El catálogo de la firma de muebles Ikea para su temporada 2013 tiene un eslogan muy curioso “Tu revolución empieza en casa”. Es un eufemismo, por supuesto. Pero existe una soterrada corriente invisible que parece que invita a no pensar demasiado y que cada cual se quede, ya saben, en la república independiente de su casa. Otros ya se ocupan de nosotros y mejor no molestar demasiado. El problema de encerrarse en casa, incluso en la morada interior, de mirar para otro lado es que el día que uno decida por fin salir a dar una vuelta puede encontrarse con el terrible aserto en versión Rafael Argullol: Podemos descubrir que la apacible colina sobre la que vivíamos se ha convertido en un volcán en erupción. Y que la lava no solo se nos mete en casa, sino que golpea nuestras entrañas.
Sobre esas y otras cuestiones se encuentra meditando el hombre de la foto superior. Albert Lory (Charles Laughton) un inofensivo tipo solitario lleno de complejos que ejerce de maestro sin autoridad, débil, miedoso e incapaz de afrontar el más mínimo revés, personal o profesional. Es el auténtico protagonista de la segunda película americana de Jean Renoir, titulada “this land is mine” (Esta tierra es mía).
Nuestro apocado hombre vive bajo la soberanía de su madre y es de los que prefiere no molestar, no destacar, pasar desapercibido. El miedo en abstracto le paraliza, es cierto. Él mismo no duda en calificarse de cobarde en varias ocasiones. Y aunque se puede decir que vio primero a Maureen O`hara que John Wayne, lo tiene complicado dada su indecisión amorosa.
Sin embargo a Albert Lory se le mete la lava en casa cuando los nazis invaden su pueblo sin oposición alguna. Frente a un monumento que simboliza a todos los que dieron su vida por la causa de la libertad en la Primera Guerra Mundial, en unos minutos el pueblo se llena de tanques y ejércitos. Para colmo, su proverbial cobardía, su miedo constante le pondrá en evidencia durante un bombardeo de supuesto fuego amigo.
Y lo que le llega a su buzón por debajo de la puerta no es el catálogo de Ikea, son panfletos con consignas llamando a la libertad y a la resistencia. Esto le crea un serio problema que Jean Renoir capta de forma notable. Su formación intelectual le lleva a compartir esas ideas, pero su miedo le paraliza, y no duda en cumplir órdenes y eliminar las páginas de los libros que son molestas para la educación totalitaria que pretenden los nazis.
Uno de los aspectos más curiosos de esta producción de 1943 es que no presenta a los nazis como sádicos violentos, sino como seres astutos e inteligentes que pretenden imponer su totalitarismo vendiendo la mercancía podrida disfrazada de orgullo y orden. “Esta tierra es mía” no es una película que diserte mucho sobre los nazis y describa masacres ni holocaustos. Es un film que prefiere ser caleidoscópico y aunque no pierde de vista el funcionamiento de la maquinaria totalitaria, prefiere centrar más su atención en los invadidos.
Para ello nos muestra un abanico de aparentes buenas gentes sumisas, colaboracionistas como el alcalde, pragmáticos aduladores de los recién llegados como el empresario que incorpora George Sanders o azotados por el miedo como el propio Lory y su posesiva madre. Por supuesto hay excepciones. Y Renoir es tremendamente hábil a la hora de señalar a los que en principio se nos muestran como contrapunto. En principio alborotadores, elementos molestos que solo hacen entorpecer la paz y la buena marcha del pueblo invadido. A saber, el intelectual y el saboteador resistente que provoca disturbios. Son dos posturas perfectamente dibujadas: El intelectual es el director del colegio, el profesor Sorel, quien da una auténtica lección magistral a su acobardado colega sobre la importantísima función que cumple la educación libre de mordazas ideológicas. Por otro lado el saboteador insurgente que provoca líos es considerado al comienzo de la película una amenaza para la paz social que desean los nazis, amantes del orden y enemigos del que piensa por si mismo. En este apartado no hay que olvidar a la profesora íntegra que con su maestría habitual hace suya Maureen O`hara. Otro ejemplo de librepensadora.
Todo ello provoca que durante la primera hora del film el apocado Charles Lauhgton calle, pase miedo y no reaccione. De momento hay otros que lo hacen por él. Pero cuando los avatares del magnífico guión de Dudley Nichols saquen fuera de escena al saboteador y al intelectual, el profesor Lory se encontrará en una encrucijada. Y deberá decidir si es una oveja integrada más o prefiere mirar cara a cara al apocalipsis de terror que reina en su comarca.
Si ya la película era muy notable hasta entonces, alcanza cotas muy altas en el momento en el que Charles Laughton se sube al pedestal de la dignidad. Cuando toma por fin la palabra para ejercitar sus derechos y denunciar no solo al invasor, sino a sus pasivos cómplices, sus vecinos. Ahí la cinta alcanza momentos de increible fuerza en el discurso y de gran emotividad. Es el despertar de la conciencia dormida. El momento de sacar a la luz los valores internos reprimidos tanto tiempo. La hora de poner las cartas boca arriba y recordar a sus vecinos que están lucrándose colaborando y haciendo negocios con el enemigo. El momento de recordarle al alcalde que está podrido y a su madre que está muy equivocada. Y proclamar alto y claro que su pueblo está sufriendo un expolio totalitario. Es el tránsito del subdito al ciudadano que recobra la libertad a través de la palabra. Y ya de paso, es por fin el marco adecuado para decirle a Maureen O´hara que siempre la ha querido y que está enamorado de ella.
A partir de ahí, Charles Lauhgton lo tiene claro. Lo procedente es restituir el nombre de los que fueron considerados molestos y recuperar los libros que iban a ser pasto de las llamas y transmitir a sus alumnos valores esenciales. Esa sencilla, didáctica y prodigiosa escena en la que en clase y por fin con gran aplomo Charles Laughton va leyendo uno a uno la declaración de los derechos del hombre a sus alumnos, es otra potente carga de profundidad sobre la capital importancia de la educación como transmisora de valores universales a la ciudadanía. Y como los derechos no basta con conocerlos, sino que hay que saber ejercitarlos.
Toda la película está rodada con gran exquisitez y clasicismo. Esto no es solo una película de tesis. También hay una hermosa y compleja historia de amor a cuatro bandas de gran calado. Y suspense de ley. Viendo “Esta tierra es mía” que no es ningún canto nacionalista, sino universal, uno no entiende las razones de ciertas críticas a la etapa americana de Jean Renoir, que consideran este periodo como menor en su carrera.
Todo el elegante desarrollo dramático discurre y potencia un final extraordinario, que va mucho más allá de un film de propaganda. Aquí se introduce una coda final excelente: una vez encendida la mecha de la libertad, solo hay que ir pasando el testigo de mano en mano. Y el espectador comprende que tal vez no necesitemos de Douglas Fairbanks ni de James Bond para que nos saque de apuros. El héroe es el ciudadano corriente capaz de vencer sus miedos.
Siempre que veo esta película, su poético final y los hermosos planos de Maureen O`hara cogiendo el testigo no puedo evitar pensar en los anónimos y no tan anónimos héroes actuales y en su dramático pero lúcido final. Se podrían escoger muchos ejemplos, pero para el caso vale uno que es paradigma y compendio de tantos otros: Anna Politkóvskaya, periodista asesinada en Moscú en octubre de 2006, acribillada a balazos al salir del ascensor. Auténtico azote del régimen de Vladimir Putin, denunció con valentía y persistencia la sistemática violación de derechos humanos y libertades en Rusia, los sucesivos pucherazos y amaños electorales, la corrupción sistemática del sistema y las atrocidades cometidas en Chechenia. Lo que ella misma denominaba “la deshonra rusa” no tenía límites y se la llevó por delante tal y como ella misma predijo y vaticinó.
Pero lo más relevante es que sus columnas y sus libros contenían denuncias claras a los líderes occidentales que no tenían inconveniente en estrechar la mano de Putin y comerciar con él. Y sobre todo llamadas continuas al pueblo ruso, a la ciudadanía, a la que animaba una y otra vez a salir de su letargo y denunciar los estragos escandalosos de un espolio sin descanso. Su valiente discurso es idéntico al del profesor Lory.
Y aunque el fin de Anna Politkóvskaya fuese criminal y escandaloso, la cuestión clave es que su testimonio sirve para dar fe de que el ejemplo que escenifica la película 60 años antes ha cundido. Y que el conmovedor final es exacto. Entonces y ahora. Va más allá de lo puramente cinematográfico, pues siempre habrá gente que como Politkóvskaya recoja el testigo de otros y porte la antorcha. Jean Renoir les puso el rostro de Charles Laughton y Maureen O`hara pero ahora, en nuevos pero idénticos tiempos oscuros nuevas almas con idéntica fuerza transmiten y renuevan el grito de protesta, denuncian las tiranías y ejercitan sus derechos. Al fin y al cabo puede que Ikea tenga razón. La revolución, el despertar de la conciencia empieza en casa. En lo más íntimo de cada ser humano.
Aplaudo calurosamente, Víctor, esta reseña tuya llena de pasión y conocimiento que sin duda moverá a quien no haya visto todavía esta gran película y también a quien como yo la conozca pero sienta, en virtud de tus palabras, renovadas ganas de revisarla.
ResponderEliminarLa comparación con la actualidad no es ni mucho menos exagerada pues en realidad la cinta de Renoir excede afortunadamente la anécdota temporal y en lugar del villano nazi podemos colocar a cualquier otro que le ha sustituído.
Precisamente lo único que echo en falta de tu artículo es el estudio del fantástico trabajo de Walter Slezak incorporando a ese canalla ilustrado de la peor ralea, capaz de ordenar un fusilamiento de inocentes sin pestañear como quien bate un alfil en una jugada maquiavélica; puede que Renoir se aleje de la clásica denuncia del holocausto pero muestra muy claramente la verosimilitud de la conducta atroz de ese invasor despiadado y cruel.
Añadir únicamente que ésa es película a ver forzosamente en versión original porque Laughton está absolutamente maravilloso. Se nota a la legua que se tomó mucho interés en la historia, formulada desde luego magistralmente por Nichols.
Un abrazo.
Bravo, Víctor, no sólo por la excelente reseña de la película"Esta tierra es mía", sino también por el cierre con la acusación a Putin (me has erizado).
ResponderEliminarPor cierto, la otra noche vi en la tele a un Charles Laughton en estado de gracia. Qué actorazo... Y salía Marlene, la Dietrich, una pasada.
Un abrazo enorme y que no nos convenzan los de Ikea con eso de que la revolución está dentro de nuestra casa (se empieza interiormente y se expande de puertas para fuera de todas las repúblicas independientes).
Me has emocionado y no dudo que la pelicula recomendada -¡ay de mí que no he visto!-se merece éste análisis tan interesante y tan de ahora mismo. Lo cual nos lleva a afirmar que nunca es tarde para revisar éstas joyas y que no hay nada nuevo bajo el sol, que tristemente la historia se repite aunque cambien los nombres de los protagonistas. Y se podria decir más pero tan claro creo que no.
ResponderEliminarUsté se supera en cada entrada, oiga :-) ( aunque no apruebe los exámenes AJENOS.
Un abrazo.
P.d. Apuntada queda.
P.d. Por cierto ¡ qué guapisima estaba Mauren O'Hara ! :-D
ResponderEliminarVer a Laugthon suele ser un goce de principio a fin. Lo recuerdo maravilloso en Testigo de cargo, una de esas películas inolvidables que le dan varias vueltas a muchas de ahora.
ResponderEliminarLas grandes marcas tienen buenos diseñadores de marketing, dispuestos a removernos del sillón con tal de que entremos en sus tiendas.
No conocía esa frase de Ikea, pero me la puedo imaginar, con lo prácticos que son los nórdicos.
Pero como bien dice Isabel, mi querida Isabel, la revolución empieza en uno mismo (generalmente con graves choques en casa) y sin necesidad de que nos lo aconsejen. O lo sentimos o nada que hacer.
Por nombrar la quema de libros, Víctor, no sé si conoces un estremecedor homenaje en Berlín, en la plaza donde los nazis quemaron miles de libros. Hay un hueco en el piso y a través de un cristal ves un montón de estanterías vacías. Se ponen los pelos de punta al verlo.
Besos, como bien te digo siempre, da gusto leerte.
Josep. Se agradece la ovación totalmente inmerecida. Mucha razón llevas respecto del personaje de Walter Slezak,maquiavélico nazi que invade y socaba derechos con una sonrisa en una mano y su poder en la otra. Y que diserta sobre educación para la ciudadanía de forma irónica y sobrecogedora. Un gran personaje muy bien interpretado.
ResponderEliminarEsta película fue en su momento considerada coyuntural.El tiempo y los acontecimientos demuestran que no. Por eso nada mejor que poner un ejemplo similar de la actualidad. Un abrazo
Isabel. Los de Ikea desean que mates el rato cambiando solo el mobiliario y los complementos, pero se olvidan de lo esencial,eso que no se adquiere en ninguna tienda de complementos.
ResponderEliminarTe agradezco mucho tus palabras. La película que viste con esos dos fenómenos debió serpo fuerza "testigo de cargo" un auténtico manjar. Y el cierre era obligado. Hubo un tiempo en que el cine era reflejo de la realidad más cruda. Ahora es reflejo de los videojuegos en algunos casos.Además el caso de Anna Politkovskaya siempre me ha parecido estremecedor.Y conectaba perfectamente con la película.Como un guante. Un abrazo.
Abril. Es que era una auténtica belleza Maureen.Y además no necesitaba aceites, con la cara lavada en muchos casos.
ResponderEliminarMe sorprende que no hayas visto este clásico. Y lo que es francamente emocionante es la película.Yo solo recojo el testigo. Aun así gracias.
Las pequeñas o grandes infamias de la historia, sobre todo la vulneración de derechos es contínuo, efectivamente.Cambia el paisaje y los rostros,nada más.
A este examen con Jean Renoir siempre se llega a tiempo.Es un auténtico imperdible.En los otros uno da de si lo que da, que es poco...Igual si se trata de una de Nora Eprhon la acierto. Ese tema le domino...
Te agradezco mucho tus palabras. Un abrazo.
Virgi. Pues no conozco el sitio.Ni siquiera lo he visto en algún documental de tv. Tal vez habría que comenzar diciendo que no he estado en Berlin.
ResponderEliminarLaapuesta por el ciudadano corriente como poseedor de una energía y unos valores que salen a flote en los momentos difíciles es una de las grandes bazasde la película.Y la fuerza de la palabra con convicción, diciendo verdades. Lo que dice Isabel, como de costumbre, es exactamente así.
Charles Laughton y el resto están verdaderamente soberbios.Esepaso de la ´tímiuda cobardía a la sensatez y dignidad es asombroso.
Lo de Ikea me parece la típica frase producto del marketing. Pero me dio que pensar. Gracias y un abrazo.
Amigo, Víctor. Sobran las palabras, no te voy a decir mucho más, pues has hecho una radiografía precisa y elocuente de un film que son palabras mayores “This Land is Mine” (1943) JEAN RENOIR (en mayúsculas) por los EE.UU, con Mr. Laughton. Sólo poner en solfa una reivindicación que llevo años machacándola; qué gobierno se atreverá a implantar una asignatura a los alumnos-as de bachillerato—igual que se estudia Hª del Arte— para comprender esto de las obras maestras del cine en el S.XX. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarComo siempre disfrutando de tus análisis. Y de cómo diseccionas un clásico tan maravilloso como ESTA TIERRA ES MÍA y actualizas la mirada sobre el film.
ResponderEliminarHace mucho que no lo he visto de nuevo pero guardo como oro en paño la impresión que me causó la primera vez que vi esta película, me emocionó profundamente. Hace poco la pillé a las tantas de la madrugada en televisión y pillé justamente la última escena... y volví a emocionarme.
Adoro el cine de Jean Renoir pero reconozco que no conozco al completo su etapa norteamericana.
He visto la película que reseñas y Diario de una camarera que me apasionó (la de Paulette Gogdar). Pero sin embargo continúan en mi baúl de películas pendientes: AGUAS PANTANOSAS, EL HOMBRE DEL SUR y UNA MUJER EN LA PLAYA... y estoy segura de que ninguna de las tres va a dejarme indiferente.
Besos
Hildy
Alguien tendría que Wert esa maravillosa película.
ResponderEliminarFelicidades por tan logrado artículo V, de verdad. La película no la he visto, de hecho no he visto nada de la etapa americana de Renoir, pero me parece muy apetecible descubrirla. La reflexión vienen muy a cuento en estos tiempos que nos ha tocado vivir. La verdad es que me choca que el precio por ser valiente deba ser pagar con la vida mientras el resto nos lo miramos sin hacer nada al respecto. Es muy humillante, pero el mundo está como está y por mucho que reivindiques (y con justicia) esos actos heroicos, no dejan de ser éso, actos heroicos que a grandes rasgos no obtienen resultados. Lo que quiero decir es que por desgracia solo nos queda pedir lo que cantaba Sabina (o en su dueto la llorada Chabela) y es "que ser valiente no salga tan caro", porque sino los cobardes crecmos debajo de las setas. Reitero mis felicitaciones por tu artículo. Un abrazo.
ResponderEliminarBuena entrada sobre uno de mis panfletos (sin ánimo peyorativo) favoritos. De todas las pelis del ciclo de Renoir que dieron en la 2 hace ya como veinte años, creo que sólo conservé esta y Toni (mi mujer se negó a que llenará la casa de cintas de vídeo). Hace mucho que no la he vuelto a ver... Pero aunque yo soy más cobarde todavía que el personaje de Laugthon... no me importaría que me fusilaran por un beso de esa Maureen (jaja). Vale. Fuera bromas. El saludo final del profesor Sorel me pareció tremendo en su día.
ResponderEliminarEstupendo (y triste por lo real) tu añadido a la película.
Un saludo.
Hola!
ResponderEliminarMenudo ejemplo y de rabiosa actualidad nos pones!
Siempre he pensado que no se puede juzgar desde el presente lo que algunas personas hicieron en una situación límite como fue el nazismo. Aunque a menudo decimos que quien calla frente a las injusticias, en realidad es partícipe de ellas, la verdad es que muchas de esas personas solo trataban de sobrevivir.
Sin embargo, héroes como el que presentas o como la real y actual Anna Politóvskaya son héroes a mi entender y es necesario destacarlos y elevar su nombre para el recuerdo y para que sirvan de ejemplo. De todos modos, muy a mi pesar, el precio que pagan estos héroes es demasiado elevado...
Gracias por la reseña. No he visto la película, pero me la has hecho muy cercana. Tengo que poner remedio a estas lagunas cinéfilas que tengo!
Un abrazo
"Mi única defensa es la verdad. Soy demasiado débil. Soy un cobarde. Todos lo saben, hasta el Fiscal, por eso se han estado burlando de mi. No soy un cobarde aquí dentro. Tengo valerosos sueños. En mi interior, no temo al asesinato, pero cuando me enfrento a la realidad, al mundo exterior, me siento perdido. Soy un cobarde. Es curioso, en todos nosotros hay dos personas, la de dentro y la que mostramos. George Lambert también era dos hombres. No me di cuenta hasta que no le vi muerto, y entonces supe el porqué de su suicidio. No podía enfrentarse a la realidad, pero él era diferente a mi. Él era fuerte por fuera y débil por dentro. En su interior, era un cobarde. Y cuando ese honrado cobarde contempló lo que el otro, el George Valiente había hecho, no pudo soportarlo, así que se mató".
ResponderEliminarNo he visto esta película, pero el mensaje que dejas es digno de seguir y de continuar: cambiar de actitud y de comportamiento, comenzar como un cobarde para terminar como un valiente.
Un abrazo
J.C Alonso. Gracias. Coincido contigo. Y aunque no he visto todas sus películas, las que he visto me han parecido excelentes. En esta película está bien hasta el gato, que por cierto está muy bien usado en el guión.
ResponderEliminarEstoy contigo, la historia del arte debiera comprender todas las artes, sin duda. Y si este es el séptimo arte razon de más.Es que eso no debiera ser ni debate. Pero no te preocupes, hay institutos de secundaria en los que por lo visto te mandan hacer redacciones sobre la saga crepúsculo. En fin. Un abrazo.
Y yo encantado de que los disfrutes, Hildy. Me alegro que lo destaques, ya que la película independientemente del discurso emociona. El guión es muy bueno y los actores ayudan mucho, es verdad, pero es así.
ResponderEliminarPues mira, yo tampoco he visto las dos últimas de las tres que mencionas. Aguas pantanosas si. Tiene Renoir una carrera muy larga,de la que solo he visto creo cinco o seis. Y es de los que no defraudan. Gracias y un abrazo.
Paradela. Se puede decir de muchas formas. Pero tan preciso y en una sola frase imposible. Amen. Un abrazo.
ResponderEliminarPues si se trata de un Renoir menor, no lo parece en absoluto. Intentaré hacerme con ella porque no la conocía. Por cierto, coincido con Abril: qué guapa Mauren O'Hara. Abrazos
ResponderEliminarDavid Amorós. Muchas gracias. No se si con los hechos,pero al menos con la palabra en este caso escrita que quede testimonio. Sobretodo debido a que esta película es excelente en el plano puramente cinematográfico dedirección, guión, interpretaciones etc. Pero los áuténticos clásicos tienen algo más. En este caso un discurso que toca la fibra, emociona y tiene alcance universal y reflexivo.
ResponderEliminarY con la agudeza de un final que permite enlazar con el presente. Absolutamente recomendable. Un abrazo.
David. El estremecedor saludo del profesor Sorel pone la carne de gallina. Es verdad. Pero aquí el discurso no tapa lo íntimo y las relaciones fraternales, maternofiliales, profesor-alumno, de compañerismo e incluso vecinales, están excelentemente dibujadas y matizadas. Por no hablar de la burocracia con el invasor.
ResponderEliminarPor Maureen se hace de todo. Pero este hombre está tan bien descrito... Su cobardía es muy humana, tanto como la tuya o la mía. Pero este hombre sufre mucho ya que por su formación de maestro sabe que callar, obedecer y quemar libros es una atrocidad.
Por eso creo que aquí se mezcla muy bien lo público y lo privado. Despedirse del profesor Sorel es despedirse de demasiadas cosas...Y las historias particulares se entrelazan tan bien con la tesis que lo veo muy lejos del panfleto.
Y para que no queden dudas, el ejemplo real actual. Estremecedor y escalofriante. Te recomiendo de Politkovskaya "diario ruso" en editorial debate. A ti y al resto. Un abrazo
Dona invisible. Lo curioso del caso es que la película es de 1943. Y ahí el guión ya aborda con todo conocimiento de causa y gran lucidez distintas posturas ante la invasión nazi.
ResponderEliminarEl ejemplo de Politkovskaya, me pareció adecuado por cuanto en ocasiones, aunque conozcamos bien los hechos, podemos pensar que en el fondo nos están contando una "película" más sobre el tema. Y el ejemplo y el rostro actual de la periodista incómoda para un régiman corrupto, con un final ignominioso, nos recuerda a todos que hay valores cuya reivindicación es constante. Gracias y un abrazo.
Esilleviana. Ese parlamento es tremendo.Lúcido y emotivo, cargado de verdades y reflexivo a partes iguales. Se establece una dialéctica asombrosa.
ResponderEliminarTe confieso que no se si tengo el arrojo de Anna Politkovskaya en condiciones tan adversas. Ella misma en cierta ocasión fue preguntada por la razón de que no fuese más protegida.Su respuesta fue más menos "¿escolta? ¿para qué? no me servirá de nada". Y acertó de pleno.Su final estaba practicamente cantado y pese a todo no renunció a su labor de crítica constante hasta el fatídico final. Es una historia espeluznante. Un abrazo.
Jose Luis. En ocasiones se dice, se comenta eso. No lo comparto en absoluto. Estamos ante una obra mamorable, sentida y con una tesis incontestable. Una maravilla. Y con unos actores en estado de gracia. Su tesis sobre la labor educativa es de órdago. Un abrazo.
ResponderEliminarExcelente post. La película de Renoir es una muestra de rebosante humanidad y una obra maestra de obligada visión en estos tiempos que corren.
ResponderEliminarSu discurso es demoledor y realmente trágico. Laughton portentoso y como bien dices en esa última hora la película se vuelve grandiosa.
Se la puede acusar de propagandística? Pues tal vez, pero bienvenida sea.
Renoir realiza una película valiente sobre la cobardía. Llena de valores y dignidad.
Un alegato a favor de los derechos humanos.
Muy buena recuperación de la gran película y de su mensaje.
Un abrazo.
Veré la peli. No solo por tu grandiosa exposición (como siempre), sino porque ya sé que me gustará.
ResponderEliminarLa revolución empieza en casa, de eso no hay duda. Quién no toma conciencia en la soledad de su cuarto, jamás saldrá a la calle con las armas correctas. La palabra, el pensamiento, la desobediencia pacífica...Lo contrario puede ser discutir en el bar.
Quién no se siente molesto, molesto de verdad (en la soledad de su casa), por las injusticias que ocurren y es capaz de seguir su vida como si nada, haciendo pastelitos y discutiendo en el bar, no sabe lo que es la revolución. Y no lo sabe porque no le interesa.
El caso de Laughton es distinto, él tenía conciencia, solo necesitaba hacerla despertar. Yo no estoy muy segura de que todo el mundo la tenga. Por eso la revolución se torna difícil y a veces te hace volver a la soledad de tu hogar con la mente marchita.
Muy marchita.
Un abrazo.
C Noodles. Muchas gracias. Estamos ante un clásico sin fisuras. Lo verdaderamente portentoso es la película. El momento en el que fue realizada es muy significativo.En plena expansión nazi y con la guerra ya iniciada.
ResponderEliminarQue diferencia con el panfleto actual tipo "pearl Harbour" en la que sus autores disfrutan devolviendo el golpe a los japoneses.
Esta como bien dices,va mucho más allá.Saludos.
Sue. Estoy seguro de que te gustará. Tanto por lo que expone como por la emoción con lo que lo expone.
ResponderEliminarSin haberla vistao llevas razón en lo de Lauhgton. Algún día habrá que hablar de otra muy distinta titulada almas sin conciencia. Y suscribo lo que dices, para tomar postura es necesario un previo examen íntimo. Un abrazo
Me ha encantado la crítica, de esta escelente película, "Esta tierra es mía", a parte de sus grandes actores, soy muy fan de Laughton y Sanders, del gran Renoir.
ResponderEliminarNo sabía lo de la periodista y el regimen ruso. Uno no deja de sorprenderse de esas atrocidades. Un saludo.
Emilio. Gracias. Los actores están a gran altura y Renoir también.
ResponderEliminarLa pseudo democracia rusa es un nido de mafiosos que se refugian en elecciones corruptas,violación de derechos y atrocidades de todo tipo. La corrupción campa a sus anchas. Cualquier voz molesta y crítica es eliminada de forma nada sospechosa. Anna Politkovskaya ya fue previamente envenenada,pero salió con vida. Nunca dejó de denunciar los abusos de una clase política corrupta y que deja en el abandono a la población.Pagó con su vida por ello. Los escenarios se repiten y lo que cuenta la película es la misma historia. Como murió asesinada en octubre, me pareció oportuno recordarla.Saludos
Es una película que tengo pendiente hace tanto que ni recuerdo,pero que sé que me absorberá por completo,no ya por los grandes protagonistas,sino por el tema y su manera de dirigirlo de otra forma distinta o al menos,enfocada hacia ese otro punto de vista:la otra parte.
ResponderEliminarLeyéndote,aún me han entrado más ganas.
Por lo demás...Putin,el espía,ahora dictador, ha acometido el hecho de presidir un regio país,a la antigua o a la manera eficaz y horrorosa,proveniente de cualquier dictadura:
El terror y la crueldad.
Esta mujer,no es sino una atrocidad más de su régimen.
Besos.
Marinel. Estoy seguro de que la película te encantará. Es una delicia que ademásposee un mensaje potente y claro.
ResponderEliminarComo alto y claro alzó la voz Anna Politkovskaya. Siempre supo a lo que se arriesgaba.Pero es a través de mujeres como ella que se conocen y divulgan las atrocidades de sistemas abominables.Lo pagó muy caro, es cierto. Por eso su recuerdo es más necesario. Un abrazo.
Te agradezco tus palabras y visita Víctor.
ResponderEliminarUn abrazo amigo :)
Hola Víctor, vengo al tiempo, sino que ya extrañaba tus buenos posts reflexivos, espero que todo vaya bien. Sobre tu tema a parte de verse como una buena película, has sabido aprovecharlo para pensar en otra cosa, y aunque no suelo enfocarlo como tú, me ha parecido interesante de que algo "sencillo" se convierta en mucho más, y creo que al fin y al cabo una de las formas del arte es justamente ello, dar consciencia a la gente, "culturizarla", enseñarle valores, y que mejor que el noble de sacar la valentía de cada persona frente a algo muy crucial como la guerra y la muerte, sobre todo el contexto al que se adscribe el filme, la segunda guerra mundial, en donde a los nazis no les temblaba la mano, creo que igual es difícil ejercer el ideal para cualquiera si posee una familia, ya no se trata de uno mismo, justo vi Argo hace unos días y ahí observé algo similar en el agente que pone su vida en juego por salvar a otros, es su trabajo pero también algo ejemplar, ya que asume una responsabilidad emocional y justo ahí esta la clave del tema, ver por el resto de los seres humanos, justo cuando tendemos al egoísmo y mirarnos el ombligo. Buena reflexión y es un gran director, al final el rotulo de etapa menor es muchas veces una imposición de ciertos gustos dominantes, el de la crítica que aliena al resto. Espero recuperar los buenos diálogos que alguna vez tuvimos. Un abrazo.
ResponderEliminarMario. Fue Unamuno el que tras una larga temporada se reincorporó como profesor a impartir clase con aquella frase mítica "decíamos ayer". De esta forma se retomaba el contacto como si nada hubiera pasado. Esa es la idea. Solo que aquí sin maestros y sin alumnos. Todos aprendemos de todos, y dialogar siempre es sano. En mi opinión no se trata de una película menor. Al contrario. Coincidimos en eso. Saludos
ResponderEliminarEscribir es complicado, como muy bien explicas. Pero estar sometido a la decisión y última palabra de un corrector de estilos es hacer valer la censura subliminal e inconsciente. Pero es cierto, es solo una opción :))
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario amigo.
Un abrazo
Bravo Victor Bravo.
ResponderEliminarEstupenda reseña, llena de vigor y pasión, para reivindicar la que para mi es una de las mejores películas de Renoir y una de las mejores reivindicaciones cinematográficas que se han hecho sobre la educación libre y la responsabilidad social del individuo corriente.
saludos y felicidades, has estado estupendo.
-Esilleviana. Completamente de acuerdo.
ResponderEliminar-Antonio. Obrigado, muchas gracias
-David. Gracias. Muy reivindicable. No quito ni pongo una coma a tu comentario, que suscribo al cien por cien.Y todo ello sin hacer propaganda.Saludos
Si jejeje, he redundado en mi afán reivindicador.
EliminarSaludos
Una reseña maravillosa de esta película que, me temo, no he visto nunca. Urge corregir esa falta tan grave, la buscaré por internet a ver si la encuentro. Gracias por la lectura tan hermosa que haces de ella: esas son las películas por las que merece la pena que el cine fuera inventado. Saludos cordiales.
ResponderEliminarIsabel. Gracias por la visita ante todo. Y no es ni mucho menos una falta, ni grave ni leve. Son tantos los libros que no he leido, las películas que no he visto, lamúsica que no he escuchado aun y las exposiciones de pintura que me he perdido...
ResponderEliminarDe todas formas, efectivamente la película merece mucho la pena, te agradezco tus palabras.Saludos.
Víctor, te aseguro que tampoco comparto el ERE que está haciendo todo el grupo Prisa, no solo El País, si no también la Ser y demás medios asociados con esta empresa, el grupo Santillana también ha reducido mucho su plantilla. Es más ante cualquier ERE o expediente de regulación de empleo piensa: "nos toman por idiotas, de modo que ahora la empresa puede funcionar con la mitad o menos de la mitad de la plantilla y antes entonces qué estaban haciendo todos los empleados que estaban contratados? tocándose las narices?", estoy pensando en todo el personal sanitario o que trabaja en hospitales y centros de salud, en profesores de institutos y maestros de escuelas, en personal aeroportuario con el ERE de Aena y las empresas más grandes de mi CCAA (Extremad.). Pero si te das cuenta, ningún medio escrito menciona los recortes presupuestarios y de trabajadores de su entidad, estoy pensando en Tele Madrid, El Mundo y La Razón; supongo que no quieren proporcionar publicidad negativa al equipo que les da de comer... pero te aseguro que no la defiendo, solo me gusta como piensa, éso sí.
ResponderEliminarUn abrazo amigo Víctor, necesitamos que actualices tu blog con alguna película interesante y sobre todo, con la opinión que te merece.
:))
Esivelliana. A mi también me gusta como piensa y escribe.En cierta ocasión tuve oportunidad de escucharla en directo y de estrechar su mano. Tal vez por eso me ha sorprendido y dolido un poco más. Suele mojarse mucho más, y pensé que al menos una línea iría para ellos.
ResponderEliminarEs verdad, debo actualizar. Estoy en ello, un día de estos. Saludos.
En efecto, mi padre tenía la peli, pero tan vieja que se cortó a medio camino :( aún tengo que verla entera, pero el discurso del director del colegio sobre la dignidad y la necesidad de proporcionar sentido crítico a sus alumnos es impecable. Me emocionó.
ResponderEliminarNO, no es un deber. Actualizar un blog solo se hace cuando al titular o al administrativo o al interesado le apetece. Ésta es la máxima y la única condición de tener un blog: escribir cuando algo te mueve a ello. Lo demás sobra.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Sue. Pues te falta lo más emocionante, elfinal apoteósico. Tu padre si que sabe. Un abrazo
ResponderEliminarEsilleviana. Vuelves a tener razón. En mi caso apetencia hay, es solo cuestión de sacar un rato libre y teclear.Un abrazo