da en cualquier parte del mundo y normalmente pasa desapercibido.
Los buenos ciudadanos (americanos, europeos, o de donde sean) no siempre son tan buenos si escarbamos un poquito. No se trata solo de pagar facturas e ir a misa. El respeto por el otro deja mucho que desear y el miedo hace grande la ignorancia. Y vicebersa o al revés.
Gracias por una crónica estupenda de una película estupenda. Como siempre.
Un saludo.
Creo que ante todo hay que respetar a todos los parroquianos y yo... parece que no lo hice suficientemente bien. Pero ante todo no traté de ofender ...creo jaja.
ResponderEliminarUn abrazo :)))
Sue. Gracias. Busca en la colección de tu padre, que estoy seguro es excelente.Mil veces mejor que la cartelera de este fin de semana.
ResponderEliminarTienes razón lapelícula incide en la pasividad de la gente corriente que incluso sin saberlo esconde la intolerancia y otros gérmenes. Y la película, tienes razón, no ha perdido vigencia en absoluto. Un abrazo.
Vale. Buena entrada. Complementaria de la de abril (sí es que soy un "caballero" (antisemita, por supuesto (jaja)...
ResponderEliminarBueno, en serio. Era Nueva York, vale. Y no recordaba la escena cuando Kathy le dice al chaval lo de "no, tú no eres judío" Jo! Ese momento es tremendo. Menuda antisemita encubierta. Claro que necesita unas buenas clases de tolerancia, por no decir una patada en el trasero (jaja)... mmm... Celeste está genial, como bien apuntas... y ahora que te leía, me acordaba de una de mis películas favoritas de siempre y en el que la relación de un hombre entre dos mujeres tiene también bastante que ver. La de "Cenizas de amor" de King Vidor. Ahí sí que tengo más o menos claro que Robert Young deje a Hedy Lamarr (como me comentaba un amigo; ya ha estado con ella; ha vivido con ella y sabe que no funcionará, que son "caracteres" distintos)...Pero en esta peli, y por lo que vemos, Celeste tiene más en común con Gregory que Dorothy (en mi opinión). Y sí, Dorothy igual es más "mona" (en las fotos que has puesto está muy guapa)...pero Celeste es más "atractiva"... En fin... más comentario... en casa de abril.
Un saludito.
David. Gracias. Las necesita y las recibe. O ella misma se da cuenta... Y esa escena del niño y la posterior dicusión son muy potentes, sí.
ResponderEliminarMe has pillado. No he visto "cenizas de amor". Con lo que me gusta Vidor...pero esa no la he visto.
Creo que has acertado en los adjetivos de cada una. Seguiremos chez abril. Un saludo