Ya sabemos que Fukuyama se encargó de proclamar a los cuatro vientos el fin de la historia. Poco importa que Hegel ya hubiese disertado sobre el tema mucho antes. El asunto hizo mucho ruido, aunque al final las nueces recogidas tampoco fueron tantas. Pero nos va a servir como punto de partida. Siguiendo el mismo planteamiento, cabe cuestionarse si en materia de cine los géneros clásicos también han muerto. Y si es así cuando y de que modo. Mucho se ha discutido sobre la presunta muerte del western. Incluso hay quien sin problemas sabe exactamente cuando se escribió su epitafio. Al parecer lo rubricó Ford la noche en que liquidó a Liberty Valance y sentó unos minutos más tarde las bases del estado de derecho al oeste del Pecos.
Sin Embargo, esta tesis choca o tropieza con algunos inconvenientes. El primero es que obliga a preguntarse que es entonces “El gran combate” firmada por el mismo Ford después. Para solucionar esta cuestión puede acudirse a una explicación mística. Muerte y resurrección del western. Así queda aclarado que pintan por ahí sueltas películas como “El fuera de la ley” “Wild Bill” o “Appaloosa” por citar alguna. La resurrección permite además acoplar el adjetivo crepuscular a la ecuación. Una argucia lingüística para decir que en realidad el western clásico sí que ha muerto, pero que de cuando en cuando reaparece dando espasmos, transformado y con otra cara, crepuscular en todo caso. Aunque eso no sea siempre así ¿un ejemplo? “Silverado”.
Por otra parte, es obligado decir que no hay unanimidad al respecto. Y no hay que olvidar que fue un western “La puerta del cielo” el que según otros certifica no solo el acta de defunción de un estudio (United Artist), sino del género. Aunque siempre queden cabos sueltos. ¿Es “Vivir y morir en los Angeles” un western, lo es “Harry el sucio”? ¿Lo es “Cowboys & aliens”? En realidad el celuloide actual vive inmerso en una continua miscelánea en la que el trhiller convive con el cine de acción y otros derivados tales como el cómic y los videoclips, formando todo parte de una macedonia no muy fácil de definir. Es muy habitual alabar determinadas películas tipo “La seguridad de los objetos” precisamente por su agridulce mezcolanza genérica, aunando drama y ácida crónica social con unas gotas de humor. Desde luego, si alguien como Todd Haynes se atreve con un melodrama de corte clásico como “Lejos del cielo” siempre tropezará con quienes le acusen de cocinar un pastiche postmoderno a lo Douglas Sirk, aunque la película funcione.
Lo que si parece claro es que con la desaparición de los estudios, el free cinema, la nouvelle vague y demás inventos surgió por generación espontánea esa famosa mezcla de géneros (como si antes eso no existiera) y por otro lado surgen dos aparentes géneros nuevos que en realidad son más antiguos que el scope: el cine independiente y el cine aún más independiente, ese que está al margen tanto del aparato comercial como de los festivales indies. Cada día son más los directores que a las primeras de cambio se desmarcan de ambas tendencias. Hoy lo que se lleva es el director al que le encanta proclamar que vive en la republica independiente de su casa mientras espera ganar un premio en Sundance o Montreal. Aquellos que están contra el sistema ( ese que ocupan el mercado y las vacas sagradas que tienen plaza fija en Venecia o Berlin) pero que si pueden colocan su película en la quincena de realizadores de Cannes o en Locarno. Es una estrategia que usa hasta Angelina Jolie, que ha realizado una película sobre el conflicto en la ex Yugoslavia y la pretende vender como indie debido a que no cuenta con estrellas, adopta un estilo documental y está realizada (dice) con un presupuesto ajustado. Habría que saber lo que significa eso para ella.
A simple vista, lo que parece que aguanta inasequible al desaliento es la comedia y el cine fantástico y de terror. No me voy a detener hoy en la degradación (salvo excepciones) cuesta abajo que vive la comedia actual. La más comercial con boda incluida es una auténtica pandemia peor que el ébola. Los clásicos como Woody Allen, visto su último film pueden aplicarse el cuento. Y ya que los viajes no le sientan bien y está visto que canta mucho mejor en la ducha, lo mejor es que vuelva cuanto antes a Manhattan, su bañera particular. Queda la comedia supuestamente independiente, la alternativa, que cada vez se conforma más con abonarse a texturas que simplemente la distingan del modelo comercial a través de una fotografía más verista y ciertos detalles, como un aparente y calculado desaliño en el diseño de producción. Si una parece realizada en un estudio de fotografía y viste de Prada, la otra lo hace en plena calle con esos atuendos tipo homless que portan las estrellas para pasar ¿inadvertidas? cuando van de paisano. Pero en el fondo no hay tanta diferencia como la que aparenta a simple vista entre “La proposición” y “Happy thank you more please”, por citar una cinta puramente mainstream y otra que va por la vida de indie.
El cine fantástico y sobre todo el de terror parecen tener el campo más abonado para la imaginación. Y es cierto que existe gran variedad y una oferta en principio más amplia. Además son dos géneros que permiten trabajar en ocasiones con escaso presupuesto e ideas atractivas, sobre todo en los márgenes del cine independiente, de donde se pueden extraer algunas gemas. Sin embargo, en el cine comercial el terror no es lo que era. Y temporada tras temporada nos entregan el enésimo capítulo del mismo pack archisabido. Llevan años haciéndolo, aunque en las últimas temporadas resulta particularmente descarado y censurable.
Desde que Henry James escribiese su novela “Otra vuelta de tuerca” y se comenzase a adaptar al cine la historia de la institutriz y los niños, la maldita tuerca ha dado demasiadas vueltas sobre si misma. Basta con la excelente adaptación de Jack Clayton con Deborah Kerr. Pero es que aunque hay otras incursiones, el mismo tema disfrazado ha sufrido de una forma u otra un expolio sin precedentes. Son diferentes movimientos sobre una misma partitura desgastada. Para comprobarlo he realizado un curioso experimento. Y es ver una serie de películas que en principio no tienen conexión alguna. Por separado e individualmente algunas resultan hasta aceptables y con puntos de interés. Vistas todas en un corto espacio de tiempo (tres meses) el ensayo resulta abominable por reiterativo y uno descubre la aberración carente de originalidad que nos cuelan temporada tras temporada disfrazada de nueva modernidad.
Las películas objeto de estudio son todas recientes y fueron las siguientes: “Silent Hill” de Christopher Gans, “Expediente 39” de Christian Alvart, “Frágiles” de Jaume Balagueró, “La huérfana” de Jaume Collet-Serra, “La llave del mal” de Iain Softley, “el Orfanato” de Juan Antonio Bayona, “Dark Water” de Walter Salles, “El elegido” de Guillaume Niclaux y como colofón “The ring” de Gore Vervinsky. Como dirían en un trailer de una película de terror, no se le ocurra a nadie practicar semejante experimento. Su grado de confianza en el cine actual puede sufrir un serio revés.
Todas responden a una misma fórmula que se aplica a rajatabla y sin faltar a ninguna de sus premisas. Una atractiva mujer en circunstancias personales ansioso-depresivas producto de algún trauma del pasado será la absoluta protagonista. Existirá un traslado a un hábitat nuevo, desconocido y amenazante. Parejas masculinas inanes cumplen la función de un molesto y marchito florero. En casi todas hay una necesidad imperiosa de paliar su ansiedad a través del ejercicio de la maternidad. Se producirá (casi siempre) una adopción de consecuencias problemáticas. Habrá pérdida (emocional) o desaparición (incluso física) del vínculo materno-filial. O bien desequilibrios graves en la relación entre madre e hija. Pasillos muy largos y oscuros. Lucha a muerte de la madre “contra las fuerzas del mal” por recuperar al retoño perdido o desequilibrado así como la unidad familiar. Sustos varios en dolby stereo y multitud de presencias siniestras. La heroína vivirá su odisea en soledad absoluta, pues nadie la cree, llegándose a poner en duda su salud mental (como sucede en Henry James). Y por supuesto, como gran guiñol final un giro sorpresa que da un vuelco total a todo lo visto con anterioridad. Todo ello con banda sonora altisonante, ruido que no falte.
No se va a negar que algunas de ellas poseen cierta atmósfera malsana, que están cuidadas en cuanto a su factura y diseño, y que permiten intuir ciertas dotes como narradores en sus autores. Incluso contienen ciertos tiempos muertos sugerentes. Pero no puede ser que a todos los niños (a todos) les de por dibujar cosas extrañas o realizar rompecabezas que hay que descifrar. Y resulta muy repetitivo que en muchos casos exista un trasfondo relativo a creencias atávicas, maleficios e integrismo religioso origen de todos los males. La única película sin aparente “problem child” es “La llave del mal” pero que nadie se engañe, la criatura es sustituida aquí por un anciano que en el fondo es como un niño.
Aún así, no todo es morralla. En “Silent Hill” se atisban referencias a Lovecraft y “Dark Water” apunta detalles sobre la sociedad moderna en descomposición. Aunque ello no evita la sensación de estar viendo la misma película multiplicada por seis. Y con encuadres y puesta en escena que se repite sospechosamente. De todas formas, hay un asidero al que agarrarse. Una de las gratas sorpresas que proporciona un ejercicio de esta naturaleza es ver la entrega y despliegue de sus actrices protagonistas. A saber, las estupendas Radha Mitchell, Monica bellucci, Jennifer Connelly, Vera Farmiga, Naomi Watts, Calista Flokhart, Kate Hudson y compañía. Entregadas todas a la causa de la angustia con total frenesí. Un auténtico tour de force, como si compitiesen en una olimpiada de gritos, sustos y coraje femenino. Todas dispuestas a sufrir lo indecible e inimaginable. Sus performances solo tienen un problema y es que sus esquemáticos papeles son perfectamente intercambiables a la película de su vecina de desdichas. Hasta en eso salimos perdiendo. Ya metidos en faena, mucho mejor Barbara Stanwick sufriendo de lo lindo y como es debido en “Voces de muerte” (Anatole Litvak 1948).
Por el camino del sendero trillado y con el escaneado funcionando a pleno rendimiento, Henry James, Poe, Lovecraft, Freud y algún otro son una vez más masacrados de mala manera. Y se ha dado, nunca mejor dicho, otra pusilánime vuelta de tuerca al mismo asunto, solo que cada función es peor que la anterior. Alguien podría detener la fotocopiadora de una vez. Sobre todo debido a una razón esencial. El cine de terror hoy, tal vez no hay que buscarlo en la repetición de una fórmula gastada. la realidad de las matanzas en Siria sobrecogen mucho más que estos presuntos cuentos alegóricos para no dormir. Pero algunos hacen como que no se enteran y siguen haciendo caja. Parece ser que Amy Adams hará la versión americana de “El orfanato”. Será buena ocasión para revisar por ejemplo “Una mujer atrapada”, en la que Olivia de Havilland da un recital en una película de verdad.
Puedo asegurarte que aprendo mucho contigo. Gracias por ello. Un abrazo
ResponderEliminarY no solo aprendemos, además quedamos advertidos y por tanto debemos agradecerte éstos magnificos textos con toda suerte de ejemplos y detalles para que no nos quede ninguna duda qué pelicula/s debemos evitar a toda costa.
ResponderEliminarDe todas formas yo he de decirte que no me perderé por ninguna sala a ver ninguna de ellas porque el cine de terror salvo 'error u omisión' me da pánico por lo malo que es o por lo bueno ( que no me gusta pagar por sufrir y luego tomarme un ansilitico).
¿ Que el cine se reinventa ? Lo dudo.Está casi todos inventado. El western no ha muerto, sí el clásico ( todo el cine clásico) por mucho que lo intenten con dignidad y mucha pasta.
Un abrazo esperanzado de cinéfila a cinéfilo
... aquí me tienes, leyéndote, y disfrutándote.
ResponderEliminarMe ha resultado muy interesante el experimento que has realizado y sus resultados. Reconozco que no soy buena espectadora de películas de terror (de hecho no he visto ninguna de las películas que han formado parte de este especial experimento)pero me has hecho pensar en algo: las estructuras repetitivas que funcionan. Esto se aplica tanto en literatura, como en el cine, la música, los cuadros... en todo tipo de arte... Se encuentra una estructura eficaz y repetetiva, se mete un pequeño matiz por aquí otro por allá y voilá... tenemos una nueva obra calentita y sin riesgos. Repeticiones que dejan poco espacio a la creatividad e imaginación. El reto es romper esa estructura y encontrar una nueva fórmula. Pero sin embargo nos gusta de vez en cuando una inyección de estructura eficaz y repetitiva...
Entonces si seguimos por esta veda, vemos cómo de esas estructuras que pueden construirse, por ejemplo, en un guion nacen los géneros cinematográficos. Y la aventura es romper esas estructuras, modificarlas o innovarlas y hacer avanzar al género por caminos infinitos...
Por cierto Suspense, Voces de muerte y Una mujer atrapada... una sesión triple absolutamente recomendable.
Voy a seguir pensando un rato...
Besos
Hildy
Extraordinaria lectura y buenas letras, Víctor. Gran post en un juego de paralelismos y paradigmas de la realidad más adictiva de eso que conocemos como 7º arte. Repasando los engranajes de los divismos, las carencias y el toque facilón a la pseudomagnificación de una industria atrapada entre blockbusters de 3D palomiteros y sus géneros. Los alimentos (literarios) que dan vida al celuloide de plata—el que se prendía— hoy convertido en acetato de alta definición o tramoyas de discos duros Made In China. El comienzo para un Cimino que tuvo la fibra testicular de realizar un western con pulso, ambicioso y caleidoscópico para pegarle fuego a eso que crearon Chaplin, Fairbanks, Griffith y Pickford; UA (el planeta utopía de las productoras junto con RKO). Los primeros indies, pues ellos inventaron el cine de autor. Nadie sabía hacer películas excepto el abuelo de Dña Melanie. Pero, tuvo que llegar el cazador Cimino para pegarle fuego con estilo (qué cruel es el público, ya lo decía Kaka de luxe). Nunca más se supo de uno de los más grandes de aquellos adorados 70. El final lo pone mi colega Lancaster con aquel director (esos que llevan el sello de las Promesas del Este) A. Litvak y la pérfida desquiciada Stanwyck en una cama llena de zozobra, que se come a todas la chicas del fotomatón cuche actual. La misma (inquietud) que veo actualmente en el cine. Menos mal que están los DVD y Portugal. Lo dicho, un placer perderse por la sala oscuro. Abrazos
ResponderEliminarAlma. Pues yo te aseguro que aunque agradezco mucho tus palabras no hay vocación alguna de enseñar nada, solo opino humildemente y el margen de error no hay que descartarlo. En realidad todos aprendemos un poco de todos. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarAbril. No creas que son tan terroríficas. Al contrario, son bastante lights todo el grupo de películas citadas. Uno delos problemas del calco es que cuando ves a la misma señorita estupenda correr por un largo pasillo por tercera vez, como todo resulta ya demasiado familiar, pues te sientes como en el pasillo de casa y no hay sensación de pánico, sino de reiteración.
ResponderEliminarPor muchos efectos de sonido y visuales y mucho empaque que le pongan a la cosa "Rebeca" sigue impresionando mucho más.
El género clásico tuvo su momento, su época y su contexto. Hoy no tiene sentido ni siquiera imitarlo. Creo que en alguna ocasión comentamos algo sobre "el buen alemán" como intento postmoderno de resucitar el cine clásico del pasado sin necesidad.
El problema es que en vez de evolucionar, vamos hacia atrás. Antes los guionistas solían ser escritores, o se adaptaban grandes novelas. Hoy los guionistas son los creadores de un videojuego, caso de "Silent Hill", que sin ser una mala película, acusa esas y otras carencias.Un abrazo.
Hildy. Pues de eso se trata, de disfrutar ante todo. Este es un asunto que siempre me ha interesado. El del uso de ciertos arquetipos como modelo. En el western se practicó mucho. Pero muy distinto es que muchos westerns haya una cantina y un sheriff si están dotados de personalidad y las historias tienen empaque y valía a esto otro.
ResponderEliminarAquí se utiliza un arquetipo para masacrarlo una y otra vez repitiendo una fórmula en distinto ambiente. El personaje de Vera Farmiga en "la huérfana" es idéntico al de Renée Zellweger en "Expediente 39". Dos señoras que se hacen cargo de una niña problemática con trasfondo terrorífico. Y podría continuar. Afecta también a la narrativa, a los encuadres, a los sustos inesperados (marca del género), a la banda sonora.
Aciertas de pleno cuando apuntas que queda poco espacio para la creatividad y la imaginación. Sobre todo siendo directores tan distintos.
El resultado es muy light. Por supuesto nada que ver con esa triple sesión con esos tres clásicos de verdad, películas que respiran autenticidad. Un abrazo.
J.C Alonso. Te agradezco tus palabras. Vaya que si se echan de menos a directores de la valía de Cimino y aquella forma de trabajar. Y tienes mucha razón respecto de la soberana actuación de Barbara Stanwick en la película de Litvak que menciono en el texto. Una actriz auténtica, capaz de moverse en la comedia y también en el suspense, que aquí deja en paños menores a todas estas bellezas actuales que compiten por ver quien grita, corre y sufre más. Aquello respiraba autenticidad. En estas películas se nota demasiado el fotoshop. Son demasiado standard, y eso es por que seguramente están hechas casi por ordenador, aplicando el programa correspondiente. Es una pura fórmula aunque se vea algún destello de vida entre fotograma y fotograma. Saludos.
ResponderEliminarRefritos y más refritos. A quienes se juegan los cuartos no les gustan los escritores con ideas. Prefieren apostar a caballo ganador. Pero es incierto que todo esté escrito, o rodado. La mente de los creadores siempre esta diseñando nuevos caminos, aunque los que tienen la pasta no los quieran recorrer. Un análisis espectacular, amigo Victor. Abrazos
ResponderEliminarExcelente comentario. Me ha enganchado de principio a fin. Y es que todo lo que comentas es acertado.
ResponderEliminarEn estos momentos encontrar calidad en el cine de terror es muy dificil. Posiblemente su fórmula se agotó en los noventa. Los nuevos directores no tienen muucha idea e imaginacion a la hora de contarnos historias. A Lovecraft es muy dificil adaptar, ese mundo tan suyo es caso aparta, tal vez Carpenter y su "Boca del miedo" sea el mejor ejemplo.
Yo por mi parte estoy harto de "orfanatos", y cintas de corte similar.
Con la desaparición de los estudios, se pierde el oficio de dirigir. Ahora todos nacen aprendidos, hacen "su película", no entienden que no queremos ver su ego en pantalla, sino que nos entretegan o nos asusten.
Por último me ha gustado ver un título totalmente reivindicable que me gusta mucho, "Vivir y morir en los Ángeles".
Un abrazo.
Hola V, un texto interesantísimo con el que a grandes rasgos estoy muy de acuerdo. Yo suelo ver mucho cine de terror, no sabría explicarte muy bien el porqué. No veo la tele, odio los programas basura y el cine de efectos especiales comercial y sin ideas que se repite y las comedias groseras del caca, culo, pedo, pis que nos llegan semana tras semana y los dramas casi de sobremesa sin ningun tipo sutileza a la hora de intentar provocar nuestra lágrima. Odio esa tele y cine que se hace llena de tópicos y que se repite continuamente. Sin embargo, y pese a estar absolutamente de acuerdo contigo con esos clichés que una tras otra repiten todas las películas de terror comerciales de las dos últimas décadas, no puedo evitar distraerme al verlas. Supongo que será una de mis rarezas. Dicho ésto, que las veo y me distraen, es cierto que el único cine de terror algo reivindicable es el que se hace muy al margen de la industria. De las pelis que citas todas son muy mediocres. Sin duda, si no lo has hecho, te recomiendo ver el The Ring y el Dark water otriginales, las cintas japonesas de Hideo NAkata, a mi parecer infinitamente mejores que los remakes americanos. ¿Y qué creo yo que merece la pena del cine de terror de los últimos años? Pues a falta de ver estos días en Sitges "The cabin in the woods" es la que tengo altas expectativas voy a lanzar tres títulos que al menos me parecen reivindicables por diferentes, de alguna manera, aunque también es cierto que los tres son muy irregulares. A ver si has visto alguno y contrastas opinión o te animas a verlo:
ResponderEliminar-The house of devil, una cinta muy minimalista con final muy opinable de Ti West que por momentos habla del terror puro, el de nuestros miedos más profundos, el más intangible.
- Lake Mungo, una cinta que se adscribe al falso documental y que está llena de giros sorprendentes, instantes de verdadero terror e incluso nos habla de algo tan duro como las maneras de enfrentarse a una perdida de una forma novedosa.
- Trick'r Treat, que coge los esquemas de películas ochenteras como Creepshow y los traslada a nuestros días con grandes dosis de terror y de diversión sin demasiadas pretensiones pero con mucha elegancia.
A ver si hay suerte y has visto alguna.
Un abrazo.
Es cierto lo de Woody? No he visto la última, aunque la anterior me encantó. Disertas muy bien sobre cine y como no soy una experta (en nada en realidad) solo diré que el cine de terror no es mi estilo porque soy una miedica, pero no porque considere que algunas pelis sean malas. Al contrario, las hay muy buenas en las que expertos y público coinciden. Mi hermano, bastante aficionado e incluso desarrollador de historias de terror (en corto animado), podría muy bien debatir sobre ello aquí, pero como no está aquí me planto.
ResponderEliminarPor cierto, vi "Los nombres del amor" y me gustó.
Un saludo.
¿Has estado alguna vez en el Festival Internacional de cine Fantástico y de Terror de Sitges? Hace un tiempo solía ir cada año. La atmósfera es increíble allí: por todos lados se respira cine y puedes encontrarte a directores y actores por la calle. Pero tengo que reconocer que también vi mucha basura de cine de terror ahí :-)
ResponderEliminarDe todas formas, algunas películas de terror me parecen increíbles, como "The eye" (película asíatica) o "Los sin nombre", del mismo Balagueró. No sé si las has visto.
Y siempre quedarán los clásicos: The shining, de Kubrick es para mí la película más escabrosa y aterradora que he visto nunca.
¿Qué me dices de productos como La matanza de Texas? Esos gritos no se me van de la cabeza.
Tienes razón en cuanto a todas esas películas modernas que siguen el mejor esquema. Debe de ser el motivo escondido por el que desde hace un tiempo he dejado de ver películas de terror...
Un abrazo
Hola V, entro en contacto con tu blog con este excelente post y tengo que admitir que es un placer leerte.
ResponderEliminarTras este preámbulo ciñámonos al tema, se agotaron las ideas, esta ya todo hecho y no queda nada más que repetir las mismas historias , los mismos esquemas y hasta los mismos planos una y otra vez... puede que no (por ahí hay gente como Charlie Kaufman que lo demuestra), pero lo que parece obvio es que salvo honrosas excepciones no hay mucha voluntad de hacerlo.
El preclaro ejemplo que utilizas, ese cine fantasmal del que me confieso amante, nos confirma todas esas tesis. Que cinéfilo que se precie no se queda antes con "Suspense", con "The haunting" (Robert Wise)o con "El resplandor" que con esa purriela de refritos, adaptaciones y remakes que osaste engullir de tirón sin hacerte seguro de vida ni nada...
Yo desde luego lo tengo claro.
Un cordial saludo, desde ahora te sigo.
José Luis. Efectivamente. Es que antes se cocinaba an sartén y a fuego lento y ahora se usa la freidora y las patatas fritas congeladas. De todos modos, coincido en que se siempre quedan creadores dispuestos a innovar. Un abrazo.
ResponderEliminarC Noodles. El oficio. Tienes mucha razón. Eso es algo que se echa muy en falta. Tanto como el talento. Esto es como poner la máquina fotocopiadora a funcionar. Este texto en realidad surge de la idea de hastío que produce ver como se va aconcretar el remake americano de "el orfanato". Nada nuevo,pero si un tanto deprimente. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarDavid Amoros. Es conocida tu afición al genero. En realidad aquí me centro solamente en un apartado concreto. Pensaba ver también "la bendición" con Kim Basinger, pero ya me negué.
ResponderEliminarCreo que el truco conmsiste en que nos dan una ración por año. Intercaladas entre muchas otras películas pues cuelan, o pasan desapercibidas. Vistas todas en plan pack asusta su extremada similitud. Y llama la atención otra cosa: Lo bien recibidas que son las dirigidas por cineastas patrios, cuando en realidad el patrón y el esquema es el mismo.
Perop claro que hay mucho otro cine. De las tres que me mencionas he oido y mucho hablar de Lake Munro, pero no he visto ninguna. Quedan anotadas. Saludos.
Sue. Lo de Woody. Teniendo en cuenta el respeto que le tengo podría decirse que en comparación con otros logros pues si, es cierto. Pero quedaté con el dato de que la gente (que simplemente va a pasar un buen rato) salía de la sala tan contenta como siempre.
ResponderEliminarNo te hacía yo miedosa. Que bueno lo de tu hermano, da gusto. En este ghénero como en todos hay de todo, es verdad. Y me alegro que disfrutases de la chica ácrata.
Dona Invisible.Ya me gustaría pisar Sitges que llega ahora en octubre. Pero no puede ser. En realidad, tienes razón, el cine de terror tiene muchas variantes y hay clásicos excelentes. Otra cosa es que nos intenten dar gato por liebre con la tormenta de rigor, el relámpago y las luces que se apagan en el pasillo oscuro sin innovación de ningún tipo.
ResponderEliminarAlgunas de las que menciono aisladas no están mal. El problema es que si las ves en plan pack descubres que hay gato encerrado. De todas formas he dejado fuera una que, aunque parece adscribirse al tipo de películas descritas si me parece interesante y con personalidad y que será comentada de forma singular en su día. Un abrazo
Ahora me he quedado con la intriga de saber qué película es... mmm
EliminarDavid. Muchas gracias y bienvenido. Creo que das con la cuestión clave. No se si las ideas están agotadas y todo estáescrito. Me niego a creer que no exista por ejemplo gente joven que aporte nuevas perspectivas como la que tu citas. Incluso no me molesta que en ocasiones se trabaje con patrones clásicos para darles la vuelta o una nueva visión.
ResponderEliminarPero como bien dices todo depende de la voluntad. Algunos prefieren escanear o fotocopiar. Lo otro lleva más trabajo y es más arriesgado. Y si encima el público repite...Si la versión americana de "el orfanato" va bien en taquilla buscaran ejemplos similares para escanear, no lo dudes. Ya lo hicieron con "déjame entrar". Saludos.
A mí me gustan las películas de miedo, las de terror, las góticas... Me gusta estar en esa tensión que provocan y me mantienen en vilo. No todas me gustan igual, claro, porque si es sólo un espectáculo de salsa de tomate a granel, huyo despavorida. Prefiero el terror psicológico, menos visual y más inteligente.
ResponderEliminarPor otro lado, como se me haya ocurrido leer un libro de este género antes de ver la película, nunca me satisfará la peli del todo. Me pasó con Henry James o con Bram Stoker. Pero, claro, esto puede ser debido a deformación profesional mía.
Abrazos, hombre del cine.
Isabel.Di que sí. Si la película tiene una buena historia y mantiene el suspense, es un género tan respetable como cualquier otro. Y hay muchos ejemplos.
ResponderEliminarLo que aquí se denuncia es la calcamunía, la repetición de ideas, la aplicación de una fórmula año tras año. Todas estas películas abordan supuestos miedos asociados a la mujer y su entorno. Y ala maternidad. No hay sangre excesiva. De todas formas como ya he dicho en otro comentario, he dejado sin citar una a propósito que me parece realmente notable. Cuando me recupere del empacho de tanta película escaneada la comentaré en solitario, ya que se lo merece.
Te entiendo perfectamente. No creas, en ocasiones me pasa como a ti. Incluso con adaptaciones de clásicos universales de la literatura que están en la mente de todos. No creo que sea deformación profesional. son lenguajes distintos. Otro abrazo escritora.
Viendo el enunciado, Víctor, sentía pereza inmensa porque el de terror es un género al que no acudo voluntariamente por gusto y que experimento con desconocimiento muy de casualidad cuando me pillan desprevenido, y hubiera sentido perderme ese magnífico conjunto de reflexiones que atañen no tan sólo a ése género en particular y sí al cine en general.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en todo, además, y salgo ganando porque no he visto ninguna de esas películas de terror que mencionas y me apunto tus recomendaciones: hace tiempo que no veo a la Stanwyck.
Eso sí: no hagas esos experimentos muchas veces, porque acabarás mal, aunque los bellezones que te acompañan desde la pantalla sean un gancho efectivo.
Un abrazo.
Josep. Lo lamentable esprecisamente eso.Uno pueder hacerse un ciclo de comedia clásica, de Lubistch por ejemplo sin problema alguno. O uno de Raoul Walsh. De este, pese a las protagonistas, uno sale agotado e incluso confundiendo unas películas con otras. La película de Stanwick con Burt Lancaster es una pieza de género estimable que está por supuesto muy por encima de lo que hoy nos ofrecen, eso si en dolby stereo y con mucha parafernalia. No obstante, como le decía a algún otro comentarista, si que ha habido una que me ha gustado y que cuando me recupere recibirá lña debida atención en solitario. Un abrazo.
ResponderEliminarLlega un momento en el que ir al cine deja de ser expectación ilusionante,como en otras épocas donde una película presumía de hacer que se retorcieran las tripas,tanto por terror como por emoción infinita-al menos en mi opinión- y lo conseguían-también en mi modesta opinión.
ResponderEliminarY digo otras épocas no excesivamente lejanas,conste,pero que me lo parecen irremediablemente.
:)
Siguen habiendo momentazos,que digo yo,pero tan similares argumentaciones,tantísimos efectos especiales,cantidades ingentes de melodrama rayando la superficialidad...me puede.
Prefiero una comedia medianamente buena que diez de las otras,porque al menos en estas,alguna risa aflora y no me siento tan estafada.
Cierto es que de unos años a esta parte-diez para ser exactos-tal vez mi visión cinematográfica no sea muy objetiva ya que me paso la vida viendo cine infantil,ja,ja,ja
O sea,que probablemente no debiera ni comentar tus magníficas críticas.
Mil perdones por mi osadía :)
Besos.
Marinel.Osadía ninguna,faltaría más, tus comentarios son siempre bienvenidos.
ResponderEliminarSi se aplica cierto sentido del humor en estas también te puedes reir cuando descubres la artimaña del refrito repetido.
De todas formas si la crítica tuviese alguna función, y lo pongo en condicional, sería en todo caso tanto elogiar las obras que lo merecen como destapar estos fraudes a la inteligencia del espectador que han convertido a parte del cine en un mero objeto de consumo. Un abrazo.
Vaya! después de leerte me quedo más tranquila. NO veo películas de miedo para sufrir y pasarlo mal pero sabiendo el esquema de la inmensa mayoría de películas de terror, donde "una atractiva mujer en circunstancias personales ansioso-depresivas producto de algún trauma del pasado será la absoluta protagonista. Existirá un traslado a un hábitat nuevo, desconocido y amenazante", me quedo más tranquila. Ahora cuando vea escenas de miedo, de pánico y terror, pensaré en ti y en este post.
ResponderEliminarRealmente ¿se siguen haciendo películas de todos los géneros? también se ha puesto de moda dar un tono añejo y clásico al cine, grabando en blanco y negro o siempre se han producido películas en este tono?
Interesante lectura, de veras. Ya no se realizan películas del lejano oeste? Clin Eastwood es la imagen y el actor que me viene a la cabeza cuando pienso en wesbter.
Un abrazo escritor :)
La verdad es que no tolero ver películas de terror: es que simplemente no logro conciliar el sueño después, tal como me sucedía de niña. Pero es cierto que la calidad del cine de terror de hoy es de terror, como decimos aquí en Argentina...
ResponderEliminarLa última que estoicamente soporté a pesar del miedo que me metió fue "Sexto sentido", que me pareció terrorífica y magistral, pero no sé si encuadra en esto que hoy tiene tanta demanda y que se cataloga como terror.
Me desilusiona lo que dices de Woody Allen porque tenía expectativas con respecto a su última película viajada. De hecho, "Medianoche en París" me encantó.
Tal vez no venga a cuento, pero te quería comentar que el otro día vi "Amigos intocables" ("Untouchables"), con Anne Le Ny, Omar Sy, François Cluzet y dirección de Eric Toledano y Olivier Nakache, una película francesa que me preció estupenda. ¿Es eso lo que llaman cine arte? Te pregunto genuinamente, porque tanta clasificación me mata. Pero te aseguro que venga catalogada como venga, si no me engancha a los 15 minutos, se acabó, como me sucedió con 360, con Jude Law, Rachel Weisz y el mismo Anthony Hopkins, por quien me senté a verla, dirigida por Fernando Meirelles. Esta es una de esas en las que te ponen tres imágenes diferentes en la pantalla como si tratara de un noticiario. En fin. Conclusión: me puse a hacer zapping, dí con "The Truman Show" y allí me quedé por décima vez.
De Angelina Jolie: no further comments...
Siempre es un placer leerte y aprender tanto de ti, amigo Víctor.
Un beso grande!
Esilleviana. Contestando a tu pregunta, en mi opinión los géneros clásicos (comedia, western malodrama, musical, etc) tal y como eran concebidos en el sistema delos grandes estudios ha desaparecido. Pero eso no significa que de cuando en cuando salgan películas que estan claramente adscritas a un género...
ResponderEliminarEsto que yo cuento aquí respecto al cine de terror es la desgana de aplicar una fórmula esquemática que se repite. Pero eso no significa que no existan excepciones.Tampoco conviene cargarse a todo un género deun plumazo. Pero si censurar a los sacacuartos que prefieren jugar sobre seguro con las cartas marcadas. Y claro que se realizan películasdel lejano oeste, pocas,pero las hay. Un abrazo.
Fer.Entiendo tu postura. Yo de entrada no descarto ningún género, lo que si rechazo es la película fotocopiada mil veces y sin alma, sea del género que sea.
ResponderEliminarEfectivamente valorando como valoro a Woody Allen, creo que esta no es ni mucho menos su mejor película. Todas las historias cruzadas que plantea las ha contado ya antes pero con mucho más talento e ironía. CVreo que aquí pone el piloto automático e incluso vuelve a recurrir asu sempiterno personaje neurótico interpretado por él mismo para levantar la función. En mi opinión, si desea hacer vacaciones pagadas por Europa,me parece bien. Pero el expectador sabe que puede hacerlo mucho mejor a poco que se esfuerze.
No obstante la gente en la sala salía tan contenta como siempre. Y es que por desgracia las hay mucho peores.
Allen se encuentra inmerso en una tesitura dificil de resolver.Todo el mundo, sus seguidores le exigen que repita una y otra vez el mismo vodevil. En esta película, con la famosa escena de la ducha, creo que nos viene a decir que le dejemos en paz ya de una vez.Debe estar aterrado ante la perspectiva de que hay nueve paises que han solicitado ser sede de su próxima comedia. Roma sale preciosa. Un abrazo.
Buf, buf, compa Víctor; son tantas, y de tanta riqueza y profundidad, las líneas argumentales que abres, tocas o diseccionas en tu reseña, que se me hace difícilmente abarcable: todas ellas dan para disquisiciones más que extensas (e interesantes, desde luego). La ‘pureza de género’, algo que supongo que nunca ha existido (ni falta que ha hecho, ni hace…); la falta de originalidad en las historias (¿están ya todas filmadas, y solo caben reformulaciones más o menos afortunadas? ¿es verdad que todas las pelis tratan del amor y/o la muerte, más o menos…?); la peli de la Stanwyck (que me encantan, las dos: la peli, eficacísima, y la Stanwyck, grande, grandiosa…). Y el tema, por llamarlo de alguna manera, ‘central’: el del pack, y el reduccionismo del género del terror a ciertas fórmulas de probado éxito (comercial, claro). No he visto todo el pack, pero sí buena parte de él, y coincido totalmente contigo en la apreciación de la ‘fórmula’ como elemento mecanicista en busca de resultados sin riesgo; chungo, desde luego… Eso sí, me resisto a pensar que en el de terror, como en cualquier otro género, no haya otras líneas, otras tendencias, otras historias. En Sitges, festival monográficamente dedicado al tema, se presentan, si la memoria no me falla, doscientas cincuenta y seis pelis este año. O sea, un número casi equivalente al de estrenos en las pantallas comerciales de mi ciudad para todo el año (no cuento los estrenos en Madrid y Barcelona, porque ahí se duplica el número, con los productos minoritarios). ¿No va a salir, de tal cúmulo, junto a ingentes cantidades de celuloide totalmente intrascedente y prescindible, un puñadito de gemas del terror? Yo estoy seguro de que sí. En fin…
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y seguimos trasteando.
P.S. ah, y felicidades, por la reseña y por los comentaristas que la han leído y apostillado. Lo confieso: envidia, y de la buena, de la cochina…
Manuel. Tienes razón, en este texto se apunta en muchas direcciones.Tal vez bien desarrollado daría para un ensayo jugoso.
ResponderEliminarMe alegra que coincidas. Estoy de acuerdo contigo, y algo apunto sobre eso, que el cine de terror es campo abonado para la experimentación. Y el ejemplo quie coges de Sitges es perfecto.
Sin embargo, lejos delos festivales donde sin duda habrá alguna pepita, en el cine comercial llegamos a la misma conclusión.Escogí esas películas como podía escoger otras y el resultado es igualmente mediocre y repetitivo.Almenos que sepan que nos damos cuenta.
Y por cierto de envidia nada, aquí todos aprendemos un poco de todos, yo el primero. Un abrazo.