viernes, 22 de junio de 2012

STEPHANE AUDRAN: PLANOS SECUENCIA




Podría pensarse que los directores franceses que escribieron en Cahiers como Claude Chabrol, gran admirador de Fritz Lang, pero sobre todo de Hitchcock, dispusieron de ciertas ventajas sobre sus maestros en algunas cuestiones. Como es bien sabido, don Alfredo cultivaba una abstracta y peculiar obsesión por determinado tipo de mujer, y la sometía a examen e incluso castigo fílmico. No le quedaba otro remedio. Tenía siempre a dos metros a Alma Reville. Pero Hitchcock tuvo  que soportar que los objetos de sus anhelos no sólo fuesen espejismos, sino que se esfumaban de verdad. Grace Kelly se casó y le dijo adiós para siempre. Ingrid Bergman se fugó a Italia, y Tippi Hedren tan solo aguantó dos asaltos en pantalla. Además tuvo que sufrir protagonistas impuestas por los estudios como Julie Andrews, que no aportaba la dosis suficiente de erotismo y sofisticación requerida. En la sombra siempre estaba Alma Reville, su esposa y colaboradora. Una mujer inteligente que sólo permitió al director concretar sus masculinas fantasías oníricas en la pantalla.




Claude Chabrol tras ciertos titubeos y pese a filmar con muchas actrices, de Jean Seberg a Jacqueline Sassard, de Jacqueline Bissett a Danielle Darrieux, de Stefanía Sandrelli a Maríe Laforet entre otras, tuvo claro que él también necesitaba su musa particular. En realidad tuvo dos, aunque hoy tan solo se avordará la primera, Stephane Audran. De Isabelle Huppert ya nos ocuparemos. La diferencia con el director británico es que el francés sí hizo realidad sus sueños y obsesiones y se casó con ella. Juntos realizaron casi treinta películas. Pero hasta en eso la mitomanía cinéfila parece terminar imponiéndose a la realidad. Tras años de matrimonio, y como tratando de emular al maestro hasta las últimas consecuencias, Chabrol se divorcia de Stephane Audran para casarse con su script y ayudante de producción Aurore Paquiss. O lo que es lo mismo, con la versión francesa de Alma Reville.




No obstante, el trabajo con Stephane Audran es tan amplio que le permitió a Chabrol moldear a su antojo diferentes variaciones sobre el mundo femenino, su psicología, su atractivo, su capacidad de sugerencia, su moral y por supuesto su sexualidad. No he visto todos los films y sería erróneo generalizar. Sin embargo he tenido oportunidad de repasar tres cintas del francés con Audrán “las ciervas”  “la mujer infiel” y “El carnicero”. En las tres está magnífica, seductora, espectacular. En “Las ciervas” sin duda la más esquemática, es una sofisticada lesbiana que se presenta como eje de un conflicto triangular sin solución. En “la mujer infiel” vuelve a encarnar a otra mantis gélida y el director aprovecha para socabar el provincianismo y la tradicional moral familiar burguesa. Coincide con “el carnicero” en la idea de presentar un comienzo muy plácido que se irá enrareciendo hasta acabar en absoluta desolación. En ambas una sonriente pero distante Audran terminará en actitud estática, absolutamente bloqueada en el caso de “El carnicero”. Sobre esta película merece la pena detenerse en particular, ya que las otras dos en el fondo presentan con astucia las causas y efectos de sendos triángulos amorosos. “El carnicero” va mucho más allá.




Ahora bien, resulta complicado mantener la tesis de que estas películas serían lo que son sin infinidad de visionados previos de sus dos directores favoritos, Fritz Lang y Hitchcock. Sin haber paladeado “Perversidad” o “Secreto tras la puerta” de Lang para las dos primeras, y sobre todo “Marnie” “Vértigo” y “Los Pájaros” en el caso de la extraordinaria “El carnicero”. Y me atrevería a decir que también “La sombra de una duda”. Lo cual no significa la existencia de plagio ni de fotocopia, pues el francés posee personalidad propia. “Le boucher” comienza con una boda en el pueblo de Tremolat, al cual está dedicado la película. Con sencillez y extraordinaria maestría el director se encarga de “usar” esa boda para presentarnos el entorno y a sus dos protagonistas: Paupaul, carnicero del pueblo y Helene, la maestra. Ambos parecen congeniar enseguida dentro del ambiente festivo y desenfadado, pero pronto los deseos directos de uno chocarán con la amabilidad distante y la indecisión de la otra.
Se establece un juego muy sensual y de marcada carga sexual, aun cuando ambos no dejen en toda la película de tratarse de usted. La maestra sufrió en el pasado un fuerte desengaño amoroso. Refugiada en sus alumnos, es cortés y educada pero no está por dar un paso. El carnicero, muy afable y espontáneo en apariencia, pronto presenta sus cartas y sus carencias. Su soledad, un trauma de guerra no superado y la nula relación con su padre. Su torpeza le lleva a obrar como buenamente sabe. Y Chabrol nos le muestra acudiendo a la escuela para regalar a la maestra una pata de cordero envuelta que hace las funciones de ramo de flores. Su pasión y la irrersistible atracción que ejerce sobre él la profesora suponen una ecuación imposible de resolver. Aunque el respeto que tiene por su amada le llevará a liberar esa energía contenida en otra parte y de otro modo. De forma violenta y elíptica.



La aparición de diversos cadáveres de chicas jóvenes en el pueblo siembra la incertidumbre. Y el carnicero entretanto, no tardará en declararse a su amada. Eso sí, a su manera “si no se hace el amor de vez en cuando, se vuelve uno loco”. A lo que ella contesta sonriendo “eso no tiene nada que ver, haciéndolo también se vuelve uno loco, créame”. Destaca este filme por el impresionante caudal de pasión subterránea que envuelve la relación. Ella recuerda a las frías rubias reprimidas de Hitchcock, concretamente a la de “Vértigo”. Es incapaz de aceptar y corresponder a un personaje apasionado en extremo que tampoco sabe controlar la situación y a quien de forma involuntaria definió perfectamente Franco Battiato cuando cantaba aquello de “el animal que yo llevo dentro no me ha dejado nunca ser feliz. Me roba todo, hasta el café, me vuelve esclavo de mis pasiones, sin desistir jamás y nunca espera, el animal que llevo dentro te ama a ti”.
La película, muy sobria y elegante,  está repleta de simbolismos muy acertados. La profesora con sus alumnos visitan unas cuevas del período Cromagnon, y ella les explica como vivían esos “hombres de las cavernas”. La gota de sangre de una de las víctimas cae sobre la tostada de una alumna cuando están de picnic escolar. Paupaul de forma lastimosa suplica en plena noche tras el cristal de una ventana del colegio para que la profesora abra la puerta, en una reformulación curiosa del cuento de caperucita y el lobo.
Hay detalles en apariencia menores pero que demuestran el cuidado con que está trabajada cada escena. Cuando quedan para cenar, ella está corrigiendo unos deberes y él debe esperar un momento. Helene le pide que se siente junto a ella en la mesa y cuando lo hace, se trata de un pequeño taburete que le deja a menor altura, en posición inferior, como si fuese un niño grande, resumen perfecto de la relación. Razón por la cual, Helene comprende a ese alumno repetidor al que es incapaz de delatar, enamorado sin remedio en la escuela de la vida y de la carne.




Se plantea al espectador al final una cuestión que también rondaba en otro film de Hitchcock “La soga”. El grado de responsabilidad de la mujer fría y pasiva en todo lo sucedido. ¿Es ella con su actitud diesel, su refugio emocional, sus dudas, su negativa al compromiso  y su amable frialdad la instigadora del crimen? En el caso de “la soga” lo que se planteaba de forma sutil era si los comentarios del profesor Rupert Cadell (James Stewart) provocaron en cierta medida lo sucedido. Hitchcock lo sugiere pero prefiere dar la última palabra a James Stewart para aclarar las cosas. Chabrol deja a Stephane Audran en estado de shock y con muchas incógnitas. Sabe que una sola palabra suya hubiera dado un giro total no solo a los acontecimientos, sino a su propia vida.

Podría decirse que Stephane Audran vivió tres planos secuencia con Chabrol. El primero en su vida privada. El segundo en el ámbito artístico a lo largo de  varios años. El tercero en este film que contiene uno magnífico de casi cuatro minutos, a la salida de la boda. Sobre los planos secuencia se ha escrito mucho. El virtuosismo de Chabrol le lleva a aplicarlo con sentido y personalidad. Aquí no estamos ante ejercicios pirotécnicos de cámara a lo Brian de Palma en “la hoguera de la vanidades”. Ante todo, ya que como en ocasiones se ha dicho, De Palma utiliza el telescopio y Chabrol el microscopio. Tampoco estamos ante los alardes visuales de Scorsese entrando a un restaurante en "Goodfellas" ni de Robert Altman en “The Player”. Y esto no es “Sed de mal”, que se abre con el plano secuencia por excelencia. Chabrol aparenta ser más modesto. Casi prefiere que no se note. Pero en ese paseo en un único plano narra y proporciona mucha información. Y permite adivinar las razones que pueden llevar a un hombre a volverse completamente loco de amor por una mujer. Sobre todo si sonríe, camina y fuma de ese modo. Esa prestancia y ese inolvidable conjunto de lunares pueden terminar nublando la vista.
         

28 comentarios:

  1. Es de una belleza arrebatadora y enigmática,la anfitriona perfecta de El discreto encanto de la burguesía,de Buñuel.Y qué piernas...francesa universal.

    Un abrazo

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  2. Solo he visto La mujer infiel y recuerdo que me impresionó. Ella es efectivamente la encarnación de la mujer fria, reprimida capaz sin embargo de despertar grandes pasiones, encendidas pasiones de llevar a un hombre a la perdición pero ¿ llegar al crimen ? bueno eso ya lo contó el Sr. Hitch y Wilder..
    De todos modos es ficción o ¿no ? Y una cosa con la que no estoy de acuerdo. Diria yo que un tipo que llega al asesinato porque una mujer le rechaza o no se decide es más bien un tipo "nervioso e incontrolado" que aprovecha esa excusa para dar rienda suelta a la bestia que algunos llevan dentro y otros fuera. Se mata porque el instinto asesino está ahí.

    ¡Y sobre tu reseña.. ninguna objeción ! Cada dia me gustan más "Mr.V" ( que no es de vendetta )(jiji)

    un abrazo.:-D

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  3. Los caminos que se inician en extremos opuestos concurren en un mismo punto. Ambos cineastas tuvieron sus pasiones y sus devociones, pero, de poder elegir, seguiría la senda del francés. Me parece menos frustrante. En fin, otro día hablaremos de cine. Abrazos

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  4. Cuánto hacía que no escuchaba hablar de Chabrol... Y ya ves, apenas si lo conozco, me declaro en falta con su cine. El paseo que nos muestras es una auténtica delicia, cuenta mucho.
    Me quedo con los nombres de las películas y a ver si me enmiendo.
    La rubia Stephane Audran da la imagen de chica fría, como le gustaban a su admirado Hitchcock. Es guapa, eso salta a la vista.
    Un abrazo.

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  5. Has buscado con maestría la similitud entre dos cineastas genuinos que supieron manejar,para mí,con absoluta maestría el arte de hacer cine.
    Sus perspectivas, tal vez distintas,en el fondo tienen en común ese toque de genialidad que hace al espectador introducirse apasionadamente en sus películas.
    Uno a través del misterio y el otro de la mano de una sensualidad enigmática, erotismo, sexualidad siluetizada.
    Llámalo como quieras tú que eres el experto,pero a eso nos aboca en sus filmes Chabrol que tuvo una representante o musa magnífica en Stephane.
    Besos.

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  6. Empiezo por el final: he visto la secuencia que nos enlazas y ese papel de mujer fría y segura de sí misma es impresionante. Esa forma de fumar y de caminar, tienes razón... Recuerdo la película "La soga" (no he visto la que nos reseñas) y tienes razón que existe ese sutil planteamiento sobre si el profesor ha incitado a los alumnos a cometer el crimen. Como no he visto la que reseñas no puedo juzgar lo que comentas. En todo caso, el conflicto moral que hay ahí es una bomba, la verdad.
    Me ha gustado lo que nos explicas de la película, los símbolos bien cuidados que tan bien sabes apreciar. Tendré que buscarla, aunque tengo tantas películas pendientes de ver...
    Un abrazo!

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  7. Francisco Machuca. Completamente de acuerdo. Esa colaboración con Buñuel tiene mucha miga. No solo trabajó con Chabrol. Y sobre su belleza y atractivo, pues, que te voy a decir que no salte a la vista...Un abrazo.

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  8. Abril. Pienso igual. La película comienza con unos títulos de crédito como escritos sobre cuevas prehistóricas a propósito. Y el frío atractivo de la hembra despierta a la bestia, es así. uno de los últimos planos de la película es esa imagen de Stephane pensativa delante del dos caballos. Comparto la idea de que el asesino lleva dentro el crimen y que no se puede culpar al atractivo que ejerce la fémina. Pero Chabrol sugiere que sin ser ella culpable de nada, este buen hombre ha perdido los papeles debido a que ella exhibe una frialdad y un atractivo que el hombre de la caverna no puede controlar. Y que si ella le hubiese aceptado y no hubiese flirteado y jugado, nada hubiese sucedido.
    De todas formas es curioso el planteamiento,por cuanto el respeto que le tiene a la maestra el carnicero es absoluto. No voy a destripar el desenlace en el que se ve a que extremos llega el carnicero para no herir ni manchar a su amada.
    En este caso,visto el tema sería monsieur, no Mr. De todos modos, ni una cosa nio otra, Victor está muy bien. Y la vendettas, no te preocupes, irán llegando a su debido tiempo. Un abrazo.

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  9. Joser Luis. Es verdad, ambos cineastas cultivaron la adoración y la obsesión por el eterno femenino. Cada uno a su manera. El francés fue másafortunado.Solo imaginar que a Hitchcock hubiese matrimoniado con Kim Novak y realizar más de 20 películas con ella... Eso para el británico fue solo un sueño que curiosamente el discípulo frncés llevó a la práctica. Saludos.

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  10. Isabel. Eso no son faltas. A todos nos restan por leer muchos libros y por ver muchas películas. Es imposible abarcarlo todo. Esta mujer responde a ese tópico de fría rubia. El problema es que al contacto con ella te derrites, cosa que le pasa al carnicero y a alagunos otros viendo la película y no miro a nadie. Un abrazo.

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  11. Marinel.En realidad Chabrol priimero fue crítico en Cahiers y luego pasó a dirigir. Siempre admiró mucho a Hitchcock. Bueno en realidad todos los críticos que luego fueron directores de la nouvelle vague admiraban a Hitchcock.No es extraño que a su manera terminen por aparecer espectaculares rubias reprimidas, e historias de misterio y fuerte carga sexual, como en el maestro. Por cierto, yo a ti también te considero experta. Un abrazo.

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  12. Dona Invisible. He puesto la secuencia, que por cierto ahora está más centrada y se ve mejor, debido a que como tu resaltas refleja perfectamente lo que tu dices.
    En la conversación al carnicero lo primero que le llama la atención es que ella fume en la calle, cuestión que para ella es de lo más normal.
    Ella da todo un involuntario recital con su particular forma de caminar, fumar, hablar, sonreir. No hace nada en particular, pero al pobre hombre lo deja noqueado.
    En la soga y aquí se plantea de forma sutil ese dilema. Para Hitchcock era uno de los temas clave de la película. Además allí estaba muy relacionado con la educación pues como recordarás James Stewart era su profesor, y los alumnos usaban como coartada intelectual para sus fines criminales palabras dichas por el profesor sacadas un poco de contexto. Eso no les resta culpa,pero Hitchcock que era muy maquiavélico planteaba sutilmente ahí como la siembra educativa mal recogida puede dar lugar a efectos siniestros.Un abrazo.

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  13. Bellísima.

    En definitiva no deja de ser el tema de la mujer fatal que lleva al hombre a la perdición. Siempre he pensado que es una fantasía (pesadilla) masculina.

    Cómo aprendo leyéndote y sabiendo las relaciones entre unos directores y otros, las influencias y, porqué no, sus obsesiones. Son claves para entender muchas cosas de su cine.

    Abrazo!!

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  14. Laura.Desde luego el género masculino es especialista en ponerse en evidencia en cuanto se refiere a estos temas relacionados con la fijación obsesiva por una mujer. No quiere decir ello que no exista a la inversa.
    Existe toda una generación de cineastas franceses que se amamantaron viendo cine clásico americano. Y ahí están muchas de las claves de su cine, es verdad. Un abrazo.

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  15. Ese que “no se note” es un excelente elogio del plano secuencia: que en un momento dado te preguntes: ey, ¿cuándo cambió de plano la última vez?, y en eso el maestro de maestros ha sido Berlanga (esa pregunta me la hice viendo el abrumador de “Expiación”, por cierto).
    De franceses, rubias y Hitchcock, siempre nos quedará la posibilidad de imaginar a Catherine Deneuve ante la cámara de sir Alfred (como imaginar a Cary Grant ante la de Wilder: hechos dos a dos los unos para los otros): a falta de ese imposible trabajo conjunto, su condición de rosa de Alejandría, colorada de noche, blanca de día, nos la dejó bien patente, sin embargo, Buñuel.
    Tu texto me ha decido de todas todas a ver “El carnicero” (la tengo a mano): leí sobre ella hace unos meses en un espacio amigo, y no me atreví, al final. Esta vez sí.
    Un abrazo.

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  16. Juan. La curiosidad mató al gato pero que yo sepa nunca al aficionado al cine. De modo que parece que por unos caminos u otros hay signos que te van a llevart a saciar esa curiosidad. Espero la disfrutes.
    Efectivamente, este plano secuencia, que no finaliza ahí sino unos diez segundos después, ya que la cámara sigue a Audran hasta la puerta de su casa, es un ejemplo de información y narración sin grandes alardes. Desde luego lejos de otros que están muy interesados en hacerse notar.
    Esos ejemplos que pones ponen a uno los dientes largos. Cary Grant con Wilder,por ejemplo. Mejor no pensar el diamante en bruto que hubiera salido de ahí. Un abrazo.

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  17. NO conocía a esta actriz francesa, S. Audran "con independencia de su erotismo inusual, acaso la actriz con mayor potencia dramática de su generación", ni tampoco al director francés.

    Gracias por estos post tan detallados.

    un placer leerte.
    :)

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  18. No hay duda que por lo menos, despierta pasiones todavía, por suerte; hace mucho tiempo que vi las desventuras de ese carnicero y lo cierto es que en mi débil recuerdo los detalles permanecen difusos y difuminados y jamás hubiera dicho que pudieran inspirar letras tan magníficas como las tuyas, Víctor, que casi me dan ganas de ponerme a buscar esa película y verla de nuevo, y mira que el cine galo y yo coincidimos poco en el camino...

    Eso sí: por ver la Audran, ya vale la pena; igual agarro alguna otra, por variar...

    Un abrazo.

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  19. esilleviana. Pues es uno de los pilares de la cinematorafía francesa. No se si es la de mayor potencia dramática, siempre es difícil de aseverar, pero desde luego una excelnte actriz. Me das envidia al poder descubrir una actriz como esta de la nada y disfrutarla por primera vez. Otro tanto se podría decir del director. Ambos te pueden deparar buenos momentos de cine. Un abrazo

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  20. Josep. Tengo que confesar que volví a ver la película pensando en la Audrán más que en Chabrol. Si esta ya la has visto, hay otras muchas donde despliega su extraño magnetismo. Su colaboración con Chabrol fue muy larga, pero trabajó con otros, como saupongo estarás al tanto. Incluso si no recuerdo mal hizo una película con Jose Luis Borau en la que salía de rubia platino.Un abrazo.

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  21. ¡Ah, El carnicero! La ví en un cine de aquellos que se llamaban de Arte y Ensayo, hace miles de años. Recuerdo con cierta frecuencia, y ahora me lo has puesto en bandeja, las gotas de sangre sobre la hierba...o era la tierra...me impactó la película y esa y otras francesas me hicieron ferviente admiradora de su cine.
    También la ví en "El discreto encanto...", "La mujer da l lado", "El festín de..."

    Una peli que me chifló de esa época es "Las cosa de la vida", una delicia que me hizo palpitar, aprender, admirar y hacerme adicta del cine (aún cuando vaya muy poco, como ya te dije una vez).
    Un fuerte abrazo, volveré a leerte con más tranquilidad.

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  22. Por cierto, no habrás visto "Lo importante es amar", de Andrzej Zulawski? Uno de mis hitos, tengo hasta el cartel colgado, se lo pedí al del cine!
    Ahora besos

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  23. Virgi. Imposible olvidar a Romi Scheneider. Claro que aprecio la película de Zulawski, aunque hace tiempo que no la veo. Romi resulta absultamente fascinante y se una u otra forma visitará esta sala, con esa película o simplememnte hablando de ella.
    Las gotas de sangrer caen desde lo alto justo donde los niños están de picnic con la profesroa. Manchan especialmente a una niña y caen sobre una tostada cuando está apunto de comérsela. También en otros lugares, tienes razón, pero la imagen que queda grabada es esa.
    Es verdad que estas las poníanm en circuitos de arte y ensayo. Yo creo que la primera vez que la vi fue en la tv, tal vez en la clave o algo así, no recuerdo muy bien. Después en Dvd.Un abrazo.

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  24. Sinceramente, me gusta descubrir a actores/actrices, directores y demás personajes de tu mano, es una visión muy clara y nítida.

    un abrazo

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  25. Me gustan los planos secuencias, son esos en los que no hay cortes, no? que se rueda la escena completa (tal es mi incultura en cine) y aunque no he visto "El carnicero" ni conozco mucho a a esta actriz francesa, sí había escuchado sobre la obsesión de Hitchcock por las rubias guapas. incluso que era un poquito sobón leí por ahí...

    En fin, da gusto leerte y aprender un poquito sobre cine.

    Un saludo.

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  26. "Planos secuencia" quise decir. Je.

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  27. Sue. El ejemplo está en el vídeo. Pero lo importante es que el plano secuencia no se convierta en una pirueta técnica para que el director te diga mira que guay soy y como muevo la cámara como un campeón. La cuestión es que tenga sentido en la trama y suministre información. En este caso, el paseo en plano secuencia informa y mucho sobre los dos personajes. Y a hitch yo creo que le iban rubias,morenas, pelirojas, en fin...

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